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El presidente francés prohíbe la protesta contra el impuesto sobre el combustible en París mientras se expanden las huelgas

Mientras el gobierno del presidente francés, Emanuel Macron, avanzaba hacia prohibir las protestas contra el aumento del impuesto sobre el combustible, las huelgas y manifestaciones en apoyo del movimiento de protesta se extendía por toda Francia ayer.

En la actualidad, las páginas de Facebook asociadas con las protestas sobre el impuesto sobre el combustible, que se refieren a sí mismas como “chalecos amarillos”, han desafiado la orden del gobierno y mantienen las convocatorias de protestas en la Place de la Concorde. Se espera que decenas de miles de personas participen en la capital desde ciudades y pueblos de todo el país por segundo sábado consecutivo. Hay cada vez más rumores de que los trabajadores ferroviarios permitirán que los manifestantes viajen en tren a la capital de forma gratuita. Serán recibidos por miles de agentes antidisturbios y policías enviados por el gobierno del presidente Emmanuel Macron.

Manifestantes contra el impuesto al combustible en Francia

En un comunicado de prensa sobre la protesta, el ministro del Interior, Christophe Castaner, indicó que había “excluido la posibilidad de que ocurra en la Place de las Concordes por razones obvias de seguridad”. La plaza está al lado de la Embajada de los EUA y el Palacio del Elíseo, que alberga al presidente. Castaner amenazó de manera similar con que “la respuesta judicial será intransigente en caso de problemas”.

El prefecto de Burdeos, Didier Lallement, ha emitido una orden provisional que prohíbe protestas en el centro de la ciudad.

Las amenazas del gobierno se han enfrentado en gran medida con la ira y el rechazo de los trabajadores en Francia, en Bélgica, donde también se están produciendo las protestas del “chaleco amarillo”, e internacionalmente. Desde la primera protesta del 17 de noviembre, se ha puesto de manifiesto que el movimiento contra el aumento del impuesto sobre el combustible de Macron fue una expresión inicial de un descontento social explosivo entre amplios sectores de los trabajadores y de la clase media en toda Europa.

Después de que se organizaran bloqueos en carreteras fuera de varios lugares de trabajo, los trabajadores se declararon en huelga para apoyar la lucha contra Macron.

Mientras se llevan a cabo huelgas en Amazon en Alemania, España y el Reino Unido, los trabajadores de Amazon en huelga en Lauwin-Planque en el norte de Francia se unieron a grupos de manifestantes de “chalecos amarillos” cerca de su centro, donde el tráfico se había visto afectado por un bloqueo. Los conductores de camiones tocaban las bocinas para apoyar la protesta mientras pasaban.

Después de que las fuerzas policiales cerraron los bloqueos de carreteras en las afueras de la refinería de petróleo de la Esso en Fos-sur-Mer, en el sur de Francia, un movimiento de huelga afectó a seis de cada siete refinerías en el país.

El sindicato estalinista Confederación General de Trabajadores (CGT), cuyo liderazgo es abiertamente hostil al movimiento de protesta y lo ha denunciado como neofascista, insiste en que las huelgas no tienen nada que ver con las demandas de los manifestantes del “chaleco amarillo” contra Macron. Ayer, el jefe de la CGT, Phillippe Martínez, lanzó otro ataque contra las protestas, advirtiendo que contenían “elementos de extrema derecha”.

Las negociaciones salariales anuales de toda la industria comenzaron hoy. “Este es un día de acción en todos los sitios que enfrentan recortes de empleos”, dijo a AFP Fabien Cros, un dirigente de la CGT en la refinería La Mede. No obstante, Cros se vio obligado a admitir que alrededor de 150 huelguistas en La Mede se habían unido a un bloqueo de alrededor de 50 manifestantes de “chalecos amarillos” en una rotonda de entrada a la refinería, y estaban distribuyendo volantes allí. “Ningún producto está entrando o saliendo del depósito”, agregó.

Contactado por teléfono, un huelguista le dijo a AFP: “No estamos en contra de ninguna lucha. Todo es bueno contra Macron. Estamos totalmente hartos”.

Estas declaraciones dejan en claro que los sindicatos, apoyados por partidos como el Nuevo Partido Anticapitalista y Francia Insumisa de Jean-luc Melenchon, están luchando para proteger a Macron. Pero están siendo sacudidos por el rápido ingreso de grandes sectores de trabajadores a la lucha contra el gobierno.

Para mantener el control de la ira de los trabajadores y evitar ser rechazados, algunos funcionarios sindicales están cambiando para apoyar nominalmente las protestas. Los sindicatos portuarios de la CGT han declarado su apoyo. Un funcionario, Herve Caux, explicó: “Muchos de nuestros trabajadores son manifestantes del ‘chaleco amarillo’ y el gobierno es indecente. Para forzarlo a doblegarse, tenemos que estar juntos”.

En la Isla de la Reunión, donde Macron ha amenazado con enviar a los militares contra los manifestantes, los trabajadores del muelle se unieron al bloqueo en el Puerto Este, mientras que se informó de 16 cortes de ruta en las principales carreteras de la isla.

Al mismo tiempo, miles de manifestantes continuaron organizando cortes de ruta en Francia y Bélgica ayer. Cerraron carreteras cerca de Montelimar en el departamento de Drome, en el sureste de Francia, en Bretaña, Normandía y en las regiones de Agen, Toulouse, Narbona y Beziers. Bloquearon varios centros comerciales en Carpentras, así como varios sitios en Bélgica para marcar el “Viernes Negro”.

La cuestión decisiva sigue siendo orientar el movimiento contra las medidas de austeridad de Macron hacia la clase obrera internacional, y organizarse independientemente de los sindicatos. Los trabajadores se enfrentan no solo a una lucha económica, sino a una lucha política contra el gobierno de Macron y toda la Unión Europea que la respalda. Por lo tanto, es necesario construir una dirección marxista de la clase obrera para librar una lucha de este tipo.

Mientras Macron busca suprimir las protestas del “chaleco amarillo” y restablecer el reclutamiento militar obligatorio para promover el nacionalismo y el militarismo, la lucha por una perspectiva internacionalista, socialista y revolucionaria es crítica. Contra la determinación de la aristocracia financiera y sus representantes políticos de imponer su voluntad a toda la sociedad, el desarrollo de las luchas de la clase obrera plantea cada vez más directamente la necesidad de tomar el poder en manos de la misma clase trabajadora.

Las protestas del “chaleco amarillo” siguen siendo en la actualidad un movimiento políticamente heterogéneo. Las tendencias de naturaleza derechista y ultraderechista buscan influir en él. Pero a medida que la clase obrera entra en lucha contra Macron, la derecha está abandonando cada vez más las protestas. Laurent Wauquiez, el líder de los Republicanos que se unió a la protesta el sábado pasado, dejó en claro que no participará en la manifestación de hoy.

Al mismo tiempo, ciertas figuras en la protesta del “chaleco amarillo” se han distanciado públicamente de la derecha, incluido Eric Drouet, el conductor del camión que emitió una de las convocatorias de protesta en Facebook.

Drouet escribió en una publicación de Facebook: “Es importante que toda persona que desee participar en este movimiento pueda hacerlo, sin importar el color de su piel, país de origen, orientación sexual, género o religión ... No, los chalecos amarillos no son las ovejas de los nacionalistas, los fascistas y otros movimientos extremistas, al igual que nuestro movimiento no está representado por ningún partido o sindicato. Denunciamos el impuesto del gobierno sobre los más necesitados mientras enriquece a los ultrarricos”.

(Publicado originalmente en inglés el 24 de noviembre de 2018)

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