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Ecuador se va a la segunda vuelta con un derechista desafiando al sucesor escogido de Correa

Los votantes ecuatorianos irán a las urnas de nuevo el 2 de abril para una segunda vuelta de las elecciones presidenciales después de que la primera vuelta el 19 de febrero no estableciera un claro ganador.

El candidato de Alianza PAIS, el partido del actual presidente Rafael Correa, Lenin Moreno, estuvo cerca pero al final no consiguió alcanzar el resultado requerido bajo la ley electoral ecuatoriana que demanda un 40 por ciento de los votos más un margen de 10 por ciento sobre el candidato en el segundo lugar.

Moreno, vicepresidente de Correa desde el 2007 al 2013, terminó con 39.36 por ciento de los votos, mientras que su rival, Guillermo Lasso, un banquero y representante de la derecha política ecuatoriana, recibió 28.09 por ciento de los votos.

En el tercer lugar quedó Cynthia Viteri del Partido Social Cristiano con 16.32 por ciento. Ninguno de los otros cinco candidatos alcanzó el 10 por ciento de los votos. Entre ellos se encontraba Abdalá Bucaram (4.82 por ciento), quién gobernó como presidente entre agosto de 1996 y febrero de 1997 antes de ser destituido por el congreso bajo el argumento de “incompetencia mental” en medio de masivas protestas y huelgas.

Moreno, quién previamente trabajó en el sector público de turismo, quedó paralizado en un tiroteo en 1998 y desde entonces se encuentra en silla de ruedas. Él ha presidido y promovido organizaciones de asistencia a discapacitados.

Lasso es un hombre de negocios multimillonario y principal accionista del Banco Guayaquil. Su carrera política siempre ha estado unida a la derecha ecuatoriana así como la estrecha promoción de relaciones comerciales y políticas con EE.UU. Él ayudó a fundar la organización política CREO, que se define a sí misma como un movimiento de centro-derecha compuesto por ex miembros de UNO, Izquierda Democrática, Movimiento Concertación y miembros del sector privado nacional. En el 2013, Lasso perdió las elecciones presidenciales ante Correa, obteniendo 22.68 por ciento de los votos.

Los sondeos de elección de los votantes en la segunda vuelta están divididas: algunos favorecen a Lasso y otros a Moreno. El país está altamente polarizado y la derecha política busca sacarle el jugo a la economía menguante, los amplios reportes de corrupción y los ataques llevados a cabo por el gobierno de Correa a los trabajadores y derechos democráticos.

La lucha del partido Alianza PAIS de Correa en quedarse en el poder se desarrolla en el contexto de una serie de derrotas sufridas por los gobiernos del denominado “giro a la izquierda” o “marea rosa” de Latinoamérica en el cual la llegada al poder de partidos burgueses que buscaron utilizar el “boom de los commodities” del continente para realizar políticas populistas y mínimos programas de asistencia para los pobres. En medio de la crisis cada vez más profunda del capitalismo estadounidense, estos gobiernos también reorientaron los lazos comerciales hacia los rivales de EE.UU., particularmente China. También se beneficiaron del apoyo de varios partidos Estalinistas, Pablistas y tendencias de pseudo-izquierda quiénes buscaron suprimir las luchas independientes de los trabajadores.

La desaceleración de la economía china y la consecuente caída en los precios de las materias primas significó crisis económica e inestabilidad política para todos estos regímenes. Ecuador, en dónde el petróleo representa el 40 por ciento de la ganancia de exportaciones, fue uno de los más golpeados. El Banco Mundial proyecta una caída de 2.9 por ciento en la economía del país este año, el peor rendimiento económico de cualquier país de la región incluso que Venezuela, que depende aún más del petróleo.

Debido a que cada uno de estos gobiernos burgueses “izquierdistas” respondieron a la crisis capitalista implementando ataques a la clase trabajadora, ha habido un colapso correspondiente en el apoyo popular y un movimiento a la derecha para llenar el vacío político.

Si Lasso gana en la segunda vuelta, Ecuador seguirá el mismo paso que ya tomó Argentina con la elección de Mauricio Macri –otro adinerado hombre de negocios– después de los años Peronistas de Néstor y Cristina Kirchner y la llegada al poder de Michel Temer y su agenda de contrarreforma en Brasil después de la destitución y caída de Dilma Rousseff y su gobierno del Partido de los Trabajadores. El fracaso de Evo Morales en el referéndum de la reelección en Bolivia y el colapso de apoyo al gobierno Chavista de Nicolás Maduro en Venezuela forman parte de este proceso.

