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Seguridad y la Cuarta Internacional

Sylvia Ageloff y el asesinato de León Trotsky

Primera parte | Segunda parte | Tercera parte | Cuarta parte

Esta es la segunda de cuatro partes

El 20 de agosto de 1940, León Trotsky fue asesinado por el agente estalinista Ramón Mercader en la delegación Coyoacán en la Ciudad de México. El acceso de Mercader al gran revolucionario fue posible por su relación con Sylvia Ageloff, una miembro del Socialist Workers Party (SWP). En el periodo posterior al asesinato, Ageloff se presentó como una víctima inocente de la duplicidad de Mercader, una afirmación que nunca fue desafiada por el SWP.

Esta serie de artículos constituye la primera investigación sistemática de papel de Ageloff por parte del movimiento trotskista y continúa el trabajo de la investigación Seguridad y la Cuarta Internacional del Comité Internacional de la Cuarta Internacional. Se publicará en cuatro partes.

El verano de 1938: surgen contradicciones en la historia de Mornard mientras financia la estadía de Ageloff

En su libro Ramón Mercader: el hombre del piolet, publicado en 2015, Eduard Puigventós López escribió, “Un día, Jac [Jacques Mornard] avisó a Sylvia de que tenía que regresar precipitadamente a Bélgica, pues sus padres habían tenido un accidente (lo que contradecía el hecho de que dijo su padre hubiera muerto en 1926)”. [31]

En julio de 1938, precisamente cuando Rudolf Klement desapareció en París, Mornard suspendió su contacto con Ageloff bajo pretexto de que debía viajar a Bruselas. Cabe notar que Ageloff le diría luego a la policía mexicana: “fue también a Bruselas por su espontánea decisión, y a pesar de que había dirigido un telegrama a Jackson, con propósito de encontrarlo allí, sin embargo no lo encontró, siendo todo esto en agosto de 1938”. [32] El momento de la desaparición de Ageloff de París correspondió al período en que la policía seguía buscando el cuerpo de Klement y en que el movimiento trotskista investigaba el papel de la GPU en su desaparición.

En París, Ageloff nunca conoció a ninguno de los amigos de Mornard, pero ella le presentó a sus contactos en el movimiento trotskista. En la declaración de Ageloff a la policía mexicana, dijo que él “había suspendido relaciones” con sus amigos. El reporte policial añade que “tan solo frecuentaba al mismo grupo de amigos de la declarante [Ageloff], sus camaradas americanos y franceses”. [33]

Mornard comenzó a pagarle a Ageloff por hacer traducciones. Marie Craipeau, la esposa del trotskista francés Yvan Craipeau, influyente en ese entonces, y muy cercano a Ageloff cuando estuviera en Francia, comenzó a tener sospechas. Craipeau explicaría luego:

Sorprendentemente, él propuso que ella tradujera artículos sobre psicología del inglés al francés para una agencia, y yo le ayudé a Sylvia a mecanografiar sus textos. Recibimos un buen salario por esto. Luego, un día en que estábamos trabajando, me detuve de repente con mis dedos sobre el teclado y le dije, ‘Escucha, Syvia, esto no tiene sentido. No existen trabajos como este que sean tan bien pagados’. Así que nos sentamos ahí en la cama, prendimos un cigarrillo y lo analizamos. Él no estaba interesado en la política… No participaba en nuestras discusiones… ¿Entonces? Pensamos que él estaba tan enamorado que no quería que ella se fuera. Esa fue nuestra conclusión. [34]

Más tarde en el verano, Mornard le propuso a Angeloff que aceptara otro trabajo, esta vez escribiendo artículos de psicología para una empresa llamada “Argus Press”. Es ese empleo, Ageloff recibió tres mil francos por mes directamente de Mornard, no a través de la propia firma y no le permitían saber dónde iban a publicarse ni leerlos en su formato final. [35]

El autor Gregorio Luri (El cielo prometido: una mujer al servicio de Stalin) “No había psicólogo en Francia que cobrara esa cantidad, por famoso que fuera. Pero Sylvia no sospechaba nada”. “Si analizamos los hechos fríamente, es decir, de manera desapasionada, que, obviamente, no era la de Sylvia, descubrimos pronto que los datos que le ofrecía Ramón de sí mismo eran poco coherentes”. [37]

Julio-septiembre de 1938: Ageloff les presenta Mornard a los delegados en Europa que asistirían a la próxima conferencia fundacional de la Cuarta Internacional

Ageloff había viajado a Europa para ayudar en los minuciosos preparativos del movimiento internacional trotskista para su conferencia fundacional en París. La conferencia inicialmente estaba planeada para cuando Ageloff llegó a Francia, pero se postergó hasta inicios de septiembre debido a preocupaciones cada vez mayores de seguridad.

En el periodo previo a la conferencia, la campaña de la GPU contra el movimiento trotskista alcanzó un punto culminante. En julio, poco después de que Ageloff llegara a París, la GPU asesinó a Rudolf Klement, secretario de la Cuarta Internacional, cuyo cuerpo apareció en la orilla del río Sena, sin cabeza ni extremidades. Poco antes de la desaparición de Klement, la GPU le había robado un maletín a Klement con documentos relacionados a los planes de la conferencia fundacional.

Los trotskistas franceses cercanos a Klement sabían que era homosexual. Creían que un hombre con quien había iniciado una relación íntima era, de hecho, una planta de la GPU, que ayudó a armar su asesinato. [38] A pesar de que esto expuso el método de la GPU de atraer a víctimas a través de relaciones personales, Ageloff no solo continuó su relación con el desconocido Mornard, sino que pronto ya le estaba presentando a los líderes trotskistas que se preparaban para asistir a la conferencia fundacional de la Cuarta Internacional.

En su juicio criminal en México, Mercader declaró que Ageloff le había presentado a “Yvan”, en referencia a Yvan Craipeau, un delegado de la conferencia con quien estrechó lazos tanto que lo llamaba por su primer nombre. Él añadiría luego:

[…] en septiembre de 1938 ya sabía que Sylvia Ageloff era trotskista y en relación con los trotskistas, y miembro del partido trotskista, si bien sobre esto último no recuerdo que Sylvia se lo hubiera dicho específicamente; que unas veces solo con Sylvia y otras con sus compañeros o camaradas hicieron ambos numerosas excursiones, fuimos a Chateau Thierry, [sic] a Verdun, a Metz, a Touts, a Blois, a Chartres, a Dauville, etcétera; que entre los camaradas amigos trotskistas de Sylvia, que recuerda se contaban, Manni, Waltha, Naty, Frank, Elizabeth y otros. [39]

Los reportes del FBI de las semanas que siguieron al asesinato de Trotsky muestran que hubo informantes confidenciales que reportaron que Mornard-Mercader “fue invitado a cenar a la casa de Manuel Garrett”, un representante estadounidense en la conferencia fundacional ese mes de septiembre. [40] Este era el “Manni” a quien se refirió Mercader en su juicio en México.

