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Macron rechaza las demandas de un confinamiento estricto ante avance de pandemia en Francia

En un discurso televisado a nivel nacional anoche, el presidente francés, Emmanuel Macron, rechazó los llamados desesperados de las autoridades médicas de un confinamiento total ante el avance desenfrenado de la pandemia en todo el país. En cambio, Macron anunció medidas menores de distanciamiento social que son totalmente inadecuadas en la medida en que los contagios impulsados de distintas variantes del COVID-19 aumentan en Francia y Europa.

Las escuelas estarán cerradas y las clases se harán en línea durante una semana, comenzando el próximo lunes, antes de las vacaciones a fines de la próxima semana. Después de las dos semanas de vacaciones, los niños en edad preescolar y primaria regresarán a las clases presenciales, mientras que las clases en las secundarias permanecerán en línea durante una semana más. Durante la semana o dos de clases en línea, los padres que no puedan trabajar desde casa recibirán asistencia salarial para permanecer en casa.

Presidente francés Emmanuel Macron (Sebastien Nogier, Pool vía AP)

Las medidas impuestas hace dos semanas en 20 regiones, incluida París, también se extenderán a toda Francia. Esto incluye el cierre de tiendas minoristas que vendan artículos no esenciales y la limitación de los movimientos de las personas cuando no van al trabajo o la escuela a un radio de 10 kilómetros alrededor de las casas.

Actuando con un desprecio descarado por la vida humana, Macron ignoró las advertencias urgentes de las autoridades médicas de que cualquier cosa menor a un confinamiento total inundará los hospitales en París y otras ciudades importantes de Francia. Se perderán miles de vidas cuando los médicos se topen con la bárbara situación de elegir a quién tratarán y a quién no por falta de espacio.

Los casos nuevos diarios en Francia oscilan entre 34.000 y 45.000, el equivalente a 200.000 casos diarios en un país del tamaño de Estados Unidos. Menos del 5 por ciento de los franceses están completamente vacunados contra el COVID-19.

El día antes de la intervención de Macron, Patrick Bouet, jefe del Consejo Nacional de la Orden de Médicos, publicó una carta abierta en el diario Libération exigiendo un cambio de política. Escribió, “con esta situación terriblemente grave, se vuelven necesarias las medidas más estrictas, es decir, se necesita un verdadero confinamiento en todas partes”. Añadió, “hemos perdido el control de la epidemia. Los pacientes son cada vez más jóvenes, las infecciones en las escuelas son indicadores de la continua degeneración de la situación en las últimas semanas”.

Bouet citó advertencias desesperadas de la Asociación Pública de Hospitales de París (AP-HP). Con 1.484 pacientes en cuidados intensivos, el 90 por ciento de las camas de cuidados intensivos ya están ocupadas. Sin embargo, AP-HP advirtió que la falta de un confinamiento estricto a partir del 1 de abril significaría más de 3.400 pacientes en cuidados intensivos dentro de la región de París más amplia de Ile-de-France en tres semanas. Una semana adicional de retraso, advirtieron, significaría que 1.000 pacientes más necesitarían cuidados intensivos para fin de mes.

“La vida no puede tolerar hoy ninguna arbitrariedad, vacilación, ni apuestas”, escribió Bouet, concluyendo: “Les pido solemnemente que refuercen de inmediato, de manera clara y sin rodeos, nuestras medidas de salud. Todavía pueden evitar que el virus nos envuelva a todos en nuestro territorio. Señor presidente, antes de que nos vacunen masivamente, dondequiera que la situación sea grave, debe ponernos bajo confinamiento”.

En cambio, Macron señaló que se permitirá que el virus continúe propagándose en toda la población, desafiando los consejos científicos y médicos.

Hace un año, el 17 de marzo de 2020, después de una ola de huelgas salvajes en Italia, otras partes de Europa y América, las autoridades francesas acordaron a un confinamiento total de dos meses. En ese momento, había menos de 8.000 casos confirmados y 175 muertes por COVID-19. Hoy en día, hay más de 4,2 millones de casos activos y ha habido más de 95.000 muertes por COVID-19 en Francia.

Sin embargo, Macron no propuso un confinamiento total sino parcial, prescindiendo de un3 cierre de la producción industrial no esencial y un cierre total de las escuelas, por menos de la mitad de la duración.

Mientras rechaza las medidas que las autoridades sanitarias le ruegan que adopte, el Gobierno de Macron anticipa una gran ola de muertes que se extenderá por Francia y Europa. Planea duplicar el número de camas de atención de emergencia en Francia a 10.000 y capacitar a más enfermeros de cuidados intensivos. Al mismo tiempo, los funcionarios estatales están discutiendo planes para distribuir tanques de oxígeno a los pacientes gravemente enfermos en sus hogares, abandonándolos efectivamente a su suerte, a menos que puedan ser tratados por un pequeño número de enfermeros visitantes sometidos a un exceso de trabajo.

