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Se lamenta la muerte del astro de fútbol Diego Maradona en todo el mundo

La estrella del fútbol argentino Diego Armando Maradona, considerado junto a Pelé como el mejor jugador de todos los tiempos, murió el 25 de noviembre a la temprana edad de 60 años por insuficiencia cardíaca.

Además de muchos problemas de salud subyacentes, Maradona se estaba recuperando en las afueras de Buenos Aires de la extracción de un coágulo de sangre en su cerebro y estaba sometido a un tratamiento de abstinencia de alcohol.

Su muerte conmocionó al público argentino y mundial. Los homenajes y las reuniones para llorarlo comenzaron de inmediato en toda Argentina y en ciudades de todo el mundo. Cientos se reunieron en Nápoles, Italia, donde Maradona jugó entre 1984 y 1991 en la cúspide de su carrera.

Al día siguiente en Buenos Ares, decenas de miles de fanáticos con mascarillas esperaron durante horas en filas que se extendieron diez cuadras para rendir homenaje a Maradona en el palacio presidencial, la Casa Rosada, donde se exhibió su ataúd cerrado.

Diego Maradona con su hija (Crédito: Instagram de Dalma Maradona)

El evento fue un intento descarado del Gobierno peronista argentino del presidente Alberto Fernández de explotar el dolor popular para extraer capital político y fomentar el nacionalismo. Fernández enfrenta un creciente malestar por su respuesta impulsada por la austeridad a la crisis exacerbada por la pandemia de COVID-19. El país, aunque es el 31 en términos de población, tiene el noveno mayor n[umero de casos de coronavirus en el mundo.

Muchos fueron legítimamente a las cuentas de las redes sociales de Fernández para señalar que ellos sacrificaron dar velatorios y entierros adecuados a sus propios seres queridos para ayudar a contener el virus, y que era posible una conmemoración más segura.

Por la tarde, la ceremonia finalizó cuando la policía antidisturbios emprendió violentamente contra los miles que seguían en fila y a los que se reunían en la Plaza de Mayo, con balas de goma, cañones de agua y golpes. El incidente ocurrió después de que los que esperaban se mostraran inquietos ante el constante hostigamiento y empujones de las fuerzas de seguridad.

Más tarde sacaron el ataúd y miles acompañaron al coche fúnebre al cementerio coreando “Diego no está muerto, Diego vive en el pueblo”.

Durante el fin de semana, los partidos de fútbol profesional en todo el mundo se detuvieron para hacer minutos de silencio, proyectar videos de Maradona, entre otras conmemoraciones. Hubo escenas de jugadores, entrenadores y personal profundamente entristecidos.

En Inglaterra, los jugadores y entrenadores aplaudieron emotivamente, antes de un partido de fútbol entre Manchester City y Burnley cuando el gol de Maradona contra Inglaterra durante la Copa del Mundo de 1986 se mostró en una pantalla grande. Maradona se regateó a cinco jugadores y dejó atrás al portero para marcar el que se considera el mejor gol de la historia del Mundial (verlo aqu í).

Antes de un partido de rugby con Argentina el sábado, el equipo All Blacks de Nueva Zelanda colocó una réplica de su uniforme nacional con el nombre de Maradona en la espalda, antes de realizar la danza tradicional maorí, Haka.

Maradona tuvo un papel fundamental en la conquista de la Copa del Mundo Juvenil de 1979 y la Copa Mundial de 1986 para Argentina, además de ganar las ligas en Argentina (Boca Juniors, 1981), España (Barcelona, 1983), Italia (Nápoles, 1986-87, 1989-90) y la Copa de la UEFA a nivel europeo (Nápoles, 1988-89).

Su impecable control del balón —dribleo, pases y recepciones a toda velocidad y con cambios de ritmo— y su audacia en la ofensiva marcaron un antes y un después en la evolución del fútbol. Sin embargo, sus períodos posteriores como entrenador fueron poco notables.

Después de retirarse como jugador en 1997, las últimas dos décadas de su vida estuvieron marcadas por una obsesión de la prensa con sus problemas de abuso de drogas, romances y disputas por dinero. Al mismo tiempo, las opiniones sin pelos en la lengua de Maradona contra la desigualdad y el imperialismo, si bien eran políticamente confusas, le ganaron la simpatía de amplias capas de trabajadores y jóvenes a nivel internacional.

Se orientó políticamente al peronismo en Argentina, Hugo Chávez en Venezuela, Fidel Castro en Cuba y otras fuerzas populistas de la llamada “marea rosa” en América Latina que pretendían ser paladines de los oprimidos, mientras defendían los intereses de las clases dominantes nacionales. A diferencia de estas fuerzas, la oposición a la desigualdad de Maradona, quien nunca se postuló para un cargo ni buscó crédito personal en la política, tenían un carácter genuino.