El “Naty” mencionada por Mercader era la trotskista estadounidense Nathan Gould, quien también asistió a la conferencia fundadora como representante del Socialist Workers Party.

Ageloff también estaba conectada con Mark Zborowski.

Según el exgeneral soviético e historiador ruso Dmitri Volkogonov, cuyo acceso a los archivos confidenciales de la GPU le permitía tener una vista única de las actividades de la policía secreta estalinista en Europa en ese momento, Ageloff “era conocida por Zborowski a través de su trabajo conjunto en el secretariado”. [11]

El libro francés de historietas de no ficción e histórico, Les Amants de Sylvia (Los amantes de Sylvia), de Gani Jakupi se basa en gran medida en entrevistas con Marie Craipeau y afirma que Zborowski estuvo presente cuando Weil y Ageloff conocieron a “Mornard”. [42] En su testimonio confidencial de 1956 ante el subcomité del Senado de EE.UU. sobre el alcance de las actividades soviéticas en EE.UU., Zborowski reconoció que conocía a Ageloff, pero alegó evasivamente que sufría una pérdida de memoria y no ofreció más detalles. [43]

Septiembre de 1938: Ageloff invita a Mornard a la conferencia constituyente de la Cuarta Internacional

Cuando la conferencia se abrió a inicios de septiembre en una propiedad suburbana de París y propiedad de Albert y Marguerite Rosmer, Ageloff se encontraba dentro trabajando como traductora al ruso junto a Zborowski, el delegado de la sección rusa de la oposición.

El historiador Robert Jackson Alexander describió las amenazas mortales en torno al evento y explicó las precauciones de seguridad para la conferencia fundacional:

La reunión que constituyó formalmente la Cuarta Internacional se produjo en plena crisis de Múnich, en un momento en que el peligro de una nueva guerra mundial parecía inminente. Los trotskistas tuvieron que tomar medidas extremas de seguridad para cumplir su misión de manera segura. No solo tenían que protegerse de la posible interferencia de la policía francesa, sino, lo que era más importante, los intentos de la GPU soviética para afectar la reunión y quizás asesinar a algunos o a todos los participantes…

Aquellos que asistieron la reunión buscaron ser lo más precavidos posibles sobre los lugares a los que iban y sobre lo que iban a hacer. Asimismo, tomaron varias rutas distintas para llegar a la casa de Rosmer… Debido a las consideraciones de seguridad, era necesario la reunión no podía durar más que un día. [44]

La dirigencia del movimiento estaba tan preocupada de no vulnerar los viajes de los delegados ni la seguridad de los anfitriones que, “finalizada la reunión, se anunció que la Conferencia Fundacional de la Cuarta Internacional se había celebrado ‘en alguna parte de Suiza’”. [45]

A pesar de los peligros para los delegados, Ageloff llevó a Mornard a la ubicación de la conferencia, y el futuro asesino de Trotsky se quedó afuera sentado en el patio durante el evento, observando a los asistentes y conversando con ellos durante los recesos.

Luri escribió:

Sylvia Ageloff colaboró en el encuentro como traductora. Ramón la acompañaba hasta la casa de los Rosmer, pero como decía no sentir ni el más mínimo interés por las discusiones políticas que tenían lugar en el interior, se limitaba a esperarla en el jardín y a hablar en los descansos de temas irrelevantes con los participantes. Tenía facilidad para relacionarse con desconocidos… [46]

Puigventós explicó de manera similar que Mornard “se quedó en los jardines, fumando y pasando el rato. Conocía a algunos de los delegados, porque eran amigos de su chica…” [47]

La GPU “cubrió” la conferencia constituyente. Todos los delegados internacionales regresaron a sus países de origen y la GPU les informó prontamente a sus espías y asesinos locales.

La decisión de Ageloff de llevar a Mornard a la conferencia fue una irresponsable falta de seguridad que debió haber resultado en su expulsión del partido. Trágicamente, el Socialist Workers Party, reflejando la inmadurez política del movimiento obrero estadounidense, permitió tales incidentes sin escrutinio. Esta debilidad política tendría consecuencias devastadoras para la seguridad personal de León Trotsky.

Habiendo asesinado a muchos de los aliados más competentes de Trotsky en Europa occidental y con un aislamiento cada vez mayor del propio Trotsky en México, la atención de la GPU cruzó el Atlántico, donde una red de agentes en la Ciudad de México y Nueva York se estaban acercando a Trotsky. El SWP, que se había vuelto la organización con la mayor responsabilidad sobre la supervivencia física de Trotsky, no estaba políticamente preparado para esta amenaza.

Varios meses tras la conferencia constituyente, a principios de 1939, Ageloff regresó a Estados Unidos. Se había convertido en un componente fundamental de la conspiración de la GPU para asesinar a Trotsky.

Septiembre de 1939: Mornard cambia de identidad y viaja ilegalmente a Nueva York

Para cuando Mornard llegó a Nueva York en el barco de vapor Ile de France el 3 de septiembre de 1939, la próxima etapa de la campaña de la GPU ya estaba en plena marcha. Ya no se haría llamar “Jacques Mornard”, sino “Frank Jacson”. Estaba utilizando un pasaporte canadiense falso, afirmó, indicando que estaba escapando del servicio militar obligatorio en las fuerzas armadas belgas. Se descubriría luego que la GPU le entregó el pasaporte de Tony Babich, un voluntario canadiense que había fallecido en la guerra civil española.

No era fácil emigrar de Europa a EE.UU. en ese momento. Tras la invasión de Polonia por parte de Hitler el 1 de septiembre de 1939, miles y miles intentaron dejar Europa pero no pudieron entrar en EE.UU. debido a las restricciones migratorias estrictas del Gobierno de Roosevelt. Apenas tres meses antes, el Gobierno estadounidense se rehusó a permitir que desembarcaran en EE.UU. los 900 refugiados judíos alemanes a bordo del HMS St. Louis.

Después el asesinato de Trotsky, el FBI se mostró interesado en averiguar que “Frank Jacson” pudo entrar en EE.UU. durante ese tiempo por medio de una “orden ejecutiva”. Un reporte del FBI señala: “Le permitieron entrar en Estados Unidos por medio de lo que se conoce como una ‘orden ejecutiva’, lo que significa que lo autorizó una orden de la sede del Servicio de Inmigración en Washington DC”. [38] J. Edgar Hoover le envió de inmediato este reporte al secretario adjunto de Estado, Adolf Berle y al contraalmirante Walter Anderson, titular de Inteligencia Naval. [49] No existe ningún otro registro público sobre el significado de la “orden ejecutiva” para Mornard ni cómo obtuvo esta orden viajando con el pasaporte falso de un miembro fallecido el Partido Comunista canadiense.

