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DSA describe los comicios de mitad de término como "el renacimiento del movimiento socialista estadounidense"

El 7 de noviembre, el Comité Político Nacional de los Socialistas Democráticos de América (DSA, por sus siglas en inglés) publicó una declaración celebrando los comicios de mitad de término como una victoria para la "izquierda". La declaración comienza: "Ayer los socialistas democráticos lucharon y ganaron campañas electorales inspiradoras a lo largo del país, representando el renacimiento del movimiento socialista estadounidense después de generaciones en retroceso".

Continúa: "Mientras que los Demócratas tuvieron éxito al tomar una pequeña mayoría en la Cámara de Representantes, dándole un golpe a la extrema derecha y la agenda corporativista representada por Trump y el Partido Republicano, el Senado sigue en las manos de los Republicanos".

Que el DSA haya presentado las elecciones como un golpe para la derecha y una victoria para el socialismo esta en flagrante conflicto con la realidad, al igual que la declaración de que la elección de un puñado de miembros del DSA y varias docenas de candidatos respaldados por el DSA haya alterado significativamente la trayectoria política de los Estados Unidos.

Tales aserciones son desmentidas por el hecho de que pocos, si alguno, de los candidatos que supuestamente personifican el "renacimiento" del socialismo estadounidense se identifican como socialistas, y ninguno avanza un programa socialista. Ellos ni siquiera presentan un serio programa liberal reformista. Todos son parte del Partido Demócrata, el partido capitalista más antiguo en Estados Unidos, y apoyan sus políticas principales: la guerra, la austeridad y los ataques contra los derechos democráticos.

A la delantera se encuentra el miembro del DSA Alexandria Ocasio-Cortez, la congresista recién electa de Nueva York. Después de ganar las elecciones preliminares, en las cuales ocultó su afiliación con el DSA, rápidamente se distanció no solo del socialismo, sino también de toda referencia a la oposición al militarismo, sionismo o la persecución de los inmigrantes.

Días después de su victoria preliminar, negó todos los "ismos", repudió sus previas críticas contra Israel, prometió su apoyo para la "seguridad fronteriza", se paró junto a Bernie Sanders y asentó con la cabeza mientras que el senador de Vermont respaldó la campaña contra Rusia de los Demócratas. Unas semanas después, se unió al coro repugnante de elogios para el Senador John McCain, después de la muerte de este reaccionario belicista. (Vea: Ocasio-Cortez y Sanders elogian a McCain: una lección objetiva en la política de la pseudoizquierda).

Y sobre los otros candidatos apoyados por el DSA nombrados en la declaración del Comité Político Nacional, ninguno de ellos se puede considerar verdaderamente de izquierda, sin decir socialista. Cada uno de los 12 candidatos que fueron apoyados a nivel nacional se postuló y fue elegido como demócrata. La mayoría son funcionarios del Partido Demócrata.

Vaughn Steward, elegido a la Cámara de Delegados en el Distrito 19 de Maryland, trabajó como el director de política para la exitosa candidatura del Rep. Jamie Raskin en 2015, fue el tesorero del Club Demócrata del Distrito 19 y fue un presidente de distrito electoral.

Gabriel Acevero, quien ganó una escaña en la Cámara de Delegados de Maryland en el distrito 39, escribe en su "descripción" que está "comprometido a construir un Partido Demócrata fuerte en el Condado Montgomery". También presume de su actual puesto como presidente de la Asociación de Demócratas Negros en el Condado Montgomery y su papel como un oficial de precinto para el Distrito 39.

Summer Lee en el Distrito 34 fue una organizadora de campo para el Partido Demócrata en Pennsylvania en 2016.

En cuanto a sus programas, los temas relacionados a la guerra y el militarismo estadounidense no aparecen en una sola de sus páginas. Ninguno presenta una sola demanda para un cambio fundamental en las relaciones de producción o la distribución de la riqueza.

En su página web oficial, Acevero hace un llamado para reformas formuladas vagamente, como "expandir la vivienda asequible" y "cuidar a nuestros adultos mayores". En la sección de su página web "defender a los inmigrantes", no hace un llamado para abolir a ICE o ponerle fin a las guerras estadounidenses que han devastado a los países de donde miles de inmigrantes escapan cada día. En cambio, ofrece la fórmula estatus quo del Partido Demócrata de que los inmigrantes son "buenos para la economía" y declara su apoyo para el "Dream Act".

La realidad es que lejos de ser reformado, el Partido Demócrata se está moviendo rápidamente a la derecha, y en cuestiones importantes, incluyendo la censura, la guerra en Siria y la confrontación con Rusia, se encuentra a la derecha de la Administración de Trump.

En una campaña electoral marcada por un llamado sin precedentes de Trump a las fuerzas fascistoides, la fomentación de violencia racista, los ataques contra la 14º Enmienda, el despliegue de tropas a la frontera, promesas de construir ciudades de carpas para los inmigrantes detenidos y arrebatos de violencia fascista --¿cuál ha sido la respuesta del Partido Demócrata?

