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En medio de un escándalo creciente de corrupción, dimiten trabajadores de la UAW

La confusión parece ir creciendo entre los dirigentes del sindicato United Auto Workers (UAW) ante la oposición de las bases que va en aumento y una continua investigación de corrupción de la UAW que pone en la mira a altos funcionarios.

El miércoles, General Motors reportó que Joe Ashton, un ex vicepresidente de la UAW y alto negociador, había renunciado de la junta de directores de la compañía. Ashton había sido nombrado en la junta de GM en 2014 como representante de la UAW para el fondo fiduciario de beneficios de jubilaciones y de salud de varios miles de millones de dólares. Al fondo fiduciario controlado por la UAW se le había asignado un asiento en la junta bajo términos acordados durante la quiebra de GM de 2009 a cambio de que la AUW impusiera concesiones masivas. Todavía no se ha anunciado el sustituto de Ashton.

Se informa de que Ashton es objeto de una investigación del FBI por posibles pagos ilegales por parte del Centro de Recursos Humanos de UAW-GM. Cindy Estrada, que sucedió a Ashton como vicepresidenta de la UAW a cargo del departamento de GM, también está siendo investigada en relación con pagos ilegales.

La salida de Ashton sigue al anuncio por parte del vicepresidente de la UAW para Fiat Chrysler Norwood Jewell, de 59 años de edad, de su jubilación anticipada que será efectiva el primero de enero de 2018. Su término abarcó junio de 2018. Jewell recibió una escopeta de $2180 comprada ilegalmente con fondos del Centro de Formación Nacional de UAW-Chrysler.

Un antiguo importante funcionario de la UAW y dos ejecutivos de Fiat Chrysler ya se han declarado culpables del desvío ilegal de $4,5 millones en fondos para centros de formación conjuntos que fueron utilizados para compras caras de elementos como ropa de alta costura y joyas. Los pagos tenían la intención de, como comentó un ejecutivo de Fiat Chrysler, mantener al sindicato “gordo, tonto y contento”.

Antes, la administración de la UAW anunció sus nombramientos para los cargos de dirección del sindicato con vistas a la Convención Constitucional de 2018 en Detroit. La convención es esencialmente un sello de caucho para los elegidos de los dirigentes de la UAW salientes, ya que no se les permite a los trabajadores de las bases votar en la selección del presidente y de los miembros de la junta ejecutiva, y reglas antidemocráticas hacen que sea casi imposible hacer desafíos del suelo.

Gary Jones, director de la Región 5 de la UAW que abarca 17 Estados occidentales, está preseleccionado para ser el próximo presidente de la UAW. Jones es un burócrata sindical profesional y contable público certificado que se unió al personal internacional en 1990. En 1995 Jones fue nombrado alto asistente administrativo del Tesorero Secretario de la UAW Roy Wyse, y siguió en ese cargo en la administración siguiente. En 2004, fue nombrado director asistente de la Región 5, donde ayudó a presidir una serie de cierres de planta, incluyendo el de la planta NUMMI en California en 2010.

El nombramiento de Jones parece ser un intento desesperado de la UAW por encontrar una figura no afectada por el escándalo. Típicamente la UAW escoge al jefe de uno de sus Tres Grandes departamentos automotores para la presidencia del sindicato. Sin embargo, la investigación por corrupción ha pillado a los más altos funcionarios de la UAW en Ford, Fiat Chrysler y GM.

Estrada, de GM, había sido considerada durante mucho tiempo la candidata más probable para reemplazar al presidente de la UAW Dennis Williams quien, según las reglas de la UAW, tiene que jubilarse al finalizar su término actual. Sin embargo, Estrada está profundamente desacreditada, no solo por haber sido mencionada en relación con la investigación del FBI, sino por su papel, junto con Jewell y el vicepresidente de la UAW para Ford Jimmy Settles, en forzar el acuerdo de contrato nacional de venta de 2015 en contra de la firme oposición de las bases.

Estrada fue ferozmente hostil a los que exponían los detalles de la venta de 2015 y en un post de Facebook afirmó que la WSWS Autoworker Newsletter estaba apoyada por “republicanos del derecho a trabajar”. Esto viene de una mujer que se saca casi $200.000 anuales como sueldo de la UAW además de ingresos no hechos públicos como directora del Centro de Recursos Humanos de UAW-GM, junto con un cargo en la junta del fondo fiduciario de atención médica y jubilaciones.

