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Perspectiva

La extrema derecha toma poder en Italia

El nuevo Gobierno italiano juramentado el viernes en Roma es el más derechista desde la caída del régimen fascista del duce Benito Mussolini en 1945. Con la aprobación del presidente Sergio Mattarella, fue instalada en el poder una coalición entre la ultraderechista Lega y el populista Movimiento 5 Estrellas (M5S, por sus siglas en italiano).

La figura autocrática de este Gobierno es el líder de la Lega, Matteo Salvini. A pesar de que su partido recibiera solo un 17 por ciento del voto en las elecciones parlamentarias, Salvini movía los hilos y dictaba los términos durante las semanas de forcejeo para la formación del nuevo Gobierno.

Como primer ministro adjunto y ministro del Interior, Salvini está reuniendo las fuerzas para proceder con la deportación de medio millón de refugiados y reforzar la policía, como acordado en el pacto del Gobierno de coalición entre la Lega y el M5S. Procura construir un Estado policial para reprimir brutalmente cualquier oposición social y política.

Salvini no oculta su visión fascista. Invitó a líderes de los grupos neonazis europeos a sus mítines, incluyendo al ideólogo de la Nueva Derecha alemana, Götz Kubitschek, y al partido neonazi griego, Amanecer Dorado. También colabora estrechamente con el Frente Nacional en Francia, Alternativa para Alemania y otros partidos neofascistas. Regularmente pronuncia ataques de tinte fascista contra los refugiados y los musulmanes.

Antes de convertirse en un partido activo a nivel nacional, llevaba el nombre de Lega Nord y defendía los intereses de secciones privilegiadas de la población en las áreas más pudientes del norte de Italia. Durante las elecciones, mantuvo una alianza con Forza Italia de Silvio Berlusconi, quien representa más que nadie la corrupción y criminalidad de la burguesía italiana, y con Fratelli d’Italia, cuyas raíces se remontan directamente al fascismo italiano.

El hecho de que el M5S, el partido más grande de la coalición, esté ayudándole a toda esta mugre derechista a tomar las riendas del poder desmiente el mito de que el M5S no es ni derechista ni izquierdista.

El M5S fue fundado por el comediante Beppe Grillo después de la crisis financiera del 2008 que devastó Italia. Por décadas, todos los Gobiernos italianos han implementado políticas militaristas y austeras, incluyendo aquellos que han incorporado al Partido Democrático (PD) y varios partidos pseudoizquierdistas, como Rifondazione Comunista. La catástrofe social y el vacío político que dejaron le permitieron a Grillo ganar apoyo con sus ataques demagógicos contra la corrupción y el enriquecimiento personal de los políticos italianos. El M5S logró ganar apoyo entre la juventud, la cual percibió que la llamada “izquierda” que orbita el PD defendía el capitalismo.

Sin embargo, el programa del M5S siempre ha sido esencialmente derechista, como el World Socialist Web Site lo notó hace cinco años. Escribimos: “Detrás del velo de una lucha contra la corrupción, los monopolios y la burocracia, llama por un ataque histórico contra los trabajadores y el marco entero del Estado de bienestar de la posguerra. Mientras que el M5S dice oponerse a la corrupta élite política, realmente tiene en la mira las conquistas sociales de la clase obrera italiana”.

Esta evaluación se ha visto confirmada. Su alianza con la Lega, cuyo programa xenófobo ha sido acogido por el M5S en su totalidad, va directamente dirigido en contra de la clase obrera y la juventud.

Durante las elecciones, el M5S obtuvo la mayor parte de su apoyo a través de promesas de un ingreso mínimo universal. Ganó votos principalmente de los jóvenes, muchos de los cuales se encuentran en condiciones tan austeras que no pueden dejar las casas de sus padres hasta cuando se aproximan a los 40 años de edad y no pueden comenzar una familia. El M5S también recibió un alto porcentaje de votos en el empobrecido sur del país.

Como segundo adjunto al primer ministro y ministro de Industria y Trabajo, el líder del M5S, Luigi di Maio, está ahora encargado con implementar esta promesa electoral, la cual constituye un obsequio para la élite corporativa. El ingreso básico de €780 por mes viene con la condición de tener que aceptar cualquier oferta de trabajo. Como las leyes Hartz IV en Alemania, servirá como un mecanismo para la creación de un enorme sector de mano de obra barata.

