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Perspectiva

Estados Unidos vuela a ciegas ante advertencias de una nueva ola de COVID-19

Según varias indicaciones, Estados Unidos ha entrado en otra ola de la pandemia de COVID-19, dado que las muestras en aguas residuales, las visitas a Emergencias por COVID-19 y las tasas de positividad aumentan en gran parte del país.

Entre el 24 de junio y el 12 de julio, el monitor del virus en aguas residuales Biobot mostró un aumento de 46 por ciento a nivel nacional, concentrado en el sur y las costas. Según un modelador de enfermedades infecciosas, estos niveles en aguas residuales se traducen al contagio de aproximadamente 280.000 estadounidenses con COVID-19 cada día y esta cifra está repuntando.

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Los últimos datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) muestran que la semana pasada vio un aumento de 10,7 por ciento en las visitas a Emergencias por COVID-19 a nivel nacional, en comparación con la semana anterior. Alaska, Florida y Hawái han visto los saltos más grandes. Los datos de los CDC también indican que la positividad de las pruebas aumentó 0,7 por ciento la semana pasada en el país, mientras Arizona, Arkansas, Idaho, Luisiana, Oklahoma, Oregón, Texas y Washington registraron más de 7 por ciento.

Si estas tendencias continúan, será la primera ola en Estados Unidos desde que la Organización Mundial de la Salud y el Gobierno de Biden pusieron fin a las declaratorias de emergencia de salud publica por COVID-19 a inicios de mayo.

Estas decisiones prematuras y anticientíficas propiciaron el abandono de prácticamente todo el seguimiento de la pandemia de un gran número de Gobiernos. En EE.UU., los CDC pusieron fin abruptamente a los reportes de casos de COVID-19, mientras que el Gobierno de Biden deshizo el Equipo de Respuesta al COVID de la Casa Blanca, mientras que la directora de los CDC, Rochelle Walensky, renunció a su cargo.

Debido al abandono de los reportes de casos, es imposible correlacionar las advertencias tempranas como los datos de aguas residuales y las visitas a Emergencias con estadísticas nacionales o locales con las cifras de datos de COVID-19. Estos datos simplemente no existen porque fueron desmantelados los medios para seguirlos sistemáticamente.

En respuesta a la abrogación total de la salud pública, todos los medios corporativos en el mundo han detenido en gran medida su cobertura de la pandemia, que representa una forma siniestra de propaganda silenciosa para encubrir los crímenes continuos de las élites gobernantes capitalistas.

El lunes, el columnista del New York Times, David Leonhardt rompió el silencio con un editorial deshonesto y evidentemente publicado en el momento incorrecto donde elige selectivamente un solo dato de apenas cuatro países para proclamar falsamente que “la pandemia realmente ya se acabó”.

Leondhardt es el minimizador de la pandemia en jefe del Times. A través de su boletín The Morning, que ostenta muchos lectores y fue iniciado en mayo de 2020 como actualización diaria de la pandemia, ha declarado varias veces y de manera prematura que la pandemia ya se acabó, animando a las personas a que dejen de usar la mascarilla y otras medidas de mitigación, minimizando la gravedad del COVID-19 en los niños y las personas inmunosuprimidas, haciendo caso omiso a la experiencia de millones que padecen COVID persistente y promoviendo el individualismo como principio rector de la política de salud pública.

Las opiniones pragmáticas, miopes y anticientíficas de Leonhardt caracterizan y guían las de los suscriptores predominantemente acaudalados de la clase media del Times, y han ayudado a formular y justificar todas las políticas criminales del Gobierno de Biden ante la pandemia en los últimos dos años y medio. A inicios de la pandemia, el propio Biden dijo que se contaba entre los lectores de Leonhardt.

Titulado “Un hito positivo sobre el Covid”, el boletín del lunes cita datos que indican que el exceso de mortalidad en Estados Unidos, India, Reino Unido y Brasil se encuentra actualmente en niveles prepandémicos. A partir de este único dato, Leonhardt extrae las conclusiones rotundas y falsas de que “[l]a pandemia por fin ha terminado”, el COVID-19 ya no es “una amenaza terrible para un gran número de personas” y “el virus se ha convertido en una enfermedad ordinaria”.

Leonhardt, aborrecido por epidemiólogos y científicos con principios que han tratado de educar al público durante la pandemia, fue atacado en Twitter por su última bobada. Una de las refutaciones a Leonhardt más compartidas fue la del experto en derecho sanitario y bioética Blake Murdoch, de la Universidad de Alberta.

“Falso”, escribió Murdoch. “Si la pandemia hubiera terminado de verdad, el exceso de mortalidad estaría significativamente por debajo de los promedios históricos durante bastante tiempo, como reflejo de todas las personas que no murieron porque ya habían fallecido prematuramente de covid. Mucha gente sigue muriendo”.

Además de extraer conclusiones generales de este único dato, la falacia fundamental del argumento de Leonhardt es su perspectiva nacionalista. Por definición, una pandemia es un fenómeno mundial cuyo desarrollo no está determinado por un solo país.

