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Aumento de contagios en centro del país

Exceso de mortalidad alcanza 300.000 en EE.UU. durante la pandemia de COVID-19

La cifra de muertes en Estados Unidos relacionadas al COVID-19 es mucho mayor que el recuento oficial de 220.000, según nuevas estimaciones publicadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, siglas en inglés). Los CDC descubrieron que, entre fines de enero y el 3 de octubre de 2020, murieron casi 300.000 estadounidenses más de lo esperado, según los patrones de mortalidad en los cinco años anteriores.

En su Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad (MMWR), volumen 69, los CDC encontraron que, desde finales de enero hasta el 3 de octubre de 2020, hubo un exceso de 299.028 muertes en comparación con las proyecciones basadas en la mortalidad del mismo período de 2015 a 2019. Solo dos tercios de esas muertes, 198.081 en total, se atribuyeron oficialmente al COVID-19.

La diferencia de 100.000 muertes en los Estados Unidos refleja en parte que el sistema de salud fue abrumado por el COVID-19, hasta el punto en que las personas estaban muriendo por el virus antes de que pudieran hacerse las pruebas y confirmarse como positivas, y el impacto mayor de lo normal de otras enfermedades porque los recursos médicos se estaban desviando hacia la crisis del coronavirus. Otra investigación descubrió un aumento en las muertes debido a enfermedades cardiovasculares, diabetes y Alzheimer, porque las personas tenían miedo o no podían visitar un hospital.

El cementerio Green-Wood de Brooklyn adornado para rendir tributo a las víctimas de COVID-19 en la Ciudad de Nueva York, 28 de mayo de 2020 (AP Photo/ Mark Lennihan)

El hallazgo más importante de los CDC, además del mayor número de muertes, fue la distribución por edades. Si bien el mayor número de muertes se produce entre los ancianos, el mayor aumento porcentual de muertes por encima de los niveles esperados, 26,5 por ciento, se observó entre los adultos de 25 a 44 años, los que se encuentran en óptima edad laboral.

Si bien todas las demás categorías de edad tuvieron una reducción significativa en las tasas de mortalidad después del pico inicial en la primavera, el número de muertes en el grupo de edad de 25 a 44 se mantuvo al mismo nivel de marzo a junio y luego comenzó a aumentar nuevamente en julio en respuesta a la campaña para reabrir la economía. Las personas de este grupo de edad tenían más probabilidades de ser clasificadas como “trabajadores esenciales”, viéndose obligados a seguir trabajando sin importar cuán terribles fueran las condiciones.

Los CDC señalan que las minorías estaban representadas de manera desproporcionada en el exceso de muertes. La población hispana fue la más afectada, con un 53 por ciento más de muertes de lo esperado, mientras que la tasa de estadounidenses de origen asiático aumentó un 37 por ciento y la de afroamericanos un 36 por ciento. Los CDC no ofreció un informe sobre el estatus socioeconómico de los que murieron, ocultando así el verdadero impacto de la pandemia en la clase trabajadora, aunque recopilar y reportar tales datos está dentro de las capacidades de la agencia.

El cálculo del exceso de muertes es una forma de estimar un aumento temporal en el número de muertes debido a eventos inusuales o que ocurren de manera irregular como epidemias, olas de calor, períodos de frío y otros desastres naturales, o catástrofes provocadas por el hombre como la guerra y el hambre. El término se define como el número de personas que han muerto por todas las causas, por encima del número esperado de muertes en base a un promedio de años anteriores, teniendo en cuenta el crecimiento y el envejecimiento de la población.

Exceso de mortalidad en Estados Unidos en 2020.

La cifra de los CDC proporciona un nuevo criterio para medir el impacto del COVID-19 en condiciones en las que la segunda ola de la pandemia está golpeando los Estados Unidos con una fuerza creciente. El número total de casos de COVID-19 en la nación ha superado los 8,5 millones. El promedio móvil de siete días de casos nuevos se ha catapultado a 61.000 por día, un aumento del 36 por ciento en solo dos semanas. Según el New York Times, la tasa de mortalidad ha subido a un promedio de siete días de 929 por día en las mismas dos semanas, un aumento del siete por ciento. Ayer, el número de muertes superó las 1.100. Texas, California y Florida informaron cada uno de más de 100 muertes.

A pesar de lo alarmantes que son estos acontecimientos, las estimaciones de exceso de muertes ofrecen un vistazo en la realidad sombría en esta pandemia de que las cifras oficiales de mortalidad se han subestimado y encubierto. Además, sugieren cuál va a ser la devastación en la medida en que la política de inmunidad colectiva sea avanzada con impunidad por la Casa Blanca con el pleno apoyo de funcionarios republicanos y demócratas a nivel local, estatal y federal.

