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Los sindicatos españoles traicionan la lucha del Corte Inglés

Los sindicatos de uno de los mayores centros comerciales de Europa, El Corte Inglés, han aceptado más de 3.000 despidos sin ni siquiera plantear un atisbo de lucha. Ahora están animando a sus miembros a inscribirse de forma voluntaria en el expediente de regulación de empleo (ERE) acordado con la dirección.

Se trata del mayor despido colectivo en lo que va de año, iniciando una nueva avalancha de recortes de empleo no vista desde la crisis económica mundial de 2008. Se estima que las grandes corporaciones están preparando más de 23.000 despidos en los próximos meses.

Esto no es más que el preámbulo para los recortes salariales, el incremento de la precariedad y una nueva ola de despidos después de que los expedientes de regulación de empleo temporal (ERTE), que afectan a 900.000 trabajadores, terminen a finales de mayo.

Tienda del El Corte Inglés store en Aranda de Duero, España. (Wikipedia/Raúl Hernández González)

La lluvia de miles de millones de euros regalada a las corporaciones se está amortizando ahora a través de despidos que supuestamente buscan mejorar la "competitividad", y también con la política de inmunidad de rebaño de la Unión Europea para reabrir la economía en medio de la pandemia y extraer beneficios a expensas de las vidas de los trabajadores. El resultado ha sido el resurgimiento de la pandemia y una catástrofe para la clase obrera internacional, con más de 136 millones de infecciones y 2,9 millones de muertes en todo el mundo hasta ahora.

El pasado 22 de marzo, los cuatro principales sindicatos de El Corte Inglés —Comisiones Obreras (CCOO) vinculado a Podemos, UGT afiliado al Partido Socialista (PSOE), FETICO (Federación de Trabajadores Autónomos) y FASGA (Federación de Asociaciones Sindicales de Grandes Almacenes)— firmaron un acuerdo con la dirección.

Dicho acuerdo prevé 3.292 despidos. Los trabajadores recibirán una indemnización de 33 días por año hasta un máximo de dos años de salario más una prima de compensación que depende de la antigüedad. Aquellos con más de 15 años de antigüedad recibirán un pago del 20 por ciento de su salario bruto anual; aquellos con 10 a 15 recibirán el 10 por ciento; y aquellos entre cinco y 10 años recibirán el 5 por ciento. Aquellos con menos de cinco años, en su mayoría trabajadores más jóvenes, no recibirán ninguna prima de compensación.

Este pacto también abre la puerta a nuevos despidos. Contrariamente a sus pretensiones anteriores, El Corte Inglés alega ahora que este plan de recortes se debe a "razones estructurales", no relacionadas con la pandemia COVID-19. Su afirmación es que necesitan adaptar su estructura laboral a las nuevas condiciones del mercado. Detrás de esto está la feroz lucha contra el gigante de las ventas en línea Amazon y su modelo basado en subcontratistas y una fuerza de trabajo mal pagada y súper flexible.

Este tecnicismo jurídico, como bien saben los sindicatos, significa que El Corte Inglés propondrá futuros despidos sobre la misma base. Una indicación de que está preparando nuevos ataques de este tipo es el hecho de que los trabajadores mayores de 50 años han sido excluidos conscientemente de este expediente de regulación de empleo. Esto sugiere que la empresa puede tener como objetivo proporcionar indemnizaciones por despido a los trabajadores más jóvenes cuyas indemnizaciones serán más baratas, mientras que el despido de los trabajadores más viejos y mejor pagados será más adelante.

Los sindicatos ni siquiera han tratado de oponerse al ERE, a pesar de la promesa de la empresa de no aplicar ningún "proceso colectivo de despidos" y de "rejuvenecer la plantilla".

Ahora está claro que este documento firmado con los sindicatos en mayo de 2020 era sólo un intento de reprimir la creciente ira entre los trabajadores. Tuvo lugar poco después de que estallaran huelgas masivas contra la respuesta homicida de la clase dominante a la pandemia, con una serie de huelgas salvajes en la industria automotriz, las acerías, los astilleros y el sector del transporte en Europa y América del Norte. La mayoría de estas acciones tomaron la forma de una rebelión contra los sindicatos, que mantenía a los trabajadores en las plantas y los lugares de trabajo a pesar de la propagación de la enfermedad mortal.

El Corte Inglés y los sindicatos estaban ganando tiempo. La empresa ha cerrado o tiene previsto cerrar en los próximos meses 15 de sus centros comerciales.

