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Los recolectores de fruta y los trabajadores textiles hacen huelga mientras la oposición crece a reabrir la economía estadounidense

Las huelgas y otras acciones laborales de trabajadores que exigen protección contra la mortal enfermedad de COVID-19 siguen extendiéndose por todo Estados Unidos, incluso cuando la Administración de Trump, los Gobiernos estatales y las corporaciones gigantes impulsan una reapertura pronta de la economía estadounidense.

En los últimos días, los trabajadores migrantes que empacan frutas en el estado de Washington, los trabajadores de confección en una fábrica de almohadas de Mississippi y los trabajadores de una empresa privada de transporte de basura en Nueva Orleans se han retirado del trabajo por los peligros que enfrentan.

Empacador de frutas en huelga del valle de Yakima (Fuente: Familias Unidas por la Justicia)

Según el sitio web Paydayreport.com, ha habido más de 200 huelgas y otras acciones laborales en los Estados Unidos desde principios de marzo. El sitio web agrega información de los medios locales sobre las huelgas, cuya mayoría ha sido ignorada por los medios de comunicación nacionales.

Así como las luchas similares en Francia, Alemania, México, Brasil y otros países, las huelgas en los Estados Unidos involucran a trabajadores de una amplia gama de industrias y servicios públicos. Sin embargo, en todas estas luchas, los trabajadores insisten en su derecho a vivir y proteger a sus seres queridos de la enfermedad, que ya se ha cobrado casi 300.000 vidas en todo el mundo, y más de 85.000 en los Estados Unidos.

Trabajadores de recolección y procesamiento de frutas

“Los trabajadores agrícolas son esenciales, no desechables”, “Somos humanos”, “No más esclavitud” y “Necesitamos protección”, declaran los carteles en español e inglés cargados por los trabajadores en huelga en cuatro empacadoras de frutas del valle de Yakima en el estado de Washington, a unas 150 millas (240 km) al sureste de Seattle.

La huelga comenzó el viernes pasado cuando los trabajadores salieron de una instalación de Allan Bros. en Naches después de que 12 trabajadores dieran positivo y la compañía intentara ocultarlo.

Los trabajadores agrícolas del estado de Washington exigen protección (Fuente: Familias Unidas por la Justicia)

Los trabajadores, a quienes se les unieron esta semana los trabajadores de otras tres plantas empacadoras de frutas, Jack Frost en Yakima y Matson y Monson, ambas en Selah, están exigiendo un aumento salarial de $2 por hora, junto con equipos de protección y condiciones de trabajo seguras.

Los trabajadores, quienes empacan manzanas, peras y cerezas, dicen que las compañías están violando las pautas de distanciamiento social de seis pies (1,80 m) y están permitiendo que los trabajadores infectados vuelvan a trabajar. Muchos trabajadores agrícolas duermen en habitaciones pequeñas, con varias literas, y viajan a los campos juntos y apretados en autobuses.

Ha habido varios brotes de la enfermedad entre los trabajadores agrícolas en el estado de Washington, Nueva York, Carolina del Norte y California, incluyendo el condado de Monterey que es un importante centro de producción de lechuga conocido como la “Ensalada del Mundo”, donde casi uno de cada cuatro de los contagiados es un trabajador agrícola. Aunque se consideran “trabajadores esenciales”, la Administración de Trump ha reducido los salarios mínimos para los trabajadores con visas de inmigrantes, reduciendo los salarios que ya están en el nivel de pobreza por $2-5 la hora.

Trabajadores frigoríficos

La oposición a las condiciones mortales sigue creciendo en la industria frigorífica, donde al menos 12.000 trabajadores han dado positivo y al menos 48 han muerto, según la Red de Informes de Alimentos y Medio Ambiente, o FERN por su sigla en inglés.

"Háganles pruebas a todos y luego reabran". Trabajadores de Smithfield protestan en Sioux Falls, Dakota del Sur (Fuente: ¿Qué Pasa Sioux Falls?)

