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Perspectiva

Remdesivir, la “medicina milagrosa”: propaganda para el regreso al trabajo vs. ciencia

Los resultados preliminares recientemente publicados por los Institutos Nacionales de Salud (National Institutes of Health; NIH) de Estados Unidos presentan el medicamento remdesivir como, según el presidente Donald Trump, “una gran primera piedra” para la cura de la pandemia de coronavirus.

Al mismo tiempo, en los principales medios de comunicación, se ha aclamado sin aliento como “buenas noticias sobre [un] medicamento contra el coronavirus” (CNN) que muestra “una clara promesa” (MSNBC). Junto a esto, hay informes de que “aceleró el tiempo de recuperación del coronavirus” (Fox) según “datos positivos” (New York Times) de las pruebas.

En condiciones normales, los resultados comunicados por los NIH inspirarían interés entre los investigadores como parte de un esfuerzo continuo y prolongado por encontrar una respuesta eficaz a un nuevo y complicado fenómeno viral.

Sin embargo, la adulación de los medios de comunicación de este “avance” tiene lugar en medio de un esfuerzo cada vez más frenético por legitimar una campaña de regreso al trabajo y crear la impresión de que el virus está “bajo control” y la crisis ha prácticamente terminado.

Una enfermera prepara una inyección en un Salvation Army de Atlanta (AP Photo/David Goldman)

Cabe esperar que las investigaciones que se están realizando sean una importante contribución a los esfuerzos por encontrar una respuesta eficaz al COVID-19. Pero las afirmaciones sobre el remdesivir y su propósito son sumamente sospechosas.

Cada vez más, Anthony Fauci, el director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas, da la impresión de que sus declaraciones están siendo definidas por presión política más que por consideraciones científicas y las necesidades de la salud pública.

Lo que se sabe tiene un alcance bastante más limitado. Según el comunicado de prensa de los NIH, los pacientes que recibieron remdesivir y tuvieron síntomas respiratorios avanzados causados por COVID-19 tuvieron un tiempo medio de recuperación de 11 días, en comparación con los 15 días del placebo, una mejora del 31 por ciento. El comunicado sugiere además que la tasa de mortalidad de los que tomaron el medicamento se redujo del 11,6 por ciento al 8,0 por ciento, aunque Fauci señaló que esos resultados no son estadísticamente significativos.

Incluso si los resultados fueran estadísticamente significativos, significaría que el medicamento no salvaría las vidas de la gran mayoría de los casos graves.

Tampoco hay ninguna discusión seria sobre los otros estudios sobre el remdesivir, ninguno de los cuales se ha acercado al éxito presentado en el estudio actual. Los resultados de un ensayo clínico en China se publicaron el miércoles en The Lancet, el mismo día en que se publicaron los resultados del ensayo del NIH. El estudio de The Lancet no encontró una disminución estadísticamente significativa en los tiempos de recuperación de los pacientes. De hecho, más pacientes murieron mientras tomaban remdesivir que con el placebo.

Ignorando estos hechos, Fauci declaró: “Los datos muestran que remdesivir tiene un claro y significativo efecto positivo en la disminución del tiempo de recuperación. ... Creemos que está abriendo la puerta al hecho de que ahora tenemos la capacidad de tratar [el coronavirus]”.

El anuncio se hizo en medio de la recrudecida campaña de regreso al trabajo de la Administración de Trump, en la que se eliminarán incluso las medidas limitadas para “frenar la propagación” del virus. El presidente se reunió ayer durante más de una hora con una docena de ejecutivos de las principales industrias para seguir trabajando en su “Plan para abrir Estados Unidos de nuevo”, que se está llevando a cabo en casi la mitad del país y en todas las principales industrias.

Remdesivir sin duda desempeñará un papel importante en esta campaña. En sus intentos de obligar a los trabajadores a volver a las oficinas y fábricas, los principales bancos y corporaciones ya han señalado su voluntad de poner en riesgo decenas de miles, si no millones, de vidas en medio de la pandemia.

Lo que nunca se menciona es el hecho de que el remdesivir solo mitigaría ligeramente el impacto del regreso al trabajo. Si, por ejemplo, el número de casos de coronavirus en los Estados Unidos se multiplicara por diez a medida que los trabajadores se ven obligados a volver a las oficinas y fábricas, los datos del NIH indican que el remdesivir, en el mejor de los casos, salvará solo a una fracción de los que no se habrían infectado o habrían muerto en primer lugar.

Además, incluso en el escenario más optimista, en el que un remedio o una vacuna para el COVID-19 resultara eficaz, no es un argumento a favor de reabrir la economía. Si se está avanzando ahora, esto significaría que se deben realizar pruebas más rigurosamente, así como el rastreo de contactos y el distanciamiento físico, porque sería aún más trágico si innumerables millones de personas se ven obligadas a exponerse al coronavirus y posiblemente se enfermaran o murieran. Todo el tiempo, sabrían que si sus empleadores hubieran tenido un mínimo de paciencia, no tendrían que sufrir.

Y es aún más criminal que la élite gobernante estadounidense esté forzando a los trabajadores a volver al trabajo, incluso cuando coloca un posible tratamiento delante de ellos.

Para hacer una analogía histórica que Fauci y su colega Deborah Birx conocen bien, el desarrollo de medicamentos antivirales para luchar contra la epidemia de SIDA en el decenio de 1980 se avanzó en paralelo a la promoción del “sexo seguro” y otras medidas para prevenir la propagación de la enfermedad. Nunca se sugirió que fuera apropiado compartir las agujas o no usar preservativos sólo porque se estaban investigando vacunas y terapias.

Ninguna de estas consideraciones impidió que Wall Street celebrara el anuncio. El precio de las acciones de Gilead Sciences, que fabrica el remdesivir, se disparó un cuatro por ciento en los dos días posteriores a la publicación de los resultados del ensayo de los NIH, y se ha disparado más de un 20 por ciento desde que comenzó el ensayo, llenando los bolsillos de sus accionistas con un estimado de 20 mil millones de dólares. El Dow Jones en su conjunto subió 500 puntos el día del comunicado de prensa.

Esto constituye el núcleo de la respuesta al ensayo del remdesivir por parte de la élite gobernante estadounidense. Pueden sacar ganancias tanto del medicamento en sí como de la cobertura científica que les da a los empleadores y el Gobierno para obligar a la población estadounidense a volver al trabajo incluso cuando la pandemia sigue su curso.

(Publicado originalmente en inglés el 1 de mayo de 2020)

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