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Perspectiva

Asesinato policial de George Floyd ocasiona protestas de masas en todo el mundo

Este fin de semana, cientos de miles de trabajadores y jóvenes protestaron el asesinato policial de George Floyd, pero no solo en Estados Unidos, sino también en Australia, Reino Unido, Alemania, Francia, Bélgica, España, Hungría, Brasil, Corea del Sur y muchos otros países.

Hubo manifestaciones esta semana en cientos de ciudades en países de todos los continentes habitados del mundo.

En América del Sur, miles de personas se manifestaron frente a la Universidad Federal de Paraná en Brasil. Otros lo hicieron fuera del Gobierno estatal de Rio de Janeiro. Cientos lo han hecho en México y hubo protestas en Bermuda y Argentina.

En Australasia, se presenciaron docenas de protestas, incluyendo una de más de 3.000 personas en Sídney, Australia, más de 2.000 en Perth y decenas de miles en Auckland, Nueva Zelanda. Cargaron pancartas que declaraban “¡Al Gobierno no le importa! ¡Nos debemos apoyar como pueblo!” y “Australia no es inocente”.

En Asia y Oriente Próximo, hubo manifestaciones en India, Japón, Filipinas, Turquía, Israel e Irán.

En África, se organizaron mítines en Gana, Kenia, Liberia, Nigeria y Sudáfrica.

Al menos diecinueve ciudades en Canadá vieron protestas, incluyendo aglomeraciones de miles en Vancouver, Toronto y Ottawa.

En Europa, Alemania atestiguo protestas de miles frente a la Embajada de EE.UU. en Berlín y el consulado en Hamburgo. Las consignas incluyen: “Su dolor es mi dolor. Su lucha es mi lucha”. Miles se manifestaron en Ámsterdam y Róterdam en Holanda; en Atenas, Grecia; en Copenhague, Dinamarca; Estocolmo, Suecia; Helsinki, Finlandia; Oslo, Noruega; y Reikiavik, Islandia. Hubo otras protestas en Italia, Bélgica, España, Irlanda, Polonia, Lituania, Eslovaquia y Suiza.

Reino Unido fue testigo de al menos 25 protestas separadas. Más de 15.000 personas se reunieron en el parque Hyde el miércoles y marcharon a la residencia del primer ministro en la calle Downing, cargando pancartas que decían, “Si eres neutral en situaciones de injusticia, elegiste el lado del opresor” y, como en Australia, “Reino Unido no es inocente”. En Francia, 5.000 personas marcharon en Montpellier y 25.000 desafiaron una prohibición de protestas en París. Un orador en la marcha anunció, “Lo que ocurre en Estados Unidos subraya lo que está ocurriendo aquí en Francia”.

Con una importancia extraordinaria, en Austria, hubo una manifestación masiva de 50.000 personas en Viena el jueves. Si se manifestara un porcentaje similar de la población en Nueva York, equivaldría a un mitin de más de 200.000 personas.

El desbordamiento de solidaridad internacional está siendo impulsado por la oposición a la represión brutal de Donald Trump contra protestas pacíficas y multiétnicas. Su magnitud también indica un reconocimiento inicial de los peligros que representa para la clase obrera estadounidense y miles de millones en todo el mundo la marcha de Trump para establecer una dictadura presidencial. Más allá, la clase obrera en cada país percibe en las imágenes que provienen de EE.UU. un eco de sus propias condiciones sociales. Estas son dominadas por niveles extremos y cada vez mayores de desigualdad, que dictan formas cada vez más fascistizantes de gobierno en todo el mundo.

Además de la violencia estatal en Estados Unidos, la manifestación el martes en París también protestó la muerte del joven francés Adama Troré, quien fue vapuleado y asfixiado a muerte por la policía en 2016. La protesta se produce dos años desde que las protestas de los “chalecos amarillos” en oposición a la desigualdad social fueran han sido brutalizadas por la policía antimotines del presidente Emmanuel Macron, el hombre que ha intentado rehabilitar al colaborador con los nazis, el mariscal Pétain.

