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Transnacional Honda finaliza producción en Argentina

Hace dos semanas, Honda Motor Company, con sede en Japón, anunció que finalizará permanentemente su producción de automóviles en Argentina para mayo de 2020, lo que resultará en 500 despidos.

La empresa planea mantener a 200 trabajadores en su línea de ensamblaje de motocicletas en su fábrica, localizada en Campana, provincia de Buenos Aires. Sin embargo, la semana pasada anunció que también cerrará nueve concesionarias, destruyendo más puestos de trabajo.

Los despidos han expuesto claramente el papel podrido del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA). Pertenece a la facción de la Confederación General de Trabajadores (CGT) encabezada por Hugo Moyano, un burócrata antiguo que comenzó su auge durante los setenta, cuando se unió a los escuadrones de la muerte peronistas de la Alianza Anticomunista Argentina (AAA) que persiguieron a trabajadores radicalizados.

Por años, el SMATA y la CGT han argumentado de que para “salvar” sus empleos, los trabajadores tenían que aguantar recortes de horas, suspensiones, salarios más bajos para nuevos contratos, enormes caídas en los ingresos reales, despidos y otras concesiones para permanecer “competitivos”. Algunos obreros fueron obligados a transferirse de la planta de ensamblaje en Florencio Varela, a más de 100 kilómetros de distancia, cuando Honda decidió cerrarla en 2016.

Muchos le han generado ganancias a la empresa por casi dos décadas, y algunos reportan en redes sociales haber desarrollado tendinitis, artritis y hernias en los discos, como resultado de las arduas condiciones laborales. Nunca han tenido una voz sobre las concesiones aceptadas detrás de sus espaldas y aplicadas por el sindicato.

SMATA declaró en redes sociales, “Los mecánicos de Honda vamos a afrontar esta difícil situación haciendo lo que nuestro gremio nos enseñó y supimos practicar desde hace años, TRABAJANDO Y siendo orgánicos con nuestra organización, militando y sabiendo que nosotros y nuestras familias estamos en manos de compañeros que van a hacer todo lo que esté a su alcance para traernos la mejor de las soluciones en esta crisis”.

Joaquín, un trabajador despedido en 2018, comentó en la declaración: “Me fui con las palabras de compañeros [en el sindicato] y muchos superiores que algún día esto mejoraría y no dudarían en hacerme sonar el cel, hoy se ve un futuro en el cual eso no va a suceder”. Marcos comentó, “Soy operario de Honda y eso es terrible. La gente está con mucha tristeza por el anuncio… Van a ser 500 compañeros, familias sin ingreso”.

Honda realizó su anuncio el 13 de agosto, un día después de que la bolsa de valores se desplomara 40 por ciento y que el peso perdiera un cuarto de su valor contra el dólar. El shock financiero fue desencadenado por los resultados de las primarias argentinas en las que el presidente Mauricio Macri, un multimillonario derechista, vio su voto colapsar.

A pesar de utilizar la crisis como una cubierta para dar las noticias, Honda explicó a Reuters en una declaración que el paso es “parte de una reorganización global de la producción automotriz y no está relacionado con los resultados de las elecciones primarias”.

Los inversionistas están aterrados de que la derrota inminente de Macri sea la señal de un giro a la izquierda dentro de la clase obrera y creciente rechazo al capitalismo. Sin embargo, los ejecutivos de Honda dijeron que habían estado considerando los despidos por “meses”.

El comunicado oficial explicó que Honda descontinuaría la producción de su modelo HR-V en Argentina “frente a cambios abruptos en las industrias automotrices de todo el mundo”, esperando maximizar “la capacidad de distribución y producción de automóviles sobre una base global”. En una declaración separada a Clarín, un ejecutivo utilizó el término “reconfiguración regional”.

Los 9.000 HR-V ensamblados cada año en Campana se venden dentro de Argentina, pero la decisión corresponde a consideraciones internacionales. Cuando comenzó la producción del HR-V en 2011 en Campana, fue principalmente para exportación. Tanto Honda como las otras firmas automotrices ven el país como un componente de su producción global. La Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA) reportó que el 91 por ciento de los carros producidos en Argentina son exportados, la mayoría a otros países latinoamericanos.

