Español
Perspectiva

La disputa de un año en el correo británico y la lucha por comités de base

La lucha de un año de 115.000 trabajadores del servicio postal del Royal Mail británico demuestra la determinación de millones de trabajadores de todo el mundo para poner fin a los recortes que están devastando sus niveles de vida. Se produce en medio de una ola de huelgas en Reino Unido e internacionalmente. Pero la lucha de los trabajadores de correos también demuestra que los trabajadores no pueden defender sus intereses mientras sigan sometidos al control de las burocracias a cargo de los sindicatos, que vigilan la lucha de clases en nombre de las empresas.

Trabajadores del Royal Mail protestan en Parliament Square, Londres, diciembre 2022

Esta conclusión fluye inexorablemente de un repaso de los eventos del año pasado. La lucha en Royal Mail que estalló el verano pasado estuvo en el centro de una ola huelguística impulsada por la mayor crisis del coste de vida en décadas y que involucró a ferroviarios, trabajadores del Servicio Nacional de Salud (NHS), docentes y otros trabajadores en sectores clave. Hubo votos contundentes a favor de autorizar huelgas precisamente entre los sectores clave que arriesgaron sus vidas durante la pandemia y que fueron compensados con ataques brutales a sus salarios y condiciones.

Royal Mail obtuvo ganancias récord de casi 1.000 millones de libras en los dos años anteriores hasta marzo de 2022, gracias a la supresión de la huelga nacional por parte del sindicato Communication Workers Union (CWU), en nombre de los “intereses de la nación”. La empresa respondió en 2022 anunciando decenas de miles de despidos y una oferta salarial masiva por debajo de la inflación como parte de una reestructuración de la empresa para competir con gigantes logísticos mundiales como UPS, Evri y DHL y para satisfacer el hambriento afán de lucro de los inversores.

Estas medidas han sido adoptadas y aplicadas por el aparato del CWU, lo que pone de manifiesto el papel más amplio de la burocracia sindical en la represión de un movimiento huelguístico explosivo, un proceso que se refleja en Francia, Sri Lanka, Estados Unidos e internacionalmente.

Los trabajadores de Royal Mail votaron a favor de la huelga en julio de 2022 por una mayoría masiva en dos votaciones separadas sobre un acuerdo salarial forzoso del 2 por ciento y cambios radicales en los términos y condiciones. Esto coincidió con las huelgas de más de 40.000 compañeros del CWU en la empresa British Telecom y en Crown Post Offices. Organizaron 18 días de protestas, pero la dirección del CWU trató en todo momento de llegar a un pésimo acuerdo en discusiones a puerta cerrada con la patronal. El secretario general del CWU, Dave Ward, y su adjunto, Andy Furey, hicieron un llamamiento a “todos los accionistas importantes”, prometiendo que el sindicato estaba “a favor del cambio”.

Mientras los trabajadores se lanzaban a la lucha para derrotar la ofensiva de Royal Mail, la única preocupación del CWU ha sido preservar el papel que desempeña desde hace tiempo como socio empresarial. En febrero, después de que el CWU desconvocara la huelga en respuesta a un desafío legal de Royal Mail por segunda vez en la disputa, las hostilidades entre los trabajadores de base y la burocracia del CWU llegaron a un punto de ruptura. Su negativa a organizar huelgas fue un desafío a la abrumadora demanda de reanudación de la acción registrada el 16 de febrero, cuando el CWU se vio obligado a celebrar una nueva votación de acuerdo con las leyes antihuelga del Reino Unido.

Los airados trabajadores postales respondieron en un número sin precedentes a la intervención del Partido Socialista por la Igualdad. Un artículo publicado el 14 de marzo de 2023 en el World Socialist Web Site en el que se advertía de que se estaba preparando una “Traición en las discusiones a puerta cerrada entre Royal Mail y el CWU” fue leído más de 40.000 veces. Un llamamiento a los trabajadores postales para que se pusieran en contacto y explicaran su situación desató una avalancha de respuestas.

Durante los dos meses siguientes, los artículos del WSWS sobre Royal Mail fueron leídos más de un cuarto de millón de veces, y muchas más veces en las redes sociales, incluyendo artículos con más de 340 contribuciones escritas de carteros de base.

El 2 de abril, los trabajadores postales se reunieron en línea para fundar el Comité de Base de los Trabajadores Postales (PWRFC, por sus siglas en inglés). Se acordó una resolución en la que se comprometían a movilizarse contra los ataques de Royal Mail, advirtiendo que “esta lucha solo puede librarse en oposición a la dirección y el aparato del sindicato Communication Workers Union, que actúa como socio de Royal Mail”.

Señalando que esta era “la experiencia común de los trabajadores de todas las industrias en todo el mundo”, la resolución declaró: “Nuestros aliados son los trabajadores en Francia que libran una batalla heroica contra el 'presidente de los ricos' Emmanuel Macron, en Alemania donde incluso están en disputa con Deutsche Post, y en toda Europa e internacionalmente”. Por lo tanto, el comité resolvió buscar afiliarse a la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB).

Las reuniones posteriores del PWRFC se han centrado en oponerse al intento del CWU de imponer un acuerdo que incluye un acuerdo salarial del 10 por ciento en tres años, cambios en los horarios de entrada y salida, trabajo regular los domingos para los nuevos empleados y despidos masivos, siempre que sean “voluntarios”. Lo peor de todo es que 400 representantes y miembros del CWU victimizados iban a quedar a merced de una “revisión independiente”.

