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Huelga en Matamoros, México, se expande frente a amenazas de sindicatos, policía y Guardia Nacional

El lunes, aproximadamente 400 trabajadores en nueve maquilas en Matamoros, México, una importante ciudad industrial en la frontera con Brownsville, Texas, se unieron a una huelga para exigir un aumento salarial de 15 por ciento y un bono de 10.157 pesos ($514).

Los huelguistas se reunieron afuera de la mayoría de estas plantas antes de que amaneciera y llamaron a sus compañeros a que participaran, con algunos cantando “¡Únanse! ¡Únanse!”. En Kwalu, donde producen muebles, y GDI International de asientos de autos, los huelguistas decidieron bajar sus herramientas dentro de la planta.

Huelguistas en Matamoros en enero de 2019

Excepto en Batory, una planta procesadora de azúcar donde todos los trabajadores hicieron huelga en oposición a una oferta de aumento del 6 por ciento, los huelguistas en el resto de las plantas presuntamente representan un pequeño porcentaje del personal.

Muchos otros llegaron a las plantas listos para hacer huelga, solo para encontrarse líneas de policías antidisturbios, matones sindicales e incluso tropas de la Guardia Nacional en las entradas de los parques industriales. Los gerentes y oficiales sindicales estaban esperando fuera de las plantas para amenazarlos de que los despedirían si no se reportaban a trabajar. Esto fue combinado con ofertas del pago del bono y aumentos de entre 6 y 10 por ciento.

La participación de las fuerzas federales en la represión es importante, dado que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sigue girando hacia la represión abierta y el autoritarismo. En meses recientes, la Guardia Nacional, creada por el mismo Gobierno de AMLO, ha sido desplegada contra protestas anteriores de los trabajadores maquileros matamorenses, manifestaciones de trabajadores de la salud exigiendo equipos de protección durante la pandemia, agricultores en Chihuahua (donde fue matada una mujer a tiros por los soldados) y los maestros de Michoacán.

Bajo la bandera del “movimiento10/15”, la huelga fue organizada por el Sindicato Nacional Independiente de los Trabajadores de Industrias y Servicios (SNITIS) de la abogada laboral Susana Prieto. Fue convocada sin ninguna asamblea masiva o discusión democrática sobre lo que necesitan realmente los trabajadores tras década de ataques contra sus ingresos reales y en medio de una respuesta homicida de la clase gobernante a la mortal pandemia del COVID-19.

Desde Ciudad Juárez, donde reside, Prieto simplemente llamó a los trabajadores a parar labores y esperar lo mejor: a saber, que las brutales empresas y los sindicatos gansteriles de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) que controlan los contratos acepten su demanda del “10/15”.

Tal enfoque confirma las advertencias del World Socialist Web Site, que ha argumentado consistentemente que los llamados sindicatos “independientes” como el SNITIS trabajan para contener el creciente malestar de los trabajadores y mantenerlo en canales aceptables para las corporaciones.

Policías estatales antidisturbios amenazan a trabajadores fuera de las plantas de Autoliv e Inteva (MV Noticias)

Ante todo, buscan aislar su lucha del resurgimiento internacional más amplio de la lucha de clases y prevenir que asuma una dirección anticapitalista y socialista.

En parte, esto ha sido entendido cada vez más por los trabajadores. La huelga organizada por el SNITIS ha movilizado a una pequeña fracción de los 70.000 trabajadores que se unieron a la histórica huelga en Matamoros en 2019, cuando los trabajadores formaron comités de huelga independientes, llevaron a cabo asambleas masivas en rebelión contra los sindicatos de la CTM y llamaron a los trabajadores en EE.UU. a que se unieran a la lucha. La intervención de Prieto y los sindicatos “independientes” buscó mantener la lucha encadenada a los sindicatos de la CTM y alimentar ilusiones en AMLO.

Asimismo, el SNITIS ha encarrilado la creciente oposición detrás de la corrupta CTM, mientras los valientes huelguistas enfrentan amenazas de represalias masivas y una represión de Estado policial.

Mientras tanto, Juan Villafuerte, cuyo sindicato afiliado a la CTM controla la mayoría de los contratos maquileros en la ciudad, llamó a los huelguistas a desistir el lunes, afirmando que cualquier piquete de huelga sería una “agresión” y “se hace acreedor de que la autoridad intervenga y lo quite de esos lugares”.

