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El papel reaccionario de la política nacional-oportunista en América Latina

El WSWS rechaza invitación a conferencia en Buenos Aires de políticos en quiebra

La siguiente es una respuesta a una invitación enviada al World Socialist Web Site por el grupo Razón y Revolución en Argentina para una conferencia que está organizando junto al grupo brasileño Transiçao Socialista en Buenos Aires el 12-14 de abril.

Recibimos su interrogante de parte del grupo Razón y Revolución en Argentina sobre el interés del Partido Socialista por la Igualdad y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional de participar en su “Congreso Internacional de la Izquierda Socialista y Revolucionaria” este mes en Buenos Aires. No solo no nos interesa, sino que nuestra postura es completamente hostil hacia esta conferencia y advertiremos activamente a los trabajadores, estudiantes y jóvenes sobre el tipo miserable de política nacional-oportunista enunciada en su convocatoria de esta reunión de políticos en quiebra y antitrotskistas.

¿Por qué quisiera alguien que busca genuinamente construir una dirección revolucionaria, internacional y socialista codearse con aquellos que atacan activamente el legado histórico de León Trotsky y la Cuarta Internacional mientras enaltecen el papel “revolucionario” de Stalin, como es el caso de Razón y Revolución?

O, si vamos al caso, ¿quién quisiera discutir un programa revolucionario en una conferencia coauspiciada por miembros de una organización plenamente colaboradora con el imperialismo estadounidense en su operación de cambio de régimen en Venezuela, como es el caso del coauspiciador del evento, Transiçao Socialista?

La declaración en la cual se basa este “congreso internacional” es sorprendente por su foco exclusivo en la coyuntura política de América Latina, una expresión de la perspectiva pequeñoburguesa y nacionalista que caracteriza a sus organizadores. El crecimiento de la lucha de clases en Estados Unidos, Europa y Asia es ignorado, así como las características fundamentales de la crisis global del capitalismo y las inmensas amenazas para la clase obrera generadas por la expansión de los conflictos interimperialistas y los preparativos para una guerra mundial, y la promoción de fuerzas fascistas por parte de secciones de la clase gobernante y el Estado a una escala mundial.

En cuanto a América Latina, la declaración es una presentación unilateral de lo que describe como una “oportunidad inigualable” para aprovechar el naufragio de la llamada “marea rosa” bajo el peso de la crisis global del capitalismo.

La parte más importante de la declaración es la siguiente: “Invitamos a todas las organizaciones y militantes socialistas que enfrenten seria y consecuentemente al chavismo, al PT, al kirchnerismo, al masismo y a todas las expresiones del reformismo y el nacionalismo a un congreso internacional para fundar una nueva izquierda, sin ataduras y sin condicionamientos de ninguna ‘sagrada escritura’, y coordinar una acción común en Buenos Aires, los días 12 al 14 de abril”.

Esta garantía de no tener “ataduras” y la repulsión a “condicionamientos de ninguna ‘sagrada escritura’” constituye un rechazo explícito a cualquier principio marxista que podría impedir las prácticas nacional-oportunistas de todas las organizaciones que participan en esta reunión o cualquier alianza futura con cualquiera y todas las tendencias antitrotskistas de la “izquierda” latinoamericana, desde los estalinistas a los maoístas y la izquierda del peronismo, así como las variantes pseudoizquierdistas del morenismo y el altamirismo.

En cuanto a enfrentar “seria y consecuentemente” al chavismo, el socio de Razón y Revolución en la convocatoria de la conferencia en Buenos Aires, el grupo brasileño Transição Socialista, provee un ejemplo ilustrativo de las horrentas profundidades a las que puede llegar la política nacional-oportunista.

Durante la Presidencia de Hugo Chávez en 2009, la organización predecesora de Transição Socialista, Movimento Negação da Negação (MNN), denunció “la llamada revolución bolivariana” como una “farsa, un verdadero Estado bonapartista y autoritario que está tomando grandes pasos hacia un régimen fascista”.

Apenas cuatro años después, tras la muerte de Chávez y la victoria estrecha de su sucesor Nicolás Maduro en Venezuela en las elecciones venezolanas de 2013, el MNN realizó un giro radical. Ignoró la fuerte caída del voto chavista, siendo este el producto del creciente enojo de la clase obrera por la caída en sus niveles de vida, el aumento en la desigualdad y el autoenriquecimiento corrupto de la llamada boligurguesía, compuesta por especuladores financieros, contratistas gubernamentales y altos comandantes militares y otros oficiales estatales. En cambio, MNN describió como “un juego sucio y sistemático desempeñado por el imperialismo para desestabilizar el Gobierno e influenciar el resultado de la elección”.

Aplaudió el bloqueo de Maduro de manifestaciones en Caracas alegando que “los posibles nuevos conflictos abrirían un espiral de inestabilidad con resultados incalculables”. En otras palabras, dio completa confianza a las fuerzas represivas del Estado burgués encabezado por Maduro, no en la fuerza independiente de la clase obrera.

Lo más impactante de todo, para un partido que afirma luchar por el socialismo en Brasil, es que justificara “una política de unidad táctica con el Gobierno de Maduro” con base en el argumento de que “el propio Maduro viene de la clase obrera y el movimiento sindical” y que “por primera vez en la historia del chavismo, un trabajador está tomando control de las fuerzas armadas, marcando una nueva etapa”. ¡Esto lo afirmaron después de ocho años de un Gobierno del “trabajador presidente”, Luiz Inácio Lula da Silva, que defendió los intereses de la clase gobernante capitalista de Brasil y realizó un sinfín de ataques contra la clase obrera brasileña!

