Español

El Senado de EEUU aprueba la legislación de guerra económica dirigida a China

El Senado de Estados Unidos avanzó el jueves por la noche hacia la aprobación de la Ley de Innovación y Competencia de Estados Unidos, que proporciona más de $200 mil millones para financiar la guerra económica dirigida principalmente contra China, pero también contra otros competidores de Estados Unidos en Japón y Europa Occidental.

La votación clave se produjo el jueves por la tarde sobre una moción para cerrar el debate y bloquear cualquier filibuster (obstrucción), que se aprobó por un margen de 68-30, superando fácilmente el umbral de 60 votos. Aunque 30 republicanos votaron en contra de la clausura, ésta fue apoyada por el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, y otros 17 republicanos, a cambio de que los demócratas aceptaran someter a votación varias enmiendas.

El líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, demócrata de Nueva York (AP Photo/Jose Luis Magana)

El proyecto de ley, coescrito por el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, y el senador republicano de Indiana, Todd Young, incorpora media docena de leyes distintas, algunas introducidas en respuesta a la aguda escasez de chips informáticos que ha forzado el cierre parcial de la industria automovilística estadounidense, otras impulsadas por las acusaciones de "robo" chino de la propiedad intelectual estadounidense.

Entre los copatrocinadores de la legislación se encuentran los republicanos Lindsey Graham y Mitt Romney, y el demócrata Chris Coons, de Delaware, el senador con más vínculos personales con el presidente Biden.

Los distintos proyectos de ley presentados por seis comités del Senado llevan títulos como Endless Frontier Act, Strategic Competition Act y Meeting the China Challenge Act. En su forma combinada ocupan más de 1.400 páginas. La derechista Heritage Foundation resumió el proyecto de ley en su conjunto como el inicio de "un debate atrasado sobre cómo abordar la competencia estratégica a largo plazo con China".

Entre las disposiciones se encuentra una lista de diez "áreas tecnológicas clave" que deberán desarrollar la Fundación Nacional de la Ciencia y el Departamento de Energía.

Las disposiciones abiertamente antichinas incluyen sanciones a las entidades chinas acusadas por el gobierno o las empresas estadounidenses de ciberataques o robo de propiedad intelectual, así como una revisión de los controles de exportación estadounidenses para restringir la exportación de tecnologías a China por diversos motivos de "derechos humanos" y "seguridad nacional".

El proyecto de ley también establece un fondo para contrarrestar la influencia china a nivel mundial y fomenta la "diplomacia pública" --es decir, la promoción de ilusiones en el papel benéfico de Estados Unidos-- en la región del Indo-Pacífico. El proyecto de ley también codifica en la ley la prohibición temporal de la cooperación entre Estados Unidos y China en el espacio, que anteriormente se había prolongado de año en año.

Gran parte del proyecto de ley es un gigantesco fondo para la industria de los chips informáticos. La cuota de mercado mundial de Estados Unidos ha caído del 40% en 1990 a sólo el 12% en la actualidad. El "Fondo CHIPS for America", de $52.000 millones, subvencionará a los productores de semiconductores de Estados Unidos, principalmente Intel y Texas Instruments.

Se dirige a otros países asiáticos, además de China, ya que los retrasos en la producción de los principales productores de chips en Japón y, sobre todo, en Taiwán, han tenido un enorme impacto, especialmente en la industria automovilística estadounidense.

Se espera que una multitud de ciudades estadounidenses se enzarcen en guerras de ofertas por nuevas plantas de semiconductores financiadas por el fondo, de forma similar al concurso por una nueva sede de Amazon hace unos años. Se dice que tanto Indianápolis (Indiana) como Búfalo (Nueva York) tienen ventaja en esta competición debido al papel de Young y Schumer como copatrocinadores del proyecto de ley.

Unos $2.000 millones del fondo CHIPS se reservan para construir chips específicamente requeridos por el aparato de inteligencia militar estadounidense.

Unos $81.000 millones en cuatro años se distribuirán a través de la Fundación Nacional de la Ciencia para la investigación en áreas de tecnologías críticas, tanto comerciales como militares. Otros $17.000 millones se destinarán directamente a la investigación financiada por el Departamento de Energía, que realiza o suscribe la mayor parte de la investigación estadounidense en materia de energía y armas nucleares.

Otros $10 mil millones financiarán el programa de sistemas de aterrizaje tripulado de la NASA, operado bajo contrato por Blue Origins, propiedad del CEO de Amazon, Jeff Bezos. En efecto, se trata de una dádiva de $10 mil millones para el hombre más rico del mundo. También tiene importantes aplicaciones militares, sobre todo porque el gobierno estadounidense se prepara para una lucha con China en el espacio exterior.

En el debate en el Senado, Schumer calificó el proyecto de ley como una "inversión única en una generación en la ciencia y la tecnología estadounidenses". Se jactó de que "esta legislación pondrá a nuestro país en el camino de superar la innovación, la producción y la competencia del mundo en las industrias del futuro".

"En su esencia, la Ley de Innovación y Competencia de Estados Unidos trata de mantener el papel de Estados Unidos como líder económico mundial", continuó. "Hoy la realidad es que los semiconductores son una industria estratégica... Si no tomamos medidas para reforzar nuestra competitividad, está claro que nuestros competidores nos adelantarán".

El principal copatrocinador republicano, Todd Young, explicó el fundamento ideológico del proyecto de ley. "En este momento, el Partido Comunista Chino está enfatizando al mundo que Estados Unidos es una nación dividida", dijo. "Esta es una oportunidad única para mostrar a los autoritarios de Beijing, y al resto del mundo, que cuando se trata de nuestra seguridad nacional, y sobre todo de nuestra política hacia China, estamos unidos".

Más de 60 organizaciones, entre ellas grupos antiguerra y científicos, emitieron una carta conjunta en la que advertían de que su "encuadre antichino" alimentaría la xenofobia. "Preocupantemente, ambos partidos políticos se aferran cada vez más a una visión del mundo peligrosamente miope que presenta a China como la principal amenaza existencial para la prosperidad y la seguridad de EE.UU. y aconseja la competencia de suma cero como la principal respuesta", declaró la carta.

Estas preocupaciones no le importan a los partidos demócrata y republicano. La versión de la Cámara de Representantes del proyecto de ley del Senado será presentada por el representante Ro Khanna, que representa parte de la zona de la bahía de San Francisco y es el principal aliado en la Cámara del senador Bernie Sanders, constituyendo así la llamada "izquierda" del Partido Demócrata.

El mensaje antichino se vio reforzado por el discurso pronunciado por el presidente Biden el jueves por la tarde en Cleveland, en el que proclamó que la pandemia de coronavirus estaba prácticamente superada, alabó la recuperación económica de Estados Unidos que, según dijo, ya estaba en marcha, y declaró que su objetivo era asegurar que Estados Unidos mantuviera su estatus económico como "número uno del mundo".

(Artículo publicado originalmente en inglés el 27 de mayo de 2021)

Loading