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Perspectiva

El vicepresidente de Estados Unidos percute los tambores de la guerra en Asia

El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, utilizÛ la cumbre asi·tica de la ˙ltima semana para presentarle el siguiente ultim·tum a China, acelerando la marcha hacia una guerra: doblÈguense a las demandas del imperialismo estadounidense y acepten un estatus subordinado y semicolonial o enfrÈntense a todo el poderÌo diplom·tico, econÛmico y, en ˙ltima instancia, militar de Estados Unidos.

En su intervenciÛn en la cumbre CooperaciÛn EconÛmica en el Asia PacÌfico (APEC, por sus siglas en inglÈs), Pence acusÛ a China de ìaprovecharse de Estados Unidos por muchos, muchos aÒosî y declarÛ que ìesos dÌas se acabaronî. Luego, advirtiÛ sin rodeos que ìEstados Unidos no cambiar· de curso hasta que China cambie su comportamientoî, incluso ìm·s que duplicandoî los masivos aranceles que ya impuso sobre los bienes chinos.

Pence efectivamente descartÛ cualquier acuerdo entre Trump y el presidente chino, Xi Jinping, en la cumbre G-20 en Argentina a fines de este mes. Dijo al Washington Post en camino a Singapur que Xi debÌa llevar ìpropuestas concretasî a la reuniÛn y no solo en tÈrminos del dÈficit comercial estadounidense con China, sino a travÈs de una amplia gama de temas, tanto polÌticos y militares como econÛmicos.

InsistiÛ, adem·s, que China debÌa ìcambiarî respecto a su presunto ìrobo de propiedad intelectual, transferencia forzada de tecnologÌa, acceso restringido a mercados chinos, irrespeto a las reglas y normas internacionales, esfuerzos para limitar la libertad de navegaciÛn en aguas internacionales y la interferencia del Partido Comunista Chino en la polÌtica de paÌses occidentalesî.

Los comentarios del vicepresidente son una repeticiÛn de su beligerante discurso contra China que pronunciÛ en octubre y que estableciÛ el tono para la subsecuente intensificaciÛn de la confrontaciÛn con China. En efecto, Washington est· insistiendo que Beijing abandone sus planes para desarrollar industrias de alta tecnologÌa en competiciÛn con las empresas estadounidenses, abra el paÌs m·s para la explotaciÛn corporativa estadounidense, se someta al ìsistema internacional basado en normasî determinadas por EUA y frene todo esfuerzo que busque contrarrestar la agresiva propaganda antichina.

Pence tambiÈn anunciÛ que desafiar· la Iniciativa del CinturÛn y Camino, una estrategia masiva de infraestructura para integrar a China m·s estrechamente con el resto del continente eurasi·tico a fin de prevenir el encerramiento por parte de EUA y sus aliados. En un ataque hipÛcrita contra China, Pence manifestÛ en la reuniÛn de la APEC: ìSabemos que EUA ofrece una mejor opciÛn. No sumergimos a nuestros socios en un mar de deudas, no coercemos o comprometemos su independenciaÖ No ofrecemos un cinturÛn restrictivo o un camino de una direcciÛnî.

El vicepresidente pr·cticamente saboteÛ la cumbre, la cual no emitiÛ un comunicado final por primera vez en 29 aÒos despuÈs de que EUA insistiera en utilizar un lenguaje que insinuaba cambios a la OrganizaciÛn Mundial del Comercio para socavar a China.

El aspecto m·s siniestro de los comentarios de Pence girÛ en torno a las acciones militares de EUA enfocadas en el mar de China Meridional, donde el Gobierno de Trump ha escalado sus llamadas ìoperaciones de libre navegaciÛnî enviando provocadoramente buques de guerra y bombarderos con capacidad nuclear a inmiscuirse en las aguas y el espacio aÈreo reclamados por China.

Pence insistiÛ en que tales provocaciones militares continuarÌan pese al peligro de que un incidente desencadene un conflicto abierto. A fines de septiembre, un buque de guerra estadounidense y un navÌo chino casi colisionaron. Washington culpÛ a la armada china. En realidad, se debiÛ a las acciones imprudentes de EUA en aguas a miles de kilÛmetros del territorio estadounidense, pero cerca de bases militares chinas sensibles.

Hablando a la prensa, Pence declarÛ: ìNo nos intimidar·n. No bajaremos la guardiaî. Respondiendo quÈ pasarÌa si Beijing no accede a actuar en una forma que evita una ìGuerra FrÌaî con EUA, Pence dijo: ìEntonces que asÌ sea. Estamos aquÌ para quedarnosî.