La Lega y el M5S también acordaron introducir un impuesto fijo de dos etapas, el cual le regalará miles de millones de euros a los ricos y a las grandes empresas.

La instalación de tal Gobierno representa una advertencia para los trabajadores tanto en Italia y Europa como en el mundo entero. La élite gobernante está recurriendo rápidamente a formas autoritarias de gobierno.

La coalición de tendencia fascista de la Lega y el M5S está llegando al poder con la aprobación de la Unión Europea. Tan solo días antes de que Mattarella usara sus poderes constitucionales para aprobar la formación del Gobierno, la titular de política exterior de la UE, Federica Mogherini, afirmó tener “total confianza” en el presidente italiano.

El viernes por la noche, dirigentes políticos de toda Europa elogiaron al régimen ultraderechista en Roma. La canciller alemana, Angela Merkel, aplaudió “los lazos estrechos y amigables que unen a Alemania e Italia en todo ámbito, el político, cultural y económico”, y le comunicó al nuevo Gobierno italiano, “Anhelo poder desarrollar y profundizar la estrecha alianza con ustedes”.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, demandó que la UE colabore de cerca con el nuevo Gobierno, restándole importancia a las diatribas de tinte fascista de Salvini, diciendo, “Uno debería medir a los políticos por sus acciones no su retórica”.

Las únicas inquietudes de Mattarella y la UE conciernen la posibilidad de que, con Salvini en el poder, Italia deje la zona del euro y no pague completamente la masiva deuda de €2,3 billones del país. El año pasado, Italia tuvo que pagar €66,4 mil millones en intereses, a pesar de que la tasa de interés de 0,7 por ciento sea bastante baja. Un aumento en las tasas de interés multiplicaría dichas cifras.

Ni Mattarella ni la UE criticaron los planes del Gobierno de detener y deportar a cientos de miles de refugiados. De hecho, no tuvieron nada que decir sobre los ataques racistas del nuevo ministro del Interior y sus predisposiciones autoritarias. Esto se debe a que tales políticos son ahora el consenso en Europa.

En cada país, la clase gobernante está recurriendo a la censura, la represión estatal y métodos fascistas para defender su poder. Esto está siendo impulsado tanto por la crisis sin precedentes del capitalismo europeo y mundial como por la creciente oposición de la clase obrera a los recortes sociales, la represión y el militarismo. Tal oposición amenaza con liberarse de las sofocantes ataduras de los sindicatos, los socialdemócratas y sus aliados pseudoizquierdistas, cuya capacidad para contener y suprimir la lucha de clases se desmorona.

Actualmente, hay partidos ultraderechistas en el poder en varios países europeos, incluyendo Austria, Hungría y Polonia. El hecho de que un Gobierno ultraderechista haya asumido el poder en Italia, uno de los miembros fundadores y cuarta mayor economía de la UE, y un país con sesenta millones de habitantes, es una gran advertencia para la clase obrera europea en su conjunto.

Los partidos socialdemócratas, las organizaciones pseudoizquierdistas y los sindicatos no son capaces ni están dispuestos a oponerse al peligro del fascismo. En cambio, han ayudado a legitimar a la extrema derecha. Por avanzar políticas derechistas en pro del gran capital, les han permitido a los partidos fascistas presentarse como la oposición al statu quo. Más allá, los partidos socialdemócratas y pseudoizquierdistas han adoptado gran parte de la plataforma de la ultraderecha, incluyendo sus demandas de atacar a los refugiados, reprimir internamente y remilitarizar la sociedad.

Solo un movimiento independiente de la clase obrera puede oponerse a la amenaza que representa la extrema derecha. Los requisitos objetivos para tal movimiento están presentes. Las tensiones sociales y la lucha de clases están surgiendo a través del continente, junto con la oposición a los ataques contra los derechos democráticos y sociales y la militarización.

Todo depende ahora de la construcción de un nuevo partido marxista para unificar a la clase obrera en Italia, Europa e internacional y para movilizar su potencial revolucionario hacia el derrocamiento del capitalismo. Esto presenta la urgente tarea de construir secciones del Comité Internacional de la Cuarta Internacional en Italia y los otros países europeos.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 2 de junio de 2018)

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