La devaluación del peso ha significado un abaratamiento importante de los costos laborales y una caída correspondiente en los niveles de vida de los trabajadores. El Centro de Economía Política de Argentina (CEPA) calcula que el costo de la canasta básica aumentó 150 por ciento desde 2016, mientras que el salario promedio ha aumentado solo 89 por ciento.

El hecho de que esto no fuera suficiente para mantener la producción en Argentina es una advertencia grave a los trabajadores globalmente sobre el alcance de los recortes de empleos que se planean en Honda y las otras empresas fabricantes de autos.

En lo que va del año, Honda anunció 3.500 despidos en Swindon, Reino Unido, 600 despidos en Jalisco, México y la eliminación de un turno completo en Marysville, Estados Unidos. Honda también despidió aproximadamente a 800 trabajadores de su planta de motocicletas en Manesar, India.

En Argentina, los trabajadores automotores han indicado correctamente en línea que “podríamos ser los siguientes”. La producción vehicular en la primera mitad del 2019 se redujo 35,6 por ciento comparado con el mismo periodo en 2018 —una caída de 53,3 por ciento si se excluye los camiones de transporte pesado—. Fiat, Renault, PSA (Peugeot y Citroen), Honda y GM todos han realizado cierres temporales este año que han afectado a más de 10.000 trabajadores. En febrero, Metalpar cerró su planta de ensamble de buses en Argentina, despidiendo a 600 trabajadores.

Cada día aparece un nuevo anuncio de cierres de plantas, despidos e importantes ataques contra los trabajadores automotores tanto en EUA y Europa como en América Latina y Asia. La respuesta de las empresas automotrices a las demandas de las grandes casas financieras de mayores ganancias, la caída en ventas mundiales y la competición por nuevas inversiones es recortar cientos de miles de trabajos y utilizar la amenaza de despidos para extraer concesiones.

Esta es una ofensiva internacional y los trabajadores ya están comenzando a luchar por todo el globo. Más de 155.000 trabajadores en GM, Ford y Fiat Chrysler en Estados Unidos se están preparando para una importante lucha contra los cierres de planta y las amenazas de concesiones por parte de las empresas y el sindicato United Auto Workers, al expirarse sus contratos el próximo mes.

Los sindicatos y la pseudoizquierda, sin embargo, están haciendo todo a su alcance para mantener a los trabajadores argentinos aislados de esta lucha internacional para poder traicionarlos.

Entre los promotores principales de esta visión nacionalista se encuentra el pseudoizquierdista Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad (FIT-U), un bloque electoral oportunista de fuerzas que operan como bomberos políticos, roseando cada lucha potencial con veneno nacionalista e ilusiones en el aparato sindical y la política burguesa.

Después del anuncio de Honda, el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), la organización más grande en el FIT-U, emitió una declaración exigiéndole a la CGT y al SMATA que tome “medidas urgentes” y que convoquen “un paro nacional activo de 36 horas de continuidad con un plan de lucha para enfrentar las medidas que amenazan los puestos de trabajo”.

Al fomentar ilusiones entre los trabajadores de que los sindicatos encabezarán una lucha en defensa de los trabajadores, solo están allanando el camino de una derrota. Esto incluye la promoción de huelgas inútiles de 36 horas que la CGT ya ha llamado y que solo sirven para desmoralizar a los trabajadores. Los trabajadores estadounidenses las llaman apropiadamente “huelgas de Hollywood”.

Los trabajadores necesitan sus propias organizaciones encabezadas por ellos mismos —comités de base en cada lugar de trabajo— para decidir sobre demandas, estrategias y tácticas, que sin duda deben incluir huelgas y ocupaciones de planta, así como para el desarrollo de la unidad organizacional de toda la clase obrera argentina con sus hermanos de clase internacionalmente para combatir los despidos y la austeridad y para defender sus derechos democráticos.

Ante todo, los trabajadores automotores y todas las secciones de la clase obrera se enfrentan a la realidad del sistema capitalista, a la cual deben responder por medio de la construcción de un movimiento socialista internacional.

El Boletín de los Trabajadores Automotores del WSWS, publicado por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional, está encabezando la lucha por unir la resistencia de los trabajadores automotores internacionalmente y llama a los obreros en cada país a unirse a esta lucha.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 28 de agosto de 2019)

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