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El grupo francés Lutte Ouvrière defiende a los sindicatos contra las protestas de los “chalecos amarillos”

El surgimiento de las protestas de los “chalecos amarillos” en Francia a finales del año pasado por fuera del control de los sindicatos ha desenmascarado el papel reaccionario de las organizaciones pequeñoburguesas que desde hace mucho tiempo afirman encarnar la “izquierda”.

En su congreso del 8 y 9 de diciembre, el grupo Lutte Ouvrière [LO, Lucha Obrera] sacó una declaración sobre la situación política francesa que exponía su temor y su hostilidad hacia la revuelta de los trabajadores contra los sindicatos, es decir, contra las capas sociales de la que se extraen los propios miembros de LO.

La declaración de LO, titulada “Los revolucionarios y el movimiento de los chalecos amarillos” y publicada en su periódico Lutte de classes [Lucha de clases], admite que las protestas de los “chalecos amarillos” han hecho añicos la autoridad de las burocracias sindicales, bajo las cuales LO lleva desarrollando su trabajo desde hace décadas.

LO escribió, “El aspecto sorprendente de estas protestas es su determinación. Los que están luchando por primera vez en su vida parecen mucho más resueltos que todos los dirigentes sindicales juntos. Las tradiciones que implican protestas que las organizaciones sindicales han enseñado a los trabajadores —como decirle a la policía de antemano la ruta de las manifestaciones, celebrar reuniones donde dirigentes sindicales que nadie ve nunca llegan y dicen la palabra correcta— todos esos hábitos sirven para canalizar la ira tras los aparatos sindicales”.

Lutte Ouvrière explica extensamente que los hábitos y organizaciones que la propia LO ha trabajado para imponer a los trabajadores de hecho sirven para estrangular la oposición: “Hasta cuando no están de acuerdo los trabajadores de la base con lo que están proponiendo o no los sindicatos, es difícil actuar sin ellos. Y entonces, en la actualidad, son los sectores de la clase trabajadora que están más alejados del control de los sindicatos los que son más combativos”.

Al observar que los sindicatos actúan para “canalizar la ira” tras “dirigentes sindicales que nadie ve nunca sobre el terreno”, LO sin querer está confirmando la evaluación del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI). Una ruptura con las burocracias defendidas por LO es la condición previa de cualquier resistencia real, y la formación de organizaciones de base independientes de los sindicatos con el objetivo de unificar las luchas obreras en Francia y a nivel internacional. Esto también requiere de la construcción del Parti de l'égalité socialiste para oponerse a la charlatanería antimarxista de partidos como LO.

La línea cínica de LO refleja intereses de clase diametralmente opuestos. Mientras el Estado y los grandes negocios compran a las burocracias sindicales con multimillonarios subsidios en euros para estrangular a los trabajadores, los burócratas sindicales que componen LO sueltan la perorata de que ellos son la vanguardia de la lucha. Después de admitir primero que los sindicatos suprimen a los trabajadores, unas pocas líneas después estos tartufos burócratas hacen de cuenta que están interviniendo en los sindicatos para plantear una línea marxista.

El papel de los sindicatos en la desmovilización de los trabajadores, escribe LO, “no contradice el hecho de que nuestros camaradas de las fábricas, activistas o dirigentes, luchan contra las políticas tímidas de las confederaciones sindicales, discutiendo y asumiendo iniciativas como militantes de la lucha de clases. … Los trabajadores tienen recursos extraordinarios, cuando arrancan aprenden rápido. ¡Si el movimiento obrero organizado pudiera inspirarse en todo esto, ya sería un comienzo!”.

Esta es una mentira patética: Son las exigencias de igualdad social de los “chalecos amarillos” las que son populares entre los trabajadores, mientras que LO defiende las burocracias conservadoras que trabajan con el presidente Emmanuel Macron. Los sindicatos son cascarones vacíos, financiados y controlados por la aristocracia financiera para llevar a cabo un “diálogo social” e imponer la austeridad. Los financian los grandes negocios para que sofoquen a los trabajadores, una realidad que se confirma regularmente en la prensa. (Ver Cómo el Estado francés y las grandes empresas financian a los sindicatos.)

