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La desaceleración económica mundial golpea las exportaciones peruanas

El diario peruano El Comercio publicó un artículo el 23 de noviembre titulado “Aumenta el número de empresas peruanas que dejaron de exportar”. Según el informe, aunque el volumen físico exportado está creciendo a una tasa escasa de 0,40 por ciento en lo que va del año, según Para ADEX (Asociación de Exportadores) "la 'mortalidad' de las empresas exportadoras en el país se ha acelerado".

El periódico informa que “entre enero y septiembre, unas 2,402 empresas dejaron de exportar, una cifra que es un cuatro por ciento más alta que la registrada en el mismo período de 2017”. Con estas compañías que representan el 18 por ciento de los 13,122 exportadores, la Sociedad de Comercio Exterior (ComexPeru) concluye que uno de cada cinco ha fallado.

La mayoría de estas quiebras pertenecen a las llamadas PYMES (Pequeñas Y Medianas Empresas). Pero ADEX informa que 60 empresas clasificadas como medianas y grandes también han dejado de exportar.

Las revelaciones de El Comercio indican que detrás de los crecientes escándalos de corrupción y la solución de los puntajes dentro del establecimiento político durante los últimos meses se la crisis de las “privatizaciones a gran escala y el modelo económico de libre mercado” introducido en la década de 1990.

La corrupción es tal que cuatro ex presidentes de Perú, así como destacados líderes de partidos políticos, podrían terminar en la cárcel por muchos años, principalmente por cargos de lavado de dinero. Este es el caso de Keiko Fujimori, principal líder del movimiento fujimoristas, populista de derecha, y su partido Fuerza Popular (FP), que domina el Congreso peruano. Fue condenada a 36 meses de "detención preventiva" mientras era investigada por formar una "organización criminal" dentro de FP y usarla como cobertura para el lavado de dinero recibido de la multinacional brasileña de la construcción Odebrecht.

Los PYMES se presentaron originalmente como una alternativa al empleo limitado generado por las grandes empresas que requieren gran cantidad de capital y, sobre todo, como una solución a la pobreza que prevalece en el gran sector informal de la economía. La idea fue la creación del economista peruano y promotor de renombre internacional para el capitalismo, Hernando De Soto, y su Instituto de Libertad y Democracia (ILD).

De Soto se hizo un nombre a sí mismo a fines de la década de los ochenta y fue autor del libro El Otro Sendero, en el cual expuso su ideología fundamental: para combatir la informalidad, todo ciudadano podría convertirse en empresario, comenzando con la concesión de derechos de propiedad para sus posesiones urbanas y rurales, y usarlos para obtener préstamos bancarios con el fin de iniciar un negocio.

Las afirmaciones de De Soto de que las PYMES constituían una forma exitosa de salir de la pobreza son fundamentalmente fraudulentas. El número de PYMES que "mueren" atestigua la falsedad de su esquema.

Entre los que alaban su ideología pro-capitalista en los llamados países "emergentes" de América Latina, África y Asia están el expresidente demócrata de Estados Unidos, Bill Clinton, y el gobernador republicano Jeb Bush.

Es bien sabido que De Soto influyó en el presidente sin experiencia y recientemente instalado Alberto Fujimori en 1990 para cambiar sus iniciativas keynesianas y seguir la agenda neoliberal dictada por los Estados Unidos. También se ha desempeñado como asesor económico de personalidades como Muammar Gaddafi de Libia y la Hermandad Musulmana de Egipto.

El modelo de De Soto para la conversión del país a una economía de libre mercado en las últimas tres décadas fue acompañado por el crecimiento de la informalidad laboral, con la mayoría ubicada en el PYMES.

La informalidad laboral de PYMES es de 79.9 por ciento, según ComexPeru. Es decir, “de los 8.13 millones de empleos que generan los PYMES peruanos, al menos 6.5 millones son informales”.

PYMES "“es un sector muy intensivo en mano de obra que genera la principal fuente de empleo en el Perú”, dijo el ministro de producción Pérez-Reyes a la agencia de noticias Andina. Por lo tanto, la desaparición de miles de PYMES significa un fuerte aumento del desempleo.

La minería es el otro sector que domina la vida económica en el Perú. El sector minero, en manos de grandes transnacionales, monopoliza la exportación de materias primas, que constituyen el 60 por ciento de las exportaciones totales y han sido la piedra angular de la política económica de todos los gobiernos neoliberales, desde Fujimori en la década de 1990 hasta la actual administración del presidente Martín Vizcarra.

La tendencia en la minería es utilizar tecnología de punta, logrando una alta productividad. Hay docenas de proyectos mineros, cada uno valorado en miles de millones de dólares. Según los datos del Ministerio de Energía y Minas, en 2016, el sector minero generó 174,126 empleos directos, lo que representa alrededor del 1.1 por ciento de la población económica activa en todo el país, aproximadamente 15.3 millones de personas.

En el mismo período, se crearon 1,567,138 empleos indirectos. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, por cada trabajo directo generado por el sector minero, se crean nueve empleos indirectos, dedicados a suministrar productos o servicios para las diferentes actividades relacionadas con la minería.

El sector minero también sufrió una fuerte caída en el mes de septiembre. En comparación con septiembre de 2017, las exportaciones de cobre cayeron un 27 por ciento. Otro factor económico negativo es la desaceleración en la construcción, que anteriormente había sido el sector privado más fuerte. En el último año, se perdieron más de 100,000 empleos. Y la construcción sigue sufriendo los enormes escándalos que involucran el soborno de funcionarios públicos y empresarios privados por parte de la mega empresa constructora brasileña Odebrecht.

Las causas detrás de la alta “mortalidad” de PYMES se encuentran en las fuerzas económicas que dominan los mercados mundiales. La economía peruana está sufriendo por la tendencia a la baja del dólar estadounidense y la volatilidad de los mercados mundiales en los últimos meses, como resultado de las guerras comerciales entre las grandes potencias.

La economía nacional de Perú está subordinada a los intereses del capital internacional, que domina el país a través de las inversiones multimillonarias en minería, relegando al país al rol de suministrar materias primas al mundo capitalista desarrollado.

Dentro de este contexto global, los PYMES, en lugar de disminuir la informalidad, se han convertido en uno de sus principales focos, lo que lleva a un aumento de la desigualdad social y económica en la sociedad peruana.

(Publicado originalmente en inglés el 27 de noviembre de 2018)

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