Los medios de comunicación franceses respaldaron el acuerdo de coalición del 7 de febrero entre conservadores y socialdemócratas alemanes para formar un nuevo Gobierno de la “gran coalición”. Este constituye el primer paso hacia una alianza entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y el que esperan que sea el próximo Gobierno alemán.
Esta es una advertencia para los trabajadores a nivel internacional. Los objetivos políticos del acuerdo de la semana pasada—una remilitarización de Alemania, duplicar el gasto militar, la adopción de políticas de extrema derecha sobre inmigrantes y una expansión masiva de las agencias policiales y de inteligencia— son compartidos por la clase dominante Europa. En particular, estos son los cimientos de la colaboración entre Berlín y Macron, quien impulsa medidas austeridad draconianas e importantes aumentos en el gasto militar, particularmente en armas nucleares.
El viernes, Macron dijo que el acuerdo de la gran coalición era mejor que los intentos anteriores de formar una coalición entre el Partido Demócrata Libre (FDP, siglas en alemán) y la CDU/CSU. “Los términos de este acuerdo provisional son más favorables para el proyecto europeo que los planteados en intentos anteriores el año pasado”, declaró. Dijo esto mientras le daba la bienvenida al canciller austriaco, Sebastian Kurz, el líder del Gobierno de una coalición derechista con el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) de extrema derecha, en el Palacio del Elíseo.
Si bien los diarios y las revistas noticiosas francesas señalaban las diferencias de larga data entre las posiciones alemana y francesa sobre los rescates bancarios de la eurozona, eran en su mayoría optimistas de que, a pesar de las diferencias, Berlín y París encontrarían un terreno común.
Euronews elogió el acuerdo de coalición, afirmando que “abre el camino a grandes reformas en la Unión Europea” y “presagia un acercamiento político con el presidente francés”. Promovió ilusiones de que el Partido Socialdemócrata (SPD, siglas en alemán), un partido que por mucho tiempo ha promovido la austeridad, supervisaría un “ablandamiento de la austeridad y una mayor apertura a las inversiones públicas”. El mismo Euronews luego contradijo esta evaluación, citando al profesor Mario Telo de Bruselas, quien dijo que los socialdemócratas apoyarían la “competitividad empresarial”.
Otras publicaciones expresaron esperanzas más cautelosas de que Berlín y París ahora podrían unirse a pesar de sus conflictos y acordar una política militar y social europea conjunta.
Le Point, cercano al Gobierno de Macron, se regocijó de que se evitara la “pesadilla” de un gobierno conservador-Verde-FDP. París, señaló, se sintió “muy aliviado al ver que esas negociaciones fracasaran y que un acuerdo gubernamental se haya finalmente alcanzado con el SPD socialdemócrata. Estos últimos son supuestamente cercanos a los conceptos europeos de Emmanuel Macron. Pero debemos mantener ecuanimidad. Los ‘fundamentos’ en Alemania nunca cambian”.
Le Point arrojó agua fría sobre las esperanzas de los bancos franceses de que el SPD presidiría una política monetaria más flexible y el plan conjunto de inversión y presupuesto de la eurozona propuesto por Macron. Recordó cómo es que, después del colapso de Wall Street en el 2008, durante la crisis de la deuda en la eurozona, París se enfrentó con el ministro de Finanzas del SPD, Peer Steinbrück. El entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, calificó a Steinbrück de “gran imbécil” y “arrogante”, escribió Le Point.
El diario Libération se quejó de que la canciller alemana, Angela Merkel, “está lejos de ser una gran europea, como lo demostró durante la crisis del euro, donde solo a última hora y de mala gana aceptó las reformas necesarias para su supervivencia”.
Sin embargo, con un Gobierno de la gran coalición, Libération continuó: “Macron puede esperar ver realizado su sueño europeo. Muchos comentaristas se burlaron de su extralimitación cuando trató de influir en la agenda de Berlín pronunciándose sobre Europa el 26 de septiembre en la Sorbona, tres días después de las elecciones legislativas. Pero, de hecho, tuvo éxito. ... La futura mayoría afirma desde el principio que está lista para trabajar mano a mano con Francia”.
El derechista Le Figaro escribió: “Berlín finalmente podrá responder a las propuestas del presidente francés Emmanuel Macron sobre el relanzamiento de la UE”. Sin embargo, agregó que la Unión Demócrata Cristiana (CDU, siglas en alemán) de Merkel y su aliada bávara, la Unión Social Cristiana (CSU, siglas en alemán), estaban torpedeando los planes de Macron: “Los aliados de la canciller han estado al mismo tiempo infligiendo una verdadera derrota a Emmanuel Macron: el Parlamento Europeo –bajo insistencia de la CDU/CSU— rechazó el plan de listas 'transnacionales' en las elecciones europeas de mayo del 2019, una ambición central del presidente francés para la UE”.
