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Perspectiva

El camino a seguir para la clase obrera en Grecia

Con el colapso de las negociaciones del 13 y 14 de junio entre funcionarios griegos y de la Unión Europea, la crisis griega y, en verdad, del conjunto de Europa, entra en una etapa crítica.

Tanto la Unión Europea como el gobierno griego de SYRIZA afirman deseos de llegar a un acuerdo que le permita a Atenas acceso al crédito a cambio de más medidas de austeridad. Las posibilidades de un acuerdo, sin embargo, se desvanecen rápidamente.

El 15 de junio ocurrió un colapso de productos financieros en la bolsa de Atenas y también caídas en los mercados europeos. Esas son señales de la creciente incertidumbre de la élite financiera en torno a las consecuencias de la situación griega. Si no se llega pronto a un acuerdo, el Estado griego posiblemente quiebre, junto con los bancos (griegos e internacionales), Grecia saldría de la eurozona y regresaría a una moneda nacional; peligra la disolución de la Unión Europea.

Por encima de todo, como escribió recientemente el Financial Times, la clase de poder teme "manifestaciones violentas" por "grandes multitudes" (léase, un desafío de la clase obrera al proyecto de austeridad de la Unión Europea).

Las condiciones que la Unión Europea está exigiendo para Grecia son catastróficas. Van mucho más allá de los ataques de los últimos seis años (reducción del 30 al 40 por ciento del salario promedio, alzas de impuestos a la propiedad, la negación de la atención médica a millones, el aumento en masa de la desocupación, el hambre y la falta de vivienda), ahora la élite financiera exige un recorte del 20 por ciento en pensiones y un aumento de los precios de energía.

La pauperización de los obreros griegos es sólo el más brutal de los ejemplos de la guerra de la Unión Europea en contra toda la clase obrera europea. Otros ejemplos son las leyes de reforma laboral Hartz IV en Alemania a los odiados programas de austeridad de Gran Bretaña, Francia y todo el sur de Europa.

Al llegar al poder a principios de este año, el gobierno griego del primer ministro Alexis Tsipras dejó en claro su apoyo al proyecto general de austeridad de los bancos europeos y de la " troika " (la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional). Lo más que hizo este gobierno es tratar de obtener algunas concesiones mínimas para justificar miles de millones de euros en recortes sociales.

Funcionarios de la Unión Europea, empero, exigen la postración total del gobierno griego. En cuanto la Unión Europea prepara acabar con el crédito al Estado y los bancos griegos, impulsándolos al borde de la quiebra para mejor coaccionar a SYRIZA, se temen consecuencias cada vez más drásticas.

La línea dura de las instituciones de Europa crea una crisis política en Grecia. El gobierno, dividido por conflictos internos, ya no sabe que hacer. Tsipras es muy consciente de que no puede dar sus espaldas por completo a los sentimientos populares. Bien sabe que la decisión de SYRIZA de abandonar sus promesas preelectorales (de acabar con las medidas de austeridad), con la firma, poco después de llegar al poder, de un compromiso de obedecer el memorando de austeridad de la Unión Europea, gravemente daña la credibilidad de su gobierno.

Tsipras teme que la total sumisión por parte de su gobierno tendrá el efecto de aumentar la inquina de las masas. Éstas se escaparían del control de su gobierno. También sabe que existen importantes y poderosos grupos dentro de la burguesía de Grecia que no están dispuestos a aceptar salir de la eurozona (ni hablar de la abrogación de pagos de la deuda, la imposición de controles cambiarios u otras medidas). Se da cuenta que las dos opciones (aceptar los decretos de la Unión Europea o incumplir con la deuda) agravarían la crisis social y política, y llamarían a los militares a intervenir, lo que detonaría una guerra civil.