De hecho, el miércoles, trabajadores metalúrgicos en la maquila Concurrent en Matamoros llevaron a cabo su propio paro, intentando tomar control de su lucha y quitarla de las manos del SNITIS o la CTM.

Una huelguista en Robertshaw, una empresa con sede en Illinois que produce autopartes, termostatos y electrónicos, explicó al sitio Rossy Conexión JM, “Tengo 13 años trabajando en la empresa y me han aumentado 3 o 4 pesos, así, pero se los tengo que dar al sindicato. Estoy luchando porque no me gustan la injusticia y que sean ellos así. Y he visto a muchas personas que se humillan y le digo no se humillen. No agachen la cabeza. Hay que luchar. Como intimidaron los gerentes, muchos se quedaron dentro”.

En Fisher Dynamics, una autopartista con sede en Michigan, donde los huelguistas en 2019 les enviaron un video a los trabajadores de EE.UU. y Canadá a través del WSWS en apoyo a su lucha contra los cierres de plantas por parte de General Motors, los trabajadores no se unieron a la huelga en marcha. Una trabajadora recientemente despedida tras ser una líder de la huelga en 2019 y hacer llamados poderosos a los trabajadores internacionalmente, le dijo al World Socialist Web Site: “En estos momentos ya tienen su sindicato independiente dentro de la planta y se les dio un aumento de 11% y un bono de 3500 en vales de despensa o efectivo”.

Huelguistas en Componentes Industriales (MV Noticias)

Añadió que el nuevo sindicato no ha luchado contra su despido y explicó: “El año pasado fui pieza clave para el paro laboral así que no quisieron arriesgarse este año. Y como me invitaron a ser parte de su sindicato y no acepté. Lo formaron parte de los obreros que estuvieron al frente del movimiento del año pasado pero se vendieron a la empresa por un sueldo de 410 [pesos o $20] diario para ellos, además que los abogados que se supone nos defenderían a nosotros los obreros por parte del sindicato trabajan para el corporativo Fisher”.

La rápida transformación de este nuevo sindicato “independiente” en un brazo de la gerencia es una experiencia importante que refuta las afirmaciones de la pseudoizquierda de que los sindicatos pueden ser “recuperados” o “reformados” para defender los intereses de la clase obrera.

Cuando se le preguntó sobre el papel del nuevo sindicato durante la pandemia, la trabajadora respondió, “No, respecto a la pandemia ya no se hizo nada. Ya solo se siguen las recomendaciones para los cuidados. Es muy difícil ahorita quedarse sin trabajo así que muchos se han resignado a quedarse”.

De manera similar, el SNITIS abandonó cualquier pretensión de proteger a los trabajadores ante la pandemia y ha encabezado los llamados a que los trabajadores obedezcan las órdenes homicidas de regreso al trabajo del Gobierno de AMLO. También se rehusó a organizar cualquier lucha contra los miles de despidos llevados a cabo como represalias por las huelgas en 2019 y 2020.

En las entradas de las fábricas de Inteva, con sede en Michigan, y la sueca-estadounidense Autoliv, ambas transnacionales grandes que abastecen a las principales empresas automotrices globales, las autoridades estatales desplegaron cinco camionetas llenas de policías antidisturbios para amenazar a cualquier trabajador que intentara unirse a la huelga. Por ahora, no han parado labores ahí.

En Tridonex Cardone, otra autopartista estadounidense grande que ha visto paros frecuentes en los últimos dos años, los trabajadores no se han unido a la huelga. Reportaron un despliegue de policías fuera de las plantas, mientras que la empresa les ofreció un aumento del 10 por ciento y un bono de 12.000 pesos (9.500 pesos después de impuestos).

Ante el creciente peligro de represión y dictadura, los trabajadores en Matamoros necesitan nuevas formas de organización obrera, comités de base en cada fábrica y lugar de trabajo, independientes de todo sector de la burocracia sindical y la élite política. Estos órganos deben coordinar su lucha con los trabajadores internacionalmente para poder colocar la seguridad, salarios y condiciones dignas por encima de las ganancias capitalistas.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 25 de enero de 2021)

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