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Washington condena el referendo kurdo mientras Irak moviliza su ejército

El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, ha emitido una declaración en la que denuncia el referendo de la semana pasada sobre la independencia kurda que celebró el Gobierno regional de Kurdistán (KRG; por sus siglas en inglés) en Irak. La votación resultó en una amplia mayoría a favor de la secesión kurda y ha aumentado las tensiones en todo Oriente Medio, con Turquía e Irak amenazando abiertamente a las autoridades del KRG con emplear violencia militar.

Según los resultados oficiales de KRG, más del 92 por ciento de los votantes respaldaron la independencia de Irak, con una participación del 72 por ciento.

Tillerson declaró que “el referéndum y los resultados carecen de legitimidad”. A continuación, subrayó el apoyo de Washington a “un Irak unido, federal, democrático y próspero”. Además, instó a “las autoridades kurdas iraquíes a respetar el papel constitucional del Gobierno central”, el cual debería rechazar hacer “amenazas o incluso referirse al posible uso de la fuerza”.

La posición de la Administración Trump ha tomado por sorpresa a los líderes del KRG. El presidente del KRG, Masoud Barzani, esperaba obtener el apoyo de las potencias imperialistas para un Kurdistán independiente. La pregunta planteada por el referéndum, que hablaba de formar un Estado conformado por el KRG y “las zonas de Kurdistán fuera de la administración de la región”, fue redactada para sancionar una posible expansión del futuro Estado kurdo hacia la región rica en fuentes de energía de Kirkuk y otras áreas fuera de las fronteras formales del KRG y que son el hogar de un gran número de no kurdos —cuya gran mayoría se opone a una incorporación forzada en un Estado independiente kurdo”—.

Washington ha mantenido una larga relación con el Partido Democrático Kurdo de Barzani, respaldado al KRG con ayuda militar y financiera y ha hecho uso de la milicia Peshmerga del KRG como tropas de choque en la lucha contra el Estado Islámico en Irak.

Sin embargo, considera que la independencia del KRG, por lo menos en la actualidad, se interpone ante su campaña para establecer un dominio absoluto estadounidense sobre la principal región exportadora de petróleo del mundo.

Durante su visita a Oriente Medio en mayo, el presidente Donald Trump dejó claro que el objetivo principal de su administración es aislar, repeler y preparar una confrontación militar contra Irán. El establecimiento de un Estado independiente por parte del KRG no sólo complicaría la formación de la alianza árabe sunita dirigida por Arabia Saudita, que Trump espera organizar contra Irán. También podría arrastrar a Estados Unidos y sus aliados a una guerra entre comunidades étnicas y religiosas como resultado de la partición de Irak.

Washington ha indicado de que podría escalar dramáticamente su conflicto estratégico-militar con Irán en los próximos días. Bajo la legislación estadounidense, Trump debe decidir en octubre si certifica o no el cumplimiento de Teherán con el Plan de Acción Conjunto y Completo del 2015, también conocido como el acuerdo nuclear de Irán, algo que Trump ha dado señales de que no hará. Tal medida no sólo colocaría a Washington en la vía rápida hacia una guerra con Irán, sino que intensificaría las divisiones ya agudas con las potencias europeas, que apoyan el acuerdo nuclear.

Con esto en mente, el Gobierno de Trump ha presionado a sus aliados regionales para que adopten una línea dura contra el referéndum kurdo. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien inicialmente declaró el respaldo de Tel Aviv al plebiscito y la independencia kurda con el fin de ganarse un aliado en la frontera occidental de Irán, ha revertido su posición y se ha alineado con Estados Unidos.

El Gobierno central iraquí y las potencias vecinas también se oponen. Con el pleno apoyo de Turquía e Irán, el gobierno iraquí exigió que el KRG cancelara el referéndum del 25 de septiembre y amenazara con sanciones, aislamiento internacional y una posible acción militar.

El primer ministro iraquí, Haider al Abadi, ha advertido desde entonces acerca de una inminente intervención militar iraquí en el territorio del KRG y rechazado rotundamente los llamamientos de Barzani para negociar sobre el futuro del KRG.

En una declaración, el viernes pasado, el Ministerio de Defensa iraquí indicó que tomaría el control de los puestos de la frontera exterior en manos del KRG desde el lado iraní y el turco, “en coordinación” con Ankara y Teherán. Según el comunicado, la implementación de la decisión del gobierno iraquí de hacerse cargo de todos los puestos fronterizos y aeropuertos “se estaba llevando a cabo en coordinación con las autoridades relacionadas y los países vecinos, según lo previsto”.

La semana pasada, el Parlamento iraquí instó a Bagdad a enviar tropas para tomar el control de los campos petrolíferos en manos de las fuerzas kurdas, y les pidió a los gobiernos extranjeros cerrar sus misiones diplomáticas en la capital del KRG, Erbil.

