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Perspectiva

¡Apoyen a los huelguistas de Instacart, Amazon y Whole Foods!

El Partido Socialista por la Igualdad hace un llamamiento a todos los trabajadores para que apoyen las huelgas y otras acciones de los trabajadores de Instacart, Amazon y Whole Foods en los Estados Unidos.

El lunes, los trabajadores de Instacart iniciaron la huelga porque están siendo forzados a trabajar sin el equipo de seguridad adecuado, incluyendo máscaras, guantes y desinfectante de manos. A medida que la pandemia de coronavirus se extiende, las condiciones inseguras en las que trabajan no solo ponen en peligro sus propias vidas, sino también las vidas de los clientes.

Estos trabajadores están realizando un servicio social crítico y heroico. EE. UU. es un epicentro de la crisis, con 165.000 casos al momento de escribir este artículo y más de 3.100 muertes. Las órdenes de permanecer en casa afectan a casi 250 millones de personas en los EE. UU., por lo que la necesidad de la entrega de alimentos, medicamentos y otros bienes esenciales a las personas que no pueden o no deben salir de sus hogares es más importante que nunca.

Los 150.000 trabajadores de Instacart, conocidos como “compradores”, recogen y entregan comestibles de Kroger, Aldi, Sam's Club y otros grandes proveedores minoristas de alimentos. Con la creciente demanda de entregas a domicilio, la empresa con sede en San Francisco planea contratar a otros 300.000 trabajadores. Pero ha rechazado las demandas de los trabajadores sobre protecciones elementales.

Mientras que el director general de Instacart, Apoorva Mehta, un exingeniero de la cadena de suministro de Amazon, de 34 años, tiene una fortuna privada de 400 millones de dólares, los trabajadores de Instacart ganan un promedio de 7 dólares por entrega. Al igual que otros trabajadores de la economía casual, se les clasifica como contratistas “autónomos” para que la empresa pueda evitar pagarles el salario mínimo, el tiempo libre y las prestaciones por desempleo.

Los trabajadores quieren hacer todo lo posible para combatir la pandemia del coronavirus. En General Electric, lanzaron protestas ayer para exigir que la empresa empiece a producir los tan necesitados respiradores. Pero los trabajadores no quieren ponerse en peligro a sí mismos ni a otros para que los oligarcas corporativos puedan acumular sus miles de millones.

El mismo día de la huelga de Instacart, Wall Street abrió la semana celebrando el multimillonario “estímulo” entregado a los bancos y a las corporaciones gigantes. El índice Dow subió 690 puntos.

La huelga de Instacart es parte de un movimiento más amplio de la clase obrera. En los últimos días, los trabajadores de las industria automotriz y siderúrgica de Italia y España, los trabajadores postales británicos, los conductores de autobús y trabajadores de supermercados franceses, y los trabajadores de centros de llamadas brasileños han hecho huelga para exigir el cierre de los lugares de trabajo no esenciales y la protección de los trabajadores que participan en operaciones críticas.

El lunes, los trabajadores del centro de distribución de Amazon en el municipio neoyorquino de Staten Island, donde un trabajador dio positivo la semana pasada, se retiraron del trabajo para exigir equipos de protección, el cierre del edificio hasta que sea desinfectado y una compensación completa para los 4.500 trabajadores que trabajan allí.

Aunque los trabajadores de al menos 10 de sus almacenes ya han dado positivo, Amazon se ha negado a darles a los trabajadores tiempo libre remunerado y máscaras, guantes y otros equipos de protección adecuados.

En una carta a los empleados de Amazon a principios de este mes, el director ejecutivo Jeff Bezos dijo que la compañía había ordenado millones de mascarillas para los empleados de los almacenes, conductores y trabajadores por contrato, pero debido a la escasez mundial “los proveedores médicos que sirven a nuestras comunidades deben ser los primeros en la fila. Cuando nos llegue el turno de las mascarillas, nuestra prioridad será ponerlas en manos de los empleados”.

El hombre más rico del mundo –que gana 6.500 millones de dólares al mes, o un poco menos de 150.000 dólares por minuto, y es dueño de sus propias empresas de ropa, aeronáutica, supermercados, software, periódicos, robótica y digitalización— afirma que es incapaz de organizar la producción de mascarillas para los trabajadores que procesan y entregan alimentos y otros bienes esenciales.

