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Perspectiva

¿Qué revela la masacre escolar en Winder, Georgia?

Participantes de una vela para los estudiantes y maestros asesinados en la secundaria Apalachee, 4 de septiembre de 2024, Winder, Georgia [AP Photo/Mike Stewart]

Una vez más, como ha sido el caso durante los últimos 25 años, un tiroteo masivo en una escuela ha puesto de relieve la violencia salvaje que yace justo debajo de la superficie de la sociedad estadounidense. El presunto tirador, Colt Gray, de solo 14 años, trajo un arma semiautomática a la escuela en su segundo día en la secundaria Apalachee, donde recién comenzaba como estudiante de primer año.

Las víctimas fueron otros dos estudiantes de 14 años, Mason Schermerhorn y Christian Angulo, y dos profesores de matemáticas, Richard Aspinwall, de 39 años, que también era entrenador asistente de fútbol, y Christina Irimie, de 53 años, una inmigrante rumana que se mudó a los Estados Unidos en la década de 1990. Otros siete estudiantes y dos maestros resultaron heridos, pero sus lesiones no ponen en peligro sus vidas.

El jueves por la noche, solo horas antes de que su hijo fuera detenido por cuatro cargos de asesinato grave, por los cuales el joven de 14 años será juzgado como adulto, Colin Gray, el padre de 54 años, fue arrestado y acusado de cuatro cargos de homicidio involuntario, dos cargos de asesinato en segundo grado y ocho cargos de crueldad hacia los niños.

Su arresto se produjo después de que Gray le dijera a la Oficina de Investigación de Georgia que había comprado el rifle semiautomático tipo AR-15 utilizado en la escuela secundaria y se lo había dado a su hijo como regalo de Navidad en diciembre.

La policía había visitado a Colin y Colt Gray en su casa en mayo de 2023 en respuesta a denuncias anónimas al FBI de que un estudiante de la escuela a la que entonces asistía Colt, Jefferson Middle School, estaba amenazando con un ataque armado. Colt vivía con su padre después de su reciente divorcio de la madre del niño.

Las amenazas publicadas en las redes sociales habían sido rastreadas hasta una cuenta abierta por Colt Gray, pero él afirmó haber cerrado la cuenta porque había sido pirateada y negó haber hecho las amenazas. Su padre le dijo a la policía que Colt no tenía acceso “sin supervisión” a los rifles de caza que poseía.

A solo dos meses de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, la masacre en Georgia se ha convertido en propaganda para los dos principales partidos capitalistas, que fingieron lamentar la pérdida de vidas, junto a su santurronería política tradicional.

Contrariamente a la propaganda fascistizante antiinmigrante difundida por Donald Trump, no fue un “extranjero ilegal” quien llevó a cabo los asesinatos en Apalachee High. Era un niño de 14 años nacido en Georgia. Trump denunció al niño como “un monstruo enfermo y trastornado”. Tal vez se miraba en el espejo. Pero esa descripción no explica más el terrible evento en Georgia que el peligro que representa la apuesta fascistizante de Trump por el poder.

En cuanto a los demócratas, Joe Biden y Kamala Harris, recurrieron a las desgastaos llamados y oraciones pidiendo frenar la disponibilidad de armas semiautomáticas. Harris dijo: “Tenemos que detenerlo. No debería ser así”. En otras ocasiones, ha declarado que los tiroteos en las escuelas “no representan al país”.

Pero no hay nada más “estadounidense” que una masacre de estudiantes y maestros con un arma de fuego. Ha habido 416 ataques de este tipo en los últimos 25 años, según una base de datos mantenida por el Washington Post, que se remonta a los asesinatos masivos de Columbine High School en Littleton, Colorado.

Cinco presidentes han ocupado el cargo desde entonces: Clinton, Bush, Obama, Trump y Biden, tres demócratas y dos republicanos. En ese lapso de 25 años, los republicanos han controlado el Congreso durante 11 años, los demócratas durante seis y el control se ha dividido durante ocho. Los tiroteos en las escuelas han aumentado constantemente a lo largo de este período.

Cada una de estas tragedias tiene sus propias características, por supuesto. Colt Gray es la persona más joven acusada de homicidios múltiples en un tiroteo escolar. Claramente no estaba apuntando a nadie en particular, ya que era solo su segundo día en una nueva escuela. Por la misma razón, evidentemente no estaba reaccionando al acoso escolar u otro maltrato. Su tía le dijo a la prensa que padecía de problemas de salud mental.

Pero lo más decisivo no son las características particulares de tales eventos, sino lo que tienen en común. Todos ellos son el producto de una sociedad en avanzado estado de desintegración, con la brecha más amplia en la historia de la humanidad entre la riqueza de los de arriba y la lucha cotidiana por supervivencia entre la gran mayoría que produce esa riqueza.

La expresión más horrible de esa crisis social es el giro del imperialismo estadounidense hacia una guerra mundial, para mantener su dominio global a pesar de su declive económico. Niños como Colt Gray han vivido toda su vida con Estados Unidos en guerra. La violencia es la actividad número uno del Gobierno de los Estados Unidos en el extranjero y una de las principales actividades de los Gobiernos estatales y locales en el país. Más de 1.000 personas al año son asesinadas por la policía. Y además de eso, Colt Gray y otros de su generación han visto morir a casi 1,5 millones de estadounidenses por un virus prevenible, en una pandemia que la clase dominante se negó a combatir porque perjudicaría sus ganancias.

La candidata presidencial demócrata Kamala Harris declaró: “Debemos poner fin a la epidemia de violencia armada en nuestro país de una vez por todas”. Pero Estados Unidos es el principal promotor y autor de la “violencia armada” en todo el mundo, desde la exportación de armas hasta la guerra en todas sus formas. Si bien Harris deplora la “violencia armada” en una escuela secundaria de Georgia, acepta con entusiasmo una violencia mucho peor en las escuelas de Gaza, donde decenas de miles de personas han sido asesinadas.

Joseph Kishore, el candidato presidencial del Partido Socialista por la Igualdad, llamó la atención sobre los factores sociales y políticos subyacentes detrás de la epidemia de tiroteos escolares en un comunicado publicado el miércoles. Además de la guerra interminable y en expansión, señaló: “La normalización de las muertes masivas en la pandemia ha sido una experiencia que ha marcado a los jóvenes, con más de 1,4 millones de muertes solo en los Estados Unidos debido al rechazo deliberado de la salud pública básica por parte de la clase dominante estadounidense”.

“El sistema político se encuentra en un avanzado estado de degeneración”, declaró Kishore, “con uno de los partidos de la clase dominante, los republicanos, dirigido por un demagogo fascistizante, y el otro, los demócratas, enfocado completamente en la escalada de la guerra. Todo el clima político oficial y la cultura se revuelcan en el barro y la mugre, concentrados en la glorificación de la riqueza, en medio de la profundización de la crisis económica y social para las masas”.

No habrá un fin a las masacres escolares bajo un mandato demócrata o republicano. Es solo cuando la clase trabajadora emprenda una lucha política independiente contra la causa fundamental de toda violencia y opresión, el capitalismo y el sistema de Estados nación, que tales expresiones de patología social pueden ser abolidas.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 5 de septiembre de 2024)

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