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Los morenistas desestiman el intento de golpe de Estado de Trump, mientras siembran ilusiones en Biden

Mientras la crisis electoral de EE.UU. está poniendo al descubierto los graves peligros que enfrentan los trabajadores en EE.UU. e internacionalmente, en la forma de un golpe de Estado electoral sin precedentes y la amenaza de una nueva erupción de militarismo estadounidense., la tendencia internacional morenista organizada en torno a la página web Izquierda Diario está haciendo todo lo posible para desarmar políticamente a la clase obrera. Izquierda Diario fue fundado por el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) de Argentina, cuya orientación política por décadas ha sido hacia el movimiento peronista nacionalista burgués. También incluye a la facción Revolución Permanente del NPA francés.

En Estados Unidos, se dedica a empujar a la izquierda a los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, sigla en inglés), que es a su vez una facción del Partido Demócrata encargada de darle una cobertura de izquierda. Los morenistas han utilizado su sitio web en inglés Left Voice para atacar a DSA y a su publicación, la revista Jacobin, desde la derecha como “reduccionistas de clase”, es decir, insuficientemente comprometidos con la política racialista de identidades promovida por el Partido Demócrata.

La tendencia morenista se dedica sobre todo a contrarrestar la oposición masiva a la campaña golpista de Trump, no solo en los Estados Unidos, sino también en América Latina y Europa. Busca subordinar a los trabajadores a las viejas agencias sindicales, socialdemócratas y nacionalistas burguesas del imperialismo. Por esta razón, Izquierda Diario no solo ha utilizado su cobertura de las elecciones de EE.UU. para sembrar ilusiones en Biden, sino también para justificar la respuesta débil de los demócratas a las amenazas de la extrema derecha contra sus propios miembros y contra el electorado de EE.UU. en su conjunto.

El candidato presidencial demócrata y exvicepresidente Joe Biden, el miércoles 4 de noviembre de 2020 en Wilmington, Del. (AP Photo/Carolyn Kaster)

Tan tarde como el 12 de noviembre, incluso frente a la promoción abierta de Trump de las fuerzas fascistas en los EE.UU. que conspiraron para secuestrar y ejecutar a gobernadores demócratas, una de las columnistas de Izquierda Diario, Claudia Cinatti de Argentina, escribió un artículo minimizando las acciones de Trump, afirmando que intentan “evitar un tribalismo” en el Partido Republicano.

En un artículo titulado “¿Por qué resiste Trump?”, Cinatti escribe que, “Todo indicaría que la verdadera estrategia de Trump no es atrincherarse en la Casa Blanca (lo que por otra parte no puede hacer porque el 20 de enero será desalojado) sino mantener la adrenalina del partido republicano y evitar que su derrota derive en un tribalismo desgastante”. También describe a los Proud Boys neofascistas como una formación de “populismo de derecha”.

Este análisis es una desestimación criminal de la grave crisis dentro de los EE.UU. diseñada únicamente para prevenir una reacción de la clase trabajadora a la campaña golpista de Trump. Está totalmente en línea con la prohibición impuesta por el Partido Demócrata y DSA a siquiera mencionar el significado de estos eventos. Significativamente, las palabras “fascista” o incluso “extrema derecha” no aparecen ni una sola vez en el artículo de Cinatti. Izquierda Diario no solo desestima los pasos que está siguiendo Trump para anular las elecciones de EE.UU., presentándolos como una mera maniobra interna dentro del Partido Republicano, sino que esencialmente apoya a Biden, algo que DSA también hizo incluso después de prometer en su convención de 2019 que no apoyaría a ningún otro candidato demócrata más que a Bernie Sanders.

Los morenistas abrazan el lema de los apologistas pseudoizquierdistas del Partido Demócrata de que una Administración de Biden creará “espacio” para la izquierda. En un artículo del 5 de noviembre titulado “Cómo podemos leer las elecciones en los EE.UU.”, Left Voice afirma que “la forma que tome la polarización política dependerá del ganador y el curso de la lucha de clases”, antes de adoptar la fórmula desgastada de que un demócrata sería más susceptible a la presión desde la izquierda: “si Biden finalmente gana, tendrá que arbitrar entre una clase obrera golpeada por la crisis” y “el establishment del partido y los multimillonarios que lo financian”.