Por lo tanto, Tsipras busca un compromiso que le dé otra salida. Apuesta a rogarle a aquellos sectores de la burguesía en Europa que temen las imprevisibles e irreparables consecuencias de la línea dura que Alemania insiste en imponer, y piensan que es mejor darle SYRIZA siquiera alguna cosa que pueda utilizar para mantener su credibilidad política y asistirla en servir en un instrumento de dominación burguesa en Grecia.

La política de SYRIZA, que deriva de su base de apoyo en las capas de la clase capitalista griega y de la clase media acomodada, nunca se planteó ir más allá de una u otra modificación del andamiaje de austeridad. Un buen resultado en este entorno dejaría intacta la maquinaria de ataque contra la clase obrera, que es el capitalismo y la dictadura económica y política de los bancos.

Para la clase obrera la candente cuestión política no es este u otro plan de austeridad, sino luchar por un programa independiente capaz de superar el insólito retroceso impuesto por este orden social caduco. En Grecia, tal programa debe incluir:

El repudio unilateral de todas las deudas del Estado griego: la enorme e inviable deuda estatal de Grecia atenta contra los derechos sociales fundamentales de la clase obrera. Le da a los piratas financieros de la "troika" un amplio espacio para el chantaje. A cambio de los préstamos necesarios para pagar la deuda, exigen recortes brutales.

La imposici ó n de controles de capital: los capitalistas griegos y las empresas transnacionales que operan en Grecia ya retiran su dinero de Grecia. Pretenden resguardar su riqueza y privilegios contra medidas que favorezcan al pueblo trabajador. Por eso se acelera la fuga de capitales. Estos capitales, que son la riqueza creada por la labor de los trabajadores, deben ser retenidos por la fuerza dentro de Grecia y usados para asegurar los derechos sociales básicos de la población a empleos y los previsiones sociales. Crear las condiciones para imponer controles de capitales, sin embargo, requiere que los bancos estén bajo el control de los trabajadores.

La nacionalizaci ó n de los bancos y las principales industrias bajo control obrero: El engranaje de la economía debe ser subordinado a las necesidades sociales de la población. Debe estar bajo el control democrático de los trabajadores, que ayudarán a proporcionar los recursos necesarios para revertir los recortes de empleos y ataques sociales de la Unión Europea.

Antes que nada, es imprescindible apelar directamente a los trabajadores de Europa. No existen soluciones dentro de las fronteras de Grecia.

Se avecina una tormenta, una gran batalla de la clase obrera contra el capital financiero tanto en Grecia, como en toda Europa. Maria Damanaki, comisionads de la Unión Europea, dijo hace dos años, en referencia al plan de rescate de la Unión Europea de Chipre. "La estrategia de la Comisión Europea en el último año y medio o dos ha sido la de reducir los costos laborales en todos los países europeos con el fin de mejorar la competitividad de las empresas europeas sobre sus rivales del de Europa Oriental y Asia", Esta es la estrategia del capital financiero: Aumentar su riqueza poniendo en cuesta abajo los niveles de vida de los trabajadores de todo el mundo.

Así como el asalto a los trabajadores griegos es parte de un ataque en todo el continente y a través del mundo, también una lucha exitosa contra este ataque requiere la movilización política independiente del proletariado europeo e internacional.

La clase obrera griega sólo puede defenderse dedicando todos sus esfuerzos a la construcción de un movimiento unido de masas de la clase obrera europea en defensa de los trabajadores griegos y repudiando a la Unión Europea. Los obreros de toda Europa deben rechazar todos los sacrificios impuestos por la clase de poder en nombre de preservar el euro y la Unión Europea. A la vez que se movilizan en la lucha contra las medidas de austeridad en sus propios países, su consigna debe ser: ¡Defender los trabajadores griegos!

La lucha por un programa de este tipo requiere romper políticamente con SYRIZA y con todos las herramienta1 de la dominación burguesa en Grecia y en Europa. La cuestión clave urgente sigue siendo la construcción de dirección revolucionaria y de perspectiva política.

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