El jueves, la empresa UPS de logística y entregas basada en Estados Unidos anunció un pago de dividendos para accionistas de más de $700 millones para el trimestre terminado en agosto. El anuncio coincidió con la reunión del sindicato camionero Teamsters en Chicago, Illinois, que votó favor de respaldar contratos para los trabajadores de UPS que continúan los salarios de pobreza y entregan importantes concesiones a la empresa.
El pago de dividendos representa una lección objetiva sobre el funcionamiento básico del capitalismo. ¿De dónde provinieron los $700 millones? No surgieron de la nada. Fueron extraídos de la mano de obra de cientos de miles de trabajadores en EUA e internacionalmente. Es parte del plusvalor generado por estos trabajadores: la diferencia entre los salarios recibidos al vender su capacidad de trabajo, apenas lo suficiente para sobrevivir, y el valor que contribuyen al proceso de producción y distribución.
Los beneficiarios de este proceso de explotación no son los ejecutivos corporativos que controlan UPS, sino también los grandes inversores institucionales y superricos que son dueños de las acciones de la empresa. Sus mayores accionistas incluyen los fondos de inversión Vanguard Group (que recibirá $46 millones), Blackrock ($36 millones) y State Street Corporation ($24 millones). Estos fondos luego distribuyen sus “ganancias” a los parásitos financieros y milmillonarios que manejan e invierten en ellos.
Por su parte, el CEO de UPS, David Abney, quien tiene más de 200.000 acciones de la empresa, le añadirá otros $180.000 a su remuneración del 2017 de más de $14 millones.
Asumiendo pagos similares a inversionistas por el resto del año, los dividendos de UPS del 2018 serán de $2,8 mil millones, lo suficiente para darle a cada uno del cuarto de millón de trabajadores de UPS un aumento salarial inmediato de más de $11.000, casi duplicando el salario anual de un trabajador de medio tiempo en sus almacenes a $10 la hora y 25 horas a la semana. Le tomaría a este trabajador 1.000 años ganar lo que recibió Abney en el 2017.
La empresa ha aumentado o mantenido constante su tasa de dividendos por acción cada año por cuatro décadas. Desde el 2000, el año en que comenzó a cotizar en la bolsa de valores, su tasa de dividendos por acción se ha cuadruplicado. Solo en los últimos siete años, UPS ha pagado más de $18 mil millones en dividendos ($72.000 por trabajador), además de miles de millones más en recompras directas de acciones que buscan inflar los activos de sus accionistas actuales.
El desembolso de dividendos por parte de UPS es solo un método que incluye adquisiciones empresariales, recompras de acciones y dividendos para transferir billones de dólares de la clase obrera a la élite empresarial.
Se estima que las corporaciones estadounidenses realizarán recompras de más de $1 billón de acciones este año, según un análisis de Goldman Sachs publicado la semana pasada. Una década después del colapso financiero global del 2009, las empresas se han forrado con billones en efectivo y están obteniendo ganancias récord. Entre las firmas del índice S&P 500, las ganancias por acción bursátil aumentaron 24 por ciento en el segundo trimestre del 2018 comparado con el mismo periodo el año anterior.
Esta riqueza no está siendo reinvertida en nueva producción o infraestructura, ni hablar de aumentar salarios y contratar más trabajadores. Está siendo dedicada a inflar artificialmente su cotización en la bolsa y las carteras de valores de los ricos.
El sistema capitalista entero depende del auge del mercado bursátil. Después de la crisis financiera del 2008, las clases gobernantes a nivel global, con la Administración de Obama en EUA como punta de lanza, respondieron inyectando billones de dólares en el mercado para rescatar a los bancos. Este proceso ha continuado bajo Trump, con recortes de impuestos masivos para las empresas y los ricos que han sido utilizados principalmente para inflar aún más la burbuja del mercado financiero.
La precondición central para el alza continua en los precios bursátiles es la supresión de los salarios y la destrucción de beneficios. Como lo explicó Marx, “La acumulación de riqueza corresponde al mismo tiempo con la acumulación de miseria, agonía por explotación, esclavitud, ignorancia, brutalidad y degradación mental en el polo opuesto”.
Un reporte del Departamento de Trabajo de EUA publicado el viernes muestra que salario promedio por hora ajustado por la inflación cayó durante este último año por segunda vez en cuatro años. Esto ha sucedido bajo condiciones en que la tasa oficial de desempleo se encuentra en niveles históricamente bajos de 3,9 por ciento.