En Nueva York, Ageloff presentó sus camaradas en el SWP a “Jacson”. Una de ellas era Lillian Pollak, quien describió a Ageloff en una entrevista en 2011 como “una de mis amigas más cercanas”. Pollak, quien pertenecía al SWP y también visitó a Trotsky en México, sospechó inmediatamente de Jacson-Mornard:

Vino a visitarla, y el día en que llegó, un amigo y yo caminamos al lugar donde ellos [se estaban quedando], y él estaba sentado afuera solo. Le dije a mi amigo, “Pasemos caminando…”. Cuando lo pasamos, dije, “Tenía una mirada tan oscura en su cara, me asustó”. ¿Este es el tipo que acaba de venir de Europa a ver a su novia? Comencé a cantar esta canción de Fred Astaire y Ginger Rogers, era muy popular: “Un extraño romance, mi amigo, esto es/Un extraño romance, sin besos”. [50]

Pollak, quien siguió siendo amiga de Ageloff hasta que falleció en 1995, escribió una memoria/novela autobiográfica en 2008 intitulada The Sweetest Dream: Love, Lies, and Assassination (El sueño más dulce: amor, mentiras y un asesinato), que incluye a un personaje llamado Sylvia Ageloff. Escribió que cuando los tres se encontraban en Nueva York en 1939, Ageloff le dijo a Pollak que Jacson-Mornard “me acompañó a la casa de los Rosmer cuando tuvimos la reunión de la Cuarta Internacional, solo que se quedó afuera y no quería entrar. Yo quería que conociera a Shachtman y Cannon y Etienne…”, dijo, sugiriendo que tenía una relación más cercana con Zborowski y un deseo de que Jacson-Mornard se congraciara con los líderes del SWP. [51]

Jacson-Mornard tuvo una breve estadía en EE.UU. y luego fue a la Ciudad de México. En diciembre de 1939, Ageloff obtuvo una carta de un doctor que decía que tenía un problema en sus senos nasales que requería un clima más cálido. [52]

El historiador Bertrand Patenaude consideró esto un pretexto: “Cuando se acercaban las vacaciones navideñas, Sylvia simuló enfermarse para dejar su trabajo como trabajadora social en la ciudad de Nueva York, contando con una nota médica que decía que sufría dolor en sus senos nasales y necesitaba un clima cálido para recuperarse”. [53] Asimismo, Puigventós afirma, “Sylvia lo explicó, años más tarde, dejando entrever que había exagerado algo su dolencia para tener una buena excusa para ir junto a Jac”. [54]

Le concedieron las vacaciones en el trabajo y viajó a México en enero. La red de la GPU estaba acercándose a Trotsky en México. El año 1940 sería su último.

Enero de 1940: Ageloff y Jacson-Mornard se reúnen en la ciudad de México; lo introducen en la casa de Trotsky

Ageloff llegó a la Ciudad de México, donde se había establecido una red de agentes de la GPU.

Poco después de su llegada en México, Ageloff comenzó a visitar el complejo habitacional de Trotsky, utilizando la relación que sus hermanas habían desarrollado con Trotsky y su esposa Natalia Sedova para congraciarse como “amiga” de la casa.

En 1950, el jefe del servicio secreto de la policía en la Ciudad de México, el general Leandro Sánchez Salazar escribió un libro con un exlíder del POUM, Julián Gorkin, que intitularon Así asesinaron a Trotski, detallando el asesinato y varios aspectos de la investigación mexicana. Un capítulo del libro escrito por Gorkin explica los métodos de la GPU en infiltrar personas como Ageloff y Jacson en la casa de Trotsky:

Sin embargo, todas las intuiciones psicológicas del mundo no bastan a descubrir al agente del enemigo cuando éste se presenta como un compañero y un amigo. De otra manera, no habría espías ni agentes provocadores en el mundo o no los habría en tan gran número. Todas las policías cuentan con ellos en cierta abundancia, sobre todo en un periodo como el actual. Pero nadie ha igualado jamás a la Gestapo y a la G.P.U. en el arte diabólico de preparar a los suyos, de introducirlos en el lugar que les conviene y para la misión específica determinada por sus necesidades.

Es posible, incluso, que en este arte la G.P.U. superara a la Gestapo. Sus agentes no son tan sólo mercenarios corrompidos por el dinero o seducidos por el espíritu de aventura, sino fanáticos siempre dispuestos a sacrificar su libertad y su vida por lo que creen su más alto y absoluto deber. Además de que saben que del cumplimiento de ese “deber” depende su propia existencia. En este sentido, son espías siempre espiados, terroristas sobre los que pesa eternamente la amenaza del terror. En Moscú y en Leningrado existen, desde hace largo tiempo, escuelas o colegios de preparación de militantes extranjeros o con destino al extranjero, llamados a ser, en caso general, agentes activos o colaboradores de la G.P.U. Esas escuelas las conocía perfectamente Trotski, puesto que en realidad contribuyó a crearlas. [55]

Julián Gorkin (fuente: Fundación Andreu Nin) [Photo: Fundación Andreu Nin]

La “amistad” de Ageloff con la familia Trotsky seguía el patrón de la G.P.U. En Francia, en 1937, una suiza de 29 años llamada Renata Steiner se volvió amiga de León Sedov y su esposa, Jeanne Martin des Palliers. Steiner era una agente de la GPU que no solo vigilaba y reportaba sobre Sedov, sino también sobre Ignace Reiss. Los esfuerzos de Steiner para rastrear a Reiss y su esposa, Elisabeth Poretsky, ayudaron a la GPU a encontrar y asesinar al desertor de la GPU en septiembre de 1937, en las afueras de Lausana, Suiza. Así es como Poretsky recordó a Steiner:

[Steiner] iba a conocer a los Sedov, quienes estaban en vacaciones en Antibes, en el sur de Francia. No era mucho trabajo a cambio de una visa [a la Unión Soviética] y no era algo desagradable. Se quedó en un cuarto junto al de los Sedov. Le dieron dinero y ropa, y lo único que tenía que hacer era reportar los movimientos de los Sedov. [56]

Mientras tanto, en la ciudad de Nueva York, otra agente de la GPU —Sylvia Franklin (de soltera Callen)— comenzó a trabajar como secretaria de James P. Cannon en 1938. Se había vuelto amiga personal de Cannon y particularmente de su esposa, Rose Karsner, quien fue descrita por Louis Budenz como una “amiga cercana” de la agente de la GPU. [57] Por nueve años, Sylvia Franklin compartió toda la correspondencia de la Cuarta Internacional en el escritorio de Cannon con sus supervisores de la GPU en la ciudad de Nueva York.

En el caso de Ageloff, Luri escribió que, en los primeros meses de 1940, “Sylvia estuvo varias veces en la casa de Trotsky en Coyoacán. En su primera visita contó que Jackson [ sic ] había entrado en Estados Unidos con un pasaporte falso, pero nadie encontró mucho interés por él y no le pidieron más detalles”. [58]

Entre enero y mediados de marzo, cuando Ageloff estaba visitando el recinto, Jacson-Mornard hizo sus primeras apariciones cuando iba a dejar a Ageloff. A pesar de que no entraba en la casa de Trotsky, platicaba con los guardias de Trotsky y con los policías mexicanos estacionados fuera.