Se ha rehusado a defender a los inmigrantes centroamericanos denunciados por Trump como "invasores" que amenazan la seguridad y vidas de los estadounidenses, llamando al asunto como una "distracción". Ha tratado al ataque de Trump a la ciudadanía por nacimiento, un pilar de la Carta de Derechos, como algo entre una broma y un truco electoral. Ha permanecido en silencio en cara a las maniobras ominosas de Trump llevadas a cabo antes de las elecciones para una guerra mundial, incluyendo su retirada del tratado de fuerzas nucleares de alcance intermedio con Rusia, su imposición de sanciones brutales contra Irán y la declaración de una "Nueva Guerra Fría" contra China.

El supuesto enfoque de los Demócratas del acceso a la salud omitió cualquier referencia a antiguos llamados de "Medicare para todos" y equivale a nada más que la defensa del reaccionario programa de Obamacare, el cual impuso costos más altos y redujo servicios para millones de trabajadores, mientras que protegió los beneficios de las corporaciones de seguro y farmacéuticas.

Durante la campaña electoral, el Partido Demócrata y sus portavoces en los medios exigieron que la gente joven, en particular, votara por los Demócratas, en un intento para avergonzarlos con la calumnia de que abstenerse o votar por un candidato de otro partido los haría cómplices en las políticas criminales de Trump.

Este fraude fue expuesto aún antes de que todos los votos fueran contados, cuando la líder de la cámara baja, Nancy Pelosi, habiendo ganado control de la Cámara de Representantes, promulgó declaración tras declaración rogándole a Trump para que dejara que el Partido Demócrata colaborara en la implementación de sus políticas derechistas. Los demócratas solo se galvanizaron para protestar solo cuando Trump despidió a Jeff Sessions, su fiscal general archirreaccionario, antiinmigrante y racista. Convocaron mítines para defender al ex segregacionista de Alabama y proteger la investigación contra Rusia del Consejero Especial Robert Mueller de interferencia por parte del nuevo director del Departamento de Justicia de Trump.

La nueva clase de Demócratas recién elegidos incluye un puñado de "progresistas" apoyados por el DSA, pero está dominado por casi una docena de ex operativos de inteligencia, oficiales militares y oficiales de seguridad nacional, al igual que un grupo más grande de Demócratas conservadores. De hecho, no existe una contradicción entre los políticos burgueses nombrados "progresistas" por el DSA, incluyendo a figuras como Ocasio-Cortez, y lo que el WSWS llama los "Demócratas de la CIA". Los primeros apoyan completamente y están de acuerdo fundamentalmente con los segundos en todas las cuestiones básicas.

Esta es la verdadera formación: Los Demócratas, trabajando con los sindicatos y las organizaciones de seudoizquierda como el DSA, enfocan todos sus esfuerzos en suprimir el enojo y oposición de la clase obrera a todo el sistema económico y político; buscan colaborar con Trump y los Republicanos en este esfuerzo, incluyendo al fortalecer los poderes policiacos del Estado; el DSA trabaja para darle un disfraz "progresista" y "democrático" a este partido antitrabajador de Wall Street, el aparato militar y de inteligencia y las capas más privilegiadas de la clase media.

Todos están unidos en su miedo de un movimiento independiente masivo de la clase obrera, el cual amenazaría las fundaciones del sistema capitalista. Este, de hecho, es la única base para la lucha por el socialismo, no una reorganización del personal de los partidos derechistas en el Congreso, o si vamos al caso, la Casa Blanca.

Estos comicios de mitad de término han enfatizado la futilidad de cada intento de llevar a cabo un cambio progresivo por medio del sistema electoral burgués, este mismo una parodia de la verdadera democracia. Después de un récord de 5 mil millones de dólares gastados, la mayoría por oligarcas multimillonarios que compran a los políticos por la docena, insultos interminables, anuncios de campaña falsos y promesas falsas que son rotas minutos después del día de las elecciones, hay un sentimiento creciente de que el sistema es irremediablemente amañado corrupto y que no puede ser reformado.

El documento del DSA declara el final: "Casi cincuenta mil personas se han unido a los Socialistas Democráticos de América desde que Trump fue electo en 2016. Inspirados por el mensaje de Bernie Sanders para una economía moral y su llamado para una revolución política, una nueva generación está lista para tomar la causa del socialismo democrático".

Ciertamente el aumento en la membresía del DSA es un barómetro de un cambio significativo en la situación política. Millones de trabajadores y jóvenes buscan una alternativa política. La campaña de Sanders no radicalizó a esta capa de trabajadores y jóvenes, sino que sirvió para destapar el crecimiento de sentimientos anticapitalistas. Estos trabajadores fueron radicalizados por décadas de creciente desigualdad económica, guerra sin fin y ataques contra los derechos democráticos, i.e., las políticas del Partido Demócrata no menos que las de los Republicanos.

Lo que los trabajadores necesitan es una economía socialista establecida por medio de una revolución socialista, en la que los mismos trabajadores controlan la producción. Los Socialistas Democráticos de América son absoluta e irreconciliablemente hostiles a tal perspectiva.

(Publicado originalmente en inglés el 15 de noviembre de 2018)

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