Español
Perspectiva

La teoría conspirativa del Washington Post sobre el “laboratorio de Wuhan” queda expuesta

Por casi un año, el Washington Post ha promovido la falsa afirmación de que el COVID-19 es un virus hecho por el hombre y liberado desde el Instituto de Virología de Wuhan en China.

Esta campaña fue puesta a toda marcha el 5 de febrero, cuando el Post publicó un editorial que apoya la postura del Departamento de Estado de Trump de que “un accidente o filtración de un laboratorio” representa una explicación “plausible” para la epidemia.

Una fotografía del laboratorio P4 dentro del Instituto de Virología de Wuhan, después de una visita del equipo de la Organización Mundial de la Salud en Wuhan en la provincia china de Hubei el miércoles, 3 de febrero de 2021 (AP Photo/Ng Han Guan)

Dicho editorial se publicó bajo el título “Seguimos sin conocer el origen de esta pandemia. China está sentada sobre las respuestas”. Se le insta al equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que está investigando los orígenes del virus que no descarte la afirmación de la Administración de Trump de que el COVID-19 es un virus utilizado como “arma” que se originó en un laboratorio chino.

Pero el equipo de la OMS hizo exactamente eso, dejando en claro que la teoría del “laboratorio de Wuhan” no cumplía sus criterios probatorios para seguir investigándola, una forma educada de decir que es una mentira.

Las declaraciones de la OMS han puesto en crisis al Post. El periódico, que habitualmente promueve la censura en Internet con el pretexto de que solo las “fuentes de autoridad” como ellos deben ser accesibles al público, ha quedado en evidencia y contrariado por toda la comunidad científica “de autoridad”.

La respuesta del Post a los hallazgos de la OMS asumió la forma de un editorial el 22 de febrero bajo el título “EE.UU. debería revelar su información sobre el laboratorio de Wuhan”, que hace recaer sobre el Gobierno de los EE.UU. la responsabilidad de respaldar las acusaciones del periódico sobre el origen humano del COVID-19.

El Post escribió:

Cuando un equipo de la Organización Mundial de la Salud concluyó recientemente su visita inicial de investigación a Wuhan, el jefe del equipo dijo que la hipótesis de una fuga del laboratorio era muy improbable. Sin embargo, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, dijo el 9 de febrero que la Administración de Biden “se basaría en la información recogida y analizada por nuestra propia comunidad de inteligencia para evaluar el informe” de la OMS. El Sr. Price hizo hincapié en la necesidad de “plena transparencia”.

La transparencia total es necesaria por parte de China, pero también por parte de Estados Unidos. La inteligencia que respalda las declaraciones del Sr. Pompeo debe ser desclasificada, con la debida protección de las fuentes y los métodos. La verdad importa, y Estados Unidos no debería ocultar ninguna prueba relevante.

Esta presentación aparentemente imparcial oculta una admisión condenatoria. Es un reconocimiento tácito de que el Post no posee ni una sola prueba que respalde sus afirmaciones anteriores de que la liberación del virus es una explicación “plausible”.

De hecho, esto es lo más parecido a un reconocimiento de haberse equivocado mientras el periódico insiste en equiparar los orígenes naturales universalmente aceptados del virus con la teoría de la conspiración de Trump.

El hecho es que el Post fue atrapado mintiendo. El periódico insiste en que la teoría del “laboratorio de Wuhan” es una explicación viable para la pandemia, incluso cuando pide pruebas al Gobierno de Estados Unidos que respalden sus propias afirmaciones de que el virus fue hecho por el hombre.

A principios y mediados de 2020, cuando los teóricos conspirativos de extrema derecha empezaron a circular afirmaciones de que la enfermedad fue creada por el hombre, ellos quedaron universalmente desacreditados. Cuando se le preguntó en mayo: “¿Cree usted o hay pruebas de que el virus se fabricó en un laboratorio en China?”, el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, Anthony Fauci, declaró: “Varios biólogos evolutivos muy cualificados han dicho que todo lo relacionado con la evolución escalonada en el tiempo indica claramente que evolucionó en la naturaleza y luego saltó de una especie a otra”.

En marzo, USA Today publicó un artículo evaluando la veracidad de la afirmación de que “el coronavirus comenzó en un laboratorio chino”. Concluyó: “Calificamos esta afirmación como FALSA, basándonos en nuestra investigación. La abrumadora evidencia científica sugiere que el coronavirus se originó en la naturaleza, y no hay pruebas que sugieran lo contrario”.

Ante estas afirmaciones categóricas, el Post se propuso rehabilitar el cuento del “laboratorio de Wuhan”. El 14 de abril, el columnista del Post, Josh Rogin, publicó un artículo de opinión en el que daba el visto bueno del periódico a las falsas afirmaciones de la Administración de Trump de que el COVID-19 surgió de un laboratorio.

Bajo el titular “Cables del Departamento de Estado advirtieron de problemas de seguridad en el laboratorio de Wuhan que estudiaba los coronavirus de los murciélagos”, Rogin escribió: “Un alto funcionario de la Administración me dijo que los cables proporcionan una pieza más de evidencia para apoyar la posibilidad de que la pandemia sea el resultado de un accidente de laboratorio en Wuhan”.

Citó al alto funcionario diciendo: “En este momento, el libro de registro que se filtró del laboratorio está repleto de viñetas por un lado y no hay casi nada en el otro lado”.

De manera reveladora, cuando el cable diplomático completo al que hace referencia Rogin se publicó en julio, el propio Post concluyó: “El cable completo no respalda la afirmación de que un accidente en el laboratorio provocara la fuga del virus”. Cualquier lectura del cable deja claro que no dice nada parecido a la interpretación de Rogin. Por el contrario, deja claro que la escasez de personal cualificado había impedido al laboratorio funcionar a pleno rendimiento e importar enfermedades altamente contagiosas.

La publicación del cable no desanimó al Post, que redobló sus afirmaciones, culminando con el editorial del 5 de febrero. Después de que sus acusaciones falsas quedaran completamente expuestas al público, el Post no puede dar cuenta honestamente de sus propias afirmaciones, y no puede admitir que estaba vendiendo mentiras. En cambio, ¡su exigencia es que el Gobierno estadounidense pruebe las acusaciones del periódico!

La promoción de la teoría conspirativa del “laboratorio de Wuhan” refleja la profunda crisis de toda la élite política estadounidense. Ante el aumento de la oposición social en el país, la élite gobernante estadounidense necesita desesperadamente inventar un enemigo externo. Al mismo tiempo, la pandemia del COVID-19 ha acelerado el desmoronamiento de los esfuerzos del imperialismo estadounidense para proteger su hegemonía mundial, planteando el peligro de una solución militar al ascenso de China.

Pero, por mucho que la teoría conspirativa del “laboratorio de Wuhan” sea necesaria para el imperialismo estadounidense, se enfrenta a un gran problema: es una mentira evidente de principio a fin, que tiñe a todos los que la promueven.

En este pantano de mentiras, teorías conspirativas y desintegración social, una cosa es clara. El Washington Post ha quedado desenmascarado como difusor de propaganda falsa y desacreditada. Su pretensión de ser una fuente “de autoridad”, por encima de lo que denomina “noticias falsas” –un término que ayudó a acuñar para desacreditar a la oposición política desde la izquierda— está en ruinas.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 23 de febrero de 2021)

Loading