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Se espera que una tercera ola de COVID-19 se extienda por todo EE.UU.

Las tendencias recientes en el número de nuevos casos de COVID-19 en los Estados Unidos sugieren que una tercera ola de la pandemia atacará pronto, según se continúa propagando el virus en los estados del centro y oeste del país. Después de los picos a mediados de julio, los casos nuevos se desaceleraron, descendiendo hasta alcanzar su mínimo más reciente a mediados de septiembre de poco más de 35.000 casos por día según el promedio móvil de siete días. Los números han comenzado a subir nuevamente, acercándose a 44.000 por día, en promedio, un aumento del 26 por ciento en solo unas pocas semanas.

A nivel mundial, el número de casos nuevos diarios de COVID-19 ha alcanzado un máximo de 294.000 en promedio de siete días. Ha habido 35,66 millones de casos y 1.045.000 muertes en los diez meses desde que se reconoció que el mundo se enfrentaba a un brote de un nuevo coronavirus, un patógeno respiratorio mortal contra el que nadie en el planeta tenía inmunidad.

Dra. Ala Stanford le administra una prueba de COVID-19 a Wade Jeffries en el parqueo de la iglesia baptista Pinn Memorial en Filadelfia (AP Photo/Matt Rourke)

En el curso caótico y turbulento de la pandemia a nivel mundial, Estados Unidos se ha establecido como el epicentro persistente, habiendo enfrentado dos oleadas en la primavera y el verano que acumularon 7,67 millones de casos confirmados y 215.000 muertos. La enfermedad primero afectó fuertemente al noreste y luego se trasladó al sur a lo largo del cinturón del sol y ahora está profundamente arraigada en todo el país.

El Dr. Tom Inglesby, director del Centro Johns Hopkins para la Seguridad Sanitaria de la Escuela Bloomberg de Salud Pública señaló inquietantemente: “La información más reciente es que el 90 por ciento del país aún no ha estado expuesto al virus. El virus no ha cambiado y tiene la capacidad de propagarse rápidamente si se le da la oportunidad”. Para la gran mayoría que aún puede ser víctima del COVID-19, la experiencia de los últimos diez meses y el curso actual de la pandemia son una advertencia terrible.

La hospitalización del presidente Donald Trump después de dar positivo al COVID-19 ha dejado en claro la facilidad con la que se puede propagar el virus. La celebración en la rosaleda de la Casa Blanca hace diez días, con 150 personas atestadas con total desprecio hacia las medidas de mascarillas y distanciamiento social, fue un evento aparentemente de superpropagación que resultó en la infección de varios senadores, personal de la Casa Blanca y el presidente Trump y su esposa.

Según USA Today, la Casa Blanca rechazó el lunes la oferta de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de investigar el evento rastreando y probando a los expuestos. Irónicamente, el mismo día, los CDC también publicaron en su sitio web su tan esperada aclaración que indica que el coronavirus se puede propagar por transmisión aérea. “Hay evidencia”, escriben, “de que, bajo ciertas condiciones, las personas con COVID-19 parecen haber infectado a otras que estaban a más de 6 pies de distancia”.

El viaje de placer de Trump frente al hospital Walter Reed el domingo ejemplificó de la forma más clara su absoluto desprecio por la seguridad y el bienestar del público, acontecido antes de ser dado de alta y regresado a la Casa Blanca para continuar su tratamiento. El acceso a la mejor atención médica y los mejores tratamientos está disponible para Trump y los de su clase, mientras la clase trabajadora paga el costo de su tratamiento. El mundo nunca sabrá cuántas personas infectadas de la edad de Trump fueron rechazadas de los hospitales para morir en sus hogares o fueron encontradas muertas en los pasillos de las salas de emergencia porque no había una cama disponible para ellos.

Mientras Trump sigue minimizando la gravedad de la pandemia, el virus se ha arraigado en el centro del país, donde ha habido grandes picos de casos en Wisconsin, Minnesota, Missouri, las Dakotas, Utah y Wyoming. Seis estados han alcanzado un récord de hospitalizaciones por COVID-19 en los últimos días según los datos del panel del COVID Tracking Project. Debido a la falta de un rastreo de contactos serios y pruebas adecuadas, las hospitalizaciones se han convertido en el sustituto para determinar la existencia de brotes graves en un área, a pesar de ser un indicador extremadamente tardío.