El 29 de septiembre, Turquía impuso una prohibición de los vuelos al KRG. Por su parte, el Gobierno iraní también está participando en la prohibición con una sanción adicional de prohibir temporalmente a las firmas petroleras iraníes hacer negocios con el KRG. Según informes de prensa, casi todas las aerolíneas extranjeras han suspendido sus vuelos al KRG, obedeciendo una petición de Bagdad, que controla el espacio aéreo iraquí.

El Gobierno turco, que teme que un Kurdistán independiente en Irak pueda servir de ejemplo para su propia minoría kurda, contra la cual Ankara ha estado librando una guerra brutal desde los años ochenta, ha amenazado repetidamente al KRG con imponer sanciones económicas. Ankara también planteó la posibilidad de limitar el acceso del KRG a los mercados internacionales y ha lanzado ejercicios militares en la frontera turco-iraquí, amenazando directamente con una intervención militar.

El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, siglas en turco) del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, también ha obtenido el apoyo de la principal oposición del país, el Partido Republicano del Pueblo (CHP) y el Partido de Acción Nacionalista (MHP) de tendencia fascista.

El MHP ha declarado incluso su disposición a enviar 5000 de sus “Lobos grises” —miembros de su notoria organización juvenil que culpable de matar a miles de izquierdistas en la década de 1970— a Kirkuk para “liberar a los turcomanos” del KRG.

El Gobierno turco continúa emitiendo amenazas provocativas sobre el referéndum del KRG. Erdogan, quien dijo anteriormente que la votación podría desencadenar una “guerra étnica”, reiteró el sábado que las autoridades del KRG pagarían el precio por ello. En declaraciones hacia los miembros del AKP en Erzurum, dijo: “No están formando un Estado independiente; están abriendo una herida en la región para torcer el cuchillo en ella”.

En referencia al desarrollo de fuertes lazos comerciales, financieros y militares de Ankara con el KRG en los últimos años, Erdogan dijo: “No nos arrepentimos de lo que hicimos en el pasado. Pero dado que las condiciones han cambiado y el Gobierno regional kurdo, al que brindamos todo el apoyo, tomó medidas contra nosotros, pagará el precio”.

Por su parte, el primer ministro turco, Binali Yildirim, dijo el sábado que Ankara ya no tratará con las autoridades kurdas en Erbil: “A partir de ahora, nuestras relaciones con la región se llevarán a cabo con el Gobierno central, Bagdad”.

Hay un peligro real de que las disputas sobre el futuro del KRG puedan servir como otro foco de conflicto militar que desencadene una guerra que no sólo involucre a los Estados vecinos, sino también a las principales potencias.

Mientras que el imperialismo estadounidense tiene la responsabilidad principal de desestabilizar Oriente Medio a través de una serie de guerras imprudentes y ruinosas, sus rivales europeos están buscando afirmar cada vez más sus propios intereses en la región.

El presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que el KRG y Bagdad deben permanecer unidos en su prioridad para derrotar a Estado Islámico y estabilizar Irak. Según informes en la prensa, una fuente en la oficina de Macron dijo que el primer ministro Haider al Abadi había aceptado una invitación a París el jueves para conversar sobre el tema.

Rusia, cuyos lazos con Turquía se han fortalecido en los últimos meses, se ha negado hasta ahora a condenar la votación. El presidente Vladimir Putin visitó Ankara el jueves pasado para conversar con su homólogo turco Erdogan sobre los últimos acontecimientos en Irak y Siria, así como sobre las relaciones económicas y comerciales entre Turquía y Rusia. Esto incluyó la decisión de Turquía de comprar el sistema de defensa antimisiles ruso S-400. Ankara ya ha hecho un pago anticipado, según funcionarios rusos, y se espera que la entrega del sistema comience dentro de dos años.

Respecto al referéndum del KRG, Putin se limitó a mencionar brevemente una declaración recientemente emitida por la Cancillería rusa sobre el referéndum, subrayando que esto refleja la posición de Moscú. La declaración escrita declara que Moscú mantiene su “compromiso inquebrantable con la soberanía, la unidad y la integridad territorial del amigable Irak y otros estados de Oriente Medio”, respetando “las aspiraciones nacionales de los kurdos”.

Junto a Turquía, que ha construido la infraestructura del KRG, Rusia es uno de los principales inversores en la región autónoma kurda. En junio del 2017, el KRG firmó un acuerdo de 20 años con Rosneft de Rusia para cooperar en la exploración y producción de gas y petróleo. La estatal Gazprom también participa actualmente en tres proyectos petroleros en la región. Sus dos principales rivales en el KRG son el Exxon Mobil de Estados Unidos y Total de Francia. Según el Ministerio de Recursos Naturales del KRG, la región tiene aproximadamente 45 000 millones de barriles de reservas de petróleo y 5,66 billones de metros cúbicos de gas natural.

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