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Bloque comercial liderado por China avanza de a poco en cumbre asiática

A pesar de siete años de esfuerzos de bloqueo por parte de las sucesivas administraciones de EE UU, y una retirada de última hora por parte de India, los líderes gubernamentales en una cumbre asiática la semana pasada acordaron firmar el próximo año una Asociación Económica Integral Regional (RCEP, siglas en inglés) liderada por China.

La formación de la RCEP sería un duro golpe para Washington y su impulso para aislar, rodear militarmente y subyugar a China. Las negociaciones sobre el pacto comenzaron en 2012, pero fueron reiteradamente obstruidas por la administración de Obama.

El acuerdo, si se firma según lo previsto, incluiría a Japón, Corea del Sur y Australia en una red de concesiones arancelarias y de inversión vinculada a China. Nominalmente, cubriría casi un tercio de la economía mundial.

Como reacción, el presidente Donald Trump, que boicoteó la cumbre en Tailandia, invitó a los líderes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) a lo que equivale a una contracumbre en Estados Unidos el año que viene. En Bangkok, debido a la rebaja en la delegación estadounidense, funcionarios de sólo tres de los 10 países regionales se unieron a la habitual reunión entre los Estados Unidos y la ASEAN.

Lejos de ser una colaboración de “libre comercio”, como la presentan los medios corporativos y algunos de los gobiernos implicados, la RCEP equivale a una plataforma económica de Asia y el Pacífico conducida por China que excluye a los EE UU. Encima de la guerra comercial lanzada por los EE UU contra China, la RCEP marca una fractura más de la economía mundial capitalista en bloques rivales, como paso antes de las dos guerras mundiales.

La RCEP también señala otro debilitamiento de la hegemonía del imperialismo estadounidense posterior a la Segunda Guerra Mundial sobre la región, con la adhesión al pacto incluso de estrechos aliados como Japón y Australia. Esto fue a pesar de una intervención agresiva del último Consejero de Seguridad Nacional de los EE UU de Trump, Robert O’Brien, quien acusó a China de “intimidación” en el Mar de China Meridional y de ejercer un “imperialismo realista”.

Como lo indicaba la denuncia de O’Brien y la contracumbre de Trump, la clase gobernante estadounidense reaccionará a este percance intensificando sus provocaciones militares y sus preparativos de guerra dirigidos contra China.

India, un aliado estratégico contra China, intentó obstaculizar el acuerdo negándose a aceptar el acuerdo de la RCEP, alegando preocupaciones por la penetración china de su economía y la exposición de sus granjeros a importaciones de los países de Asia y el Pacífico. Según un artículo de opinión de Bloomberg, los EE UU estaban satisfechos por la posición de la India, que podría socavar la RCEP.

Sin embargo, los otros 15 países presentes en la cumbre, incluyendo a Indonesia, las Filipinas, Tailandia y Vietnam, dijeron en una declaración conjunta el 4 de noviembre que seguirían adelante y firmarían el acuerdo el año que viene y “trabajarían juntos para resolver los temas pendientes [de la India]” mientras tanto.

El presidente chino Xi Jinping estaba “contento de observar” el desarrollo. Hallándose en Shanghái para inaugurar una “China International Import Expo”, dijo: “Espero que se firme el acuerdo y entre en vigor en una fecha temprana”. Hablando después de conversaciones con el presidente francés Emmanuel Macron, Xi añadió: “China estará feliz de concluir acuerdos de libre comercio de alto estándar con más países”.

La declaración de la cumbre de Bangkok enmarcó el anuncio en términos de afirmar el libre comercio contra la guerra económica instigada por la administración Trump. “[L]a finalización de las negociaciones de la RCEP demostrará nuestro compromiso colectivo con un entorno abierto de comercio e inversión en toda la región", dijo.

Hablando en Singapur en la víspera de la cumbre, David Stilwell, subsecretario de Estado de Estados Unidos para Asia Oriental y el Pacífico, hizo una referencia amenazante al militarismo estadounidense. "Sin seguridad, no se puede tener comercio", dijo. "Nadie está mejor preparado que Estados Unidos, principalmente porque incluimos a otros en ese aparato de seguridad en términos de aliados y socios".

Sin duda, Estados Unidos seguirá haciendo esfuerzos para descarrilar el pacto. La declaración de Bangkok dijo que el acuerdo estaba "esencialmente" completo y solo requería un "lavado" legal, pero no fijó una fecha para una firma formal en 2020.