Amazon anunció ayer que había despedido a un empleado que había ayudado a organizar el paro.

Los trabajadores del supermercado Whole Foods, también propiedad de Amazon, están planeando una huelga hoy. Los trabajadores exigen el cierre de cualquier tienda en la que un trabajador dé positivo, una remuneración total para los trabajadores, el restablecimiento de la cobertura de atención médica para los trabajadores a tiempo parcial y de temporada y una mayor contribución patronal al seguro médico para cubrir las pruebas y el tratamiento de todos los trabajadores.

Según el sitio Motherboard de Vice, los trabajadores de las tiendas de Nueva Orleans y Huntington Beach, California, fueron informados por medio de llamadas automatizadas que sus compañeros de trabajo habían dado positivo y se les dijo que “presionaran el número uno para confirmar que recibieron el mensaje”. Las tiendas permanecieron abiertas, sin embargo, porque Whole Foods está acumulando enormes ganancias de las compras apresuradas para abastecerse de alimentos y otros artículos.

Como los faraones del antiguo Egipto, Bezos y el resto de los oligarcas corporativos y financieros quieren que sus esclavos vayan y construyan sus pirámides sin importar cuántos trabajadores mueran en el proceso. Pero los trabajadores tienen otra postura. Esto se resumió en un correo electrónico al World Socialist Web Site de un trabajador de la industria automotriz que denunció los planes para volver a trabajar el 14 de abril –el esperado pico del virus— e insistió: “Nuestras vidas importan”.

El Partido Socialista por la Igualdad pide el cierre inmediato de todos los lugares de trabajo no esenciales con una compensación completa a los trabajadores por cualquier pérdida de salarios y beneficios.

La vida económica debe concentrarse en la producción y distribución de bienes y servicios esenciales, incluyendo la prestación de atención sanitaria, la realización de pruebas y la fabricación de máscaras, batas, ventiladores y otros equipos médicos, la producción y distribución de alimentos y suministros médicos y el mantenimiento de la infraestructura crítica, incluidos los sistemas eléctricos, de telecomunicaciones, de agua y de saneamiento.

Hay millones de trabajadores, incluidos los repartidores de comida, que están dispuestos y son capaces de prestar este servicio social crítico. Pero a estos trabajadores se les debe garantizar un salario digno y un entorno de trabajo seguro. Todos los trabajadores deben ser convertidos en empleados a tiempo completo, con todos los beneficios.

El PSI insta a los trabajadores a formar comités de base en cada lugar de trabajo, controlados democráticamente por los propios trabajadores, para supervisar las condiciones laborales y asegurar la defensa de los intereses de los trabajadores. No se puede confiar en los sindicatos, que son brazos de la gerencia que no han hecho nada para garantizar la seguridad de los trabajadores.

Los comités de base, trabajando con los profesionales médicos en cada lugar de trabajo, deben asegurar la seguridad de todos los trabajadores.

Todos los reclamos sobre las maravillas de la “empresa privada” están siendo explotados mientras Wall Street y las corporaciones gigantes llegan al Gobierno de los Estados Unidos con el sombrero en la mano pidiendo trillones de dólares de los recursos públicos, que esperan que la población pague.

El Partido Socialista por la Igualdad insiste en que, en lugar de ser rescatados, los bancos y las corporaciones gigantescas se conviertan en empresas de servicios públicos, controladas democráticamente por la clase obrera, sin compensación para los accionistas y ejecutivos corporativos multimillonarios.

No hay ninguna razón para que la distribución de alimentos y otros artículos esenciales esté a cargo de Instacart, Amazon y otras empresas privadas. Este servicio social vital debería, en cambio, formar parte de una economía socialista y planificada centralmente, basada en la atención de las necesidades sociales, y no en la generación de lucro privado. Todos los recursos materiales y humanos de la sociedad deben movilizarse sobre una base socialmente racional, no sólo para luchar contra esta enfermedad mortal, sino también para poner fin a la pobreza, la desigualdad social y la explotación de clase.

(Publicado originalmente en inglés el 31 de marzo de 2020)

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