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España: el creciente enojo entre los trabajadores de Amazon expone las declaraciones de “victoria” tras la huelga de marzo

Los trabajadores de Amazon en el depósito de San Fernando en la capital de España, Madrid, están pidiendo renovadas acciones de huelga y protestas contra el ataque de la compañía a los salarios y las condiciones.

La llamada surge justo unas semanas después de que aproximadamente el 98 por ciento de los 2.000 trabajadores de la planta realizaran una huelga de 48 horas a fines de marzo.

Amazon no se conmovió por la muestra sin precedentes de solidaridad y militancia entre los trabajadores de San Fernando e impuso un nuevo “acuerdo” el 1 de abril según el cual los trabajadores perderán entre 2.000 y 4.500 euros anuales y verán sus salarios congelados indefinidamente.

Rosa García, representante en el comité de empresa de la Unión General de Trabajadores (UGT), alineada al Partido Socialista (PSOE), se quejó de la acción de la empresa: “Fue la respuesta más dura que pudieron haber dado, y lo hicieron por la noche, advirtiendo en el último minuto, cuando entró en vigencia el domingo, han dejado de sentarse con nosotros y negociar ... todos los puntos que rechazamos se han implementado”.

Amazon se vengó de los 900 trabajadores temporales del almacén. Según el sindicato CSIT, “el 80 por ciento de los contratos temporales que finalizaron después de los días de huelga no se han renovado”.

La compañía también ha impuesto alzas masivas de productividad bajo supervisión máxima para compensar las horas perdidas durante la huelga. Los trabajadores dijeron a El Español: “Si antes la productividad era una obsesión, ahora se ha convertido en una obligación. Realmente están apretando los tornillos”.

Es fundamental que los trabajadores comprendan y asimilen conscientemente las lecciones de la huelga, incluido el papel de los sindicatos, que intentaron impedir que se convirtiera en una movilización política más amplia de toda la clase trabajadora ... y luego disculpar su traición pregonando el regreso al trabajo como una victoria.

CCOO, sindicato liderado por los estalinistas, dijo que la huelga había sido un “éxito completo”. García de la UGT declaró: “Estamos muy, muy contentos”. La anarcosindicalista CGT proclamó que era una “victoria completa”.

Grupos pseudoizquierdistas como Izquierda Revolucionaria, Lucha de Clases y la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras desempeñaron un papel auxiliar clave, y publicaron artículos defendiendo acríticamente las convocatorias a la huelga de los sindicatos. Ellos glorificaron la militancia de los trabajadores como si esto fuera suficiente para detener a la corporación global multimillonaria, que es notoria por la superexplotación de su fuerza de trabajo.

Desde el comienzo, los sindicatos, con el apoyo total de los grupos pseudoizquierdistas, garantizaron que la huelga permaneciera aislada. Amazon podría entonces minimizar el impacto desviando pedidos a centros logísticos en Barcelona y Francia. Esto no fue una sorpresa. Incluso antes de la huelga, Marc Blanes, líder del sindicato CGT en el almacén, le dijo a eldiario.es: “Amazon tiene una red logística casi rompe-huelgas, con 46 centros en Europa”.

Durante los 17 meses de negociaciones con la empresa desde que expiró el convenio colectivo, los sindicatos ni siquiera trataron de coordinar las acciones con los ataques de Amazon en Europa. En cambio, cuando estallaron las huelgas en los centros de distribución en Alemania, Francia e Italia el viernes negro del año pasado, los sindicatos españoles no solo se negaron a llamar a sus miembros sino que también desempeñaron el papel de esquiroles.

Ahora, estas mismas fuerzas políticas están conspirando contra la cólera creciente de los trabajadores y nuevas convocatorias a la huelga después del ataque de Amazon a las condiciones y los salarios. Los sindicatos han organizado una serie de protestas para aliviar tensiones —en frente del almacén y cerca de la sede de ETT Adecco y Manpower, dos agencias de trabajo temporal, por ser “cómplices de la desinformación y corresponsables de la no renovación de varios colegas”.

El 20 de abril, convocaron a otra huelga frente a la nueva oficina corporativa de Amazon en Madrid.

La CGT está considerando la posibilidad de “atacar” al “Prime Day” de Amazon del 12 de julio de ofertas exclusivas: una huelga de un día en tres meses, otra maniobra que no apunta a unir a los trabajadores para luchar contra la compañía, sino a liberar la tensión y facilitar la implementación de las políticas de la corporación. Incluso esta medida fraudulenta solo está “en discusión”, y un vocero de la CGT le dijo a RTVE: “Hoy la gente quiere ir a la huelga”.

El representante de CCOO en el almacén, Douglas Harper, sugirió una “huelga indefinida” si “no se produce ningún progreso”, solo para agregar en su siguiente exhalación que este tipo de huelga “es el último recurso”.

El Confidencial reveló que otros sindicatos no identificados ya habían rechazado una “huelga indefinida”, y afirmó: “Aquí los salarios son muy ajustados, no somos un grupo que recibe un salario que nos permite detenerlo indefinidamente. ... Por supuesto, la posibilidad de nuevas huelgas está muy viva: mientras más represión exista, más se calentará el ambiente”.

Tales comentarios después de tal derrota exponen a los sindicatos como cómplices clave de Amazon en la estrategia global de la compañía de recortar costos a través de condiciones de maquiladoras que involucran aceleraciones, vigilancia total, cuotas desastrosas y mínimas pausas para comer y para ir al baño.

Los sindicatos no tienen ningún interés en convocar a una huelga indefinida y apelar a los trabajadores de Amazon en España y en Europa precisamente porque temen que tal enfrentamiento gane un amplio apoyo popular. Son conscientes de que tales acciones son explosivas y amenazan sus “asociaciones” corporativas con empresas capitalistas y sus propios estilos de vida cómodos.

La traición en Amazon tiene lugar en el contexto de una tendencia ascendente de las luchas obreras en Europa, que encuentra expresión en España en la acción tomada por los trabajadores del metro en Málaga, por los tranvías en Madrid y Zaragoza, en el sector lácteo y entre los docentes.

Según los últimos datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, el número de huelgas está aumentando. En 2017, el número de días perdidos duplicó el de 2016 e involucró 729 paros laborales con 225.687 huelguistas. En enero y febrero de 2018, las horas perdidas por huelgas aumentaron en otro 48 por ciento en comparación con 2017.

Otro desarrollo significativo es el número de días perdidos que se definen como “no estrictamente laborales”. En 2017, estos representaron 2.530.081 días, la mayoría de los cuales se produjeron en Cataluña el 3 y el 8 de octubre e implicaron protestas contra la represión del gobierno español de los separatistas catalanes.

Este año ya se han visto grandes huelgas de trabajadores del metal y del automóvil en Alemania, Turquía y Europa del Este; trabajadores ferroviarios en Gran Bretaña; y amplias capas de maestros en Gran Bretaña y los Estados Unidos. En Francia, se está produciendo una confrontación masiva entre la clase trabajadora y el decreto del gobierno que privatiza los ferrocarriles nacionales franceses (la SNCF).

Los trabajadores de Amazon deben unirse contra la explotación corporativa construyendo comités en sus lugares de trabajo para defender sus derechos. Estos comités deben vincularse con los trabajadores de otros almacenes en Europa e internacionalmente en una lucha común contra Amazon. Para obtener más información, suscríbase a nuestro boletín informativo, La Voz Internacional de los Trabajadores de Amazon, y haga click en me gusta en Facebook.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 12 de abril de 2018)

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