Durante estos meses, Ageloff y Jacson-Mornard desarrollaron una relación estrecha con Alfred y Marguerite Rosmer, los anfitriones de la conferencia fundacional de la Cuarta Internacional, quienes se había mudado con Trotsky en Coyoacán.

Puigventós explicó, “Sylvia tenia muy buena relación con los Rosmer, principalmente con Marguerite, a quien le confiaba sus preocupaciones y dudas”, mientras que “Ramón caía en gracia a los Rosmer” también. “Los conoció hablando con ellos en la puerta de casa de los Trotsky… Estos le tomaron confianza rápido, intercambiaron algunas palabras y se dejaron invitar por Jacson a almorzar o a pasear… Las buenas relaciones venían, sobre todo, por parte de Marguerite, que lo veía como un muchacho atento y considerado, generoso, de trato afable y muy guapo”. [59]

El compañero de Ageloff “comenzó a congraciarse con los miembros de la casa de los Trotsky”, hacer mandados para los Rosmer y ofrecer su Buick para ayudarles a los de la casa. [60]

Pero Jacson-Mornard aún no había entrado en la residencia y no se había dado a conocer a Trotsky. Ageloff prolongó su estadía en la ciudad de México informándole a su empleador que seguía enferma y necesitaba más tiempo de descanso. Luri explicó:

El 26 de febrero, Sylvia envió un telegrama al Departamento de Bienestar Social de Nueva York, comunicando que, aunque su permiso por enfermedad expiraba el 1 de marzo, se veía obligada a retrasar su regreso debido al agravamiento de su estado. Anunciaba que en los días siguientes enviaría un certificado médico. Efectivamente, el 1 de marzo solicitó oficialmente la prolongación de su permiso de enfermedad hasta el 1 de abril y adjuntaba un certificado firmado por el doctor A. Zollinger de México D.F. el 24 de febrero. Ese doctor daba fe del agravamiento de su sinusitis y recomendaba que permaneciese en un clima como el de México al menos un mes más. Es, al menos, curioso que recurriera al doctor Zollinger, porque su especialidad era la ginecología. Fue él también quien provocó el aborto a Frida Kahlo en su tercer embarazo. [61]

Marzo de 1940: el incidente en el edificio Ermita

En marzo, hubo incidente que, según las declaraciones de Ageloff a la policía mexicana tras su arresto, le generó inquietudes sobre el carácter de las actividades de Jacson-Mornard.

Ageloff sabía que Jacson-Mornard tenía una oficina de negocio, donde él decía que realizaba trabajos de importaciones y exportaciones.

Según Sylvia, cuando le preguntó dónde se ubicaba su oficina, le respondió que su dirección era el apartamento 820 del edificio Ermita en la colonia de Tacubaya.

Ageloff dijo que, cuando no pudo comunicarse con Jacson-Mornard más tarde por teléfono, le pidió a su hermana Hilda, quien también estaba en la ciudad de México en ese momento, que visitara el Edifico Ermita. Hilda era la hermana que había pasado tres meses y medio en la Unión Soviética en 1931.

Luri, resumiendo la declaración de Ageloff, explicó:

De esta manera Hilda hizo el sorprendente descubrimiento de que en el Edificio Ermita no existía el apartamento 820. Cuando se lo comunicó a Sylvia, las dos estuvieron intentando buscar una explicación a ese hecho tan inesperado. Se plantearon la hipótesis de que Ramón estuviera en realidad colaborando secretamente con el gobierno británico… Sylvia le contó todo esto a Margarita Rosmer, incluyendo sus temores de que Ramón fuese un agente británico. Margarita la tranquilizó. [62]

Ageloff dijo que le pidió a Jacson-Mornard que le explicara por qué le dio una dirección incorrecta. Le respondió que el apartamento era el 620, no 820, y que lo dijo equivocadamente. Según información obtenida por el abogado de Trotsky y miembro del Comité Nacional del SWP, Albert Goldman, “Marguerite Rosmer fue al edificio y de hecho encontró a un recadero de oficina que le dijo que esa era la oficina de Jacson”. [63]

Después del intento de asesinato contra Trotsky el 24 de mayo, pero bastante antes al ataque en agosto, se volvió información pública que el apartamento 620 del Edificio Ermita había sido alquilado por David Alfaro Siqueiros, el líder de la brigada de asesinos. [64]

Esta extraña historia, que la propia Ageloff le contó a la policía, es sumamente incriminatoria. Establece que Ageloff ya tenía sospechas sobre la credibilidad de Jacson-Mornard para marzo de 1940, cinco meses antes del asesinato. Es más, ¡dijo estar preocupada de que fuera un agente británico! Si tenía estas sospechas, ¿por qué continuó Ageloff su relación con este hombre? La preocupación de que él quizás fuera un agente la instaba a sospechar que Jacson-Mornard la estaba utilizando para algún propósito ciertamente criminal.

Además, si sospechaba que él quizás era un agente, ¿solo consideró la posibilidad de que estaba trabajando para la inteligencia británica? ¿Por qué no se le ocurrió que Jacson-Mornard podía ser un agente de al GPU, lo que era mucho más probable?

La afirmación de que Jacson-Mornard quizás era un agente británico habría sido consistente con la posición de la burocracia estalinista en ese momento. En marzo de 1940, el pacto entre Hitler y Stalin ya estaba en vigor y la máquina propagandista global de los estalinistas pasó de tildar a Trotsky de agente de la Alemania nazi a agente del imperialismo británico. El Partido Comunista Mexicano, en particular, estaba denunciando violentamente a Trotsky y exigiendo su expulsión del país por ser “un agente de los servicios de inteligencia británicos”. [65]

El recuerdo de Sylvia Ageloff —si era del todo verdadero— también suscita preguntas sobre el papel de Marguerite Rosmer. ¿Por qué “tranquilizó” a Ageloff en vez de advertirle fuertemente que no debía continuar una relación con un individuo sospechoso? ¿Por qué no le informó Rosmer a Trotsky y Natalia Sedova sobre las inquietudes que Ageloff le comunicó supuestamente sobre su compañero personal?

Más allá, la confirmación de que el apartamento en el Edificio Ermita que Jacson-Mornard dio era el mismo utilizado por Siqueiros, que fue reportado ampliamente por la prensa mexicana tras el intento de asesinato del 24 de mayo, no dejó lugar a dudas de que el amante de Ageloff era un agente estalinista. Después del asesinato, el trotskista mexicano Octavio Fernández confirmó que Ageloff nunca les dijo ni a Trotsky ni a sus guardias que Jacson-Mornard tenía una dirección en el Edificio Ermita, incluso después de que se hiciera pública la dirección de Siqueiros en el mismo lugar y de que se volvieran obvios sus vínculos con la GPU. [66]

Persiste una interrogante más: ¿Por qué Ageloff le contó esta historia a la policía mexicana? ¿Estaba intentando demostrar, para respaldar su alegato de inocencia, que tuvo sospechas sobre Jacson pero que la veterana política Marguerite Rosmer la había tranquilizado? Las respuestas a estas preguntas están ocultas en el complicado entramado de mentiras, medias verdades y coartadas desarrollado después del asesinato.