Cuando se examina a nivel mundial, el dato que cita Leonhardt, el exceso de mortalidad, sigue siendo claramente muy elevado, ya que The Economist estima que casi 9.000 personas siguen muriendo cada día en todo el mundo por encima de las cifras anteriores a la pandemia. El exceso de mortalidad total de la pandemia alcanzó 24,1 millones y se añade casi un millón cada tres meses.

Además, la pandemia no puede medirse únicamente por el exceso de mortalidad. En este sentido, la selección de este dato por parte de Leonhardt subraya la falta de honestidad de su informe. Los términos “variante”, “evolución”, “COVID persistente”, “casos”, “pruebas” y “aguas residuales” se omiten en su artículo, porque cada uno de estos aspectos de la pandemia demuestra que continúa y sigue siendo una amenaza para la población en todo el mundo.

Junto con el evidente aumento en EE.UU., Japón se encuentra ahora en las garras de su novena ola de la pandemia, centrada en la isla más pobre, Okinawa. Los hospitales están de nuevo al límite de su capacidad, y un trabajador sanitario declaró al Okinawa Times: “La situación no es tanto una crisis médica como un colapso del sistema”.

Esta situación se produce tras la segunda ola masiva de la pandemia en China en los últimos meses, después del desastroso levantamiento de su estrategia de eliminación de “cero COVID” en el invierno.

Para los enfermos de COVID persistente, aproximadamente 20 millones de estadounidenses y potencialmente cientos de millones de personas más en todo el mundo, la pandemia es una pesadilla continua. Como ha hecho durante toda la pandemia, Leonhardt ignora y encubre este iceberg sumergido de masas de personas consignadas a una discapacidad perpetua sin final a la vista.

Por último, a diferencia de la opinión ilusa del Times y de la administración Biden de que “la pandemia de verdad ya terminó” y “el virus se ha convertido en una enfermedad ordinaria”, los científicos con principios siguen profundamente preocupados por los peligros actuales de la evolución vírica.

En un discurso pronunciado el mes pasado en la conferencia de la Sociedad Americana de Virología, el célebre biólogo evolutivo Trevor Bedford subrayó que el SARS-CoV-2 está “evolucionando tan rápido como lo hacía en 2021, evolucionando unas dos veces y media más rápido que la gripe H3N2... y realmente no está mostrando signos de ralentización”.

En una de las advertencias más agudas contra la perspectiva frívola personificada por Leonhardt, el biólogo Arijit Chakravarty declaró el mes pasado al World Socialist Web Site: “No solo no ha terminado la pandemia, sino que al crear la impresión de que la pandemia ha terminado frente a una propagación viral desenfrenada y una evolución viral rápida y continua, estamos esencialmente bajando la guardia y pidiendo al virus que haga lo peor”.

Chakravarty, cuyo equipo de investigación no ha dejado de acertar en sus previsiones sobre la pandemia, afirmó con rotundidad:

No puedo predecir el resultado de la próxima ola. No puedo predecir el resultado de las próximas cinco olas. Pero, al ritmo que vamos, se puede predecir con un alto grado de certeza que algo malo ocurrirá más pronto que tarde en este sentido. Si esta pandemia se prolonga otros cinco años, nos enfrentaremos a una debacle de una magnitud nunca vista. Eso es un hecho.

A lo largo de la pandemia, el New York Times ha proporcionado una justificación ideológica esencial para las políticas homicidas de la clase dominante estadounidense de “anteponer el lucro a la vida” y destruir la salud pública. Esto comenzó con la infame declaración de su columnista Thomas Friedman de que “la cura no puede ser peor que la enfermedad”, que fue reproducida por Trump como su mantra para promover la “inmunidad colectiva”. La batuta pronto llegó a Leonhardt, cuya última columna es una de docenas repletas de desinformación.

Al mismo tiempo, el Times, el Washington Post y muchos medios más dieron credibilidad a la mentira del laboratorio de Wuhan urdida por el fascista Steve Bannon en enero de 2020. Esta teoría de la conspiración, diseñada para desviar la ira hacia China por las políticas de la élite gobernante de EE.UU. que han matado a más de 1,1 millones de estadounidenses, recibió recientemente un giro antisemita por el aspirante presidencial demócrata Robert Kennedy, Jr. y el Times y otros medios de comunicación le han restado importancia.

El Comité Internacional de la Cuarta Internacional, que publica el WSWS, es el único partido político del mundo que ha desenmascarado continuamente todas las facetas de la propaganda sobre la pandemia y ha luchado por unir a la clase obrera internacionalmente para ponerle fin. Como único movimiento socialista genuino, defendemos la verdad científica, la salud pública y los intereses de la clase obrera.

Es primordial que la clase obrera internacional estudie las experiencias de la pandemia, comprenda los peligros actuales y movilice su fuerza colectiva para construir una nueva sociedad basada en los principios de la igualdad social y la planificación económica.

(Publicado originalmente en inglés el 17 de julio de 2023)

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