El último aumento de COVID-19 en los Estados Unidos se centra en el centro de país. El peor impacto es en áreas donde los Gobiernos estatales nunca aplicaron los cierres de manera estricta o no lo hicieron del todo.

En Kansas, por ejemplo, el condado rural de Norton es ahora el más afectado en el estado. El departamento de salud del condado anunció que un brote en Andbe Home, un centro de enfermería privado, provocó la infección de los 62 residentes con COVID-19, con 10 muertes. Otros 22 miembros del personal dieron positivo, y ahora todo el personal está siendo sometido a pruebas.

Este es un retroceso horrible en cuanto a una de las peores características del brote inicial en la primavera, que arrasó con los hogares de ancianos en estados como Nueva York, Nueva Jersey, Massachusetts y Michigan, en muchos casos, porque las personas mayores infectadas con coronavirus fueron transferidas de los hospitales de regreso a sus hogares de ancianos, donde infectaron a muchos más.

Mientras los residentes de los asilos de ancianos representan aproximadamente la mitad del uno por ciento de la población de los Estados Unidos, representaron el 40 por ciento de todas las muertes en la etapa inicial de la pandemia. Contrario a lo que afirman los defensores de la “inmunidad colectiva” en un documento reciente, la Declaración de Great Barrington, de que es posible una “protección focalizada” de los más vulnerables de la población mientras la mayoría se infecta, la realidad es que los ancianos y las personas con sistemas inmunológicos comprometidos y comorbilidades morirán a un ritmo espantoso.

En Wisconsin, el Departamento de Servicios de Salud informó que el promedio móvil de siete días aumentó de 700 casos diarios a principios de septiembre a 3.287 esta semana, multiplicándose por más de cuatro en poco más de un mes. En la actualidad hay 1.190 pacientes hospitalizados, 299 en la UCI.

Matthew Heywood, director ejecutivo y presidente del sistema de salud Aspirus en Wausau, Wisconsin, dijo al Milwaukee Journal-Sentinel: “Hemos estado agregando muchas camas. Tenemos alrededor de 98 camas en todo el sistema que están designadas para COVID. Solo nos quedan alrededor de 18, lo que significa que tenemos alrededor de 80 personas con COVID en este momento que están bastante enfermas. ... Creo que lo que es más doloroso para ellos, los trabajadores del hospital, en este momento, y más desafiante para ellos, es que mientras trabajan duro, y trabajan duro, es el hecho de que no saben si la comunidad ve lo grave que es. Ven la politización de esto y ven las repercusiones de lo que sucede cuando hacen su trabajo todos los días. Y están viendo morir a la gente”.

También hay un resurgimiento de COVID-19 a lo largo de la costa este, vinculado a la reapertura de las escuelas públicas. El miércoles, la superintendente de escuelas públicas de Boston, Brenda Cassellius, anunció que el distrito detendría la reapertura gradual de las escuelas que comenzó el 1 de octubre porque la tasa de positividad de COVID-19 en toda la ciudad había alcanzado el 5,7 por ciento, muy por encima del umbral del 4 por ciento. Massachusetts ha visto un aumento del 16 por ciento a casi 1.000 casos diarios. Las muertes y hospitalizaciones también han comenzado su ascenso.

Treinta y nueve estados y el Distrito de Columbia han visto un aumento en los casos diarios de COVID. Los puntos calientes en todo el país incluyen los condados de Dakota del Sur, Kansas, Montana, Wisconsin y Nebraska. Las hospitalizaciones superaron ayer las 40.000, desde un mínimo de 28.608 el 20 de septiembre.

Para situar la pandemia actual en los EE. UU. rn su perspectiva histórica, la pandemia de influenza H2N2 en 1957 mató a unas 116.000 personas, y la pandemia de influenza H3N2 (Hong Kong) de 1967 mató a aproximadamente 100.000 estadounidenses. La gripe española de 1918 mató a 675.000 personas en Estados Unidos cuando la población era de 103 millones, alrededor del 0,6 por ciento de la población total.

Las proyecciones actuales sitúan el número de muertes por COVID-19 en 316.000 para el 1 de enero, lo que sugeriría que el exceso de muertes superará las 400.000. Según un estudio reciente, las estimaciones indican que la esperanza de vida en Estados Unidos para 2020 disminuirá en 1,41 años, una caída colosal en una cifra que ha ido empeorando en los últimos años, pero más lentamente, debido a la crisis de los opioides.

(Publicado originalmente en inglés el 22 de octubre de 2020)

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