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Hamas llega a un acuerdo con Fatah

La junta militar egipcia, colaborando en secreto con Israel, ha impuesto un acuerdo de "reconciliación" entre Fatah y Hamas. Estas facciones palestinas rivales controlan Cisjordania y Gaza, respectivamente.

Al aceptar las nuevas disposiciones, Hamas está dando la señal de estar listo para unirse a Fatah en vigilar a los palestinos en connivencia con Egipto y otros regímenes burgueses árabes, siempre que lo permitan Israel y sus patrocinadores y aliados imperialistas.

Los islamistas se vieron obligados a entablar negociaciones en gran parte por el embargo económico que Israel ha impuesto a Gaza por más de diez años para minar al régimen encabezado por Hamas. Con poca electricidad o agua debido a cortes de energía, la población ha tenido que comprar agua a precios exorbitantes. Las condiciones son miserables: casi el 50 por ciento están desempleados, más del 65 por ciento de los habitantes de Gaza vive en la pobreza, el 72 por ciento tiene inseguridad alimentaria y el 80 por ciento depende de la ayuda internacional.

El acuerdo propuesto es parte de un esfuerzo más amplio por parte de Egipto para fortalecer su eje árabe suní, que incluye a Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos (EAU), y neutralizar a Qatar, Turquía e Irán. Sigue varios intentos previos de Egipto para mediar la formación de un Gobierno de unidad nacional, anteriormente en el 2014, cuando Israel lo echó a perder librando una guerra contra Hamas.

Azzam Al-Ahmed, jefe de la delegación de Fatah, y Saleh Alarury, representante de Hamas, firmaron el acuerdo al tiempo que alababan el papel de Egipto y daban la bienvenida a la perspectiva de poner fin a las amargas divisiones entre las dos facciones. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, dijo que el acuerdo constituía "una declaración del fin de la división y un retorno a la unidad nacional palestina".

El acuerdo sigue una serie de pasos fallidos de Hamas para romper el asedio cada vez más restrictivo de Israel, con la connivencia de Abás. Egipto también mantuvo en gran medida su frontera con Gaza cerrada, en particular después de la toma del poder en el 2013 del general Abdulfatah al Sisi, quien ve a Hamas como una organización política hostil y rama de la ahora prohibida Hermandad Musulmana, cuyo Gobierno fue derrocado por el mismo al Sisi. El Cairo destruyó los túneles subterráneos entre Gaza y la península del Sinaí que proporcionaban una línea de vida económica para el enclave palestino.

En respuesta, Hamas acordó a principios de este año una nueva carta, enfatizando su papel como un movimiento de liberación nacional, pero omitiendo cualquier mención de la Hermandad Musulmana y repudiando efectivamente sus vínculos con ella. Los funcionarios de Hamas también abandonaron a Qatar en junio, luego de que la alianza encabezada por Arabia Saudí impusiera un embargo al país pérsico, acusándolo de apoyar el terrorismo.

El mes pasado, Hamas acordó entregar la autoridad civil de Gaza al Gobierno de Cisjordania controlado por la facción Fatah de Abás. La semana pasada, el primer ministro de Abás, Rami Hamdallah, fue a Gaza para celebrar una reunión simbólica del gabinete.

De particular importancia fue la presencia en las conversaciones en El Cairo del millonario y hombre fuerte palestino Mohamed Dahlan, que sirve como asesor de seguridad del príncipe heredero de los EAU, el jeque Mohamed bin Zayed Al Nahyan.

El exjefe de seguridad de la Autoridad Palestina, quien luchó una guerra civil con Hamas en el 2006, es ampliamente visto como un agente israelí. Abás expulsó a Dahlan de Fatah en el 2011, alegando su participación en la corrupción y el asesinato del presidente de la Organización para la Liberación de Palestina, Yasir Arafat. Con estrechos vínculos con Israel y Estados Unidos, Dahlan es su candidato preferido para suceder a Abás, de 82 años.

En los meses previos a las conversaciones, tanto EAU como Egipto presionaron a Hamas para que aceptara colocar a Dahlan en algún puesto de liderazgo, azucarando el acuerdo con una promesa de Emiratos Árabes Unidos, el cual parece que asumirá el papel de Qatar como el patrocinador de Hamas, de financiar 100 millones de dólares para una nueva planta energética y otra ayuda humanitaria.

Estos desarrollos allanaron el camino para las conversaciones en la sede de los servicios generales de inteligencia de Egipto. Hamas, sometido a la fuerte presión de Egipto, estuvo de acuerdo con lo siguiente:

* Fatah tomaría el control total de la Franja de Gaza en diciembre a través de un Gobierno de unidad interino con Hamas, compuesto por "tecnócratas".

