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Rusia amenaza con responder a EUA por medio de un contraataque en Siria

En medio de una rápida escalada de provocaciones entre Rusia, Estados Unidos, Reino Unido y otros aliados, el general Valeri Guerásimov, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, prometió que atacaría cualquier fuerza que amenace directa o indirectamente a las tropas rusas en Siria.

El martes, Guerásimov pronunció ante otros altos comandantes: “Si las vidas de oficiales rusos son amenazadas, las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia tomarán represalias contra los sistemas de misiles y lanzamiento”.

Las declaraciones del general son una amenaza directa de que Rusia atacará los navíos y bases las aéreas estadounidenses que sean responsables de cualquier bombardeo y respondieron a una serie de acusaciones infundadas de funcionarios estadounidenses de que el Gobierno sirio respaldado por Rusia ha estado utilizando armas químicas en sus operaciones contra las milicias rebeldes apoyadas por EUA.

El 6 de abril, dichas acusaciones fueron utilizadas como pretexto por el Gobierno de Trump para disparar docenas de misiles de crucero contra una de las principales bases aéreas del ejército sirio. Según los reportes, Rusia fue informada momentos antes del ataque para que evacuara a personal de la zona.

El domingo, el secretario de Defensa de EUA, Jim Mattis, citó informes no confirmados de ataques con cloro en Guta (Ghouta) oriental, un suburbio de Damasco, y amenazó al Gobierno sirio con represalias de ser corroborados. Dijo que el presidente Donald Trump tenía un “control político completo” para tomar cualquier decisión que considerara apropiada.

“Sería demasiado insensato que utilizaran armas de gas. Y pienso que el presidente Trump dejó eso muy claro temprano en su Administración”, les comentó a reporteros antes de aterrizar en Oman. “Rusia es incompetente o está confabulando con Asad. Hay copiosos reportes del uso de cloro en gas siendo utilizado o de síntomas que podrían resultar de cloro en gas”, añadió.

El mandatario francés, Emmanuel Macron, se unió al coro, declarando el lunes que Francia estaba preparada para atacar contra cualquier sitio utilizado en Siria para enviar ataques químicos que resultaran en la muerte de civiles. Además, acusó a Rusia de no hacer suficiente para permitir la entrada del personal de auxilio a Guta oriental.

Según Reuters, Macron aseveró: “El día en que tengamos, particularmente en tándem con nuestros socios estadounidenses, pruebas irrefutables de que se haya cruzado una línea roja—esencialmente el uso de armas químicas con efectos letales—, haremos lo mismo que hicieron los estadounidenses hace tan solo unos meses; nos colocaríamos en posición para proceder con ataques dirigidos”.

El mismo día, la embajadora estadounidense ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, declaró que “cuando la comunidad internacional no logra actuar de forma consistente, hay veces cuando los Estados tienen que tomar sus propias acciones”. Refiriéndose a bombardeos estadounidenses, señaló: “No es el camino que preferimos, pero es un camino que hemos demostrado que tomaremos y estamos preparados para hacerlo de nuevo”.

Por un lado, EUA y las otras potencias imperialistas denuncian la ofensiva siria contra grupos armados en Guta como una violación al cese al fuego ordenado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Por el otro, Damasco y Moscú insisten en que están combatiendo a grupos terroristas no protegidos por el cese al fuego.

El representante ruso ante la ONU respondió a las acusaciones de Haley con la afirmación de que Rusia tiene evidencia de que el grupo rebelde islamista al-Nusra utilizó gas de cloro en Guta a fin de crear un pretexto para que EUA y sus aliados lanzaran ataques aéreos contra las fuerzas gubernamentales. Advirtió en contra de tales ataques: “Están considerando pasos que golpearían a la estabilidad regional muy, muy duro”.

Las declaraciones el día siguiente de Guerásimov, advirtiendo categóricamente que las fuerzas estadounidenses serán atacadas de forma directa si amenazan a personal ruso, se produjeron después de los ataques aéreos estadounidenses en febrero que cobraron la vida de docenas y posiblemente más de 100 contratistas militares rusos trabajando con el Gobierno sirio.

La guerra indirecta en Siria ha puesto a los ejércitos de las dos mayores potencias nucleares del mundo al borde de un conflicto abierto. Como un indicador del peligro involucrado, el general Joseph Dunford, jefe del Estado Mayor Conjunto de EUA, sostuvo discusiones el martes con su contraparte ruso, Guerásimov. Un portavoz de Dunford se limitó a decirle a la prensa que habían hablado de “cuestiones de inquietud mutua”, acordando “no compartir los detalles de su conversación privada”.

Añadiendo a las tensiones, el Gobierno turco está escalando sus operaciones en el norte de Siria contra la milicia nacionalista kurda, las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo), que Ankara considera como un grupo terrorista y como una extensión del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo), el cual fue ilegalizado en Turquía.

El ejército turco y sus fuerzas indirectas en Siria que conforman el denominado Ejército Libre Sirio han sitiado la ciudad norteña de Afrin, donde 700.000 personas se encuentran atrapadas. Los reportes sugieren que están preparando un ataque de plena escala.

En una declaración escrita, el Estado Mayor turco señaló ayer que el centro de Afrin se encuentra rodeado desde el lunes después de la toma de “áreas críticamente importantes”.

Desde que inició la operación el 20 de enero, “un total de 3393 terroristas han sido neutralizados”, indica el comunicado. Las autoridades turcas utilizan la palabra “neutralizar” para describir a los que han fallecido, han sido capturados o se han rendido durante el combate. Reportó que 43 tropas turcas han muerto y 156 han quedado heridas en la ofensiva en Afrin.

Ankara insiste en que está llevando a cabo dicha operación dentro de los marcos permitidos por el derecho internacional y sus derechos de defensa propia bajo la carta fundacional de la ONU. Sin embargo, los aliados occidentales de Turquía le han indicado reiteradamente que detenga su ataque contra Afrin, y se han referido a la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU del 24 de febrero que ordenó un cese al fuego inmediato de 30 días en toda Siria.

El martes, Reuters reportó que un oficial kurdo en Siria acusó a Turquía de colonizar con familias turcomanas y árabes los pueblos tomados por la campaña del ejército turco dentro de la región predominantemente kurda de Afrin. Lo denunció como una política de “cambio demográfico”, una acusación rechazada por las autoridades turcas como “absolutamente falsa”.

A medida que intensifica su ofensiva en Afrin, Ankara procura que la Administración de Trump ordene el retiro de los combatientes de las YPG y sus asesores y entrenadores militares estadounidenses de la ciudad en el norte de Siria de Manbiy.

Conversando con reporteros en un vuelo a Moscú el martes, el canciller turco, Ahmet Çavuşoğlu dijo que Turquía y EUA acordarían un plan para “asegurar” Manbiy a través de negociaciones entre él y su contraparte estadounidense, Rex Tillerson, el 19 de marzo. Desde entonces, Tillerson fue despedido por Trump, poniendo en duda si habrá negociaciones del todo.

Aludiendo a la posibilidad de un enfrentamiento entre fuerzas turcas y tropas estadounidenses, Çavuşoğlu reiteró que Turquía “llevará a cabo una operación militar” si las negociaciones con EUA no conllevan un retiro de las YPG de Manbiy.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 14 de marzo de 2018)

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