Minnesota ha visto cinco días consecutivos de más de mil casos nuevos de COVID-19 confirmados, un aumento del 7,3 por ciento en siete días. Muchos de los recién infectados son una población más joven, y las autoridades sanitarias han aplaudido la disminución de las tasas de hospitalización. Sin embargo, las muertes reportadas se encuentran entre adultos mayores en hogares de ancianos.

Los estudios han demostrado que la población de mayor edad va por detrás de la generación más joven que transmite el virus. La muerte sigue siendo un indicador rezagado del aumento de las infecciones. Como señaló Minnesota Public Radio, la cantidad de niños en edad de escuela secundaria infectados ha crecido a casi 10.000 casos totales entre los 15 a 19 años, lo que representa casi el 10 por ciento de todos los casos. El aumento de casos se está produciendo en el centro y norte de Minnesota, en zonas más rurales del estado.

Los casos en Wisconsin han aumentado desde la segunda semana de septiembre, alcanzando un pico promedio de 2.440 por día. Aunque el número de muertes sigue siendo bajo, en los últimos días de septiembre se hizo evidente un aumento en las muertes. Más de 780 personas están hospitalizadas en el estado por COVID-19, un salto de 119 pacientes desde el viernes. Doscientos nueve pacientes están siendo tratados en unidades de cuidados intensivos (UCI). El mes anterior, solo había 286 pacientes hospitalizados, lo que indica que se multiplicaron por tres.

Ann Zenk, vicepresidenta senior de la Asociación de Hospitales de Wisconsin, dijo al Wisconsin State Journal, “en las próximas dos o tres semanas, si no vemos una desaceleración adicional, podríamos estar en la etapa de crisis”. Aunque los funcionarios del hospital sienten que tienen la capacidad de desbordamiento y el equipo para manejar las oleadas de pacientes, temen que carecen de suficientes enfermeras y personal capacitado para brindar una atención adecuada.

Según el panel del Proyecto de seguimiento de COVID, a partir del lunes, Dakota del Norte tiene la segunda tasa de casos más alta con 409 por millón, solo detrás de Kansas con 548. Con una población total de 762.000 personas, el estado registra 400 nuevos casos por día. El Bismarck Tribune informó que las hospitalizaciones habían alcanzado un nuevo récord con 112 personas ingresadas por COVID-19, un aumento del diez por ciento desde el domingo. Hay 24 pacientes en las UCI de la ciudad. Hasta el lunes, el Departamento de Salud informó que solo había 268 camas disponibles para pacientes hospitalizados y 39 camas de UCI en Dakota del Norte. En Bismarck, la capital del estado, con una población de 73,529, hay seis camas disponibles con personal incluyendo una en UCI.

A mediados de agosto, los condados pequeños superaron a los condados medianos y grandes poblados en casos diarios, lo que demuestra el cambio hacia comunidades más rurales. Hay 2.804 condados con menos de 220.000 residentes que representan un tercio de la población de Estados Unidos, cerca de 110 millones de personas. Como era de esperar, las muertes por complicaciones del COVID-19 en los condados rurales también han ido aumentando junto con el aumento de las infecciones.

A pesar del impacto dramático del COVID-19 en grandes ciudades como Nueva York, Chicago, Miami y Houston, en términos per cápita, han sido las ciudades pequeñas y medianas del suroeste las que han visto cómo el virus les pasa la factura, particularmente entre las poblaciones de nativos americanos e hispanos. Según el New York Times, “en el condado de Yuma, Arizona, a lo largo de la frontera del país con México, se sabe que aproximadamente uno de cada 17 residentes ha tenido el virus. En el condado de McKinley, Nuevo México, que incluye parte de la Navajo, la nación más afectada, uno de cada 278 residentes ha muerto a causa del COVID-19”.

(Publicado originalmente en inglés el 6 de octubre de 2020)

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