Por su parte Jewell evocó indignación por parte de trabajadores de Fiat Chrysler por su defensa intransigente del odiado sistema salarial de dos niveles, diciéndoles a los trabajadores de Jeep en Toledo que estaban “desinformados” respecto a lo que contenía el contrato de 2015. De manera arrogante les dijo a los trabajadores que nada cambiaría si rechazaban el acuerdo en la votación. “El dinero es el dinero”, insistió.

El vicepresidente de la UAW para Ford Jimmy Settles no es menos odiado. Aunque no ha sido nombrado aún en las indagaciones del FBI, cobró notoriedad en 2015 por diseñar la estrecha ratificación del acuerdo de venta de Ford, evocando alegaciones de amaño de votos y relleno de votos. Settles orquestó un aplazamiento de último minuto de la votación para el Local 600 de la UAW que abarcaba operaciones de Ford en Dearborn cuando el contrato nacional parecía dirigirse a la derrota. Entonces convocó una rueda de prensa, donde se prohibió la entrada a reporteros del WSWS Autoworker Newsletter para intimidar a los trabajadores para que votaran “sí” en una votación marcada por numerosos reportes de irregularidades.

Otro alto funcionario de la UAW, el Secretario Tesorero Gary Casteel, que también es el director del departamento transnacional de la UAW, supervisó el fracaso humillante para ganar reconocimiento sindical en la planta de Nissan en Canton, Mississippi. A pesar de la intensa campaña del UAW, los trabajadores votaron por un margen de 2-1 contra la certificación del sindicato. La derrota en Nissan fue seguida por votaciones desequilibradas similares por parte de los trabajadores en Fuyao Glass America cerca de Dayton, Ohio, un antiguo centro del imperio manufacturero de GM que había tenido previamente un fuerte sindicato. Después de décadas de desindustrialización, instigada y secundada por la UAW, Dayton y el circundante Condado Montgomery son ahora el centro de la crisis de opioides en los EUA.

Casi cuarenta años de traiciones por parte de la UAW han transformado a esta organización en una herramienta corrupta de la patronal, que ninguna remodelación de la dirección puede esconder. Esto ha sido demostrado además por la respuesta del sindicato a las muertes recientes del joven trabajador temporal de Ford a tiempo parcial (TPT) Jacoby Hennings e Ivan Bridgewater, un electricista en la planta de camiones de Ford en Kentucky, muerto en un accidente industrial el 9 de diciembre.

La UAW atacó a Hennings, quien aparentemente se suicidó el 20 de octubre bajo circunstancias aún no esclarecidas, afirmando que él parecía estar drogado —una afirmación que ahora ha sido desmentida por la publicación del parte de la autopsia. En el caso de Bridgewater, los funcionarios de la UAW están trabajando activamente para proteger a la Ford y esconder su propio papel.

El contrato de los Tres Grandes de la UAW de 2015 sancionó el uso incrementado de trabajadores temporales a tiempo parcial, que reciben una paga menor y pocos beneficios sin protecciones laborales. Hennings estaba trabajando en Ford y en Fiat Chrysler en el momento de su muerte, y se informó de que estaba enfadado por la negativa de la patronal a ascenderlo al estatus de tiempo completo. Aparentemente se pegó un tiro, desesperado tras reunirse por espacio de una hora con funcionarios de la UAW en la planta.

En el caso de Bridgewater, la UAW ha trabajado con la patronal para hacer crecer la producción, sacrificando la seguridad y la salud de los trabajadores en el proceso. Ningún trabajador puede esperar una investigación seria de las condiciones que rodearon la muerte de Bridgewater dado que la UAW y la patronal operan un comité de seguridad conjunto. Estos comités conjuntos ofrecen empleos cómodos a funcionarios del sindicato mientras buscan reducir la exposición de la patronal a multas y citaciones y encubrir condiciones inseguras.

La desacreditación completa de la UAW ha creado un estado de ánimo de oposición enfadado en las fábricas de coches. Esto se expresó en la casi huelga de los trabajadores de Fiat Chrysler en la Planta de Ensamblaje Jefferson North en Detroit el 2 de diciembre después de que trabajadores enfermaran a causa de gases. La UAW hizo de agente de la ley para la compañía, manteniendo a los trabajadores en el trabajo mientras se unía a la patronal para encubrir la seriedad del incidente.

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