Con el acuerdo del CWU hecho público el 21 de abril, los trabajadores de Royal Mail se encontraron cara a cara con la realidad de que los líderes sindicales eran los principales ejecutores de lo que la PWRFC describió como el mayor ataque a la clase trabajadora desde la huelga de mineros de 1984-85 y la represión al sindicato durante la huelga de impresores de 1986 en Wapping, aunque esta vez el ataque está siendo ejecutado por los propios sindicatos.

Apenas una hora después de que se hiciera público el acuerdo, un trabajador de correos preguntó en la cuenta de Twitter del CWU: “¿Es hora de que empecemos a buscar alternativas?”, enlazando a una captura de pantalla de un artículo del WSWS del 12 de abril titulado “Crece el apoyo al Comité de Base de los Trabajadores Postales del Reino Unido”. El CWU respondió denunciando al WSWS. Este ataque fue contraproducente, con cientos de comentarios condenando al CWU y su acuerdo.

En una reunión cuidadosamente escenificada en Portsmouth, Ward atacó a los “grupos políticos extremistas que a veces buscan infiltrarse en los sindicatos” y que no tienen “ningún interés en ustedes ni en el futuro de esta empresa”. Reconociendo la oposición generalizada al acuerdo, declaró: “Lo que no acepto es que influyan excesivamente en nuestros miembros en esta disputa en particular”. Esto fue acompañado de ataques a los trabajadores postales que criticaron el acuerdo como “guerreros del teclado” y “cobardes”.

La avalancha de oposición a la traición del CWU ha obligado a la burocracia a retirar dos veces una votación prevista porque sabía que sufriría una derrota masiva. Incluso ha cancelado su conferencia anual. En su última reunión, el PWRFC declaró que ya no es necesario celebrar una votación sobre un acuerdo podrido que nunca debería haberse acordado en primer lugar. La exigencia debe ser la reanudación inmediata de la huelga.

El comité insistió en que la burocracia del CWU es un aparato privilegiado al que no se puede presionar para que cambie. Hay que eliminarla y poner una dirección de la huelga en manos de las bases.

Los trabajadores de todo el mundo se enfrentan al mismo problema. Los trabajadores del Royal College of Nursing, del University and College Union, de los sindicatos de la enseñanza primaria y secundaria y del sindicato Rail, Maritime and Transport han impedido que sus direcciones concluyan acuerdos que sacrificarían sus salarios y condiciones, pero cientos de miles se han visto obligados a aceptar acuerdos que pusieron fin a sus luchas de manera traicionera.

Dichas traiciones y la transformación de los sindicatos en entidades proempresariales se deben a dos factores esenciales: su aceptación y defensa del capitalismo y su defensa del Estado nación.

El CWU habla de Royal Mail como si fuera la misma empresa fundada hace 500 años por Enrique VIII. La realidad es que forma parte de una enorme empresa global, International Distribution Services, y su agenda está determinada por la pugna global por el dominio del mercado. El CWU alega que los trabajadores y los empresarios tienen los mismos intereses, pero Royal Mail responde únicamente a las exigencias de rentabilidad de los accionistas institucionales y de los inversores de capital privado.

La burocracia sindical no sirve a los intereses de los trabajadores postales, sino a los de gigantescas corporaciones como Royal Mail, a las que debe su existencia privilegiada. Y detrás de la corporación se encuentra un Gobierno conservador decidido, por la causa de la competitividad global, a infligir una derrota a cada lucha organizada por los trabajadores mediante una combinación de traiciones burocráticas y la aprobación de una legislación antidemocrática que prohíbe las huelgas en industrias y servicios clave.

En cuanto al Partido Laborista, durante décadas ha desempeñado un papel clave en la privatización de Royal Mail y en el recorte sistemático de los puestos de trabajo y el nivel de vida de los trabajadores. El CWU garantizó la eliminación de 50.000 puestos de trabajo a través de sus acuerdos con los Gobiernos laboristas entre 1997 y 2010.

Las luchas en Reino Unido tienen lugar en el contexto de un estallido global de la lucha de clases en todo el mundo, dirigido contra los esfuerzos de las clases gobernantes para recortar los salarios de los trabajadores, los niveles de vida y las prestaciones para financiar su campaña bélica desenfrenada contra Rusia y el aumento masivo en el gasto militar.

El mes pasado, decenas de miles de trabajadores en Francia participaron en huelgas contra el ataque del Gobierno de Macron a las jubilaciones. En EE.UU., los trabajadores han formado comités de base en sectores críticos como el ferroviario, la logística y las empresas automotrices. Una huelga en la planta de baterías para coches Clarios se está ganando el apoyo de los trabajadores automotores de todo EE.UU. y el resto del mundo.

Los trabajadores de Royal Mail no pueden limitarse a votar acuerdos entreguistas, sino que deben hacerse la pregunta fundamental: ¿qué sigue? El Comité de los Trabajadores Postales de Reino Unido ofrece una respuesta basada en el principio fundacional de la AIO-CB:

Para que la clase obrera contraataque, se debe crear el entramado para coordinar sus luchas en diferentes fábricas, industrias y países en oposición a la clase gobernante y los sindicatos corporativistas.

Esto significa construir nuevas organizaciones democráticas de la lucha de clases en cada país, industria y lugar de trabajo, unificando las luchas de la clase trabajadora más allá de las divisiones nacionales y desatar el verdadero poder y potencial de la clase trabajadora a nivel mundial.

(Publicado originalmente en inglés el 30 de mayo de 2023)

Loading