Un artículo del 9 de noviembre, del economista argentino y miembro del PTS, Esteban Mercatante, titulado demagógicamente “Con Biden presidente, ¿el imperio contraataca?”, afirma mansamente que, “El gobierno de la principal potencia imperialista, todo lo indica, estará más absorbido en la agenda doméstica que en intervenir en los asuntos del mundo”. Define la agenda de Biden como una “del gran capital combinada con algunas moderadas políticas de sesgo progresista” como parte de un retorno a la política “que durante décadas se alternó en EE. UU. (Demócratas y Republicanos, hasta la llegada de Trump) y la UE [Unión Europea]”.

Si bien ni los Estados Unidos ni la Unión Europea han visto ninguna “moderada política de sesgo progresista” en al menos 40 años, esta narrativa política fraudulenta no solo les es crucial para promover las intervenciones “democráticas” del imperialismo estadounidense en todo el mundo, sino también para sofocar la oposición interna a las desacreditadas facciones de las clases dominantes latinoamericanas, desde el régimen del fascistizante brasileño de Bolsonaro hasta los “nacionalistas” ostensibles como el mexicano Andrés Manuel López Obrador y el recientemente elegido presidente de Bolivia, Luis Arce.

La victoria electoral de Arce ya había sido aprovechada por Izquierda Diario como pretexto para alinearse con los demócratas, afirmando que: “Esta derrota de la derecha continental podría ampliarse si como todo indica, Trump pierde las elecciones el 3 de noviembre”. Ese mismo día, su editor brasileño, André Barbieri, escribió otro respaldo a Biden, en el que declaraba que la derrota de Trump “significaría un cortocircuito de la corriente de extrema derecha a nivel internacional”.

Bastó una docena de días para que se expusiera cuán traicionera es dicha afirmación, con el presidente de EE.UU. utilizando los recursos del Estado imperialista más poderoso para construir un movimiento fascista, mientras los demócratas y todos sus partidarios, incluyendo a Izquierda Diario, encubren el peligro mortal de estos esfuerzos.

En la medida en que Izquierda Diario ve necesaria cualquier crítica a la campaña de Biden, es por no ser capaz de dividir aún más a la clase obrera de EE.UU. a lo largo de las líneas raciales y de género, incluso cuando la narrativa de la política de identidad fue utilizada en las elecciones.

El consejo de los morenistas a los demócratas es redoblar esas políticas. Un artículo del 6 de noviembre en Left Voice por dos de sus miembros incrustados en DSA, Tatiana Cozzarelli y Ezra Brain, afirma que el enfoque insuficiente de Biden en las cuestiones raciales fue “un error en la estrategia de la campaña; Biden bien pudo haber hablado más de boquilla a la gente de color”.

Como ejemplo de lo que los morenistas recomiendan a Biden, citan las políticas promovidas por las “progresistas”, precisamente las principales representantes de la política de identidades del Partido Demócrata, el llamado “Squad” de la Cámara de Representantes encabezado por Alexandria Ocasio-Cortez, quien hizo todo lo posible por presentar al propio Biden como un “progresista”.

Los morenistas desestiman la amenaza del intento de golpe de Estado de Trump, mientras promueven ilusiones en una Administración estadounidense liderada por Joe Biden, que, si asumiere el cargo, resultará ser la más derechista y militarista de la historia de los Estados Unidos. Refractado a través del prisma de las elecciones de EE.UU., el papel reclamado por la tendencia morenista en Argentina, Brasil y a nivel internacional queda expuesto. Es subordinar a la clase obrera al orden capitalista existente y al establishment político en cada país.

La lucha por construir una dirección internacionalista revolucionaria en la clase obrera de América Latina y a nivel internacional solo puede proceder a través de una lucha implacable por exponer y derrotar tales tendencias.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 17 de noviembre de 2020)

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