Marzo de 1940: ¿asistió Ageloff a un mitin estalinista con Mercader?

Ageloff le contó a la policía sobre otro incidente tras su arresto, explicando que había asistido a una reunión estalinista en el centro de la Ciudad de México ese mismo mes de marzo. Luri resumió la declaración de Ageloff a los oficiales:

En el mes de marzo, los comunistas mexicanos organizaron una conferencia en el Teatro de Bellas Artes con un marcado carácter antitrotskista. Sylvia quería ir a escucharla. Aunque Ramón se resistió, finalmente accedió a acompañarla. Hablaba James Ford, un estadounidense negro al que el PCUSA había presentado a las elecciones presidenciales como vicepresidente en 1932 y que había visitado España durante la guerra civil. Atacó tan duramente a Trotsky que Sylvia quiso rebatir sus argumentos públicamente, pero Ramón la frenó en seco, sujetándola del brazo e impidiéndole hablar. [67]

Si Ageloff realmente asistió ese mitin, habría sido algo extremadamente peligroso para cualquier trotskista solo, especialmente uno que estuvo visitando la residencia de Trotsky. Los estalinistas repetidamente emplearon la violencia contra los trotskistas en reuniones públicas.

Además, si Ageloff fue a un evento estalinista con Jacson-Mornard, es probable que los cuantiosos exiliados catalanes estalinistas que vivían en México lo habrían reconocido como Ramón Mercader. El hijo de Caridad del Río, una estalinista catalana prominente, habría sido fácilmente identificado por los miembros de la ola de inmigrantes comunistas que dejaron España y se asentaron en México tras la victoria de Franco. El presidente Cárdenas les concedió un asilo general a todos los refugiados de la España republicana.

Después del ataque, cuando comenzaron a aparecer fotografías del asesino den la prensa mexicana, la comunidad exiliada de estalinistas españoles no dudó por un minuto la verdadera identidad del asesino. Luri escribe que “Rossend Cabré, que había sido camarada de Ramón desde los tiempos del Partido Comunista de Cataluña, lo identificó en cuanto abrió los periódicos. ‘¡Ése es Ramón Mercader!’, exclamó. La noticia circuló de boca en boca entre los exiliados españoles”. [68]

Luri citó a otro estalinista catalán exiliado, Arturo García Igual, que dijo: “Cuando la prensa mexicana especulaba sobre la identidad de quién destrozó la cabeza de Trotsky con u piolet, ‘¿Jackson, Mornard?’, sabíamos todos que era Ramón Mercader, del PSUC [Partido Socialista Unificado de Cataluña]”. [69]

Si Ageloff asistió realmente a la reunión, quizás por descuido, ¿consideraba que necesitaba crear una historia en caso de que alguien la vio ahí y se lo iba a comunicar a los investigadores? O bien, ¿inventó la historia para intentar apuntalar sus credenciales como una trotskista auténtica, mientras presentaba al mismo tiempo a Jacson-Mornard de forma favorable?

Finales de marzo, 1940: Ageloff lleva a Jacson-Mornard a la casa de Trotsky antes de viajar a Nueva York

Ageloff dejó la Ciudad de México y regresó a Nueva York a fines de marzo. Hasta este momento, Jacson no había entrado en casa de Trotsky y solo había dejado a Ageloff fuera. Pero antes de que Ageloff se fuera, llevó a Jacson-Mornard al interior de la casa, su primera vez dentro.

Luri escribió: “El 26 de marzo, Sylvia regresó a Nueva York, pero antes acudió a despedirse de Trotsky acompañada por Ramón, que de esta manera pisó por primera vez el interior de la casa”. [70]

Ageloff le diría luego a la policía mexicana que, antes de irse a Nueva York, le ordenó a Jacson-Mornard no visitar la casa de Trotsky sin ella. [71]

Si fuera cierto, significaría que sus sospechas de este hombre eran tan serias que lo consideraba una amenaza para la vida de Trotsky. ¿Por qué, entonces, lo habría llevado a la residencia de Trotsky justo cuando sus sospechas aumentaban? Si comenzaba a desconfiar de él, ¿por qué no le comunicó esto a Trotsky o a sus guardias? El incidente en torno al apartamento de Jacson-Mornard en el Edificio Ermita ocurrió ese mismo mes. ¿Por qué decidió llevar a un hombre que creía que era un agente británico a la casa de Trotsky? ¿Por qué darle la oportunidad de inspeccionar el interior del recinto? ¿Fue utilizada esta información para que los atacantes de mayo se hicieran una idea del interior de la residencia? ¿Ponía a prueba Ageloff la voluntad de los guardias a permitirle entrar?

Con la partida de Ageloff a Nueva York, Jacson-Mornard se mudó a los apartamentos Shirley Court, donde permanecería hasta junio. Se ubicaban en la calzada Manuel Villalongín 139, apenas al norte del Paseo de la Reforma en el centro de la Ciudad de México, a nueve cuadras de calle Dinamarca 55, donde la GPU había establecido una sede operacional en la ciudad.

Durante este periodo, Jacson-Mornard se reunió repetidamente con su madre y con Leonid Eitingon, un oficial de alto rango de la GPU encargado de manejar los aspectos mexicanos del asesinato. Marguerite Rosmer también visitó repetidamente los apartamentos Shirley Court en este período. [72]

El ataque del 24 de mayo de 1940

En la madrugada del 24 de mayo, un grupo de atacantes armados, encabezados por el pintor estalinista David Alfaro Siqueiros, entró en el recinto de Trotsky. Cuando llegaron al patio, abrieron fuego pero no hirieron ni a Trotsky ni a sus guardias. Solo pudieron impactar al pequeño nieto de Trotsky, Sieva, en el pie.

Los atacantes también intentaron prender fuego a los archivos y documentos de Trotsky. Marguerite y Alfred Rosmer, quienes habían llegado a la residencia poco antes del ataque, habían traído a la Ciudad de México muchos documentos importantes de los archivos europeos de Trotsky.

