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Perspectiva

El Congreso a los trabajadores estadounidenses: “Que coman pasteles”

El Congreso le escupió en la cara a la clase obrera y sus familias el lunes por la noche cuando aprobó un paquete de “rescate” pandémico de $900 mil millones que entregaría un cheque de estímulo ofensivo de $600, que ni se acerca a ser un alivio para las decenas de millones de estadounidenses sufriendo en la peor crisis económica desde la Gran Depresión, desencadenada por la pandemia de COVID-19.

Personas hacen cola y se registran para una entrega en Harlem del Banco de Alimentos para la Ciudad de Nueva York, un comedor popular y despensa de alimentos, 16 de noviembre de 2020 [Crédito: AP Photo/Bebeto Matthews]

La medida fue incluida en un proyecto de ley de gasto de $1,4 billones, lo que significa que ambas cámaras votaron y aprobaron una medida de 5.593 páginas que ninguno de los senadores, diputados ni sus asesores tuvo tiempo para leer. Todos los senadores demócratas, incluso Bernie Sanders y Elizabeth Warren, votaron a favor. La legislación fue aprobada en la Cámara de Representantes con solo dos demócratas que votaron en contra, Rashida Tlaib y Tulsi Gabbard. La miembro de DSA (Socialistas Demócratas de EE.UU.; sigla en inglés), Alexandria Ocasio-Cortez, quien alegó en redes sociales que no tuvo suficiente tiempo para leer el proyecto de ley, votó a favor de todos modos.

El proyecto de ley de alivio respaldado por el Partido Demócrata otorga un pago único y directo de estimulo de $600 a los adultos que ganaron menos de $75.000 en 2019, junto con cheques por cada hijo. Esto es la mitad de los $1.200 incluidos en la Ley CARES aprobada en marzo. Una familia de cuatro que haya ganado menos de $110.000 al año recibirá $2.400.

¿Qué son $600?

* Seis días viviendo en Chicago para una sola persona sin hijos, rentando un apartamento tipo estudio

* La mitad de un viaje en ambulancia en Los Ángeles

* Un mes de comida para un hogar promedio de dos personas

* El pago promedio sobre la deuda estudiantil por un mes y medio

* La extracción de un diente sin seguro médico

En un momento en que los contagios y muertes por COVID-19 se encuentran en sus niveles máximos y siguen aumentando, el proyecto de ley es ofensivamente inadecuado en cuanto a atender las inmensas necesidades de millones de personas perdurando un gran sufrimiento. Si bien el Congreso derrocha dinero para respaldar a las grandes empresas y la Reserva Federal dirige billones al mercado bursátil, no se hace nada para rescatar a la clase obrera. Después de varios meses de negociaciones supuestamente tensas sobre la ayuda de emergencia, los demócratas y republicanos han declarado, “¡Que coman pasteles!”.

Más de 70 millones de estadounidenses han presentado solicitudes de beneficios por desempleo desde marzo, cuando se implementaron cierres y restricciones por primera vez en todo el país. Millones han tenido que esperar varias semanas o meses para que les aprueben sus solicitudes y a muchos les han negado la ayuda o les han pedido que devuelvan “pagos incorrectos”.

Casi dos terceras partes de los estadounidenses han estado sobreviviendo de un pago al siguiente desde que la pandemia comenzó y una tercera parte ha adquirido una nueva tarjeta de crédito para cubrir sus gastos, de acuerdo con una encuesta de Highland Solutions. Casi el 80 por ciento respondió que no podrían costear un gasto de emergencia de $500.

El cheque de estímulo ni siquiera se acerca a cubrir la renta mensual de millones. La media de la renta mensual para un apartamento de un cuarto en EE.UU. supera los $1.000 al mes. En ciudades como Nueva York y San Francisco la renta mensual promedio es de más de $3.000.

La moratoria nacional sobre desahucios, la cual no ha prevenido la solicitud de decenas de miles de desahucios y que miles sean echados de sus hogares, fue extendida por el Congreso un mes, lo que significa que no habrá consuelo para los millones siendo lanzados a la calle en febrero en vez de enero.

Mientras que la ley ofrece $25 mil millones en asistencia al pago de renta, aproximadamente 12 millones de inquilinos deberán un promedio de $5.850 de pagos atrasados de renta y servicios públicos el 1 de enero, según Moodys Analytics, por un valor total de $70 mil millones. No hay ninguna disposición en la ley a condonar las rentas atrasadas. Casi 6 millones de estadounidenses tienen previsto ser desalojados o sufrir ejecuciones hipotecarias en los próximos meses.

Cuando el estímulo de $600 no cubrirá ni el alquiler promedio mensual, quizás la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (patrimonio neto de $160 millones) y el líder del Senado, Mitch McConnell (patrimonio neto de $34 millones) y otros miembros de élite del Congreso estaban pensando en los gastos cotidianos en su mundo. Por ejemplo, una comida para dos con vino en el exclusivo restaurante French Laundry en Napa Valley, donde el gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, fue recientemente visto rompiendo las restricciones de coronavirus, cuesta aproximadamente $1.200.

Mientras solo podían tirarle el cambio a la clase obrera, el proyecto de ley aprobado por el Congreso el lunes incluye $7,8 mil millones para el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, sigla en inglés), garantizando que las redadas propias de la Gestapo en los hogares de inmigrantes y las deportaciones continúen por otro año más. También cubre las necesidades del imperialismo estadounidense, dando $300 millones para “contrarrestar la influencia china” y reconociendo absurdamente el proceso de rencarnación del Dalai Lama, así como $40 millones y $33 millones respectivamente para los esfuerzos para derrocar los Gobiernos de Siria y Venezuela.

Si la clase gobernante piensa que $600 son suficientes para frenar un estallido social por un tiempo significativo, está a punto de darse cuenta lo equivocada que está. Se está acumulando un enojo inmenso ante la falta de medidas para controlar una pandemia que ha cobrado más de 320.000 vidas en EE.UU. y se espera que mate cientos de miles más.

El mantra de la élite gobernante ha sido que la cura no puede ser peor que la enfermedad. Esto significa que las fábricas y las escuelas han permanecido abiertas a pesar de ser importantes vectores para el coronavirus. El presidente electo Joe Biden ha declarado que no habrá ningún cierre nacional y que las escuelas serán reabiertas en las primeras semanas de su Gobierno.

Millones de trabajadores están dándose cuenta de que sus vidas y bienestar están siendo deliberadamente sacrificados a instancias de Wall Street y que no vendrá ninguna asistencia de los demócratas ni republicanos. Hay que tomar medidas inmediatas ya para salvar vidas. Los trabajadores deben formar comités de seguridad de base en cada lugar de trabajo para coordinar sus acciones y cerrar los centros laborales no esenciales y las escuelas, mientras garantizan una compensación plena hasta que la pandemia esté bajo control. Esto solo puede ser logrado por medio de la expropiación de los oligarcas y los logreros que han lucrado de la pandemia y la transformación de los grandes bancos y corporaciones en operaciones controladas democráticamente.

La clase obrera enfrenta todo el sistema capitalista. La lucha contra la pandemia debe estar guiada por un programa socialista internacional, cuyo objetivo es transformar la sociedad para atender las necesidades humanas y no las ganancias privadas.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 22 de diciembre de 2020)

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