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Perspectiva

La huelga en Clarios y la contraofensiva global de la clase trabajadora

Miembros del Comité de Base de Dana apoyan a los huelguistas de Clarios.

El jueves, un juez de condado en Toledo, Ohio, presentó una orden judicial que prohíbe a los trabajadores en huelga de la empresa de baterías para autos Clarios formar piquetes de huelga en grupos de más de cinco personas.

El juez Michael Goulding, un republicano, emitió este fallo antidemocrático después de que la empresa dijera que la huelga había creado “una emergencia grave y seria” al frenar la producción de baterías para las tres grandes empresas automotrices en EE.UU. [GM, Ford, Stellantis] y sus plantas de ensamble en el país. La orden judicial, que alega que los trabajadores están creando un “peligro” al formar piquetes, constituye un ataque al derecho a la huelga y la libertad de reunión de los trabajadores.

La orden demuestra el carácter de clase del Estado. Los tribunales, la policía y las agencias gubernamentales no son árbitros neutrales que gestionan desde arriba la lucha de clases, sino que sirven a las empresas haciendo valer las demandas de los ricos. Bajo el capitalismo, las empresas pueden evadir impuestos, infringir las regulaciones de salud y seguridad y seguir recibiendo rescates gubernamentales, mientras los trabajadores de Toledo, que respetan la ley, pueden ir a la cárcel o enfrentar multas por formar un piquete con seis trabajadores a la vez.

Hace casi 90 años, los tribunales de Toledo fallaron contra una huelga de los trabajadores de la autopartista Electric Auto-Lite que estuvo liderada por socialistas en 1934. Los trabajadores desafiaron la orden y la huelga se expandió. Miles de trabajadores y personas desempleadas se unieron a los piquetes en las semanas posteriores. Ese mes de mayo, los sheriffs del condado de Lucas y 900 tropas de la Guardia Nacional enviados por el gobernador demócrata George White atacaron a los huelguistas y mataron a dos.

La huelga fue parte de una rebelión nacional de las bases contra la dirección conservadora sindical de la American Federation of Labor (AFL) y fue seguida dos años luego por la ola de ocupaciones de fábrica que desembocó en el reconocimiento del sindicato United Auto Workers (UAW) por parte de General Motors.

En la actualidad, la rápida intervención de los tribunales en la huelga de una semana demuestra lo sensibles que están el Gobierno de EE.UU. y las empresas automotrices ante la expansión de la lucha de clases en Estados Unidos, en medio de una inflación elevada y cuando el Gobierno de Biden derrocha decenas de miles de millones de dólares para financiar su guerra contra Rusia en Ucrania.

La orden judicial es una señal de que la burguesía no considera la huelga en Clarios como una cuestión contractual o meramente local, sino como una lucha con implicancias nacionales e internacionales de gran alcance.

La huelga de 525 trabajadores es una batalla crucial en la transición de toda la industria hacia los vehículos eléctricos (VE) y una señal de lo que está por venir cuando los contratos de 150.000 trabajadores de las tres grandes automotrices expiren en septiembre. La Administración de Biden ha dedicado un inmenso capital político a llevar a cabo el cambio a los VE, que considera necesario para rebasar la producción china, limitar la dependencia del petróleo de Rusia y Oriente Próximo y desarrollar el tipo de cadena de suministro de base nacional que requiere una economía de guerra.

Clarios, que emplea a 16.000 personas en 56 plantas repartidas por todo el mundo, ocupa un punto crítico tanto en la transición a los vehículos eléctricos como en la industria automovilística mundial en su conjunto. Anteriormente conocida como Johnson Controls, Clarios produce las baterías que se utilizan en un tercio de todos los coches del planeta.

El contrato que ofreció a los trabajadores de su planta de Holland, Ohio, incluye un aumento salarial anual del 3 por ciento (realmente un recorte salarial sustancial por la inflación) y una prohibición efectiva de las horas extra que recortará el ingreso de los trabajadores en promedio 15.000 dólares cada año. El 98 por ciento de los trabajadores rechazó el contrato, lo que demuestra su creciente disposición a luchar.

Los despiadados términos de este contrato de pobreza están siendo dictados por las tres grandes automotrices y los grandes bancos ya que los consideran necesarios para la transición a los VE. Clarios está reorientando su producción hacia la fabricación de baterías para vehículos eléctricos y ha recibido cientos de millones de dólares del Departamento de Energía para este fin en los últimos años.

En una reunión con inversores celebrada la semana pasada, el director ejecutivo de Clarios, Mark Wallace, afirmó que el cambio a los vehículos eléctricos “supondrá entre un 50 por ciento y un 80 por ciento más de ingresos y duplicará la rentabilidad en dólares de una batería estándar de bajo voltaje”, pero que el cambio requerirá “un recorte adicional de 50 millones de dólares en costes, impulsado en gran medida por las mejoras de nuestras operaciones en EE.UU.”. Wallace también señaló en la reunión con los inversores que el aumento de los tipos de interés ha incrementado su endeudamiento, que la empresa trata de compensar exigiendo aún más concesiones a su plantilla.

