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Perspectiva

¡Construyan comités de acción independientes para derrocar el Gobierno de Macron en Francia!

Ha habido casi dos semanas de huelgas masivas de docentes, trabajadores ferroviarios, energéticos y portuarios contra el presidente francés Emmanuel Macron y sus recortes de pensiones. Hoy, cientos de miles de huelguistas y estudiantes volverán a marchar en protestas de masas por toda Francia.

El estallido de la lucha de clases en el corazón de Europa ha dibujado las líneas básicas de clases en la sociedad y demostrado el poder y potencial revolucionario de la clase obrera internacional. El transporte colectivo ha estado frenado por dos semanas; muchas escuelas están cerradas; y las huelgas de transportistas y obreros de refinerías presentan el espectro de desabastecimiento de combustibles y un colapso total del transporte.

Los trabajadores ferroviarios sostienen un banner que dice "Trabajadores ferroviarios en huelga, mismo Macron, la misma lucha" durante una manifestación [Crédito: AP Photo/Christophe Ena]

Ante todo, la huelga es una parte integral del resurgimiento global más amplio de las luchas de clases, con protestas masivas en Argelia, Irak, Bolivia, Chile y huelgas de trabajadores automotores en EE. UU. y México. Ha involucrado una efusión de oposición acumulada a la desigualdad social, la élite financiera y el sistema capitalista.

Las cuestiones políticas que enfrentan los trabajadores en Francia y más allá no han tardado en manifestarse. Macron envió carros acorazados, cañones de agua y policías antidisturbios para atacar a los huelguistas en la primera marcha el 5 de diciembre. El primer ministro Edouard Philippe dio la señal la semana pasada que no harán ninguna concesión. A pesar de que el 70 por ciento de la población se opone a esto, prometió que se aprobará a la fuerza el plan de Macron de un sistema de pensiones “por puntos”, aumentando la edad de jubilación dos años a 64 años y eliminando gradualmente los planes de pensiones del sector público.

Esta lucha contra un régimen autoritario que atropella los principios democráticos suscita tareas urgentes para la clase obrera: construir comités obreros independientes para organizar una lucha política que derroque a Macron y la construcción de una nueva dirección socialista.

Los trabajadores no pueden limitarse a repetir los llamados inútiles de la Confederación General del Trabajo (CGT), liderada por estalinistas, dirigidos a Macron para que retire los recortes de pensiones. Mientras los huelguistas exigen que la huelga se extienda más allá de la Navidad, el líder de la CGT los está intentando desgastar, convocando grandes mítines mientras le pide a Macron que reconsidere y retire los recortes jubilatorios. A cambio, promete que la CGT pondrá fin a la huelga antes de Navidad. Para los trabajadores, este camino solo lleva a la traición y la derrota.

Las revelaciones de la semana pasada han dejado completamente claro el carácter de clase de las políticas de Macron. Cuando su Gobierno elaboraba sus políticas económicas poco después de su elección en 2017, el mandatario se reunió con la firma gestora de activos financieros internacional BlackRock, de un tamaño de $6 billones. Su hombre elegido para diseñar los recortes de pensiones, Jean-Paul Delevoye, renunció ayer después de que se expusiera que recibió una compensación de seis dígitos de varias fundaciones de manera ilegal, incluyendo firmas de seguros con un interés directo de eliminar las pensiones estatales e introducir las cuentas de inversión de pensiones.

En lo que concierne el plan de Macron de pensiones de los trabajadores contadas en “puntos” con un valor monetario indefinido, su propósito fue descrito brevemente en un discurso de 2016 del ex primer ministro de derecha, François Fillon. El sistema de “puntos”, dijo Fillon, “permite una cosa que ningún político admite. Permite reducir cada año el tamaño, el valor de los puntos y así disminuir el nivel de las pensiones”.

No hay nada que negociar con un régimen tan corrupto y reaccionario. La política de la CGT de apelar a Macron constituye un fracaso y forma parte de la estrecha colaboración de la burocracia sindical con un Gobierno francés tras otro para aprobar décadas de recortes en pensiones, desregulación del mercado laboral y otras medidas de austeridad. Toda la pseudoizquierda francesa, incluyendo el Nouveau Parti anticapitaliste (NPA, Nuevo Partido Anticapitalista), Lutte Ouvriere (Lucha Obrera) y La France Insoumise (LFI, Francia Insumisa) de Jean-Luc Mélenchon han dado su apoyo a los sindicatos, afirmando que Macron puede ser presionado para retirar los recortes de pensiones.