Otro factor importante que afecta a los gobiernos de la región y las elecciones ecuatorianas es el escándalo de sobornos y corrupción centrado alrededor de la trasnacional constructora Odebrecht de Brasil, cuyos ejecutivos han confesado haber asegurado contratos con gobiernos de 12 países en Latinoamérica sobornando a importantes funcionarios públicos con millones de dólares y luego recuperando sus pagos por medio del sobrecosto de sus proyectos.

Según el Departamento de Justicia de EE.UU., un estimado $34 millones fueron pagados a funcionarios ecuatorianos durante el tiempo de Correa en el poder. Las cortes en Ecuador no han hecho nada en cuestión de investigaciones y juicios por el escándalo.

Como en otros países Latinoaméricanos, esta corrupción involucra directamente a los miembros de la familia del presidente. Según GAN Integrity, “Entre los principales casos de corrupción en el sector se encuentra el otorgamiento de contratos gubernamentales valorizados en US $167 millones al hermano del presidente Correa, Fabricio Correa, durante los dos primeros años de su mandato presidencial”.

Correa, quién se ha disociado de su hermano, recientemente declaró que si Lasso gana se quedará en Ecuador para pelear lo que afirma que serán inevitables acusaciones de corrupción.

En el comienzo Correa y su movimiento Alianza PAIS (en el poder desde 2007) buscó usar los excedentes otorgados por los altos precios del petróleo y los préstamos de China para adoptar una postura de independencia hacia Washington y financiar proyectos públicos, especialmente en la salud y la educación. Su gobierno también redujo la pobreza extrema y aumentó el salario mínimo.

Con el colapso de los precios de petróleo, Correa recortó los programas gubernamentales, despidió en masa a miles de empleados de empresas estatales y atacó las pensiones y derechos laborales.

La crisis económica llegó a un punto que en la primavera de 2014 Ecuador acordó transferir la mitad de su oro –aproximadamente 466,000 onzas de oro valorizada en US $580 millones– a Goldman Sachs por tres años, una jugada que tiene en mente atraer confianza a los mercados para que el gobierno ecuatoriana pueda afrontar su creciente crisis de deuda.

En junio del 2012, Correa desafío a EE.UU. al otorgarle a Julian Assange, el líder de Wikileaks, el asilo en su embajada de Londres. Sin embargo, la postura izquierdista de Correa, capaz de desafiar a Washington, se evaporó en sincronía con la caída de los precios de petróleo. Por noviembre del 2016, el gobierno de Correa ordenó el corte a la conexión de Internet de Assange bajo presión del gobierno estadounidense.

Lasso ha prometido publicamente expulsar a Assange de la embajada de Londres una vez que sea elegido para obtener el favor de Washington. “El pueblo ecuatoriano ha estado pagando un costo que no debemos soportar”, Lasso declaró al periódico británico Guardian, durante una entrevista en Quito.

Lasso también ha prometido retirar a Ecuador del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), que fue formado por Venezuela y Cuba como una alternativa al programa de Washington para un acuerdo de libre comercio de las Américas. Y, en vez de depender de China, que ha sido el principal acreedor del gobierno de Correa pero cuyos préstamos han sido cada vez más disminuidos, él piensa reorientar la economía del país hacia EE.UU. y el FMI.

Sea quien sea el succesor de Correa, ya sea su aliado Moreno o el banquero derechista pro EE.UU. Lasso, el próximo gobierno virará aún más hacia la derecha para así defender los intereses de la clase gobernante capitalista ecuatoriana, aceptando la presión de Washington a medida que intenta contrarrestar la penetración china en lo que el imperialismo estadounidense ha considerado por mucho tiempo como su “patio trasero”.

La mayoría de partidos que se presentan como “izquierdistas” se han posicionado para ayudar este giro. Paco Moncayo, un militar general retirado del partido Izquierda Democrática (ID), que acabó en cuarto lugar en la primera vuelta de las elecciones ecuatorianas, ha llamado abiertamente a votar por Lasso en la segunda vuelta.

“Lasso representa el neo-liberalismo, que tanto daño ha hecho, pero hoy es el mal menor y necesario para recuperar la democracia”, declaró Moncayo.

Posiciones similares han sido tomadas por partidos de “izquierda” y movimientos que apoyaron a Moncayo como parte de su alianza electoral de Acuerdo Nacional por el Cambio (ANC). Estos incluyen al Partido Marxista Leninista Comunista de Ecuador, un partido maoísta, así como el partido indígena Pachakutik, ambos de los cuales apoyaron originalmente el ascenso al poder de Correa.

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