Después de que una ola de huelgas y otras acciones laborales en Georgia, California, Iowa, Nebraska y otros estados forzaran el cierre de decenas de plantas, Trump invocó la Ley de Producción de Defensa para ordenar su reapertura. En la semana posterior a la acción de Trump, el virus se propagó a más del doble de la tasa nacional en los condados de EE. UU. con las principales plantas frigoríficas, según los datos recopilados por la Universidad Johns Hopkins.

El miércoles pasado, 20 trabajadores hicieron paro en una planta avícola en West Columbia, Carolina del Sur. “Este es un peligro para la seguridad”, dijo Anthony Furman, un trabajador de la planta House of Raeford, a la estación local WLTX. “Estamos cerca unos de otros dentro de esta planta y no estamos a seis pies de distancia”.

La compañía “nos está tratando como esclavos”, agregó la trabajadora Naesha Shelton.

Una planta de Johnsonville en Holton, Kansas, cerró el miércoles después de que cinco trabajadores salieran positivo. El Dr. Drew Miller, un médico de familia en Lakin, Kansas, le dijo al Associated Press que los trabajadores frigoríficos infectados estaban exponiendo a “sus padres u otras personas que viven en sus casas y que tienen otras enfermedades crónicas”. Añadió: “Es un pensamiento extraño, pero cuando todos los demás hablan de reapertura, todavía se siente como si estuviéramos mirando al COVID-19 directamente a los ojos”.

Los trabajadores de la industria textil

Trescientos trabajadores de la confección, en su mayoría mujeres afroamericanas, hicieron huelga en una fábrica de almohadas en el norte de Misisipí el lunes por la mañana después de que un compañero de trabajo diera positivo y la dirección tratara de encubrirlo.

El paro en la planta de Brentwood Originals se produjo después de que una trabajadora dijera que su marido —que también trabaja en la fábrica— había contraído la enfermedad. En lugar de advertirles a los trabajadores, los supervisores ocultaron la información, diciéndoles más tarde a los trabajadores que era porque no habían visto ningún informe médico sobre el trabajador infectado.

Carolyn Vardaman, una trabajadora de la planta durante cuatro años y madre de seis hijos que dijo que podría perder su trabajo por hablar, dijo a la filial local de Fox News: “Porque la gente está muriendo por esto y me parece que tienes que alzar la voz... Si tengo que ser yo, está bien, amo mi vida”.

Trabajadores de American Apparel en Selma, Alabama (Fuente: Alabama News Network)

El paro en Mississippi sigue a la acción laboral del mes pasado de los trabajadores de American Apparel en Selma, Alabama. Los trabajadores cosen mascarillas para los soldados de EE.UU. pero se les ha negado poder utilizar las mascarillas para protegerse de la infección. Otras luchas en el sur incluyen la actual huelga de los trabajadores sanitarios de Nueva Orleans.

Trabajadores automotores

La ira está creciendo entre más de 150.000 trabajadores de la industria automotriz que están siendo forzados a volver a las fábricas de GM, Ford y Fiat Chrysler en Michigan y otros estados para el 18 de mayo, después de un cierre de siete semanas.

Con el apoyo del sindicato United Auto Workers (UAW), se han enviado trabajadores calificados y líderes de equipo para preparar las plantas, pero varios ya han sido enviados a casa después de contraer la enfermedad.

Según un informe de WXYZ 7 Action News, al menos dos líderes de equipo que trabajan dentro de la armadora de Fiat Chrysler en Sterling Heights (SHAP, sigla en inglés) en los suburbios de Detroit han sido enviados a casa.

Una trabajadora, Tina, dijo a los periodistas que los dos trabajadores que fueron enviados a casa dieron positivo. “Así que ahora tenemos a 3.000 personas regresando”, dijo a los periodistas. “¿Qué crees que va a pasar? Vamos a tener un maldito brote aquí”.