Ahora, Transição Socialista ha vuelto a dar otro giro de 180 grados. Ante la crisis en curso en Venezuela, declara: “Lo central es decir, de forma clara, junto al movimiento de masas, ‘Fuera Maduro’. Derrocar a Maduro y abrir las contradicciones. Es necesario, sí, saber hacer una alianza temporal con el sector de la burguesía que se opone a Maduro para, ante todo, derrocarlo. Golpear juntos y marchar separados. Participar en las mismas marchas y disputar al pueblo trabajador dentro del movimiento real. Pero eso se debe hacer de tal forma que solape, a medio plazo, la hegemonía del sector burgués que se opone a Maduro”.

Este uso de la consigna avanzada por Trotsky en la lucha por la táctica de un frente unido con los partidos obreros contra el fascismo en Alemania para justificar una “alianza temporal” con la oposición burguesa venezolana encabezada por Juan Guaidó del partido fascistizante, Voluntad Popular, y sus patrocinadores de la CIA no es nada menos que obsceno. Si le alcanza el tiempo, Transição Socialista podría hallarse “golpeando juntos y marchando separado” con marines estadounidenses.

Este abordaje de buscar “disputar” la dirección del “movimiento real” de la pequeña burguesía derechista no es nada nuevo para Transição Socialista, que adoptó la misma actitud hacia las manifestaciones masivas encabezadas por la derecha brasileña que exigían un juicio político contra la presidente del Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff, y una “intervención militar” contra su Gobierno.

No hay absolutamente nada “izquierdista” ni “revolucionario” sobre tal política. Este es el historial de estos sinvergüenzas políticos.

Lo único “consistente” sobre la política de la tendencia que ahora lleva el nombre de Transição Socialista es su capitulación a una u otra facción de la burguesía nacional a lo largo de las décadas, desde el Partido de los Trabajadores al chavismo y ahora a los títeres financiados por la CIA en Venezuela.

Estamos muy al tanto de las concepciones políticas detrás de su llamado a la unidad “sin ataduras” y basadas en el rechazo a cualquier limitación impuesta por ninguna “sagrada escritura”.

Mientras que pocos han expresado este principio organizacional tan crudamente, ha sido un tema común en innumerables intentos previos —todos fracasos como lo será el suyo— de forjar una amalgama de organizaciones políticamente heterogénea sin ningún acuerdo en cuestiones esenciales de programa y estrategia. La única precondición absoluta es que ninguna organización debe rendir cuentas sobre su historial político y que cada una de ellas debe tener la libertad de perseguir cualquier política nacional que satisfaga de la mejor forma sus intereses inmediatos. Este abordaje carente de principios es diametralmente opuesto al del Comité Internacional de la Cuarta Internacional.

Sus esfuerzos no son de ninguna manera únicos. El Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) en Argentina también está llamando a formar un partido unificado de la izquierda, mientras que el Partido Obrero (PO) de Jorge Altamira ha llamado a “refundar” la Cuarta Internacional con estalinistas rusos. Todas estas maniobras políticas están basadas en una misma plataforma de rechazar todo examen o discusión sobre el papel desempeñado por las tendencias revisionistas antitrotskistas en las traiciones contra la clase obrera. Se le concede una amnistía política general a uno y a todos.

Cualquier intento de rejuntar una tendencia internacional basada en la supresión de las lecciones históricas de la lucha librada por la Cuarta Internacional solo puede contribuir a las traiciones contra la clase obrera.

Ustedes hablan de enfrentar “seria y consecuentemente” el Partido de los Trabajadores (PT), el chavismo y otras tendencias burguesas, pero ¿guardan silencio sobre cuáles fuerzas políticas las promovieron y cuales lucharon contra ellas?

Las mismas tendencias pablistas y morenistas que promovieron el castrismo como el nuevo camino al socialismo —a quienes se les unieron los renegados lambertistas de la Cuarta Internacional— desempeñaron un papel crítico en la creación del PT y la promoción de un camino único al socialismo en Brasil. Ayudaron a construirlo en forma de un partido burgués completamente corrupto que por una docena de años sirvió como el instrumento preferido de gobierno de la burguesía brasileña.

La amarga experiencia con la política del nacionalismo burgués y con las fuerzas pablistas y otros pseudoizquierdistas que la apuntalaron subraya la necesidad de forjar un nuevo movimiento revolucionario marxista basado en la movilización política independiente de la clase obrera y la unificación de los trabajadores de América Latina con los trabajadores en Estados Unidos e internacionalmente en una lucha común para acabar con el capitalismo.

Dicha tarea histórica es imposible sin aprender las lecciones de los errores y traiciones del pasado para que no se vuelvan a repetir. Ante todo, esto significa estudiar y asimilar la larga historia de la lucha librada por el trotskismo contra el revisionismo y, sobre esta fundación de principios, construir secciones del Comité Internacional de la Cuarta Internacional en cada país.

Su “Congreso por una nueva izquierda internacional” está siendo convocado con base en una perspectiva que es explícitamente hostil a esta tarea históricamente indispensable de construir una dirección auténticamente revolucionaria, socialista e internacionalista en la clase obrera. No tenemos intención de prestar el prestigio del Comité Internacional de la Cuarta Internacional y el World Socialist Web Site a sus actos despreciables.

Bill Van Auken para el World Socialist Web Site

(Publicado originalmente en inglés el 13 de abril de 2019)

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