Así, la lucha en 2013 contra el cierre de la planta Aulnay por parte del fabricante de automóviles PSA [Peugeot S. A.], en el límite norte de París, fue llevada a un callejón sin salida por el destacado dirigente de LO Jean-Pierre Mercier, el funcionario sindical más alto en Aulnay y gestor de la campaña de la candidata presidencial de LO Nathalie Arthaud.

Mercier dirigió la estalinista Confederación General del Trabajo (CGT) hacia aislar la huelga y bloquear la movilización de capas más amplias de trabajadores contra el cierre, permitiendo a la PSA proceder al cierre. Por los servicios prestados, Mercier fue recontratado en la fábrica de la PSA en Poissy y fue “saludado con los honores debidos”, como escribió la patronal de la PSA.

La afirmación de LO de que el “movimiento obrero”, es decir, las burocracias sindicales que estrangulan a los trabajadores, podrían “inspirarse en” los “chalecos amarillos” para ser más militantes es un fraude político. Este grupo pseudoizquierdista apoya sin reservas la financiación de los sindicatos por parte del gobierno y los grandes negocios, porque esas fuerzas están de este modo financiando los privilegios de los propios miembros de LO. Pueden colaborar en los cierres de planta, los despidos masivos y la planificación de políticas sociales de austeridad.

Los intentos de esta organización nacionalista y antiobrera de hacerse pasar por “marxista” colapsa en el absurdo. En nombre de la lucha contra las influencias pequeñoburguesas en la clase trabajadora, la pequeñoburguesa LO exige intervenir para desarticular el movimiento de los “chalecos amarillos”, hacia el cual es profundamente hostil.

LO afirma que la defensa de los intereses de los trabajadores requiere intervenir para extraer a estos últimos del movimiento de los “chalecos amarillos”, que incluye también a pequeños empresarios: “En otras palabras, no exigimos … ‘unir las luchas’, nuestro objetivo es separarlas. Queremos separar las dinámicas de clase que están representadas, por un lado, por los trabajadores explotados y, por el otro, por los pequeños empresarios”.

Esta política de división, que tiene como objetivo aplastar el movimiento, no tiene nada que ver con el marxismo. La lucha de los “chalecos amarillos”, empujada por los sentimientos de amplias masas de trabajadores, ha atraído a muchos autónomos o pequeños emprendedores, cuyos niveles de vida están más cerca de los de los trabajadores que de los de los elementos de la clase media alta que representa LO. Estas capas más oprimidas de la clase media, en este estado de la lucha, aceptan una alianza con los trabajadores contra el capitalismo.

Una lucha marxista por la independencia política de la clase trabajadora no empieza por intentar aplastar la oposición a Macron, como afirma LO, sino por luchar por un programa y una dirección socialistas internacionales en tal movimiento y establecer la independencia de los trabajadores contra los sindicatos y los partidos pequeñoburgueses como LO. La clase trabajadora puede arrastrar tras de sí a amplias capas de la clase media solo demostrando su capacidad de dirigir una lucha genuina por el poder.

Como escribió Trotsky en Adónde va Francia, “Para traer a la pequeñoburguesía a su lado, el proletariado debe ganarse su confianza. Y para ello tiene que tener confianza en sus propias fuerzas, Tiene que tener un programa claro de acción y tiene que estar dispuesto a luchar por el poder por todos los medios posibles”.

La alternativa a la defensa nacional por parte de LO de las burocracias sindicales procapitalistas es la construcción de una red internacional de comités de acción. En tales organizaciones, las secciones del Comité Internacional tendrán que explicar que la única manera de satisfacer las exigencias que están llevando a los trabajadores a la lucha es transferir el poder político a esos órganos de la clase trabajadora.

El autor también recomienda [en inglés]:

An interview with LO ’s Arlette Laguiller: “We’re happy [the trade unions] are waking up” [9 de abril de 2016]

France’s Lutte Ouvrière group covers for Syriza’s betrayal in Greece [25 de julio de 2015]

(Publicado originalmente en inglés el 18 de enero de 2019)

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