Los sindicatos están tratando ahora de convencer a sus miembros para que se unan al plan de forma voluntaria. El secretario general de FETICO, Antonio Pérez, afirmó cínicamente que hay una "situación muy compleja en la empresa apoyada por un informe técnico elaborado por la consultora Deloitte" y que "está claro que El Corte Inglés tiene personal excedente". Pérez animó de forma vergonzosa a los trabajadores a unirse voluntariamente al plan "para que el proceso sea lo más liviano posible".

Es fundamental sacar de forma consciente las lecciones de la traición en El Corte Inglés, para que estas conclusiones ayuden a impulsar la próxima ola de luchas que inevitablemente surgirá.

En primer lugar, las burocracias sindicales no libran una lucha de clases, sino que son hostiles a ella. Ya no desempeñan ninguna de las funciones, como la defensa de los intereses económicos básicos de los trabajadores, con los que fueron identificados en un período anterior. En cambio, colaboran con la dirección en recortes salariales, despidos y "flexibilización" de las plantillas. Defienden la "paz social" con los gobiernos cuando estos preparan sus ataques a las pensiones y reformas laborales.

La causa básica de esto no son las características subjetivas de los líderes sindicales, sino los profundos cambios en la economía mundial —sobre todo la globalización de la producción capitalista. Este proceso ha socavado por completo la perspectiva nacionalista de los sindicatos, en condiciones en las que las empresas transnacionales pueden trasladar la producción a prácticamente cualquier país en busca de mano de obra más barata. Ahora se han convertido en los principales ejecutores de ataques sociales contra los trabajadores.

En segundo lugar, está el papel del partido "populista de izquierdas" Podemos. Aunque afirmó que su entrada en un gobierno liderado por el PSOE cambiaría las políticas hacia la izquierda, el gobierno, de hecho, adopta cada vez más políticas de extrema derecha. Esto se expresa con mayor claridad en la política de inmunidad de rebaño que ha dejado más de 100.000 muertos y 3,3 millones infectados en España.

La ministra de Trabajo de Podemos, Yolanda Díaz, sucesora de su líder Pablo Iglesias para las próximas elecciones generales y como viceprimera ministra del Gobierno, dejó claro que los sindicatos juegan un papel vital en la represión de la lucha de clases.

Recientemente ella afirmó: “Gracias, queridos Pepe (Álvarez, secretario general del sindicato UGT), Unai (Sordo, secretario general de CC OO], Antonio (Garamendi, presidente de la patronal CEOE]), Gerardo (Cuerva, de la patronal de pequeñas empresas Cepyme), gracias por vuestra generosidad y la fuerza compartida de encontrar acuerdos”

Esta declaración hace referencia a los acuerdos del año pasado con las grandes empresas que han inundado a las corporaciones y bancos de miles de millones, les han proporcionado la posibilidad de aplicar ERTEs para efectuar despidos temporales y han hecho cumplir el regreso al trabajo y el regreso a la escuela para permitir a las empresas seguir extrayendo beneficios en medio de la pandemia.

Por último, está el papel desempeñado en las luchas obreras por los satélites políticos de Podemos. Estas fuerzas que orbitan a su alrededor no pretenden cuestionar, y mucho menos exponer, el papel de los sindicatos. En cambio, hablando por las mismas capas adineradas de la clase media de las que forman parte los propios burócratas sindicales, buscan acorralar a los trabajadores de vuelta a los sindicatos, promoviendo ilusiones en ellos precisamente en el momento en que su traición emerge a la intemperie.

Así quedó claro en la reacción del grupo morenista español Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT), que publica La Izquierda Diario. En un artículo, y sólo después de la firma del acuerdo, denunció el papel de CCOO y UGT, únicamente para concluir con una nueva petición de "recuperación" de los sindicatos. Dijo: " Necesitamos urgentemente sindicatos que defiendan los puestos de trabajo y no que negocien despidos, necesitamos organizarnos y recuperar los sindicatos para que la crisis no sigamos pagándola nosotros, los trabajadores y el pueblo".

Se debe aprender de estas lecciones. La clase trabajadora debe forjar un nuevo liderazgo político y construir comités de base, independientemente de los sindicatos, Podemos y toda la pseudoizquierda. Estos deben tener como objetivo preparar acciones de huelga contra los despidos, los recortes salariales y las medidas inmediatas contra la pandemia, como el cierre de escuelas y toda la producción no esencial, y exigir una compensación total para los trabajadores y las pequeñas empresas hasta que la población esté ampliamente vacunada y la pandemia esté bajo control. Esto debe combinarse con la lucha por un programa socialista, incluida la expropiación de la aristocracia financiera, y otras medidas sanitarias necesarias para acabar con el COVID-19.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 12 de abril de 2021)

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