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“En los camarotes duermen 4 personas”

Más de doscientos trabajadores petroleros de PEMEX han muerto por COVID-19

Petróleos Mexicanos (PEMEX) reportó la cifra más alta de muertes por COVID-19 de cualquier compañía en el mundo. Según el último informe, 202 trabajadores activos y 5 contratistas han muerto por el virus.

Bloomberg News confirmó que solo la Autoridad Metropolitana de Transporte de Nueva York se acerca con 131 fatalidades, mientras toda la industria cárnica de EE.UU., que cuenta con cuatro veces más trabajadores que PEMEX, ha registrado 132 muertes.

PEMEX administra su propia red de hospitales para sus 125.745 empleados activos, los pensionados y sus familiares, cubriendo a un total de 750.000 personas. Esto llevó a PEMEX a reportar que 234 familiares y 310 trabajadores jubilados han fallecido de COVID-19.

Trabajadores de PEMEX en el sitio donde explotó un oleoducto en Tlahuelipan, Hidalgo, el año pasado (AP Photo/Claudio Cruz)

Mientras los Gobiernos de todo el mundo imponen sus órdenes imprudentes de “regreso al trabajo” cuando se empeora la pandemia, los datos de PEMEX evidencian de forma condenatoria el perjuicio elevado de las condiciones inseguras en los lugares de trabajo hacia las familias de clase obrera.

Sin embargo, el conteo en Pemex se queda corto de la realidad. La empresa solo les ha hecho pruebas a 7.192 personas, o menos del 1 por ciento de sus empleados, jubilados y familiares. Casi el 60 por ciento o 4.204 de las pruebas han salido positivas, mientras que nunca se les administró pruebas a más de 70.000 personas diagnosticadas por PEMEX con síntomas respiratorios.

Los trabajadores médicos de PEMEX no están incluidos en los datos del COVID-19, a pesar de que el personal médico compone, según los datos nacionales, más de una quinta parte de los contagios. Los enfermeros de PEMEX se unieron a los miles de trabajadores médicos en México e internacionalmente que han hecho paros para protestar la falta de equipo de protección personal.

Al mismo tiempo, desde el punto de vista médico, los datos de PEMEX son prácticamente inservibles, ya que no incluyen los lugares de trabajo, los hospitales, ni los detalles médicos de los pacientes de COVID-19.

En respuesta a la creciente indignación, la empresa alegó en su último boletín de prensa que “la estrategia de prevención integral contra el Covid-19 ha logrado contener la propagación de contagios entre los trabajadores”.

Un ingeniero veterano de PEMEX conversó con el World Socialist Web Site desde Ciudad del Carmen, en el estado sureste de Campeche, donde un brote de 84 trabajadores en las plataformas marítimas, incluyendo 7 fallecidos, se reportó el 13 de abril, obligando a la empresa a comenzar a dar reportes diarios de COVID-19. Lejos de “contener” el virus, argumentó que no se han tomado medidas efectivas.

Explicó: “Cada guardia que sube [a las plataformas] cada 14 días procede de diferentes estados de la República Mexicana, son cientos de trabajadores; no hay control sanitario y casi los obligan a subir a trabajar aunque sean vulnerables.

“No tienen equipo de protección adecuado y en los camarotes duermen 4 personas. A veces, hacen camas calientes (uno descansa mientras el otro trabaja). Estos trabajadores bajan al fin de su jornada y regresan a sus lugares de origen propagando el virus”.

Varios trabajadores con condiciones médicas crónicas utilizaron las redes sociales para denunciar a PEMEX y el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la Republica Mexicana (STPRM) por obligarlos a trabajar durante la pandemia. “Pues si te amenazan con no pasarte salario, pues a como no aceptar”, escribió uno.

Otros en redes sociales protestaron que las condiciones en las plataformas, los barcos y centros de almacenaje son muy hacinadas. Un trabajador de PEMEX le dijo a Índigo recientemente que muchos conductores de los camiones han contraído el coronavirus por interactuar con los clientes en las gasolineras. Otro declaró, “Jamás nos habían puesto en peligro como ahora y desde que llegaron estos señores con su austeridad no les importan los compañeros caídos, por eso estoy enojado”.

