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Washington y la AFL-CIO presentan denuncias laborales en Matamoros y Silao, México

El 10 de mayo, la burocracia sindical estadounidense de la AFL-CIO solicitó al Gobierno de Biden presentar la primera querella laboral bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

El documento de la federación AFL-CIO declara que la gerencia en la planta de autopartes de Tridonex en Matamoros, México, ha violado el derecho de sus empleados a dejar el sindicato local de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y unirse al Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores de Industrias y Servicios (SNITIS), encabezado por la abogada laboral Susana Prieto Terrazas.

La carta señala que Tridonex, propiedad de Cardone Industries con sede en Filadelfia, “despidió a más de 600 partidarios del sindicato independiente SNITIS, que fue creado después de que las protestas de trabajadores de 2019 obligaran a las maquiladoras en Matamoros a aumentar los salarios”.

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador en la Ciudad de México, 3 de abril de 2020 (AP Photo/Rebecca Blackwell)

La misma semana de que la AFL-CIO pidiera la intervención de EE.UU. en Matamoros, el Gobierno de Biden decidió presentar una denuncia laboral separada, también bajo el T-MEC. Solicitó al Gobierno mexicano del presidente Andrés Manuel López Obrador (conocido como AMLO) investigar un fraude en la legitimación sindical que involucró amenazas y embarazo de urnas por parte de los gánsteres de la CTM, conocidos como charros, para mantener el control de la CTM sobre el contrato de la fábrica de General Motors en Silao, en el estado central de Guanajuato.

Los trabajadores en México deben desconfiar de estas acciones. El mismo Gobierno en Washington está respaldando la masacre de trabajadores y niños palestinos por los bombardeos israelíes y el asesinato y “desaparición” de cientos de trabajadores y jóvenes colombianos por parte de la policía entrenada y armada por EE.UU.

La solicitud del Gobierno de Biden sigue a una carta firmada por los diputados estadounidenses Dan Kildee, Bill Pascrell y Earl Blumenauer pidiendo a GM que “denuncie los abusos a los derechos laborales y humanos en la planta de GM en Silao”.

El sindicato canadiense Unifor y el llamado sindicato global IndustriAll también publicaron cartas a GM y a las autoridades mexicanas denunciando el voto fraudulento en Silao.

El 11 de mayo, la Secretaría de Trabajo de México reconoció “irregularidades graves” en el voto en Silao y ordenó al sindicato de la CTM rehacer la votación dentro de 30 días para legitimar su contrato con GM. La secretaría también presentó una denuncia ante la Fiscalía del estado para una posible investigación criminal.

GM dijo que contrataría a una firma externa para una “revisión independiente” de las acusaciones, pero insistió en que los inspectores de la Secretaría de Trabajo supervisaron el voto y las condiciones en la planta. No obstante, según los trabajadores de la planta que hablaron con el WSWS, los inspectores se reunían solo con los oficiales de la CTM y trabajadores que habían sido amenazados y/o sobornados.

Después de ignorar numerosas denuncias previas de los trabajadores de GM en Silao, el propio López Obrador afirmó el miércoles que el Gobierno de EE.UU. “tiene la razón”, añadiendo que “lo habíamos constatado y ya se había denunciado”. Luego prometió responder a la solicitud de EE.UU. “de inmediato”.

En una declaración prometiendo cooperar con la investigación, la CTM se refirió directamente a la verdadera preocupación de la clase gobernante. “La CTM no genera conflictos”, declaró, “ni es un obstáculo para el desarrollo de la industria y el comercio”.

Queda por verse si el Gobierno de AMLO asistirá a la CTM y a GM en otro fraude para renovar el contrato. Esto requeriría demostrar un voto mayoritario a favor del contrato, en que los votos a favor representen al menos el 30 por ciento de la fuerza laboral total. Alternativamente, AMLO podría permitir que un sindicato registrado negocie y compita contra la CTM con un contrato distinto.

Este proceso de validación es un nuevo requisito para todos los contratos en la “reforma laboral” de AMLO, que incorpora las cláusulas laborales del T-MEC. No obstante, en los dos años desde que la “reforma” cobró vigencia, AMLO no solo ha dado rienda suelta a la CTM, sino que ha seguido dependiendo como los Gobiernos anteriores de su hostigamiento violento y vigilancia de los trabajadores para reprimir sus luchas.

