El valor de la lira turca cayó otro 10 por ciento el lunes cuando declinaron los mercados en Asia, Europa y EUA por temores de que el contagio de la crisis turca se extendiera a otras economías de mercados emergentes, así como a bancos europeos con miles de millones de dólares en deudas turcas.
La lira cayó a mínimos récord de 7,24 por dólar y 8,12 frente al euro, recuperándose ligeramente después de que el Banco Central turco anunciara medidas para calmar los mercados, solo para retroceder nuevamente al final del día a aproximadamente 7 por cada dólar.
La moneda ha perdido el 45 por ciento de su valor a lo largo de este año, lo que ha elevado el costo de las importaciones y ha alimentado una tasa de inflación que ha superado el 15 por ciento, erosionando constantemente los niveles de vida de la clase trabajadora turca.
Los temores del mercado de un contagio se han convertido en una profecía auto cumplida en todo el mundo, con la rupia de la India alcanzando un mínimo histórico, y las monedas sudafricanas, mexicanas, brasileñas y de otros mercados emergentes cayendo abruptamente. El gobierno de Argentina anunció el lunes por la noche que iba a elevar su tasa de interés básica a un impactante 45 por ciento, ya que el peso también bajó a un mínimo histórico, con temores de una mayor presión del mercado.
El viernes pasado, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció la imposición severa de nuevos aumentos en los aranceles sobre el acero y aluminio turcos, duplicándolos a 50 y 20 por ciento, respectivamente. Las medidas, promovidas como parte de la política de guerra comercial "América Primero" de la Administración de Trump, representan un duro golpe para Ankara en su lucha contra la crisis monetaria.
EUA es mercado para la exportación de acero más grande para Turquía, sumando unas 1,5 millones de toneladas en 2017. El aumento drástico de los aranceles representa un golpe económico significativo y amenaza los empleos de miles de trabajadores turcos.
Los analistas internacionales describieron la acción de la Administración de Trump como una sin precedentes, señalando que históricamente Estados Unidos ha tratado de mejorar esas crisis en lugar de exacerbarlas.
"Es bastante único que un mercado emergente que no solo enfrente una crisis macroeconómica interna sino también un conflicto político externo con el principal accionista del Fondo Monetario Internacional", comentó Torsten Slok, el principal economista internacional de Deutsche Bank.
El Wall Street Journal señaló: "Washington generalmente ha tratado de calmar los mercados globales en esos momentos, especialmente cuando los inversores se ven enganchados por su miedo al contagio. Trump en cambio apretó más a Ankara ".
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, arremetió contra Washington el lunes. "Actúas por un lado como socio estratégico pero por el otro disparas balas al pie de tu socio estratégico", dijo. "Estamos juntos en la OTAN y luego buscas apuñalar a tu socio estratégico en la espalda. ¿Se puede aceptar algo así?”
En un artículo de opinión publicado el lunes por el New York Times, Erdogan también denunció "las acciones unilaterales contra Turquía por parte de Estados Unidos, nuestro aliado de décadas", y advirtió que Washington debe "abandonar la noción equivocada de que nuestra relación puede ser asimétrica y entender el hecho de que Turquía tiene alternativas." Si Estados Unidos no cambia el rumbo, continuó, Turquía "comenzará a buscar nuevos amigos y aliados".
Erdogan hizo esta advertencia mientras que estaba programado que el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, llegara a Ankara para conversar con el gobierno turco. Según los informes, Rusia y Turquía discutieron planes para comenzar a realizar operaciones en su propia moneda en lugar de usar el dólar estadounidense.
China ha indicado que proporcionará ayuda a Ankara en términos de bonos denominados en yuanes, así como nuevas inversiones.
Ankara, por su parte, ha señalado que desafiará las sanciones de Estados Unidos sobre el petróleo y el gas iraní que entrarán en vigor en noviembre.
La confrontación entre Washington y Ankara ha sido atribuida en gran parte por los medios corporativos estadounidenses a que el gobierno turco no haya liberado al predicador evangélico cristiano Andrew Brunson, a quien Ankara ha acusado de participar en el fallido golpe militar de 2016 contra Erdogan. El caso de Brunson se ha convertido en una preocupación clave de la base de derechos cristianos de la Administración de Trump.