Estudio de Trotsky en Coyoacán (crédito: David North) [Photo by David North]

Según Dmitri Volkogonov, los Rosmer “se habían estado quedando algunas semanas, después de traer consigo un gran número de libros y cartas, y parte de los archivos de Trotsky” [73] Volkogonov cita material archivado de la inteligencia soviética que indica que los Rosmer también habían legado a México para defender a Mark Zborowski. Alfred Rosmer “‘garantizó con su vida la fiabilidad de él [Zborowski]’ y ‘presentó de la mejor manera su carácter’”, escribió Volkogonov, citando los documentos de inteligencia. [74]

A pesar de que fracasó, el asalto del 24 de mayo reveló que los atacantes tenían un conocimiento íntimo del interior de la residencia y pudieron neutralizar a los guardias disparando desde varios puntos decisivos.

El papel de Robert Sheldon Harte

El guardia de Trotsky, Robert Sheldon Harte, les permitió a los atacantes entrar en el recinto de Trotsky. Después del ataque, los atacantes se llevaron a Harte y posteriormente lo asesinaron.

Después de la disolución de la Unión Soviética, varios cables descifrados de la GPU —“Los documentos de Venona”— establecerían que Harte era, de hecho, un agente de la GPU. Inmediatamente después del ataque del 24 de mayo, ya abundaba la evidencia de la complicidad de Harte, incluyendo el testimonio de un policía que vio a Harte huir con la GPU por cuenta propia, así como una declaración del padre de Harte que su hijo tenía un póster de Stalin en su cuarto en Nueva York.

Trotsky declaró públicamente que la muerte de Harte a manos de la GPU “es un argumento convincente” de que no era un agente. No obstante, Trotsky no descartó la posibilidad de que Harte fuera un cómplice en el ataque. El 25 de junio de 1940, escribió:

En realidad, la infiltración de un agente de Stalin en mi hogar solo pudo haber indicado que la GPU había logrado engañar a mis amigos en Nueva York, quienes me recomendaron a Bob Sheldon. Toda persona informada sabe que la GPU inunda las organizaciones obreras y las instituciones estatales con sus agentes en todo el mundo. Para este propósito, gasta anualmente decenas de millones de dólares (subrayado nuestro). [75]

El investigador de la policía mexicana Leandro Sánchez Salazar, quien consideró desde el principio que Harte era un operador de la GPU, dedujo las implicaciones de reconocer que Harte participó en el ataque del 24 de mayo. Escribió: “Además, si se reconocía que Sheldon era un agente de la G.P.U. había que plantear el problema de las responsabilidades de los jefes trotskistas norteamericanos que se lo enviaron a Trotski”. [76]

Pero el SWP confió sin vacilar en la inocencia de Harte y no realizó ningún otro intento de revisar cuidadosamente el procedimiento para autorizar la entrada de individuos en la residencia en Coyoacán y el acceso a Trotsky. Una investigación seria sobre los antecedentes de Harte habría revelado sin duda sus conexiones con el movimiento estalinista. La exposición de esta desastrosa falla de seguridad bien pudo haber instado al SWP a completar una investigación sobre todos los individuos que tenían permiso de entrar en la villa de la avenida Viena. Es difícil creer que tal investigación no habría planteado preguntas sobre Frank Jacson-Jacques Mornard y Sylvia Ageloff.

Después del ataque del 24 de mayo: la nueva tarea de Jacson-Mornard

En Moscú, el atentado fallido del 24 de mayo fue visto como un desastre político. Cuando le informaron a Stalin, según Volkogonov,

Las noticias del fracaso del intento de asesinato hicieron entrar a Stalin en un episodio de rabia. El jefe de la GPU, Lavrentiy Beria tuvo que aguantar sus palabras iracundas, mientras que aquellos vinculados con la operación podían esperar algo parecido a Shpigelglas, [77] quien fue arrestado. Ahora todo dependía del desempeño de un solo operador individual que se había instalado hace mucho en México y que estaba preparando llevar a cabo su misión. [78]

Jacson-Mornard no conocía su tarea hasta después del ataque fallido del 24 de mayo. Volkogonov afirmó:

Al principio, el joven español no esperaba tener que ensangrentarse las manos con el asesinato de Trotsky, pero el 26 o 27 de mayo de 1940, pocos días después del intento fallido de matar a Trotsky, Eitington se encerró con Mercader en un lugar privado y le dejó clara la situación. Le dio a entender que meramente iba a “llevar a cabo una sentencia justa” emitida en Moscú, y que este enorme honor lo convertiría en un héroe por siempre. Mercader no podía desobedecer. Ya había visto en España el resultado de la desobediencia. Cuando hubo sospechas de que uno de sus conocidos republicanos en Cataluña tenía vínculos con el POUM, desapareció sin dejar rastro. Mercader descubrió que esta era la ley de la revolución: los débiles y poco fiables son liquidados. [79]

No está claro la medida en que Eitington le explicó a Jacson-Mornard su nueva misión en estas fechas. Sin embargo, dos semanas después, Jacson-Mornard viajó a Nueva York para reunirse con sus supervisores de la GPU y es probable que le explicaron en más detalle el verdadero significado de su nueva tarea.

Otro jefe de la GPU, Pavel Sudoplatov, a quien le asignaron junto a Eitington el complot para asesinar a Trotsky, confirmó que Mercader recibió su nueva tarea después del 24 de mayo. Sudoplatov describió una conversación con Mercader en Moscú en 1969, nueve años después de su liberación de la prisión mexicana.

Mercader le dijo a Sudoplatov que no esperaba verse involucrado en un plan para asesinar a Trotsky hasta los días posteriores al ataque fallido del 24 de mayo. Hasta ese momento, Mercader estaba siendo preparado como un activo de largo plazo de la GPU dentro del movimiento trotskista. “Como era natural, Ramón sabía que él era un miembro de un equipo para combatir el trotskismo en México”, escribió Sudoplatov, “pero no esperaba que él fuera el asesino” hasta después del 24 de mayo. [80]

28 de mayo de 1940: Jacson-Mornard conoce a Trotsky por primera vez

Según la esposa de Trotsky, Natalia Sedova, “Nuestra primera reunión con el esposo de Sylvia Ageloff, ‘Jacson’, ocurrió el 28 de mayo, nueve de la mañana”. [81]

En El profeta desterrado, la tercera parte del tríptico biográfico de Trotsky, el historiador polaco Isaac Deutscher escribió que esta primera reunión se arregló por medio de otro pretexto sumamente útil:

Fue el 28 de mayo, unos cuantos días después del asalto, que el asesino estuvo en persona con Trotsky. El encuentro no pudo haber sido más casual. Los Rosmer estaban a punto de irse de México y partir de Veracruz en barco; y “Jacson” había ofrecido llevarlos en su carro, pretendiendo que tenía que ir a Veracruz de todos modos para un viaje regular de negocios. Fue a recogerlos temprano y le pidieron que esperara en el patio hasta que estuvieran listos. Cuando entró, se topó con Trotsky, quien aún estaba en las madrigueras dándoles de comer a los conejos. [82]

Ese día, Sedova también viajó con Jacson-Mornard a Veracruz para dejar a los Rosmer. [83] Posteriormente, escribió Puigventós, Sedova recordaría que “se extrañó de que Jacson tuviera que pedir algunas indicaciones para ir a Veracruz, dado que había dicho que iba a esa ciudad frecuentemente”. [84]

