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Perspectiva

¡Cierren todos los lugares de trabajo no esenciales! ¡Ingresos plenos para obreros y pequeñas empresas!

La pandemia de COVID-19 en los Estados Unidos se está saliendo de control.

El peor escenario posible en los avisos de los expertos en salud pública se ha hecho realidad. Un cuarto de millón de personas ha muerto. En el último mes, el número de nuevos casos diarios se ha triplicado. El 13 de octubre, hubo 51.000 nuevos casos en los Estados Unidos. El viernes, se reportó la asombrosa cifra de 182.000 nuevos casos, frente a los 162.000 del día anterior.

En el corazón industrial del país, donde se encuentran las fábricas que se han convertido en focos de contagio, la situación es aún más grave. En Michigan, el número de casos nuevos diarios se ha quintuplicado en el último mes.

Equipo médico trabajando en una tienda móvil de pruebas para el COVID-19, 11 de noviembre de 2020, municipio de Brooklyn en Nueva York (Crédito: AP Photo/John Minchillo)

En todo el país, los hospitales se están llenando y las ciudades están instalando camiones refrigerados para almacenar cuerpos. El estado de Illinois dice que está a menos de dos semanas de que se llenen sus hospitales.

Al ritmo actual, habrá una escasez de camas hospitalarias en todo el país para el próximo mes. La disponibilidad de la atención médica es el mayor determinante de las tasas de supervivencia, y este escenario irá acompañado de muertes en una escala masiva y sin precedentes. De acuerdo con el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud, el número de muertes podría llegar a 439.000 para marzo.

En respuesta a este desastre, los principales expertos en salud pública del mundo han pedido cierres de emergencia para detener la propagación de la pandemia.

El miércoles, el Dr. Michael Osterholm pidió el cierre de la producción no esencial en todo el país, con una compensación completa por los salarios perdidos. “En este momento, podríamos pagar un paquete que cubra todos los salarios, los salarios perdidos de los trabajadores individuales, las pérdidas de las pequeñas empresas, de las empresas medianas o de los gobiernos de las ciudades, estados y condados”, dijo. “Si lo hiciéramos, podríamos cerrar de cuatro a seis semanas”.

Dado que Osterholm forma parte del Grupo de Trabajo sobre el COVID-19 del Gobierno entrante de Biden, los mercados cayeron inmediatamente en respuesta a sus comentarios, en medio de los temores en Wall Street de que sus comentarios indicaran apoyo a los cierres por parte del Gobierno electo.

La respuesta de la campaña de Biden fue categórica. El Dr. Vivek Murthy, un portavoz del Grupo de Trabajo sobre el COVID-19 de la campaña de Biden, dijo, “No estamos en un lugar en el que estamos diciendo, 'Cierren todo el país'”.

Ante las condenas desde el interior de la Administración entrante, el propio Osterholm dejó claro que solo hablaba por sí mismo. “Nadie va a apoyarlo”, dijo. “No va a ser apoyado fuera de la Administración. No va a ser apoyado en el Congreso”.

El rechazo de la campaña de Biden a un cierre a nivel nacional ayudó a impulsar un aumento en el mercado de valores. El promedio industrial del Dow Jones aumentó 400 puntos y se encuentra a 200 puntos de un récord histórico en medio del repunte de muertes y contagios.

En cuanto al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, dejó claro que no habría cierres mientras él siguiera siendo presidente. “No recurriré a cierres”, dijo Trump el viernes. “Esta Administración no impondrá cierres bajo ninguna circunstancia. La cura no puede ser peor que el problema mismo”.

La demanda de Osterholm representa el consenso de todos los científicos de renombre e independientes en respuesta a la pandemia. Pero sus comentarios han sido recibidos con una condena universal de todos los sectores de la élite política.

En un editorial, el Wall Street Journal denunció “el remedio casero del buen doctor”. Declaró: “Los cierres no aplastan el virus. Simplemente retrasan su propagación hasta que los cierres terminen”.

