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Partido Socialista por la Igualdad (EE.UU.)
Las bases históricas e internacionales del Partido Socialista por la Igualdad

El fin de la URSS

218. La disolución formal de la URSS el 25 de diciembre de 1991, 74 años después de la Revolución de Octubre, le planteó al Comité Internacional nuevos dilemas teóricos, históricos y políticos cruciales. Los orígenes, la índole social y el destino político del estado que surgió en base de la Revolución de Octubre había sido una de las inquietudes centrales de la Cuarta Internacional desde su fundación. En un sin número de luchas dentro del movimiento trotskista, comenzando con los 1930, la “Cuestión Rusa” había sido el foco de controversias intensas generalmente relacionadas con amargas divisiones facciosas. La cuestión sobre la naturaleza de Unión Soviética fue la causa principal de escisiones en la Cuarta Internacional en 1940 y 1953. Inmediatamente luego de la escisión de 1985-1986, el tema del carácter clasista de los estados formados en Europa Oriental al terminar la Segunda Guerra Mundial surgió de nuevo como dilema histórico y contemporáneo de importancia primordial para el Comité Internacional. De una manera u otra, todas las tendencias revisionistas le atribuyeron al estalinismo un papel histórico y central duradero. En 1953, Pablo y Mandel predijeron que el socialismo se lograría por medio de revoluciones dirigidas por estalinistas, lo cual conduciría al establecimiento de estados obreros deformados que durarían cientos de años. En 1983, antes de reventar la crisis política del WRP, Banda le había dicho a North que la supervivencia de la Unión Soviética era una “cuestión acabada”, y que no había posibilidad que cesaría de existir tal como Trotsky había advertido. En menos de una década luego de la declaración de Banda, los regímenes estalinistas de Europa Oriental y la URSS habían pasado a la historia.

219. Durante los meses luego de la disolución de la URSS, ninguna de las organizaciones revisionistas pudieron ofrecer una valoración creíble del significado de este acontecimiento. Muchas de las tendencias pablistas lo ignoraron como si nada hubiera ocurrido. Luego de haber creído febrilmente en la omnipotencia política de la burocracia no podían convencerse o llegar a creer que la URSS ya no existía. Además, aquellos que estaban dispuestos a admitir que la URSS se había disuelto todavía discutían que el cambio no alteraba la índole clasista del estado. ¡Rusia era todavía un “estado obrero” aún sin la Unión Soviética! Por varios años luego de la desaparición de la Unión Soviética esta fue la postura política de la Spartacist League de Robertson y uno de los fragmentos que quedaron del Workers Revolutionary Party.

220. El Comité Internacional de la Cuarta Internacional, que no llevaba sobre sus hombros el peso teórico y político del tipo de ilusiones en el estalinismo que caracterizaba a las tendencias pablistas, pudo hacer, sin demora alguna, una valoración objetiva y precisa de la desaparición de la Unión Soviética. El 4 de enero de 1992, se hizo la siguiente crítica:

“Luego de los sucesos del mes pasado, los cuales marcaron el punto culminante de la política que la burocracia había seguido desde que Gorbachov tomara las riendas del poder en marzo de 1985, es necesario llegar a ciertas conclusiones debidas a y ocasionadas por la liquidación jurídica de la Unión Soviética. Es imposible definir a la Confederación de Estados Independientes [CEI] en su conjunto o en términos de las repúblicas que lo constituyen como estados obreros. El proceso cuantitativo de la degeneración de la Unión Soviética ha conducido a una transformación caritativa. La liquidación de la URSS y el establecimiento del CEI no es simplemente un barajar de las letras del alfabeto. Ésta tiene insinuaciones sociopolíticas muy definidas. Representa la liquidación de un estado obrero y su reemplazo con regímenes que inequívoca y abiertamente abogan por la destrucción de los vestigios que quedan de la economía nacional y del sistema de planificación producidos por la Revolución de Octubre. Definir a la CEI o a sus repúblicas particulares como estados obreros totalmente separaría a la definición del contenido concreto que este expresaba durante el período histórico anterior”. [132]

221. El papel que jugara el sector burócrata de la URSS tuvo una influencia política de largo alcance:

“Lo que ha ocurrido en la ex Unión Soviética es una manifestación de fenómenos internacionales. En todas partes del mundo la clase trabajadora se enfrenta un hecho verídico: sindicatos, los partidos y hasta ciertos estados que ellos mismos crearon en una época anterior se han transformado en instrumentos directos del imperialismo.

Los días en que las burocracias trabajadoras ‘mediaban’ la lucha de clases y jugaban el papel entre las clases sociales han llegado a su fin. Aunque las burocracias generalmente traicionaron los intereses históricos de la clase trabajadora, todavía servían, en cierto sentido, sus necesidades cuotidianas prácticas; y, hasta ese punto, ‘justificaron’ su existencia como dirigentes de las organizaciones de la clase trabajadora. Pero esa época ha llegado a su fin. La burocracia ya no podrá desempeñar semejante papel independiente en período del momento.

Esto no sólo se aplica a la burocracia estalinista en la Unión Soviética, sino también a los burócratas de los sindicatos en Estados Unidos. En nuestro último Congreso enfatizamos que los dirigentes de los de los sindicatos obreros no pueden definirse como fuerza que defiende y representa, aunque sea de manera limitada y tergiversada, los intereses de la clase trabajadora. Catalogar a los dirigentes de la AFL-CIO como ‘dirigentes sindicalistas’ o siquiera definir a la AFL-CIO como organización trabajadora, significa cegar la clase trabajadora a las realidades a que se enfrentan”. [133]


[132]

David North, The End of the USSR (Detroit, Labor Publications, 1992), p. 6.

[133]

Ibid., p. 20.