* Los guardias presidenciales de Abás controlarían el paso fronterizo de Gaza con Egipto a partir del 1 de noviembre, bajo la supervisión de la agencia fronteriza de la Unión Europea EUBAM.

* Las fuerzas policiales de Gaza serán reestructuradas, con 3000 oficiales de seguridad adicionales de Fatah que se unirán a la policía.

* A cambio, Abás pondrá fin a las sanciones por combustible impuestas por su gobierno la primavera pasada, que cortaron los suministros de electricidad de Gaza a tan sólo dos horas por día.

Los servicios de inteligencia de Egipto vigilarán los arreglos, en colaboración con Israel, que envió una delegación a El Cairo mientras se realizaban las negociaciones. Esto le permitirá a Egipto controlar el movimiento de grupos yihadistas que operan en la península del Sinaí desde y hacia Gaza.

De acuerdo con el periódico Sharq Al-Awsat, con sede en Londres, Hamas también acordó evitar cualquier acción que pudiera desencadenar una represalia por parte de Israel.

Los líderes palestinos se reunirán nuevamente en El Cairo el próximo mes para discutir los arreglos para las elecciones presidenciales y legislativas que se celebrarán dentro de un año. Si se implementa un acuerdo, Abás visitará Gaza por primera vez desde que Hamas ganó las últimas elecciones legislativas en el 2006, haciendo campaña en oposición a la ocupación ilegal de Israel de los territorios palestinos.

En ese momento, Fatah se negó a aceptar el resultado, lo que precipitó una guerra civil entre las dos facciones y el desacoplamiento político de Cisjordania y Gaza.

Desde entonces, la hostilidad hacia Abás y Fatah solo ha aumentado. Al relacionarse con Israel contra Hamas a expensas de los palestinos en Gaza, especialmente durante los ataques asesinos de Israel en la franja en los años 2008-9, 2012 y 2014, Abás perdió todo semblante de legitimidad política. El aparato de seguridad de la Autoridad Palestina es ampliamente odiado por sus acciones cada vez más draconianas en nombre de Israel.

Por lo tanto, sin ninguna garantía de que Fatah ganará una mayoría en una elección futura, la Autoridad Palestina simplemente aplazará las elecciones una vez más y permitirá que continúe un "Gobierno provisional" no electo, efectivamente impuesto por Egipto, Emiratos Árabes Unidos e Israel.

Varias cuestiones espinosas pendientes aún pueden hacer fracasar el frágil acuerdo. Estas incluyen los empleos de 40 000 a 50 000 empleados públicos contratados por Hamas después del 2007; la integración de Hamas en la administración de la AP; y la disolución de las fuerzas armadas de Hamas con 25 000 efectivos y su desarme. Esta es una de las tres condiciones establecidas por el Cuarteto de Oriente Medio (Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y las Naciones Unidas), junto con Hamas reconociendo a Israel y aceptando acuerdos previos entre la AP e Israel.

Al Sisi ha tratado de utilizar el aislamiento de Hamas y la terrible crisis humanitaria en Gaza para resolver los problemas políticos de Egipto y evitar que grupos islamistas, incluyendo algunos afiliados a Estado Islámico desafíen su gobierno en la península del Sinaí, y busquen refugio seguro en Gaza.

También teme que la continuación del bloqueo egipcio de Gaza pueda precipitar una nueva guerra entre Israel y Hamas que ponga de relieve su propio papel como cómplice de Israel, en condiciones en las que Egipto también está bullendo del descontento dentro del país.

La respuesta de los palestinos en Gaza al acuerdo de reconciliación fue silenciada. Unos pocos cientos se juntaron en la plaza principal, pidiéndole al nuevo Gobierno que proporcione puestos de trabajo y ponga fin a la crisis humanitaria.

Washington les dio la bienvenida a los "esfuerzos para crear las condiciones para que la Autoridad Palestina asuma plenamente sus responsabilidades en Gaza", describiéndolo como clave para mejorar la situación humanitaria en Gaza.

A pesar de la participación secreta de Israel, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, buscó avivar a su base de apoyo derechista y rechazó públicamente el nuevo arreglo, diciendo que Israel no aceptaría "reconciliaciones falsas", llevadas a cabo "a expensas de nuestra existencia". Exigió que el Gobierno de unidad disuelva el ala militar de Hamas e insistió en que Hamas corte sus lazos con Irán.

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