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El partido fascista Vox se dispara en las elecciones españolas mientras surge un parlamento sin mayoría absoluta

El partido fascista Vox se disparó hasta llegar al tercer lugar en las elecciones nacioanles el domingo en España, duplicando su presencia de 24 a 52 escaños en el Congreso mientras se conformaba un parlamento sin mayoría absoluta por cuarta vez consecutiva en España desde 2015.

La abstención subió a más del 30 por ciento, después de una campaña electoral reaccionaria orientada alrededor de llamamientos a la violenta represión policial de las protestas de masas en Cataluña contra el encarcelamiento de los nacionalistas catalanes por organizar protestas pacíficas y un referéndum pacífico sobre la independencia de Cataluña en 2017. Con un tácito apoyo desde el partido pseudoizquierdista Podemos, el gobierno en funciones del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) prometía una represión violenta de las protestas. Esto fortaleció a Vox y al derechista Partido Popular (PP).

El PSOE sacó un 28 por ciento de los votos y 120 escaños, el PP un 21 por ciento (88 escaños), Vox el 15 por ciento (52 escaños), Podemos un 13 por ciento (35 escaños), el partido derechista Ciudadanos un 7 por ciento (10 escaños). El PSOE y Podemos perdieron ambos más de medio millón de votos, mientras Vox ganó un millón más de votos y el PP 600.000 votos más que en las últimas elecciones.

Resultados electorales desde 2015

El partido Ciudadanos cayó un 9 por ciento, perdiendo 2,6 millones de votos. El colapso del voto por Ciudadanos, un partido derechista fundado para oponerse al independentismo catalán, se produjo en un contexto en el que los medios hicieron una cobertura omnipresente al dirigente de Vox Santiago Abascal. Abascal, un abierto simpatizante del ejército del dictador fascista Francisco Franco y sus antecedentes de asesinatos en masa de trabajadores de izquierda durante la Guerra Civil española de 1936-1939, rebasó a Ciudadanos por la derecha, exigiendo represión militar y ejecuciones en Cataluña.

Los partidos nacionalistas regionales mantuvieron su presencia en el Congreso, mientras los votantes catalanes votaban a los partidos nacionalistas catalanes a pesar del despliegue de una gran fuerza de 4.500 policías y Guardias Civiles para supervisar las elecciones en Cataluña. Esquerra Republicana de Catalunya ganó 13 escaños, Junts per Catalunya 8, el Partido Nacionalista Vasco 7, y el nacionalista vasco EH Bildu 5. El partido pequeñoburgués catalán Candidatura de Unidad Popular (CUP) ganó 2 escaños mientras Más País, una escisión de Podemos favorable al PSOE dirigida por Íñigo Errejón, ganó 3.

El resultado es el cuarto parlamento sin mayoría absoluta en cuatro años desde 2015. Ni el PSOE ni el PP, los dos partidos tradicionales de gobierno de la burguesía desde la Transición de 1978 de la dictadura franquista al régimen parlamentario, tienen suficientes escaños para formar una mayoría absoluta de 176 en el Congreso de 350 escaños. Ni siquiera con aliados, tales como Podemos para el PSOE o Ciudadanos o Vox para el PP, conseguirían el límite de 176.

Durante un tiempo el año pasado, en medio de una oposición pública creciente a la violencia policial en Cataluña tras el referéndum independentista de octubre de 2017, el presidente del gobierno del PSOE Pedro Sánchez armó una mayoría inestable de gobierno junto a Podemos, respaldado por los nacionalistas catalanes. Sin embargo, los nacionalistas catalanes se negaron a votar el presupuesto de austeridad del PSOE este año, al aumentar la ira en Cataluña por el juicio farsa a los presos políticos nacionalistas catalanes. Esto hundió al gobierno del PSOE este invierno.

Cuando el PSOE celebró nuevas elecciones en abril, esperando fortalecer su posición, surgió en cambio un nuevo parlamento colgado. No salió ningún gobierno en ningún momento de esas elecciones. El PSOE entabló varias conversaciones fracasadas con Podemos, quien al final se negó a unirse a aquel, temiendo que podría quedar desacreditado si estuviera en un gobierno con el PSOE cuando acababa de pronunciar duras sentencias de cárcel a los presos políticos catalanes. En septiembre, el PSOE por fin convocó nuevas elecciones, que también produjeron un parlamento colgado.