Mucho más fundamental que el destino de un pastor de Carolina del Norte, sin embargo, son las tensiones geoestratégicas que subyacen en el golpe de 2016, el cual fue lanzado con el apoyo de los Estados Unidos, entonces gobernado por la Administración de Obama, y Alemania. Estas surgieron por el acercamiento de Ankara con Moscú y Teherán, y los crecientes enfrentamientos de Turquía con Estados Unidos sobre Siria, donde el Pentágono adoptó a la milicia YPG kurda siria como su principal fuerza de apoyo, incluso cuando el ejército turco ha estado librando una sangrienta contrainsurgencia campaña contra el PKK, el movimiento separatista kurdo en Turquía.
El lunes, el presidente Trump promulgó la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA, por sus siglas en inglés) de 716 mil millones de dólares para el año fiscal 2019, la cual incluye un llamado para una "Evaluación de la posible compra por parte del Gobierno de la República de Turquía del sistema de defensa aéreo y de misiles S-400 de la Federación de Rusia y los posibles efectos de dicha compra en la relación bilateral Estados Unidos-Turquía, incluyendo una evaluación de los impactos en otros sistemas y plataformas de armas de los Estados Unidos operados conjuntamente con la República de Turquía".
La compra del sistema de defensa aérea rusa ha sido citada como una razón por que Washington ha excluido a Ankara del programa de aviones de combate F-35, así como la restricción el intercambio de inteligencia con su aliado aparente de la OTAN.
Washington ha visto cada vez más las políticas del gobierno de Erdogan como un obstáculo en su impulso para afirmar la hegemonía de EUA sobre Eurasia, y para enfrentar militarmente a Irán, que considera como un obstáculo principal para su dominio sobre el Medio Oriente. Para lograr estos fines, como lo deja en claro su respuesta a Turquía, el imperialismo estadounidense está dispuesto a sumir la economía capitalista mundial en una profunda crisis.
Además de su postura nacionalista como un opositor del imperialismo estadounidense, Erdogan, quien fue reelegido en junio, arrogándose a sí mismo poderes ejecutivos extraordinarios, emitió ominosas amenazas a los enemigos internos.
"Hay terroristas económicos en las redes sociales", dijo a una audiencia de embajadores turcos reunidos en el palacio presidencial de Ankara el lunes. "Son una verdadera red de traición".
Los reguladores financieros turcos han amenazado con emprender acciones legales contra cualquier persona que difunda "noticias y declaraciones erróneas y fabricadas". Las autoridades han afirmado haber identificado unas 350 cuentas de redes sociales que son culpables de socavar la lira con "noticias falsas" que contradicen las declaraciones del gobierno sobre la fuerza de la economía turca.
"Se inició una investigación de acuerdo con la Ley Penal Turca, la Ley Bancaria, las regulaciones de la Junta de Mercados de Capital y leyes relacionadas en personas que exhibieron acciones que amenazan la seguridad económica a través de historias manipuladoras en medios y redes sociales operativas como parte de los ataques económicos a la República de Turquía, su paz social, unidad y seguridad económica por parte de los poderes detrás del intento de golpe [2016] ", dijo la oficina del fiscal en un comunicado emitido el lunes, según la agencia estatal Anadolu Agency.
Tales amenazas se traducirán rápidamente en represión contra la clase trabajadora turca, la cual enfrentará el peso de la crisis económica y las medidas que tomará el gobierno de Erdogan para enfrentarla. Los mercados financieros internacionales exigen que el banco central turco eleve las tasas de interés, un paso al que Erdogan se ha resistido, y que se impongan amplias medidas de austeridad.
El ministro de Finanzas de Turquía, que también es el yerno de Erdogan, Berat Albayrak, dijo el lunes que Ankara presentará un plan económico para enfrentar la crisis de la lira que incluye una estricta disciplina presupuestaria.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 14 de agosto de 2018)