Le Figaro, cercano al partido gaullista Los Republicanos (LR) y a su nuevo líder, Laurent Wauquiez, señaló las divisiones entre LR y su supuesto aliado alemán, la CDU. Wauquiez afirma que favorece el “proteccionismo económico” y se está moviendo hacia el Frente Nacional neofascista. “Es hora de que Francia cuide nuestras prioridades europeas, y no solo de que sea ingenua acerca de la relación franco-alemana. Alemania no es el único país de Europa”, dijo Wauquiez en televisión cuando le preguntaron sobre las críticas de Merkel al proteccionismo.
Le Monde aludió a la profunda oposición social entre los trabajadores alemanes a la agenda derechista de la gran coalición, que culminó en una reciente huelga de trabajadores metalúrgicos. Llamó al acuerdo de coalición conservador/socialdemócrata “un compromiso ad hoc que procura evitar lo que más temen los líderes: la celebración de nuevas elecciones”. Agregó que el acuerdo de coalición “da principalmente la impresión de un intento para garantizar la supervivencia de un orden existente”.
Lo que no dice es que el acuerdo de la gran coalición y el eje Berlín-París como “líder” de la UE después de la salida británica de la UE o brexit se basan en el programa más derechista desde que gobernaban partidos fascistas en Europa. Berlín se está rearmando y preparando una política militar agresiva, combinada con una represión en su propio país, y la gran coalición está trabajando con Macron en su agenda social reaccionaria y la imposición de un dictado de austeridad y militarización en toda Europa.
Macron aspira a destruir todas las conquistas sociales de la clase obrera después de la Revolución de Octubre de 1917 y la derrota de la Alemania nazi a manos de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial. Sus decretos laborales, elaborados con el SPD, permiten a los sindicatos suspender el Código de Trabajo e imponer salarios por debajo del salario mínimo, un lugar de trabajo a la vez. También planea terminar con las garantías laborales de por vida para los trabajadores del sector público y los ferroviarios, privatizar los ferrocarriles y hacer recortes draconianos al seguro de desempleo. Se anunciaron recortes no especificados y profundos para las pensiones y la atención médica para más adelante en su mandato.
Al mismo tiempo, en medio de conflictos cada vez más tensos entre Washington, Moscú y Beijing que amenazan con provocar una guerra entre las principales potencias nucleares, Macron y Merkel están destinando decenas de miles de millones de euros para el ejército, las armas nucleares y recortes de impuestos para los ricos.
Esta agenda es profundamente impopular. Así como el 70 por ciento de los franceses se opuso a la ley laboral y los decretos laborales de Macron, apenas el 30 por ciento de los alemanes apoya a la gran coalición.
El eje Berlín-París procede solo porque la población de Europa se mantiene a oscuras sobre sus planes. El partido La Izquierda (Die Linke) de Alemania, el cual se alineó con la gran coalición, y Jean-LucMélenchon o el Nuevo Partido Anticapitalista en Francia, que tácitamente se colocaron detrás de la campaña mediática a favor de votar por Macron y se negaron a boicotear la segunda vuelta presidencial del año pasado, son todos políticamente cómplices.
Esto subraya la importancia de la convocatoria del Sozialistische Gleichheitspartei (Partido de la Igualdad Socialista, SGP) a rechazar a la gran coalición y realizar nuevas elecciones, lo que Le Monde admite como lo que la clase dominante teme más. El SGP ha exigido la publicación de los acuerdos secretos, entre los partidos alemanes y entre Berlín y París, que subyacen al acuerdo de la gran coalición. Esto tiene como objetivo dar voz a la clase trabajadora y una forma de intervenir en la lucha política contra el impulso hacia el militarismo y la austeridad en Europa.
No hay un camino nacional para oponerse al militarismo y la austeridad. Las fuerzas que dicen hablar en nombre de los intereses nacionales franceses contra Alemania son incansablemente chauvinistas y antiobreras. El camino a seguir para los trabajadores europeos opuestos a la gran coalición es luchar por unificar sus luchas con las de sus hermanos y hermanas de clase en Alemania y apoyar la campaña revolucionaria e internacionalista del SGP y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 12 de febrero de 2018)