La huelga de Clarios también pone al descubierto las debilidades del sistema de “entrega justo a tiempo” adoptado por las empresas en las últimas décadas para reducir costes y mejorar los márgenes de beneficio. Los 525 trabajadores de Clarios producen 150.000 baterías a la semana para Ford y GM. Duncan Aldred, vicepresidente global de la división Buick y GMC de GM, dijo en septiembre que el inventario de la empresa es “históricamente bajo”. En un artículo del 16 de abril, Automotive News advirtió que “la cadena de suministro está en peor forma hoy que en 2019, cuando una huelga de GM golpeó con fuerza”, y que “una huelga en 2023 sería peor”.

La huelga en Clarios se produce mientras las empresas planean recortar cientos de miles de puestos de trabajo. Como reconoció el New York Times el 3 de mayo, el cambio a los vehículos eléctricos conlleva “costes para los trabajadores automotores porque se necesita menos de la mitad de mano de obra para ensamblar un vehículo totalmente eléctrico que para construir un coche de gasolina”.

En las fábricas de todo Estados Unidos crece la oposición de las bases a los despidos, las amenazas de cierre de plantas y los cambios arbitrarios de horarios. Las lesiones y las condiciones de inseguridad son cada vez más frecuentes a medida que las empresas aceleran la producción antes de la expiración del contrato. Como muestra del clamor por una lucha unida, los trabajadores de varias fábricas automotrices de la zona de Toledo, Ohio, viajaron al piquete en Clarios, mientras que muchos trabajadores expresan en las redes sociales su deseo de ampliar la huelga.

Las empresas y el Gobierno dependen de la burocracia proempresarial del sindicato UAW para contener a las bases y forzar la aprobación de condiciones aceptables para Wall Street, las empresas automotrices y el Gobierno. El presidente del UAW, Shawn Fain, elegido en unas elecciones fraudulentas caracterizadas por una participación históricamente baja, no ha hecho ninguna declaración sobre la huelga de Clarios ni se ha presentado en el piquete, a pesar de que la huelga tiene lugar a solo una hora en coche de la sede del UAW en Detroit.

La respuesta de la burocracia del UAW a la huelga de Clarios expone el relato de los medios corporativos de que Fain es un “reformista” que volverá “democrático” el UAW después de años de corrupción y colaboración con las empresas. Los trabajadores de Clarios se vieron obligados a votar sobre el contrato después de que solo se les entregara una página con los “puntos destacados”, echando por tierra la declaración del vicepresidente del UAW para GM al Detroit Free Press de que la dirigencia bajo Fain “no va a ocultar nada, todo se discutirá. Me opongo a los puntos destacados”. El equipo directivo de Fain ha permitido que las plantas de ensamble que trabajan con baterías Clarios sigan produciendo.

No cabe ninguna duda de que la burocracia está conspirando a espaldas de los trabajadores para traicionar la lucha en Clarios y más allá. En un memorándum interno de marzo, la oficina de Fain advirtió que los trabajadores tienen “expectativas poco realistas” de conseguir aumentos salariales masivos, abolir los niveles salariales, arreglar las condiciones de trabajo inseguras y conseguir ajustes de acuerdo con el coste de la vida. “Las expectativas deben ajustarse a la realidad y a la situación en la que nos encontramos”, decía el memorándum de Fain. “No podemos fijarnos expectativas de negociación irrazonablemente altas... Esto no se conseguirá en 6 meses”.

La burocracia es un obstáculo para que los afiliados luchen por lo que necesitan. En las elecciones presidenciales del UAW del año pasado, Will Lehman, un trabajador de base de Mack Trucks y socialista, se presentó con la propuesta de abolir la burocracia del UAW, poner fin a la dictadura de Solidarity House, transferir el poder y la toma de decisiones democrática a comités de base en cada planta y unificar a los trabajadores en toda la cadena de suministro.

De forma crítica, Lehman reclamó una estrategia internacional para combatir las corporaciones transnacionales y llamó a los trabajadores a que se unieran y crearan comités de base controlados por los propios trabajadores y conectados globalmente a través de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB). La burocracia del UAW llevó a cabo una supresión de votos para que el grueso de los trabajadores no tuviera la oportunidad de votar por un candidato de base.

La elección ya se acabó, pero la estrategia internacionalista y de bases de Lehman señala el camino a seguir.

Este año, por primera vez en décadas, los contratos de los trabajadores estadounidenses y canadienses de las tres grandes automotrices expiran al mismo tiempo. En la actualidad, cerca de 300 trabajadores de la empresa de piezas THK Rhythm Automotive llevan casi tres semanas en huelga en St. Catharines, Ontario, tras rechazar un contrato entreguista por 251 votos a 11. Los contratos de decenas de miles de trabajadores de autopartes a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, en ciudades como Matamoros, expiraron el 1 de mayo.

Las mismas condiciones están empujando a los trabajadores de todos los países a entrar en lucha, como lo demuestra el aumento de las huelgas y protestas en Francia, Alemania, Sri Lanka y en todo el mundo. Los trabajadores de Toledo ya formaron un comité de base para unir sus luchas a este movimiento mundial y revertir medio siglo de concesiones.

Para construir esta red mundial que lucha por los intereses de la clase trabajadora, únete hoy mismo a la Alianza Internacional Obrera de los Comités de Base.

(Publicado originalmente en inglés el 14 de mayo de 2023)

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