La defensa de los niveles de vida de los trabajadores y derechos democráticos exige una lucha por derrocar a Macron, aplastar el poder económico y político de la aristocracia financiera internacional y reemplazar el capitalismo con una sociedad socialista.

En el capitalismo globalizado de hoy, los trabajadores no hallarán ningún otro camino más que el revolucionario. Los conflictos que están estallando en Francia e internacionalmente son el producto de contradicciones sociales globales que maduraron por décadas. La era desde la disolución estalinista de la Unión Soviética en 1991 y especialmente desde la crisis de 2008 ha sido testigo de una transferencia incansable de la riqueza producida por los trabajadores hacia los bolsillos de los superricos y hacia las guerras imperialistas en Afganistán, Siria y Mali.

Hace medio siglo, el estalinista Partido Comunista Francés, traicionó la oportunidad revolucionaria durante la huelga general de mayo de 1968 a cambio de aumentos salariales en los Acuerdos Grenelle. El capitalismo europeo en la actualidad, devastado por décadas de desindustrialización y regalos fiscales a los superricos, ya no puede ofrecer tales concesiones. Macron ha seguido dedicando cientos de miles de millones de euros para el ejército y los milmillonarios, incluso después de volverse tan odiado el año pasado que se tuvo que colocar un helicóptero las 24 horas para rescatarlo en caso de caer en manos de los “chalecos amarillos”.

Las protestas de los “chalecos amarillos” ya demostraron a lo largo del último año el potencial de las protestas sociales organizadas independientemente de la burocracia estatal. Según la clase obrera entra en lucha, la cuestión clave es cómo organizar la batalla independientemente de la burocracia sindical y oponer sus intentos de encadenar el movimiento insurgente de los trabajadores a Macron.

La lucha por construir comités de acción, independientes de los sindicatos, es crucial. Un año antes del estallido de la huelga general francesa de 1936, León Trotsky escribió en ¿ A dónde va Francia? que tales comités eran “el único medio para romper la oposición antirrevolucionaria del aparato sindical y partidario”. Comparándolos con los sóviets formados por los obreros rusos en 1917 que tomaron poder en la revolución Bolchevique, escribió:

Los comités de acción en su etapa actual tienen como tarea unir en una lucha defensiva a las masas explotadas de Francia y así dotar a estas masas con la consciencia de su propio poder para la ofensiva que se avecina. Si la coyuntura llega a sóviets auténticos depende de si la situación crítica actual en Francia se desenvuelve hasta sus últimas conclusiones revolucionarias.

El Parti d l’égalité socialiste (PES; Partido Socialista por la Igualdad), la sección francesa del Comité Internacional de la Cuarta Internacional urge a llevar a cabo una amplia discusión de esta perspectiva entre los trabajadores en Francia e internacionalmente. El enfrentamiento en marcha entre el Gobierno de Macron y la clase obrera, en medio de un resurgimiento global de la lucha de clases, es una señal de que está nuevamente en la agenda política la lucha revolucionaria por el socialismo. Esto exige romper la resistencia contrarrevolucionaria de los sindicatos y sus defensores entre los partidos como el NPA y LFI.

En todo país, la burguesía está viendo los esfuerzos de Macron de cerca para imponer su propia contrarrevolución social ante la explosiva oposición de masas. No hay ningún camino nacional para resolver los problemas que enfrentan los trabajadores en Francia. En esta lucha, los mejores aliados de los trabajadores en Francia son sus hermanos y hermanas de clase en Europa e internacionalmente. Ante los complots de guerra de la alianza de la OTAN y las maniobras de los mercados financieros internacionales, la cuestión definitiva es forjar la unidad internacional de la clase obrera en lucha.

El PES aboga por la construcción de comités de acción por medio de los cuales la clase obrera pueda organizar su poder económico e industrial, vinculando sus luchas internacionalmente y sentando las bases para la reorganización revolucionaria de la sociedad. Dentro de esto, el PES avanza una estrategia política para transferir el poder estatal a las organizaciones independientes de la clase obrera, expropiando a la aristocracia financiera y reorganizando la vida económica sobre la base de satisfacer las necesidades sociales, no el lucro privado.

(Publicado originalmente en inglés el 17 de diciembre de 2019)

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