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Perspectiva

Derrumbe de la farsa sueca sobre “mala conducta sexual” expone la conspiración política contra Assange

Los fiscales suecos anunciaron ayer que, después de casi 10 años, estaban abandonando finalmente una “investigación preliminar” sobre las acusaciones de “mala conducta sexual” contra el fundador de WikiLeaks, Julian Assange. La fiscal general adjunta sueca, Eva-Marie Persson, dijo en una rueda de prensa que la evidencia era “insuficiente” para proceder.

El colapso bochornoso de la investigación —que fue retirada tres veces en una década y nunca fue más allá de la etapa “preliminar”— la marca como una farsa estatal y una operación sucia. Demuestra que Assange ha sido la víctima de una conspiración política internacional sin precedente, encabezada por EE. UU., y facilitada e instigada por sus aliados, incluyendo Suecia, Reino Unido y Australia.

La finalización de la investigación es una confirmación absoluta de las advertencias de Assange desde 2010 de que el único propósito de las acusaciones suecas era oscurecer su nombre y proveer una ruta alternativa para despacharlo a una prisión estadounidense.

Julian Assange

Después de 10 años de sórdidas maquinaciones y violaciones flagrantes del derecho internacional y nacional, la investigación sueca quedó hecha añicos, mientras Assange se encuentra en una prisión de máxima seguridad británica esperando el proceso de extradición a EE. UU., donde enfrenta una sentencia de hasta 175 años por exponer crímenes de guerra y conspiraciones diplomáticas globales.

Todas las calumnias, promovidas interminablemente por la prensa corporativa como prueba de que Assange era un “agresor sexual” o incluso un “violador”, yacen expuestas como mentiras y fabricaciones para victimizar, envilecer y perseguir al valiente periodista y editor.

La total exposición de la investigación sueca, la cual tuvo un papel central en la venganza encabezada por EE. UU., expone el carácter plenamente ilegal de toda la operación contra Assange.

Como lo declaró el relator especial de la ONU sobre tortura, Nils Melzer, en una carta oficial al Gobierno sueco publicada más temprano esta semana, la investigación “fue el factor principal que desencadenó, permitió y alentó la posterior campaña de acecho público y persecución judicial sostenida y concertada contra el Sr. Assange en varios países, cuyos efectos acumulativos solo pueden describirse como tortura psicológica”.

A pesar de que nunca se acercó siquiera a presentar cargos penales, la investigación sueca fue utilizara para atrapar a Assange en el sistema legal y fue el mecanismo principal para aplicar su detención arbitraria.

Fue el respaldo británico a la solicitud sin precedentes de Suecia de extraditar a Assange meramente para “hacerle preguntas” que lo obligó a buscar asilo político en la Embajada ecuatoriana en Londres en 2012. El caso sueco ofreció la razón falsa para el asedio británico de la embajada y sus amenazas de arrestarlo si salía del edificio.

La investigación fue utilizada incansablemente para difamar a Assange e intentar socavar su inmenso apoyo público. Creó el clima político en el que el fundador de WikiLeaks pudo ser arrastrado de la Embajada ecuatoriana en Londres por parte de la policía británica en abril de este año y en que EE. UU. ha podido buscar abiertamente su enjuiciamiento por sus actividades editoriales protegidas legalmente.

Las afirmaciones suecas, además, fueron el cemento ideológico y político de la alianza profana contra Assange, desde las ensangrentadas agencias de inteligencia estadounidenses a los partidos políticos oficiales en EE. UUU., Reino Unido y Australia, a la prensa corporativa, la pseudoizquierda y los innumerables promotores de la política de identidades.

Todas estas organizaciones, hostiles hacia Assange por exponer el orden social y político que defienden, utilizó las acusaciones suecas para conducir lo que Melzer describió correctamente como un “acecho público” despiadado contra Assange y para justificar su respaldo al atropello de sus derechos legales y democráticos.

Para citar algunos ejemplos de miles

• Cuando la investigación fue abandonada por última vez en 2017, el Guardian publicó un comentario burdo intitulado “¿La moral de la historia de Assange? Espera lo suficiente y lo malo desaparece”. Otro comentario en el Guardian describió a Assange como un “degenerado narcisista que es un peligro para la sociedad civilizada”. Cuando la investigación se reabrió en mayo, un editorial en el Guardian llamó a extraditarlo a Suecia.

