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Perspectiva

¿Por qué los demócratas no enfrentan a Trump?

Un día después de que el presidente estadounidense declarara que no puede aceptar una transición pacífica en caso de que pierda las siguientes elecciones presidenciales, el mandatario intensificó sus intentos de transformar la elección en un golpe de Estado.

El jueves, Trump reafirmó su amenaza anterior de que ignorará los resultados electorales, declarando, “Queremos asegurarnos de que las elecciones sean honestas, y no estoy seguro de que puedan serlo”.

Trump ve la Corte Suprema como un escenario clave en las disputas políticas. Este es el principal motivo detrás de su esfuerzo para reemplazar apresuradamente a Ruth Bader Ginsburg antes del 3 de noviembre. Se espera que anuncie su nombramiento el fin de semana.

Los esfuerzos de Trump para preparar un golpe de Estado electoral son una clara indicación de sus intenciones de lo que haría si se aferra al poder, viéndolo como un mandato para transformar Estados Unidos en una dictadura presidencial.

Pero la respuesta de los oponentes políticos nominales de Trump es una combinación de impotencia y postración. Lejos de pedir la deposición inmediatamente de Trump de su cargo o convocar una investigación del Congreso sobre los planes golpistas de Trump, los demócratas no han ofrecido nada más que apelaciones patéticas morales a Trump y los republicanos, mientras abandonan cualquier oposición oficial a sus esfuerzos para rellenar la corte de partidarios antes de las elecciones.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, prácticamente le rogó a Trump, “¿Por qué no intentas solo por un momento honrar el juramento de tu cargo ante la Constitución de los Estados Unidos?”. El líder de la minoría en el Senado, Charles Schumer, por su parte, dirigió su llamado al Partido Republicano: “En este peligroso momento, cada republicano en esta cámara necesita ponerse en pie de lucha”.

Pelosi y Schumer saben muy bien que ni Trump ni sus coconspiradores republicanos cambiarán de parecer como resultado de sus exhortaciones morales. Tales declaraciones constituyen un abandono de cualquier esfuerzo para oponerse a los preparativos de Trump para lanzar un golpe de Estado el día de las elecciones.

La única respuesta equivalente a un discurso por parte de un demócrata ayer fue la del senador Bernie Sanders, cuya principal preocupación era asegurarse de que ninguno de sus partidarios concluyera que la intentona golpista de Trump requiera una lucha política fuera del marco del Partido Demócrata.

“Anoche Donald Trump fue aún más lejos en el camino del autoritarismo, convirtiéndose en el primer presidente en la historia de este país en negarse a comprometerse con una transición pacífica del poder si pierde las elecciones”, dijo Sanders.

Pero en respuesta a lo que es claramente una ruptura con todo el sistema electoral, el único recurso de Sanders fue exhortar a sus simpatizantes a subordinar todas las demandas sociales a la elección de Biden.

“En primer lugar, es absolutamente imperativo que tengamos, con creces, la mayor participación de votantes en la historia de Estados Unidos y que la gente vote lo antes posible”, dijo Sanders. “Como alguien que apoya firmemente a Joe Biden, seamos claros: una victoria aplastante para Biden hará virtualmente imposible que Trump niegue los resultados y es nuestro mejor medio para defender la democracia”.

Incluso poner el tema de esta manera es ceder a Trump. Un presidente legítimo no necesita ganar por una “victoria aplastante”, solo necesita ganar por un voto en el Colegio Electoral. Según el estrecho marco parlamentario presentado por Sanders, Trump es libre de interpretar cualquier cosa que no sea una “avalancha” como una excusa para detener el conteo de votos y reclamar su victoria.

El discurso de Sanders fue una continuación de su estrategia central de separar la elección de todas las cuestiones sociales. Como Sanders dejó claro, la lucha por “una agenda que funcione para todos, y no solo para unos pocos” debe esperar hasta el “día después de que elijamos a Joe Biden como presidente”.

En este sentido, Sanders inició su discurso señalando la desastrosa respuesta de Trump a la pandemia COVID-19, así como el “grotesco nivel de desigualdad de ingresos y riqueza”. Sin embargo, dijo: “Hoy no voy a hablar de ninguna” de esas cuestiones, como si la lucha contra la dictadura pudiera de alguna manera divorciarse de la lucha contra las políticas apoyadas por el aspirante a dictador.