Al menos 22 trabajadores de Fiat Chrysler han muerto desde marzo, incluyendo al menos tres en SHAP. La fábrica fue una de varias plantas de FCA en Michigan, Ohio, Indiana y Windsor, Canadá, donde los trabajadores bajaron sus herramientas en desafío a la gerencia y al UAW, forzando el cierre de la industria automotriz norteamericana a mediados de marzo.

Ahora el UAW afirma que es seguro volver a las plantas aunque los trabajadores no serán sometidos a pruebas, a diferencia de los altos funcionarios del UAW que sí serán sometidos a pruebas antes de volver a sus cómodas oficinas.

Un trabajador de un almacén de distribución de repuestos de GM en Burton, Michigan, que regresó al trabajo el lunes le dijo al World Socialist Web Site, “Han mandado a casa a algunas personas que llegan tosiendo, sin paga. Otra chica ayer tenía una temperatura alta de 102, la enviaron al médico, pero no había personal trabajando durante nuestro turno. La hicieron sentarse y esperar 45 minutos, la probaron con otra pistola de temperatura, y dijeron que su temperatura bajó, así que la enviaron a nuestro departamento sin dar ninguna razón.

“Nuestras salas de descanso están cerradas por el distanciamiento social, así que ahora no hay lugares para que la gente vaya durante los descansos o almuerzos. Tenemos que quedarnos fuera. Todo esto demuestra que es demasiado pronto para operar eficientemente, del lado de los trabajadores”.

Un trabajador de la planta de camiones de Kentucky en Louisville, donde Ford está enviando a 12.000 trabajadores de regreso a sus dos plantas, dijo al WSWS, “No es seguro en lo absoluto regresar. No están pensando en la vida y la seguridad de las personas. Sus justificaciones para la reapertura están impulsadas financieramente, y sus motivos son aumentar sus ganancias con el sacrificio de nuestras vidas y las de nuestras familias”.

La Administración de Trump ha bloqueado la publicación de las directrices de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, sigla en inglés) sobre la reapertura de empresas, ha puesto fin a las inspecciones federales de seguridad en los lugares de trabajo ante quejas de los trabajadores sobre condiciones inseguras y encubrimientos de las gerencias, y está procediendo a eliminar cualquier responsabilidad legal de las empresas que enferman y maten a los trabajadores. Los Gobiernos estatales amenazan con retirar los beneficios por desempleo a cualquier trabajador que se niegue a volver a un lugar de trabajo inseguro.

En medio del desempleo masivo y la angustia social, la clase dominante está ejerciendo una enorme presión sobre los trabajadores para que regresen a las fábricas no esenciales y a otros lugares de trabajo. El objetivo es bombear las ganancias necesarias para cubrir el inmenso crecimiento de la deuda gubernamental y corporativa generada por el multimillonario rescate de Wall Street.

En oposición a la pandilla de las corporaciones, los partidos de las grandes empresas y los sindicatos corruptos, los trabajadores deben organizar comités de base de seguridad para oponerse a la reapertura imprudente de los lugares de trabajo no esenciales y exigir ingresos completos y beneficios médicos a todos los trabajadores afectados hasta que se contenga la pandemia.

Al mismo tiempo, se debe garantizar a los trabajadores esenciales de la salud, la producción de alimentos y los trabajadores de logística de Amazon, UPS y otras empresas el equipo de protección, la provisión de pruebas universales y un entorno de trabajo seguro supervisado por comités de seguridad de base que trabajen en conjunto con expertos en salud pública.

La creciente resistencia de los trabajadores en los EE.UU. debe unirse con los trabajadores de todo el mundo y guiarse por una perspectiva y programa internacional y socialista, incluyendo la transformación de los bancos y corporaciones gigantes en servicios públicos controlados por la clase obrera.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 14 de mayo de 2020)

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