Los trabajadores brasileños se están manifestando contra la ola de asesinados a manos de la policía en las favelas de Río de Janeiro bajo la supervisión del presidente fascistizante Jair Bolsonaro.

Los trabajadores y jóvenes alemanes han pasado los últimos seis años viendo cómo se desenvuelve una conspiración dentro del Estado y la academia para rehabilitar al Tercer Reich, elevar al partido fascista Alternativa para Alemania (AfD, sigla en alemán) al primer plano y preparar un regreso al militarismo imperialista sin límites. La amenaza de Trump de designar a los manifestantes como “terroristas” sigue a la colocación por parte del servicio de seguridad estatal de Alemania del Sozialistische Gleichheitspartei en una lista de vigilancia sobre extremismo por el “crimen” de llevar a cabo una lucha contra el revanchismo fascista.

Las protestas globales desatadas por el asesinato de Floyd se producen casi tres meses desde la propagación de una pandemia que, dadas las acciones deliberadas y criminales de la clase gobernante, continúa teniendo un impacto devastador para miles de millones de trabajadores y jóvenes. Cientos de miles han muerto y millones han perdido sus trabajos, mientras que los Gobiernos de la oligarquía financiera han transferido varios billones de dólares a los cofres de las principales corporaciones. Ahora, los trabajadores están siendo obligados a regresar a trabajar en condiciones inseguras bajo pena de pobreza y hambre.

El asesinato policial de George Floyd y las imágenes diarias de violencia policial irrestricta contra jóvenes negros, blancos e hispanos han constituido un evento desencadenante que ha incendiado las tensiones de clase latentes.

El año pasado vio una escalada masiva de la lucha de clases a nivel global, con millones que protestaron el recrudecimiento de la desigualdad social y los ataques a los derechos democráticos.

Durante su Mitin del Día Internacional de los Trabajadores el mes pasado, el WSWS llamó atención a un preocupado reporte de un centro de pensamiento imperialista preocupado, el Center for Strategic and Internacional Studies (CSIS), que advirtió:

“Vivimos en una era de protestas globales masivas cuya frecuencia, alcance y tamaño no tienen precedentes históricos… El coronavirus posiblemente suprimirá las protestas a corto plazo tanto por las restricciones gubernamentales en áreas urbanas como por la renuencia de los propios ciudadanos a exponerse a aglomeraciones públicas grandes. Sin embargo, dependiendo del curso futuro de esta probable pandemia, las respuestas del Gobierno podrían volverse en sí un desencadenante de protestas políticas de masas”.

El WSWS y el Comité Internacional han buscado alertar políticamente a la clase obrera en anticipación de precisamente tal nuevo estallido de la lucha de clases y proveer una perspectiva y orientación revolucionarias.

El momento en que se acabaron los cierres por la pandemia, el primer acto de violencia policial asesina en EE.UU. provocó un estallido social. Incluso en condiciones en que millones temen correctamente una aceleración de la propagación del coronavirus, las “protestas globales de masas” han regresado en oposición común a la brutalidad del Estado capitalista.

La prensa estadounidense reportará poco o no del todo estos eventos, que rinden testimonio del verdadero estado de las relaciones de clases y el verdadero balance de fuerzas en EE.UU. y por todo el mundo. Prueban que la clase obrera estadounidense, que se ha involucrado en una lucha que exige la destitución de Trump, tiene aliados inmensamente poderosos. La lucha contra Trump, odiada por todo el mundo, vista como la personificación matona del gobierno de la oligarquía, encontrará un apoyo enorme en la clase obrera y juventud de todos los países entrando en conflicto contra sus propios gobernantes.

Los trabajadores y jóvenes necesitan contrarrestar la ofensiva de Trump con la adopción de un programa internacionalista de lucha sobre el cual deponer a Trump, Mike Pence y sus coconspiradores de sus cargos. Con base en esto, comenzará a tomar forma un movimiento mundial de la clase obrera que enfrentará y derrotará el plan de Trump de imponer una dictadura policial-militar en la lucha por el socialismo.

(Publicado originalmente en inglés el 6 de junio de 2020)

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