En Bangkok para la cumbre, el secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, declaró: "No tenemos intención de abandonar nuestra posición militar o geopolítica". Dijo que muchas personas habían malinterpretado la decisión de Trump de retirarse de un acuerdo comercial regional, el TPP (Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica) como un signo de interés menguante.

Acompañado por 200 ejecutivos corporativos estadounidenses, Ross dio a conocer un plan para contrarrestar el esquema de proyectos de infraestructura "Belt and Road" de China para unir China y la región a Europa. Pero la "Red de puntos azules" de la administración Trump sigue siendo vaga. Ross dijo que estaba en sus primeras etapas.

Anteriormente, O'Brien dijo a los periodistas que era similar a una "Guía Michelin" para calificar proyectos de inversión en infraestructura. Fue una alianza de gobiernos, incluidos Australia y Japón, lo que contrarrestaría la tendencia hacia proyectos de baja calidad que llevaron a los países a caer en la trampa de la deuda. Esto fue una alusión a las acusaciones de los Estados Unidos de que los proyectos de "Belt and Road" están socavando la soberanía y la estabilidad financiera de los países involucrados.

Como una indicación de la propulsión del "Punto Azul", Ross habló de las exportaciones militares de los Estados Unidos a la región, diciendo de Australia: "Estaríamos encantados de vender más aviones militares si eso se adapta a su departamento de defensa".

Sin embargo, el acuerdo de la RCEP no fue el único rechazo que la cumbre le dio a la administración Trump. Según los informes, Estados Unidos distribuyó a todas las delegaciones un documento de "debate" en el que se pedía una "protesta [contra] los reclamos marítimos ilegales y expansivos de China". Pero Vietnam fue el único miembro de la ASEAN que presionó para oponerse a China y obtuvo poco apoyo.

En cambio, un borrador del comunicado decía: “Destacamos la necesidad de mantener un ambiente propicio para las negociaciones del Código de Conducta, y por lo tanto, acogimos con beneplácito las medidas prácticas que podrían reducir las tensiones y el riesgo de accidentes, malentendidos y errores de cálculo”. Este lenguaje podría ser interpretado como un respaldo a la posición de China de buscar acuerdos territoriales bilaterales con los estados vecinos y un Código de Conducta que cubre el Mar del Sur de China.

La cobertura mediática en la región describió la cumbre como una derrota para la administración Trump. Un artículo de opinión en el South China Morning Post, con sede en Hong Kong, observó: “Una vez más, el impulso de una fuerte acción política contra China por parte de Estados Unidos y sus partidarios se vio obstaculizado. El poder duro de los Estados Unidos es dominante en la región y los Estados Unidos aún pueden recurrir a esto para apuntalar su influencia. Pero su poder blando, especialmente con respecto a China y el Mar del Sur de China, está disminuyendo rápidamente”.

Es probable que el resultado alimente la operación de juicio político contra Trump por parte de los demócratas y los medios de comunicación asociados de las grandes empresas. Una declaración de la junta editorial del Washington Post el 8 de noviembre dijo: "Trump envió un peligroso mensaje de negligencia al no asistir a la cumbre de la ASEAN recientemente completada". Agregó: Es aleccionador ver cómo los países que habrían sido incluidos en el [TPP] liderada por Estados Unidos, desechada por Trump, continúa reposicionándose para comerciar con China y acomodar su ascenso. Esto incluye incluso amigos de largo tiempo como Australia".

El gobierno de la Coalición Liberal-Nacional de Australia realizó un acto de equilibrio en la cumbre, reflejando la dependencia del capitalismo australiano de las exportaciones a China y su dependencia de los Estados Unidos para la inversión y el apoyo militar. El primer ministro Scott Morrison sostuvo una reunión con el primer ministro chino, Li Keqiang, en un intento por reparar las relaciones que se han fracturado por la alineación inequívoca de Morrison detrás de Trump y la confrontación del presidente de Estados Unidos con China.

Más tarde, Morrison inició una ofensiva de relaciones públicas para justificar su adhesión a la RCEP, alegando que abriría nuevas oportunidades en telecomunicaciones, servicios financieros y exportaciones agrícolas. En realidad, el pacto apunta a una intensificación de los conflictos económicos y geoestratégicos que destruyen el Indo-Pacífico y el mundo a medida que el imperialismo estadounidense busca reafirmar el dominio que obtuvo a través de la Segunda Guerra Mundial.

(Publicado originalmente en inglés el 11 de noviembre 2019)

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