¡Qué mentirosos tan repugnantes! Son los mismos que hace unos días aclamaron a la “Caballería de la Vacuna para el Covid” que llevaría a una “salida de la pandemia a mediados de 2021”. Estos sofistas declaran simultáneamente que la pandemia terminará en meses y que no se puede hacer nada para salvar vidas mientras tanto.

El New York Times ha estado librando una furiosa campaña para exigir que las escuelas permanezcan abiertas. Publicó un editorial el miércoles titulado “Mantén las escuelas abiertas, Nueva York”. Para justificar la demanda de que las aulas permanezcan abiertas, el Times publicó un artículo afirmando, “Las investigaciones de todo el mundo también han demostrado que las escuelas primarias solo han visto brotes limitados”.

En realidad, el Times ha sido el principal defensor de permitir que COVID-19 se extienda sin control. En marzo, el columnista del Times, Thomas Friedman, acuñó la frase “La cura no puede ser peor que la enfermedad” para justificar la reapertura prematura de los negocios. Esta fue la misma frase utilizada por Trump el viernes para declarar que no habrá más cierres.

Mientras que millones de personas votaron en contra de Trump en las elecciones de la semana pasada con la esperanza de que una Administración de Biden repudiaría las políticas de “inmunidad colectiva” de Trump y tomaría las medidas urgentes para detener la pandemia, ninguna facción de la élite política estadounidense apoya ni siquiera las medidas más básicas para contener la pandemia.

Por eso es necesario que los trabajadores tomen medidas de emergencia. Las fábricas y los lugares de trabajo se están convirtiendo en importantes focos de transmisión del virus, con cientos de casos vinculados a instalaciones individuales de manufactura y procesamiento. A medida que la pandemia avanza, las fábricas se están convirtiendo en trampas mortales.

Los trabajadores necesitan establecer comités de base para hacer cumplir el cierre de toda la producción no esencial y establecer condiciones de trabajo seguras en las instalaciones esenciales.

Pero la pandemia no puede ser detenida a nivel de las fábricas individuales. Para contener la pandemia es necesario un cierre a nivel nacional, acompañado de un aumento de los recursos sociales en la atención médica, las pruebas y la localización de contactos. Solo así se podrá contener el virus hasta la llegada de las vacunas y se podrán salvar las vidas de cientos de miles de personas.

Esos cierres son insostenibles a menos que vayan acompañados de una compensación total por los salarios perdidos de los trabajadores y los ingresos de las pequeñas empresas. Todos los trabajadores afectados económicamente por la pandemia deben ser indemnizados.

Todos aquellos que contraponen las vidas y los medios de vida están vendiendo mentiras. Este supuesto intercambio inevitable solo existe si se acepta de antemano la santidad de la riqueza de la oligarquía financiera. En medio de la mayor emergencia nacional en un siglo, la vasta riqueza acaparada por la élite financiera debe ser confiscada y puesta a disposición de la sociedad.

Se deben suspender inmediatamente todos los pagos a los arrendadores corporativos, los pagos hipotecarios a los principales bancos, los pagos sobre préstamos estudiantiles y las deudas de las tarjetas de crédito. Todos los trabajadores que hayan perdido sus salarios por asistir en la educación y el cuidado de los niños en casa deben ser compensados.

El cierre de sectores importantes de la producción no esencial en marzo salvó innumerables vidas previniendo que los hospitales se inundaran. Pero la clase dirigente no tomó esta medida por voluntad propia. Estaba aterrorizada por los paros masivos en las principales instalaciones industriales en el centro del país, donde los trabajadores tomaron la iniciativa de frenar la producción.

La clase gobernante ha dejado clara su posición: cientos de miles de vidas serán sacrificadas por Wall Street antes de que llegue una vacuna. ¡Los trabajadores no deben permitir este asesinato en masa! Deben tomar una posición para defender sus vidas y las de sus compañeros de trabajo, amigos y familias.

Las medidas necesarias para contener la pandemia son incompatibles con el sistema capitalista. Si un orden social emprende una guerra contra la preservación de la vida humana, entonces es ese orden social, no la vida humana, el que debe ser sacrificado.

(Publicado originalmente en inglés el 14 de noviembre de 2020)

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