El número de suspensiones de clases por infecciones entre estudiantes y profesores se está disparando. El viernes pasado, el Ministerio de Educación informó que se cerraron 3.256 aulas, frente a las 1.238 de una semana antes. En París, la alcaldesa del Partido Socialista, Anne Hidalgo, informó que la tasa de incidencia del virus entre los jóvenes de 15 a 18 años es de 800 por 100.000, significativamente más alta que la población en general. En el distrito de clase trabajadora de Seine-Saint Denis, en el área de París, los maestros individuales, sin el apoyo de los sindicatos, han comenzado a acogerse en su derecho constitucional de no trabajar en condiciones potencialmente mortales y han abandonado el trabajo y cerrado las escuelas. Esto incluye el cierre de la escuela secundaria Eugène Délacroix, donde al menos 20 padres de estudiantes han muerto de COVID-19.

Macron no intentó reconciliar su decisión de cerrar brevemente las escuelas con las repetidas afirmaciones de su Gobierno de que el cierre de escuelas es ineficaz en frentar la propagación del virus. Tan recientemente como el viernes pasado, el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, dijo que “no se ha demostrado que el período de vacaciones genere menos infecciones que durante el período escolar”.

Como el emperador romano Nerón que retozaba mientras Roma ardía, Macron pasó gran parte de su discurso felicitándose a sí mismo por su desastroso manejo del COVID-19. “Desde principios de este año hemos optado por una respuesta que apuntaba a frenar la epidemia sin encerrarse”, dijo. Elogió a su Gobierno por “tener en cuenta las consecuencias de las restricciones sobre nuestros niños, su educación, la economía, la sociedad y la salud mental”.

De hecho, la política adoptada por Macron y toda la Unión Europea (UE) antepuso las ganancias a las vidas, cuyas consecuencias han sido desastrosas. En enero, las encuestas indicaron que dos tercios del público francés apoyaba un confinamiento para detener la propagación de la enfermedad, y los médicos pedían a Macron que implementara un estricto distanciamiento social. Sin embargo, Macron insistió en rechazar el confinamiento.

Los acontecimientos desde entonces han refutado todas las racionalizaciones de Macron para mantener a los niños en las escuelas y a los trabajadores en el trabajo, de modo que las ganancias continuaran fluyendo hacia los bancos y las grandes corporaciones. Esta política, apoyada y adoptada por los Gobiernos de la UE, no “frenó” la pandemia. Más bien, hizo que los casos nuevos diarios en Francia se dispararan de alrededor de 10.000 a fines de diciembre al triple o más en la actualidad.

Las afirmaciones de que las políticas de “inmunidad colectiva” salvarían la economía en comparación con los cierres también demostraron ser fraudes. Países como China, Taiwán y Vietnam utilizaron procedimientos científicos como confinamientos y procedimientos rigurosos de pruebas y rastreo de contactos para limitar la propagación del virus. Con 96 millones de habitantes, Vietnam ha visto 35 muertes y su economía creció más del 2 por ciento en 2020.

Francia, con poco menos de 67 millones de habitantes, ha visto cerca de 100.000 muertos y, junto con el resto de Europa, se encuentra sumida en su crisis económica y social más profunda desde la Gran Depresión de los años treinta. Sin embargo, la UE utilizó esta pandemia para otorgar un rescate de 1,25 billones de euros a los bancos y entregar más de 750.000 millones de euros en fondos de rescate de la UE en forma de préstamos estatales a las grandes corporaciones. Una aristocracia financiera parasitaria se está dando un festín con donaciones de fondos públicos sin precedentes, mientras miles mueren.

El desastre en Francia expone la quiebra del capitalismo europeo. Esto incluye no solo los bancos y los Gobiernos, sino también a las burocracias sindicales y sus aliados políticos en la clase media, los partidos pseudoizquierdistas, que en Francia han sido los aliados esenciales de Macron en la implementación de la política clases presenciales. Tras dar su aprobación a los rescates de la UE como parte de sus negociaciones con Macron, los sindicatos aislaron las huelgas de los profesores en el otoño pasado contra las clases presenciales, lo que le permitió a Macron aplastar a los huelguistas con la policía antidisturbios.

El discurso de Macron es una advertencia: la única forma de evitar niveles verdaderamente horribles de muertes en Francia, como en toda Europa, es la movilización internacional de la clase trabajadora en lucha. Se deben cerrar las escuelas y la producción no esencial, y se debe proporcionar a los trabajadores un salario digno para que se resguarden durante la pandemia hasta que se pueda vacunar a toda la población. Se deben invertir enormes recursos para proporcionarles a los educadores los medios para un programa eficaz de aprendizaje en línea para los estudiantes.

Sin embargo, una lucha por tales políticas solo puede organizarse independientemente de las burocracias sindicales como un movimiento político internacional para expropiar a la aristocracia financiera y transferir el poder estatal, incluido el control sobre la política de salud, a la clase trabajadora.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 31 de marzo de 2021)

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