La secretaría de Trabajo, Luisa María Alcalde, ha insistido en que actúa en “coordinación diaria con las autoridades laborales de Estados Unidos” y que los 500.000 contratos en el país probablemente no se legitimarán antes de la fecha límite en mayo de 2023. La institución tampoco ha dado señal alguna de que pretende invertir en los recursos necesarios para hacer valer todos estos procedimientos. Cuando se le ha preguntado por la falta de cumplimiento, AMLO simplemente ha respondido que no interferirá en los “asuntos internos” de los sindicatos.

Lejos del albor de la “democracia sindical” en México o la cruzada contra la corrupción de la CTM que AMLO prometió, el T-MEC y su “reforma” laboral buscan extinguir las llamas del internacionalismo socialista dondequiera que surjan entre los trabajadores influenciados por el World Socialist Web Site. Además de pertenecer al millón de trabajadores automotores en México, lo que los trabajadores de Tridonex y Matamoros tienen en común es precisamente su conexión al WSWS.

La reforma laboral fue legislada a prisa en mayo de 2019 después de que decenas de miles de trabajadores de maquilas organizaran huelgas salvajes en oposición a la CTM. Como lo analizó el WSWS en artículos ampliamente distribuidos por los trabajadores de Matamoros, Susana Prieto trabajó junto a los “sindicatos independientes” alineados con EE.UU. para marginar las asambleas masivas y los comités democráticos de huelga organizados por los propios trabajadores. Durante una marcha masiva a la frontera con Brownsville, Texas., los huelguistas de Matamoros llamaron a los trabajadores estadounidenses a que se unieran a su lucha y realizaron muchos otros llamados a los trabajadores internacionalmente a través del WSWS.

Después de insistir inicialmente en que los trabajadores debían permanecer en los sindicatos de la CTM en Tridonex y otras plantas, Prieto y el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), ambos colaboradores por mucho tiempo de la AFL-CIO, formaron el sindicato “independiente” SNITIS para controlar y suprimir el malestar.

Ante los miles de millones de dólares en autopartes, productos electrónicos y de defensa en juego en Matamoros, Prieto luego se dedicó a contener otras olas de huelgas salvajes en 2020 de trabajadores que exigían cierres con salarios completos cuando comenzaron a enfermarse por COVID-19. Prieto y el SNITIS subordinaron esta lucha a los decretos de AMLO de mayo de 2020 declarando toda la manufactura como “esencial”.

Luego, en enero de 2021, el SNITIS convocó a las plantas de Matamoros a una huelga por un aumento salarial del 15 por ciento. Ninguna planta consiguió el aumento completo y docenas de trabajadores fueron despedidos.

Miles de trabajadores más fueron despedidos como represalia de las huelgas en 2019 y 2020. Pero el SNITIS se rehusó a organizar cualquier lucha contra estos despidos. En cambio, Prieto utilizó la huelga de 2021 para anunciar su candidatura para el Congreso bajo el partido Morena de López Obrador, en las elecciones del próximo mes.

Un trabajador de la fábrica de alimentos Batory, quien permaneció anónimo por temor a represalias, le dijo al WSWS que un grupo de trabajadores despedidos en enero le pidieron ayuda a Prieto, “y ella les dijo que ya sabían a que se atenían y NO LOS AYUDÓ”. Continuó: “Ahora están muy tristes y arrepentidos de haberle hecho caso… La activista Susana Prieto les resultó más charra que los charros”.

En la planta de GM en Silao, un grupo de obreros de base llamado Generando movimiento, que habían luchado por años para deshacerse de la CTM, participó en llamadas en línea organizadas por el WSWS con los trabajadores automotores estadounidenses antes y durante de la huelga de septiembre de 2019 en GM en EE.UU. Los trabajadores de Generando Movimiento actuaron con valentía y principios para apoyar a los huelguistas de GM en EE.UU., rehusándose a aceptar las demandas de producción acelerada y tiempos extra obligatorios en Silao. La empresa respondió con numerosos despidos.

Desde esta valiente intervención, la AFL-CIO, el SME y otros sindicatos han intentado presionar a Generando Movimiento para que se organice dentro de los sindicatos “independientes” filtrados por el Gobierno mexicano y patrocinados por el imperialismo estadounidense.

