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China se prepara para contraatacar según la guerra comercial con Estados Unidos se intensifica

China respondió a la amenaza del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer nuevos aranceles sobre bienes chinos por el valor de $100 mil millones declarando que está lista para librar una guerra comercial.

Trump anunció la escalada el jueves en respuesta a la decisión de China de gravar 106 productos básicos, principalmente agrícolas, si EUA procede con la implementación de su plan anunciado más temprano esta semana de tasar aranceles sobre 1.333 productos chinos por el valor de $50 mil millones.

En una rueda de prensa en Beijing el viernes por la noche, el portavoz del Ministerio de Comercio chino, Gao Feng, dijo que la medida de Estados Unidos era "extremadamente inapropiada" y que China se estaba preparando para tomar represalias.

"China está totalmente preparada para devolver el golpe con fuerza y sin vacilación", dijo Gao. Añadió que el Gobierno chino cuenta con una lista de "contramedidas detalladas" y que esas medidas "no excluían ninguna opción".

Una opción podría ser la decisión de vender las tenencias de bonos del Tesoro de Estados Unidos, de los cuales China posee casi $1,2 billones. Es el mayor tenedor extranjero de deuda de EUA y cualquier retirada significativa enviaría los rendimientos de los bonos de EUA y las tasas de interés al alza, provocando un gran caos en los mercados financieros estadounidenses.

Bloomberg, citando fuentes en lugares altos pero sin nombre, informó en enero que dicho plan estaba bajo consideración en círculos gobernantes chinos.

El tema fue planteado por el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, en una entrevista en el canal de negocios CNBC. Dijo que había un "nivel de riesgo de que pudiéramos entrar en una guerra comercial".

Pero buscó ignorar las preocupaciones de que China reaccionaría vendiendo sus tenencias de deuda estadounidense en condiciones en las que la Administración de Trump debe recaudar más dinero para financiar sus recortes de impuestos. "No me preocupa eso", dijo. "Hay muchos compradores en todo el mundo para la deuda estadounidense”.

Pero el hecho de que se haya planteado el problema muestra que las autoridades chinas y estadounidenses están considerando la posibilidad de tal medida en lo que sería una gran escalada de la guerra económica.

Desde que se anunciaron los movimientos arancelarios iniciales el martes, la Administración estadounidense ha tratado de calmar a los mercados con garantías, en particular a través del principal asesor económico del presidente, Larry Kudlow, de que las medidas arancelarias son una táctica de apertura para lograr un acuerdo y que las negociaciones y discusiones con los chinos están teniendo lugar.

Sin embargo, esa estratagema sufrió un duro golpe con el anuncio de Trump el jueves de que le había pedido al representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, que considerara aranceles sobre productos chinos por un valor adicional de $100 mil millones.

Wall Street cayó fuertemente el viernes, con el Dow más de 572 puntos, después de caer por casi 800 puntos más temprano en el día. En comentarios de ayer, Trump dijo que habría "un poco de dolor", pero que "vamos a tener un país mucho más fuerte cuando hayamos terminado, y de eso se trata".

Todavía queda por verse por cuánto más podrá evitar un pánico bursátil tal campaña de relaciones públicas en torno a que están entablando negociaciones tras bastidores, pese a que las autoridades chinas dicen que no se están llevando a cabo negociaciones con miembros de la Administración estadounidense.

El portavoz comercial chino, Gao, negó las citadas negociaciones y dijo que este ha sido el caso "por un período de tiempo". En las circunstancias actuales, "es aún más improbable que las dos partes entablen algún tipo de negociaciones", agregó.

Incluso Kudlow, el encargado de la operación para calmar al mercado, ha tenido que admitir que las negociaciones serias con China "en realidad no han comenzado aún", señalándole a Bloomberg que las conversaciones que se han realizado han sido "insatisfactorias".

Dadas las fuerzas subyacentes detrás de la campaña de EUA hacia una guerra comercial, hay un margen de maniobra muy estrecho. Trump ha señalado el déficit comercial de Estados Unidos de $375 mil millones con China y la ha acusado de robar las tecnologías estadounidenses a través de transferencias forzosas de tecnología y otras medidas.

De ambas cuestiones, la segunda es la más fundamental. La principal preocupación de la Administración estadounidense es la política "Hecho en China 2025" del régimen de Xi Jinping, a través de la cual busca transformar a China en un líder tecnológico en áreas como la robótica, la inteligencia artificial, las comunicaciones y los productos farmacéuticos. Esto es considerado como una amenaza directa para el dominio económico y militar de EUA.

La importancia de estas consideraciones ha sido continuamente enfatizada por el asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, quien, junto con Lighthizer, es un arquitecto clave de las medidas de guerra comercial. En una entrevista de radio el miércoles, dijo: "Si ellos [China] básicamente se apoderan de ese terreno tecnológico robándonos, no tendremos un futuro como país en términos de nuestra economía y nuestra seguridad nacional".

En una entrevista el viernes, Navarro dio voz al carácter matonista de las acciones estadounidenses. En palabras que recuerdan a El Padrino, dijo que Trump tenía una "gran relación" con el presidente chino Xi, pero que "estos son negocios". Y continuó: "Y este es el tipo de negocios en que debemos mantenernos firmes contra las prácticas comerciales desleales de China".

A medida que la guerra comercial se intensifica, ambas partes buscan aliados en la arena global, con la atención centrada en Europa y la Unión Europea. Respondiendo a las preguntas de Bloomberg, el jefe de la misión diplomática china ante la UE, Zhang Ming, dijo que China y la UE "necesitan unirse tras una posición clara contra el proteccionismo, y necesitan trabajar juntos para mantener un orden comercial multilateral basado en reglas". Las acciones estadounidenses, dijo, “fueron completamente contrarias a los principios fundamentales de la Organización Mundial del Comercio".

China lanzó una acción contra EUA dentro del marco de la OMC, pero esto no tendrá ningún impacto en el Gobierno norteamericano porque éste considera que el sistema actual y la propia OMC son una causa esencial del déficit de Estados Unidos. Además, sostiene que el marco de la OMC no puede abordar la cuestión clave de los derechos de propiedad intelectual.

Por su parte, Estados Unidos intenta utilizar la amenaza de aranceles sobre el acero y el aluminio, impuestos contra otros países el 1 de marzo bajo las disposiciones de "seguridad nacional" de una ley de 1962, como un medio para presionar a la UE para que le apoye contra China. La imposición de aranceles a los productos europeos fue suspendida hasta el 1 de mayo en espera de negociaciones. Estados Unidos dejó en claro que parte de la compensación para no verse afectada por los aranceles es el respaldo de la UE a sus acciones contra China.

El carácter belicoso de las acciones estadounidenses fue subrayado por Kudlow en comentarios a principios de esta semana, en los que repitió la retórica que rodeaba la invasión estadounidense de Irak en el 2003, convocando una "coalición comercial de los dispuestos" para actuar contra China.

Tanto las acciones de la Administración de Trump como la retórica que las acompaña indican que, cualesquiera que sean los movimientos y las contramedidas que tome, hay una cuestión fundamental en juego, que es irresoluble en el marco de la economía y la política capitalistas.

Estados Unidos considera el crecimiento económico de China y su avance a raíz de dicho crecimiento hacia el desarrollo de alta tecnología como una amenaza existencial, que socavará aún más su ya disminuido poder económico, además de su supremacía militar. Washington está decidido a utilizar cualquier medio necesario para evitarlo, amenazando con sumir al mundo en un tipo de caos económico no visto desde la Gran Depresión de la década de 1930, y en una guerra mundial si resulta necesario.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 7 abril de 2018)

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