Esta línea se desarrolla en diversas formas por las publicaciones y organizaciones que operan en y alrededor del Partido Demócrata. La revista Jacobin, afiliada a los Socialistas Demócratas de Estados Unidos (DSA, sigla en inglés), escribe: “Para luchar contra el creciente autoritarismo de Trump, los demócratas deben abandonar su indefensión aprendida”, como si los demócratas no se oponen a Trump simplemente porque siguen una política equivocada.

No, el hecho de que los demócratas se rehúsan a confrontar a Trump está dictado por los intereses de clase que representan. El Partido Demócrata es un partido de Wall Street, en alianza con sectores de la clase media-alta acomodada y sectores del aparato de inteligencia militar.

Los demócratas están decididos sobre todo a impedir la intervención de la amplia masa de la población en oposición a Trump, que desafiaría los intereses de la oligarquía financiera y los imperativos geopolíticos del imperialismo estadounidense.

Cuando se trata de movilizar a la policía y la Guardia Nacional para arremeter contra y detener a los manifestantes, los gobernadores y alcaldes demócratas son viciosos. Pero cuando se trata de oponerse a Trump, los demócratas de repente son impotentes.

La oligarquía financiera no le teme a Trump. Pero sí temen que, al oponerse a él, puedan poner en marcha fuerzas sociales y políticas que no podrán controlar. Desde el principio, el objetivo central del Partido Demócrata ha sido suprimir y desmovilizar la oposición popular masiva a Trump y canalizarla detrás dl apoyo al militarismo y a los organismos de inteligencia.

En junio de 2017, el Comité Político del Partido Socialista de la Igualdad publicó la declaración “Un golpe palaciego o la lucha de clases: La crisis política en Washington y la estrategia de la clase obrera”, que advertía:

La clase obrera debe oponerse a este gobierno y buscar su eliminación. Pero esta tarea no se le puede encomendar a facciones opositaras dentro la misma burguesía. La clase obrera no puede seguir siendo una espectadora más ante la disputa entre Trump y los demócratas. Al contrario, debe desarrollar su lucha contra Trump bajo su propia bandera y con su propio programa.

El período subsiguiente solo ha confirmado este análisis. El año pasado, tras el colapso de la narrativa antirrusa de los demócratas, el World Socialist Web Site escribió:

Trump se mantiene en el poder en gran parte por medio del Partido Demócrata. Desde un principio, los esfuerzos de los demócratas para impulsar un golpe palaciego han tenido el objetivo de desmovilizar y desarmar a las masas que se oponen al Gobierno de Trump.

Si Trump parece fuerte, es solo por el carácter endeble y cobarde de sus oponentes. Pero Trump sigue siendo ampliamente despreciado por la clase obrera, que con razón lo ve como responsable de una política homicida que ha llevado a la muerte de más de 200.000 personas.

Aunque no se ha desarrollado políticamente a plenitud, el nivel de conflicto de clases en los Estados Unidos ha aumentado inmensamente durante los últimos dos años. Las huelgas industriales de 2019 marcaron una ruptura con el gran tiempo en que el conflicto de clases fue completamente suprimido.

Este año se produjeron las mayores protestas de masas de la historia de los Estados Unidos, en miles de ciudades y pueblos, en respuesta a una ola de asesinatos policiales en todo el país. Estas manifestaciones fueron acompañadas por huelgas y luchas sociales de trabajadores decididos a resistir la campaña homicida de vuelta al trabajo de la clase dominante.

El giro de la élite gobernante hacia el autoritarismo es su respuesta a la resistencia de la clase trabajadora. Las acciones de Trump son un punto de inflexión decisivo. Independientemente del resultado de las elecciones, la tendencia hacia la dictadura continuará.

Nadie debe subestimar el peligro que representan los esfuerzos de Trump en busca de un golpe de Estado. Él está tratando de consolidar rápidamente su control sobre todas las palancas del poder estatal para imponer una dictadura en los Estados Unidos, lo que tendría consecuencias devastadoras para la capacidad de la clase obrera de organizar una resistencia.

Esto vuelve aún más urgente que los trabajadores y los jóvenes actúen ahora. Hay que preparar una huelga general política de toda la clase obrera estadounidense, en solidaridad con todos los trabajadores del mundo, y basada en la demanda de una transformación socialista de la sociedad.

(Publicado originalmente en inglés el 25 de septiembre de 2020)

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