En resumen, las autoridades mexicanas y estadounidenses, con la ayuda de grupos pseudoizquierdistas, están empleando la posibilidad de reemplazar a los matones de la CTM con charros “independiente” patrocinados por Washington para atajar la lucha de los trabajadores por unirse con sus hermanos y hermanas de clase en el norte y oponerse a la explotación capitalista.

Dentro de EE.UU., las denuncias por los votos sindicales en México coinciden con una campaña continua del Gobierno de Biden para apuntalar los sindicatos existentes. Más recientemente, Biden respaldó oficialmente el intento de sindicalización del RWDSU en la planta de Amazon en Bessemer, Alabama. Menos de 13 por ciento de los trabajadores votó a favor del sindicato.

Esta muestra de oposición a los sindicatos corporativistas de EE.UU. coincide con lo que sienten los trabajadores de la planta de Silao, quienes votaron en cantidades similares contra la CTM.

Por su parte, el presidente de la AFL-CIO, Richard Trumka, dijo en una declaración: “El T-MEC requiere que México ponga fin al reinado de los sindicatos de protección y sus acuerdos corruptos con los patrones”. Como lo sabe Trumka, si se aplicara tal política en EE.UU., se tendría que disolver la AFL-CIO. Al mismo tiempo de su declaración, un juez federal sentencio al expresidente del sindicato automotor UAW, Dennis Williams, a 21 meses de prisión por robarse millones de dólares de cuotas sindicales.

Así como los trabajadores en México se enfrentan a la corrupción, contratos entreguistas, hostigamiento y violencia por parte de los charros de la CTM, los trabajadores estadounidenses enfrentan condiciones similares a manos de los sindicatos en EE.UU. Tampoco es diferente para los trabajadores de todo el mundo.

Promoviendo el mito en torno a las disposiciones laborales del T-MEC y la “reforma laboral”, el New York Times escribió: “El acuerdo comercial busca mejorar las condiciones laborales y salarios de los trabajadores en México, cuyos promotores dicen que beneficiará a los trabajadores estadounidenses previniendo que los dueños de las fábricas se lleven sus operaciones de EE.UU. a México en busca de mano de obra más barata”.

Este cuento, si bien pretende preocupación por los trabajadores, se basa en las mismas mentiras reaccionarias y nacionalistas utilizadas por la AFL-CIO para dividir a los trabajadores estadounidenses de sus hermanos y hermanas al sur de la frontera, culpando a los trabajadores mexicanos por robar “empleos estadounidenses”. Según esta narrativa, los trabajadores estadounidenses tienen que aceptar concesiones en salarios, pensiones, seguro médico y condiciones laborales para prevenir que los trabajaos se vayan al exterior.

Al enfrentar a unos trabajadores contra otros, los gobernantes capitalistas han podido recortar los salarios reales de los trabajadores en ambos lados de la frontera durante las últimas cuatro décadas, mientras las maquilas crecieron dramáticamente en México.

Dentro de EE.UU., el Partido Demócrata está tratando de resucitar el cadáver descompuesto de la AFL-CIO, que está completamente integrado en el Estado. Su brazo de política exterior, el Solidarity Center, recibe el 96 por ciento de su financiamiento a través del Departamento de Estado. La encargada de Biden para asuntos laborales internacionales es Thea Lee, quien fue jefa de personal adjunta de la AFL-CIO entre 1997 y 2017.

La estrategia de la élite de política exterior de EE.UU. de promover sindicatos “independientes” en México se remonta a 1997, cuando estos sindicatos se organizaron por primera vez en la Unión Nacional de Trabajadores (UNT). Pocas semanas después de su fundación, la UNT y el presidente mexicano Ernesto Zedillo auspiciaron el primer viaje al país de un presidente de la AFL-CIO, John Sweeney, con el objetivo de cambiar “el sistema sindical fosilizado”, como lo reportó en ese momento el New York Times .

El Comité Internacional de la Cuarta Internacional llama a los trabajadores a construir la Alianza Obrera Internacional de Comités de Base para romper conscientemente con la estructura nacionalista y procapitalista de los sindicatos y unir sus luchas internacionalmente con base en la perspectiva de la revolución socialista mundial.

(Publicado originalmente en inglés el 16 de mayo de 2021)

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