Antes y especialmente después de su muerte, una multitud de cruzadas moralistas de clase media, en la prensa y las redes sociales, entró en acción para denunciar los sentimientos de izquierda expresados por Maradona. Buscando menospreciar cada uno de sus pasos fuera del campo, lo han retratado como un abusador de drogas misógino, una evaluación sin ninguna sobriedad.

Maradona nació en 1960 y se crio con ocho hermanos en Villa Fiorito, un barrio marginal de clase trabajadora en las afueras de Buenos Aires. Su familia, de la provincia noroccidental del Chaco, fue parte de una ola masiva de migrantes rurales, empujados por el empobrecimiento de las áreas rurales a los suburbios de Buenos Aires y obligados a trabajar por salarios de pobreza, mientras la economía argentina colapsaba tras su “edad de oro” posperonista.

Los medios nacionales comenzaron a tomar nota de su talento cuando solo tenía 10 años, mientras jugaba para el equipo vecinal “Estrella Roja”, dirigido por su padre. No terminó el séptimo grado. En 1976, con apenas 16 años, jugó por primera vez profesionalmente en Argentinos Juniors, donde se distinguió como máximo goleador.

El inicio de su carrera coincidió con la toma del poder por una dictadura militar fascista, que derrocó al Gobierno peronista en marzo de 1976 y mató a 30.000 trabajadores, jóvenes e intelectuales.

Buscando distraer de la brutal represión, la junta militar reclutó brevemente a Maradona, que ya era una de las figuras más populares del país, y lo colocó en el Comando en Jefe para publicidad. El dictador Jorge Videla aprovechó una vez para felicitar personalmente a Maradona. Años más tarde, recordó el incidente diciendo: “Aunque fuimos los campeones del mundial juvenil de 1979, el botón [policía matón] de Videla nos usó de ejemplo. Nos hizo cortar el pelo y hacer el servicio militar”.

A lo largo de su carrera estuvo rodeado de figuras que buscaban sacar partido tanto de su popularidad como sus escándalos. Rodeado de fama, lesiones e inmensas expectativas, lo introdujeron a las drogas a los 24 años mientras jugaba en el Barcelona, lo que resultó en una lucha de por vida contra la adicción.

La mayoría de las ligas de fútbol contratan jugadores y entrenadores de todo el mundo, y muchos de origen pobre como Maradona, cuya historia de vida llegó a simbolizar la esperanza de innumerables jóvenes de escapar de la miseria económica a través del deporte.

Luego se unió a Nápoles en Italia. Según ESPN, dijo que quería jugar allí “porque es una ciudad pobre, y quiero ser el ídolo de los niños pobres de Nápoles”. Cerca de 80.000 personas se reunieron para darle la bienvenida en Nápoles. No hay duda de que su talento y desempeño se basaron mucho en su conexión con los fanáticos, especialmente con los más oprimidos.

En un incidente, Maradona convenció a sus compañeros de equipo en Nápoles de que jugaran un partido en un campo embarrado en un barrio pobre para recaudar dinero para que una familia pagara un costoso tratamiento médico. La gerencia le había ordenado que no jugara por temor a una lesión.

En 2000, condenó al Papa Benedicto XVI por su riqueza: “Vive en un lugar con techos de oro, mientras tantos pasan hambre”. Mientras entrenaba a los Dorados de Sinaloa en México, dijo famosamente: “Presión es el hombre que sale a trabajar a las 4 am y no puede llevar cien pesos a la casa. Ese tiene presión porque le tiene que dar de comer a sus hijos. Yo tengo la olla llena”.

También fue un opositor abierto de la opresión israelí contra los palestinos y de la guerra imperialista. En medio de protestas masivas a nivel internacional contra la guerra de Estados Unidos contra Irak, marchó en Argentina con una camiseta que decía “Alto a Bush”, con la S en Bush cambiada a una esvástica y llamó al presidente de Estados Unidos una “basura humana”.

Las entrevistas con compañeros y familiares dejan en claro que su fama y adicciones le produjeron un enorme estrés físico y emocional. En repetidas ocasiones lamentó el dolor que esto causó a sus seres queridos. En los últimos meses, sin duda, también fue consciente de las políticas inhumanas de austeridad e “inmunidad colectiva” impuestas por los peronistas.

Su gerente, Stefano Ceci, indicó que se había aislado mucho. “En los últimos meses, Diego estaba cansado. Veía que algo ya no era lo mismo… se dejó llevar tanto física como mentalmente. Diego se dejó morir. No quiso vivir más”.

El dolor popular por el trágico fin de la vida de Maradona es en gran parte una medida de la ira latente hacia la desigualdad social y las guerras imperialistas que comparten los trabajadores y los jóvenes de todo el mundo. Estos sentimientos solo pueden encontrar una salida progresista a través la formación de una dirección socialista e internacionalista, políticamente consciente, en la clase trabajadora.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 30 de noviembre de 2020)

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