• El New York Times describió a Assange repetidamente como un “degenerado paranoico”.

• Un artículo de 2010 de Katha Pollitt escribió en la revista liberal-izquierdista Nation: “Esto es lo que he aprendido hasta ahora del embrollo por las acusaciones de violación contra Julian Assange: cuando se trata de violación, la izquierda todavía no lo entiende”. Pollitt declaró que Suecia estaba persiguiendo a Assange “porque los fiscales se enojan cuando las celebridades de clase mundial se escapan del país y luego hacen el papel de víctimas”.

• El líder laborista británico, Jeremy Corbyn, quien se ha rehusado a defender a Assange, llamó en mayo a que Assange fuera extraditado a Suecia para “responder” a las acusaciones.

Todas las organizaciones e individuos que hicieron estas declaraciones sabían que estaban diciendo mentiras. La evidencia del carácter fraudulento de las acusaciones ya era pública.

Esto incluye el hallazgo de la fiscal inicial, Eva Finne, en agosto de 2010, declarando: “No creo que haya alguna razón para sospechar que perpetró una violación”. Indicó que “la conducta alegada… no evidencia ningún crimen del todo”. Los mensajes de texto de una de las denunciantes indica que “fue la policía que inventó los cargos”.

La letanía de “irregularidades” en el caso incluye el hecho de que los policías reescribieron la declaración de una de las denunciantes sin informarle, el íntimo involucramiento de Claes Borgström, una abogada y política con estrechos lazos al Estado de EE. UU., y la negativa de los fiscales suecos a entrevistar a Assange por medio de video o en Londres, como lo habían hecho en cientos de otros casos.

Lo más siniestro es que aquellos que promovieron la farsa sueca descartaron la sugerencia de que podía tener algo que ver con la persecución estadounidense contra Assange, a pesar de la inexplicable negativa de las autoridades suecas a garantizar que no sería extraditado a EE. UU. si conseguía su custodia.

Más allá, las acusaciones fueron creadas primero por la policía en agosto de 2010 en condiciones en que políticos estadounidenses de alto rango estaban llamando públicamente a asesinarlo por haber expuesto sus crímenes de guerra. El Gobierno estadounidense lanzó una investigación “sin precedentes en magnitud y naturaleza” que involucró la creación de una “sala de guerra” con personal 24 horas al día de agentes del FBI y la CIA explícitamente a cargo de destruir WikiLeaks.

El plan de la farsa fue luego revelado en un correo electrónico filtrado de Fred Burton, un exoficial de inteligencia de EE. UU. y alto oficial de seguridad en Stratfor, una empresa de seguridad descrita como “la sombra de la CIA”. En diciembre de 2010, le escribió a un socio que la estrategia estadounidense contra Assange era: “Acumular. Pasarlo de país a país para que enfrente varios cargos por los próximos 25 años”.

Todos aquellos legitimaron la investigación sueca funcionaron como peones de la campaña de la CIA.

Sin embargo, la farsa judicial contra Assange se ha enfrentado a resistencia entre artistas e intelectuales públicos con principios, incluyendo al periodista investigativo John Pilger, músicos y artistas como Roger Waters, Pamela Anderson y M.I.A.

La exposición de la conspiración política contra Assange es central en su lucha de que debe ser librada para prevenir su extradición a EE. UU. y asegurar su libertad completa e incondicional.

La urgencia de esta lucha, que tiene que ser la punta de lanza de una campaña más amplia contra las guerras imperialistas y la defensa de los derechos democráticos, se pone de manifiesto en las advertencias del padre de Assange y Nils Melzer de la ONU de que podría morir en la prisión británica de Belmarsh, así como por el comportamiento ilegal de las cortes británicas.

El World Socialist Web Site y el Partido Socialista por la Igualdad están luchando por organizar la resistencia en todo el mundo a la persecución de Assange, como parte de la lucha por movilizar a la clase obrera en defensa de los derechos democráticos. Contáctenos hoy para asumir esta lucha.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de noviembre de 2019)

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