En realidad, lo que se est· produciendo no es una nueva versiÛn de la Guerra FrÌa entre EUA y la antigua UniÛn SoviÈtica sino un regreso a los aÒos treinta, cuando las guerras comerciales, las provocaciones y enfrentamientos militares detonaron r·pidamente una guerra mundial en la que murieron decenas de millones de personas. A diferencia de los aÒos cincuenta y aÒos sesenta, cuando Estados Unidos contaba con un predominio econÛmico global y la UniÛn SoviÈtica no constituÌa un desafÌo econÛmico, el imperialismo estadounidense se encuentra ahora en un descenso histÛrico y considera a China, la segunda mayor economÌa del mundo, un importante desafÌo para su hegemonÌa global.

La estrategia de Washington no es de confinar, como en la ìGuerra FrÌaî, sino de ìhacer retrocederî, como durante la Guerra de Corea, cuando EUA estuvo al borde de un conflicto total con China y la UniÛn SoviÈtica hasta que cambiÛ su estrategia. A partir del ìgiro hacia Asiaî del Gobierno de Obama, el cual ha sido acelerado bajo Trump, el Pent·gono se ha dedicado a acumular sus fuerzas militares y fortalecer sus alianzas y asociaciones estratÈgicas a travÈs de toda la regiÛn del Indo-PacÌfico.

No es un accidente que Pence anunciara el apoyo de EUA al establecimiento entre Australia y Pap˙a Nueva Guinea (PNG) de una nueva base militar conjunta en la isla Manus de PNG. Esta estratÈgicamente localizada isla fue utilizada por el ejÈrcito estadounidense durante la guerra del PacÌfico contra JapÛn. Las nuevas instalaciones en Manus son parte de la reestructuraciÛn extensa de las bases estadounidenses en Asia por base del Pent·gono, la cual se ha complementado con nuevos acuerdos de bases militares que rodean China desde JapÛn, Corea del Sur y Guam, hasta el norte de Australia, Singapur y la India.

M·s temprano este aÒo, el titular del Comando del PacÌfico estadounidense (PACOM, por sus siglas en inglÈs), el almirante Philip Davidson, le dijo al comitÈ del Senado que ìrecalibrarÌaî los 375.000 efectivos militares y civiles de PACOM, 200 buques de guerra y casi 1.100 aviones de combate en lÌnea con la nueva estrategia de defensa nacional del Pent·gono. Develado en enero, el documento estratÈgico convirtiÛ las rivalidades entre grandes potencias, no el terrorismo, en el principal foco de atenciÛn y calificÛ a China, junto a Rusia, como ìpotencias revisionistasî que debÌan ser combatidas.

Al presentar sus planes para PACOM, Davidson declarÛ: ìEste esfuerzo consiste en asegurar la continua preparaciÛn para combate de las fuerzas asignadas al oeste del PacÌfico; desarrollar una huella actualizada de la modernizaciÛn r·pida de China y su b˙squeda de acuerdos con paÌses anfitriones que permite a EUA proyectar su poder cuando sea necesarioî. Menciona el desarrollo de nuevas ìarmas hipersÛnicas y de energÌa dirigida, capacidades espaciales resilientes, cibernÈticas y de redî, entre otras, en preparaciÛn para una guerra con China.

El paso m·s ominoso de EUA es su reciente decisiÛn para dejar el acuerdo de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF, por sus siglas en inglÈs) firmado en 1987 con la antigua UniÛn SoviÈtica, lo que permite que el Pent·gono construya un nuevo arsenal de misiles nucleares de corto y mediano alcance que ser· principalmente dirigido contra China. La previa estrategia de Batalla de Aire-Mar del Pent·gono para una guerra con China que involucraba ataques masivos convencionales por aire y con misiles contra la china continental desde bases cercanas est· siendo complementado o reemplazado por planes de un devastador ataque nuclear.

El Gobierno de Trump est· marcando el curso hacia una catastrÛfica guerra con China que inevitablemente causar· millones sino miles de millones de muertes. Al fundar la Cuarta Internacional en 1938 en vÌsperas de la Segunda Guerra Mundial, LeÛn Trotsky advirtiÛ que la humanidad tenÌa dos alternativas: el socialismo o la barbarie. La nueva internacional revolucionaria, opuesta a las traicioneras direcciones socialdemÛcratas y estalinistas, era necesaria para movilizar y unir a los trabajadores de todo el mundo en la lucha por abolir el capitalismo y su obsoleta divisiÛn del mundo en Estados naciÛn rivales.

Ese es el desafÌo al que se enfrenta la clase obrera internacional en la actualidad: unirse y construir el ComitÈ Internacional de la Cuarta Internacional y sus secciones, que son los ˙nicos partidos que luchan por la perspectiva del internacionalismo socialista.

(ArtÌculo publicado originalmente en inglÈs el 20 de noviembre de 2018)

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