Según Luri, los Rosmer dijeron que iban a viajar a París pasando por la ciudad de Nueva York, a pesar de que en ese momento los ejércitos de Hitler se acercaban a París antes de tomar la ciudad el 14 de junio. [85] Los Rosmer permanecieron en Nueva York y se reunieron con Ageloff y Jacson-Mornard, cuando este último viajó ahí en junio para reunirse con sus supervisores de la GPU. [86] En esa ventana de tiempo, otros agentes estalinistas en México convergieron en Nueva York, donde se reunirían con Jacson-Mornard. Caridad del Río arribó a Nueva York el 21 de mayo, partiendo desde la Ciudad de México y pasando por Cuba. [87]

El 11 de junio de 1940: Jacson-Mornard se reúne con Cannon y Dobbs

En México, el 11 de junio, Jacson-Mornard se reunió con varios líderes del SWP, incluyendo a James Cannon y Farrell Dobbs, que habían viajado para preparar la seguridad de Trotsky después del atentado de mayo. Como escribió David North en “El último año de Trotsky”:

En el transcurso de su viaje a Coyoacán, los líderes del SWP inspeccionaron la villa y aprobaron obras de construcción que fortalecerían el recinto contra ataques. A pesar de su sincero compromiso con la defensa de Trotsky, sus esfuerzos se vieron socavados por un inquietante nivel de descuido personal. Aunque quedaron preguntas sin respuesta sobre el papel de Sheldon Harte en el asalto del 24 de mayo, no hay indicios de que los líderes del SWP estuvieran adoptando una actitud más cautelosa hacia sus asociaciones personales. Dada la continua campaña contra Trotsky en la prensa estalinista, los líderes del SWP debieron haber tenido claro que el ambiente político en la Ciudad de México era peligroso y que la capital estaba plagada de agentes de la GPU que intentaban eliminar a Trotsky.

Sin embargo, la noche del 11 de junio, James P. Cannon y Farrell Dobbs aceptaron una invitación a cenar en el Hotel Geneva, seguida de unas copas en otro local. El anfitrión de los dos líderes del SWP fue Jacson-Mornard. Este encuentro fue informado por Cannon en el curso de una breve investigación interna llevada a cabo por el liderazgo del SWP después del asesinato. Sin embargo, esta información se ocultó a los cuadros del partido. [88]

A pesar de que Sylvia Ageloff no estaba en México en el momento de esta reunión, es posible que organizó que Jacson-Mornard conociera a Cannon y Dobbs. Lillian Pollak recordó que Ageloff le dijo en 1939 que quería que Cannon y otros líderes del SWP lo conocieran. Es posible que ella ya los había presentado cuando Jacson-Mornard visitó Nueva York en el otoño de 1939. Durante ese viaje, Ageloff lo presentó a varios camaradas del SWP ahí, y ambos, Cannon y Dobbs, estaban en la ciudad en ese momento.

Si no los habían presentado antes de 1940, habría sido consistente con el comportamiento de Ageloff que les sugiriera a Cannon y Dobbs que llamaran a Jacson-Mornard cuando llegaran a México. Ella siempre fue la persona que presentó Jacson-Mornard a los líderes de la Cuarta Internacional. En París, Ageloff presentó Jacson-Mornard a los delegados de su conferencia constituyente. En Coyoacán, lo llevó al recinto y le presentó a sus residentes. Cannon y Dobbs no habrían salido con un total desconocido. Lo habrían presentado como el novio de Sylvia. Nuevamente, ella fue el vínculo para profundizar la integración del asesino de Trotsky en el movimiento trotskista.

Jacson-Mornard estaba a punto de viajar a Nueva York. Pero antes de tomar su vuelo ahí, dejó su carro en la casa de Trotsky, lo que le daría el pretexto para volver ahí y recogerlo al regresar a la Ciudad de México. [89]

12 de junio de 1949: Ageloff facilita la entrada de Jacson-Mornard en EE.UU.

El 12 de junio, el Consulado estadounidense en la Ciudad de México le concedió a Jacson-Mornard el permiso para entrar en EE.UU. El siguiente día, tomaría un vuelo a Nueva York.

En junio de 1940, seguía siendo sumamente difícil que un extranjero entrar en Estados Unidos. La invasión de Francia por parte de Hitler estaba en marcha y un éxodo de refugiados huía del continente europeo. El Gobierno de Roosevelt había puesto vigor estándares migratorios altamente restrictivos.

Para viajar a EE.UU., Jacson-Mornard tuvo que presentar varias referencias de ciudadanos estadounidenses que avalaran la veracidad de su solicitud. A pesar de contar con esas referencias, Jacson-Mornard no obtuvo recibió un permiso para permanecer extensamente. Su entrada tenía únicamente el propósito de cruzar hacia otro país y lo obligaron a presentar evidencia que había comprado pasajes para dejar EE.UU. Tan solo le permitieron quedarse lo suficiente para alcanzar su vuelo de conexión fuera de EE.UU. Lo obligaron a presentar una dirección en EE.UU. donde se quedaría durante la breve conexión.

Un memorando del FBI fechado 24 de agosto de 1940 y enviado por J. Edgar Hoover bajo el nombre, “Asunto: Frank Jacson, Sylvia Ageloff, espionaje” muestra que las referencias de Jacson-Mornard eran Sylvia Ageloff y los miembros del SWP, Henry Schultz y Evelyn Reed. [90] Reed se casaría posteriormente con George Novack, quien fue líder del SWP por mucho tiempo y le ayudó al agente de la GPU, Mark Zborowski, entrar en EE.UU. durante la Segunda Guerra Mundial.

Cuando solicitó su visa, Jacson-Mornard dijo que planeaba quedarse en Nueva York por tan solo dos días antes de viajar a Montreal, Canadá. En la solicitud, escribió que su dirección permanente era calle St. Denis 1269, en Montreal. [91] Jacson-Mornard no tenía ninguna intención de viajar a Montreal y “calle St. Denis 1269” no existía.