En un artículo describiendo el estancamiento salarial, el Wall Street Journal comentó con aparente confusión sobre la coexistencia de un desempleo bajo y la permanencia de bajos salarios en toda la economía.
El Journal y la prensa corporativa ignoran o —más precisamente— encubren, el factor más decisivo: la supresión de las luchas de la clase obrera por parte de los sindicatos durante los últimos 30 años y el sabotaje de cualquier lucha de trabajadores por mejoras en sus salarios y condiciones.
Con respecto a UPS, los Teamsters están actualmente involucrados en una conspiración con la gerencia para imponer un nuevo contrato de cinco años para recortar costos laborales. El acuerdo alcanzado por los Teamsters el 10 de julio introduce una nueva escala “híbrida” de trabajadores con menores salarios que pueden utilizar en almacenes o realizando entregas y reciben $6 por hora menos que los conductores actuales. Este nuevo puesto busca extender el trabajo de medio tiempo de los almacenes a los conductores y destruir los últimos puestos con salarios decentes en la compañía.
El contrato también mantiene los salarios de niveles de pobreza para los trabajadores de medio tiempo en los almacenes, quienes conforman más del 70 por ciento de la fuerza laboral de UPS y ganan inicialmente tan solo $10 por hora y son tratados de igual forma por UPS y los Teamsters como basura humana.
Mientras que los oficiales de los Teamsters buscan presentar el convenio entreguista como su máxima victoria, la empresa publicó una declaración aplaudiendo el apoyo de los ejecutivos sindicales al contrato y afirmando que éste incluye “provisiones que le dan a UPS una mayor flexibilidad” como “la expansión de servicios residenciales los fines de semana y para abordar desafíos de competidores”. Wall Street celebró enviando a los cielos los precios de las acciones de UPS, bajo la frágil presunción que los Teamsters lograrán que se apruebe.
Con la complicidad de los Teamsters, los trabajadores de UPS han sufrido una transformación histórica en sus condiciones durante las últimas tres décadas. En 1979, un trabajador de meido tiempo ganaba el equivalente de $27 por hora en valores actuales. El Boletín de Trabajadores de UPS del World Socialist Web Site ha entrevistado a docenas de trabajadores de UPS que han descrito el costo humano del inagotable afán de lucro de la empresa.
Lily, una trabajadora de un depósito en Rockford, Illinois, que gana $13 por hora y se enfrenta a dificultades para mantener a sus 3 hijos junto a su marido, habló sobre un colega cuyo dedo fue arrancado en la línea clasificadora. Sean, un cargador de paquetes en Tennessee se vio obligado a donar sangre en varias ocasiones para poder llegar a fin de mes con una bebé de tres meses y su esposa.
Más ampliamente, los corporativistas y antiobreros sindicatos se han dedicado a aislar y suprimir cada manifestación de oposición a la redistribución de riqueza de trabajadores a ricos. Las huelgas de gran escala han prácticamente desaparecido, mientras que la desigualdad social ha llegado a nuevas alturas. Los sindicatos se han transformado en contratistas de mano de obra barata.
Aquellos que defienden las ataduras organizacionales sobre la clase obrera que personifican estas instituciones —incluidas las organizaciones pseudoizquierdistas que orbitan el Partido Demócrata— lo hacen porque representan a sectores privilegiados de la clase media-alta que se han enriquecido a través de este proceso que han facilitado los sindicatos, ante todo gracias al aumento en los precios de las acciones.
Para luchar por sus intereses, la clase obrera necesita nuevas organizaciones, comités de base en las fábricas, centros de trabajo y comunidades. Estas organizaciones deben luchar por unificar a trabajadores en UPS con trabajadores automotores, de Amazon, de servicios, docentes y de todas las secciones de la clase obrera en EUA e internacionalmente en una lucha en común contra la élite corporativa y financiera.
No hay forma de afrontar el continuo crecimiento de la desigualdad social y el empobrecimiento de millones de trabajadores por todo el mundo dentro del marco del capitalismo. Los trabajadores de UPS no solo se enfrentan a una corporación o a un oficial sindical corrupto, sino a todo un sistema económico basado en la explotación de la clase trabajadora.
Las gigantescas empresas de logística como UPS, Amazon y FedEx, las cuales entrañan la base objetiva para un sistema racional y científicamente organizado de transporte de bienes, deben ser expropiadas y tomadas de las manos de la oligarquía financiera, como parte de la reorganización socialista planificada de la economía mundial por parte de la clase trabajadora.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 13 de agosto de 2018)