El trabajador en Campeche le confirmó al WSWS que sabe de trabajadores fallecidos y explicó que las familias no están recibiendo una compensación. “Luego a las viudas y/o derechohabientes, el sindicato no les quiere pagar el postmortem. Se las hacen cansada. Tardan meses, años y en ocasiones no les pagan”, indicó.

En cuanto a las numerosas muertes de jubilados, añadió, “Son vulnerables, hipertensos, diabéticos y obesos. Además no tienen buena atención médica preventiva. Hay compañeros activos y jubilados que se han enfermado y no son ingresados a los hospitales. Se tratan por su cuenta en otros hospitales y fallecen. Los hospitales están saturados y no cuentan con medicamentos ni médicos especialistas desde hace varios años”.

Concluyó: “Los líderes sindicales brillan por su ausencia, encerrados en sus ranchos o casas de playa. No dan la cara ni apoyan a sus agremiados. El gobierno no le pone atención especial al caso de los trabajadores de Pemex”.

El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (conocido como AMLO) también buscó desviar críticas por medio de una rueda de prensa el miércoles con el director de PEMEX, Octavio Romero Oropeza. Felicitó a Romero por combatir a los huachicoleros —grupos que roban petróleo— y aumentar la producción en las refinerías, pero hizo caso omiso a los reportes de bajas masivas por COVID-19.

A pesar de la caída en el consumo y los precios del petróleo debido a la crisis pandémica, argumentó que la producción en PEMEX, y particularmente su capacidad de refinación, necesitan aumentarse en aras del “desarrollo nacional” y la “autosuficiencia” dependiendo menos del capital extranjero y las importaciones.

El hecho es que, como explicó El País, “Debido a su altísimo endeudamiento privado, la petrolera mexicana prácticamente opera bajo el permiso de las calificadoras internacionales” y con esto “los inversionistas maximizan ganancias”.

Es más, la clase gobernante mexicana busca aprovechar la pandemia para privatizar aún más el sector petrolero y encauzar los ingresos de PEMEX a los inversores privados. Para este propósito, el Gobierno de AMLO y su partido Morena han aumentado las medidas de austeridad, lo que no deja campo para proveer condiciones seguras para los trabajadores.

Durante una conferencia a mediados de abril, José Friedrich, el subsecretario de desarrollo bajo el Gobierno de Morena en el estado petrolero de Tabasco, les dijo a inversores estadounidenses en relación con PEMEX: “Para salir de la debacle económica en la que seguramente caerá México… si necesitamos hacer acuerdos, alianzas, contratos, convenios con privados para fomentar esa inversión, los debemos tener listos en el momento adecuado. Creo que va a ser un tema estratégico muy importante”.

La supuesta defensa de AMLO de la producción petrolera estatal en México ha sido un aspecto central en sus credenciales “izquierdistas” en la última década. Afirma que dejó el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que él mismo lideró, porque planeaba apoyar el Pacto por México en 2012 —un conjunto de políticas regresivas girando en torno a la privatización efectiva de la industria petrolera—. En 2017, un brusco aumento en los precios de la gasolina que resultó de esta privatización desencadenó protestas masivas por todo el país, y los sindicatos y Morena las encarrilaron detrás de la elección de AMLO en 2018.

Ahora, cientos de trabajadores y sus seres queridos están siendo sacrificados en PEMEX a instancias de los especuladores financieros que están lucrando del sector petrolero mexicano, mientras AMLO sigue los recortes de gastos y las políticas privatizadoras de sus predecesores.

Los trabajadores en PEMEX y todo México solo pueden enfrentar la subordinación de su seguridad y sus vidas a los intereses de Wall Street y sus socios mexicanos tomando la respuesta a la pandemia en sus propias manos y en oposición a todos los sindicatos y partidos procapitalistas y nacionalistas, incluyendo Morena.

Esto significa formar comités de base en cada lugar de trabajo y barrio a fin de organizar los pasos necesarios para proteger sus vidas y las de sus familiares. Estos esfuerzos deben coordinarse inmediatamente con los trabajadores internacionalmente, incluyendo con los comités de base formados por los trabajadores de Fiat Chrysler en Michigan y Ohio.

(Publicado originalmente en inglés el 17 de julio de 2020)

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