Conversaciones para intentar, a pesar de todo, formar un gobierno empezarán ahora. Los medios derechistas españoles están encabezando una campaña para exigir un gobierno de Gran Coalición entre el PSOE y el PP, tomando como modelo el gobierno de coalición entre los socialdemócratas y la derecha en Alemania. Un rasgo clave del plan de la “Gran Coalición” es que en ambos casos el principal partido de la oposición —Alternativa para Alemania (AfD), o Vox en España— es un partido fascista.

El derechista El Mundo dijo en un editorial la semana pasada que hoy, “El PSOE y el PP se verán obligados a sentarse a la mesa para abordar una gran coalición que permita que España vuelva a arrancar y se termine la ingobernabilidad”. De manera similar, el derechista El Español publicó una página de opinión declarando, “Voto por una gran coalición”.

Anoche, el dirigente del PP Pablo Casado indicó que barajaría formar una gran coalición. “Seremos muy exigentes con el PSOE. Veremos qué propone ahora Pedro Sánchez y seremos responsables, porque España no puede seguir más bloqueada sin gobierno, rehén de sus intereses”.

Sánchez por su parte respondiño al revés electoral del PSOE haciendo un llamamiento anoche “a todos los partidos” a actuar con “responsabilidad y generosidad” y poner fin al bloqueo en Madrid. De manera similar, anoche, una página de opinión en El País, diario que sigue la línea del PSOE, titulado “Estrategia de salida” exigía “negociar un programa mínimo” con “aquellos partidos inequívocamente comprometidos con la Constitución”.

Sea cual sea el resultado de las conversaciones está claro que el sistema político español tal como salió de la Transición de 1978 del franquismo ha sufrido una descomposición profunda. Desacreditado por décadas de guerra y austeridad desde la disolución estalinista de la Unión Soviética en 1991, y en particular por una década de profunda austeridad de la Unión Europea (UE) y un desempleo masivo tras el colapso de Wall Street de 2008, está girando cada vez más a la derecha. Impasible ante la ira social explosiva de los trabajadores, tiene como objetivo en cambio volver a las formas autoritarias de gobierno para suprimir la oposición popular.

El ascenso de Vox no es el producto de una aprobación popular generalizada de la agitación fascista anticatalana del partido, mucho menos de las declaraciones de Vox en apoyo de los golpes fascistas y asesinatos en masa. De hecho, las encuestas muestran que el 59 por ciento de los españoles se oponen a la política agresiva en Cataluña, a pesar de la campaña de la prensa denunciando las protestas catalanas.

Como en el resto de Europa, el ascenso de la extrema derecha es promocionado desde arriva, para justificar la violencia militar y policial y seguir aumentando la desigualdad social con recortes sociales y recortes impositivos para los ricos, a pesar de la oposición creciente de las masas. Madrid ha azuzado sin parar el nacionalismo español y recurre a la represión de Estado policial en Cataluña, lo que fortalece a la extrema derecha. La época desde la represión en Cataluña en octubre de 2017 ha visto a Vox ir desde ser un partido menor que sacaba menos de 50.000 votos hasta ser el tercer partido más grande de España.

A lo largo del mismo período, Podemos perdió más de 2 millones de votos, mientras pedía sin parar un gobierno de coalición con el PSOE, para bloquear la oposición del PSOE desde su izquierda. Habiendo abandonado sus pretensiones fundacionales de 2015 de esperar sorpasar y reemplazar al PSOE, Podemos está en una bancarrota política manifiesta y en un estado de colapso.

A pesar de los desastrosos resultados electorales de orientarse al PSOE en base a promover el nacionalismo español, el secretario general de Podemos Pablo Iglesias ha presionado para seguir con esta orientación. En su último acto de campaña dijo que Podemos era “la única fuerza política patriota de España”. Iglesias dijo que estaba apelando al “voto de la patria, del pueblo, de un pueblo que quiere democracia para defenderse de los poderosos”. Esta promoción sin fin del nacionalismo y de la patria española por Podemos está entregando la iniciativa dentro de las políticas oficiales a Vox.

(Publicado originalmente en inglés el 11 de noviembre de 2019)

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