Un reporte separado del FBI escrito por J. Edgar Hoover comenta sobre la solicitud del permiso de viaje de Jacson-Mornard:

Su intención era permanecer en Estados Unidos por aproximadamente dos días donde su dirección era calle Livingston 50, Brooklyn, Nueva York. Proporcionó como referencia lo siguiente:

Sylvia Ageloff, calle Livingston 50

Brooklyn, Nueva York

… Al solicitar el certificado de tránsito mencionado arriba, Jacson presentó una carta de la Vía Mexicana de Aviación fechada 12 de junio de 1940 que indicaba que Jacson había depositado dinero de antemano para un pasaje de avión a Montreal, Canadá, y que se había realizado una reservación para este viaje. [92]

El mismo 24 de agosto, Hoover envió otro memorando a B.E. Sackett, agente especial a cargo de la oficina del FBI en la ciudad de Nueva York. Hoover repitió los nombres y las direcciones de Ageloff, Evelyn Reed y Henry Schultz. Aparentemente creyendo que una investigación de los individuos que facilitaron los viajes de Jacson-Mornard llevaría al descubrimiento de agentes de la GPU en EE.UU., Hoover declaró lo siguiente:

El Buró desea que se lleve a cabo meticulosa y exhaustivamente una investigación sobre esta cuestión en el área cubierta por su oficina de campo [en Nueva York]. No se deben escatimar esfuerzos para obtener toda la información disponible sobre los antecedentes de Jackson, sus asociados y actividades. Como se le aconsejó previamente, el Buró desea que se tomen todas las precauciones necesarias para evitar cualquier tipo de publicidad en cuanto a esta investigación. [93]

Hoover no quería que los agentes de la GPU que pensaba que estaban a su alcance recibieran previo aviso. Exigió que la agencia procediera con su investigación en secreto.

Continuará

Notas:

[Las fuentes originales que no aparecen aquí están disponibles en la primera parte .]

[31] Ibid. ubicación 2.575.

[32] Barrón Cruz, pág. 136.

[33] Puigventós, ubicación 2.433.

[34] Alain Dugrand, Trotski: M é xico 1937–1940 (Ciudad de México: Siglo XXI de España Editores, 1992), pág. 63.

[35] Barrón Cruz, pág. 72.

[36] Luri, pág. 223.

[37] Ibid., pág. 220.

[38] Entrevista de David North con Jean van Heijenoort, 10 de septiembre de 1975.

[39] Puigventós, ubicación 2.467, citando Archivo General de la Nación, México. Tribunal Superior de la Justicia del D.F. Año 1940. Caja 3265. Folio 602993, pág. 73.

[40] Robert J. Alexander, International Trotskyism, 1929–1985: A Documented Analysis of the Movement (Duke University Press, 1991), pág. 270.

[41] Dmitri Volkogonov, Trotsky: The Eternal Revolutionary (Nueva York: The Free Press, 1996), pág. 402.

[42] Gani Jakupi, Les Amants de Sylvia (París: Futuropolis, 2010) págs. 11–14.

[43] 29 de febrero de 1956, Testimonio Confidencial Ejecutivo, pág. 268.

[44] Alexander, pág. 268.

[45] Ibid.

[46] Luri, pág. 223.

[47] Puigventós, ubicación 2.462.

[48] Reporte del agente del FBI, George Starr, fechado 4 de septiembre de 1940.

[49] Memorando de J. Edgar Hoover, fechado 17 de septiembre de 1940.

[50] Ver: “Class Struggle: Education Workers Newsletter,” No. 3, abril-mayo de 2012, págs. 15–16. Disponible aquí .

[51] Lillian Pollak, The Sweetest Dream: Love, Lies and Assassination, (Nueva York: iUniverse, 2008) pág. 267. A pesar de que Pollak afirma que el libro es de “ficción”, dijo en la entrevista de 2011 mencionada previamente que “los incidentes que describo en el libro ocurrieron realmente”.

[52] Luri, pág. 237.

[53] Bertrand Patenaude, Trotsky: Downfall of a Revolutionary (Nueva York: Harper, 2009), Kindle edition, págs. 244–45.

[54] Puigventós, ubicación 3.517.

[55] Leandro Sánchez Salazar y Julián Gorkin, Así asesinaron a Trotski (Santiago de Chile: Editorial del Pacífico, 1950), pág 82

[56] Elisabeth K. Poretsky, Our Own People (University of Michigan Press, 1969) pág. 238.

[57] Louis Budenz, Men Without Faces (Nueva York: Harper and Brothers), 1950, pág. 126.

[58] Luri, pág. 238.

[59] Puigventós, ubicación 146.

[60] How the GPU Murdered Trotsky (Londres: New Park Publications, 1981) pág. 103.

[61] Luri, pág. 238.

[62] Ibid., pág. 239.

[63] Albert Goldman, The Assassination of Leon Trotsky: The Proofs of Stalin’s Guilt (Nueva York: Pioneer Publishers, 1940), pág. 16.

[64] Ibid.

[65] Por ejemplo, ver “How Stalin pressured Mexico for Trotsky’s deportation”, El Pais, 15 de septiembre de 2016.

[66] Olivia Gall, Trotsky en Mexico y la vida política en tiempos de Lázaro Cárdenas (1937–1940 ) (México DF: UNAM, 2012), págs. 354–55.

[67] Luri, pág. 237.

[68] Ibid., pág. 255.

[69] Ibid.

[70] Ibid., pág. 240.

[71] Ibid.

[72] Reporte del FBI del 17 de agosto de 1940.

[73] Volkogonov, pág. 451.

[74] Ibid., pág. 452.

[75] León Trotsky, “GPU Tried to Cover Murder with Slander,” Socialist Appeal, 25 de junio de 1940.

[76] Sánchez Salazar, pág. 87.

[77] Sergey Spigelglas encabezó los esfuerzos de la GPU para asesinar a los trotskistas europeos durante la década de 1930 y fue el supervisor de Zborowski. Los estalinistas lo arrestaron en 1938 en gran medida por el hecho de que Trotsky no murió. Lo torturaron y fue ejecutado en 1941.

[78] Volkogonov, pág. 454.

[79] Ibid., pág. 459.

[80] Pavel Sudoplatov y Anatoli Sudoplatov, Special Tasks: The Memoirs of an Unwanted Witness—A Soviet Spymaster (Little, Brown & Co., 1994), págs. 77–78.

[81] “Natalia Trotsky Answers A Foul Slander”, Socialist Appeal, 26 de octubre de 1940.

[82] Isaac Deutscher, The Prophet Outcast: Trotsky, 1929–1940 (Oxford University Press, 1963), pág. 495.

[83] Puigventós, ubicación 4.383.

[84] Ibid. ubicación 4.403.

[85] Luri, pág. 244.

[86] Según Reinier Tosstorff, los Rosmer no regresaron a Francia en 1940 debido a la guerra y permanecieron en Estados Unidos. Ver: Reiner Tosstorff, The Red International of Labour Unions (RILU) 1930–1937 (Chicago: Haymarket Books, 2018), pág. 858.

[87] Luri, pág. 241.

[88] David North, “El último año de Trotsky”, World Socialist Web Site, 31 de agosto de 2020.

[89] Puigventós, ubicación 4.527.

[90] Reporte del FBI del 24 de agosto de 1940, “Asunto: Frank Jacson, Sylvia Ageloff, espionaje”, de J. Edgar Hoover a B.E. Sackett.

[91] Reporte del FBI del 23 de agosto de 1940, del agente C.H. Carson a Clegg.

[92] Reporte del FBI de J. Edgar Hoover, fechado 24 de agosto de 1940.

[93] Ibid.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 6 de febrero de 2021)

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