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Fitch eleva la calificación crediticia de Volvo, citando la "disciplina de costes" y la "rentabilidad resistente"

El lunes, la agencia de calificación Fitch anunció que elevaba la calificación crediticia del Grupo Volvo de BBB+ a A-, con una perspectiva estable.

Al explicar el cambio, Fitch describió de forma elogiosa la posición de la empresa, escribiendo: "La mejora refleja la resistencia de Volvo durante la pandemia con una fuerte generación de flujo de caja, a pesar de las presiones sobre los ingresos y la rentabilidad como resultado de las paradas de producción y la debilidad económica en el 1S20 [la primera mitad de 2020]. Esperamos que la generación sostenida de flujo de caja ayude a mantener una posición de caja neta en sus operaciones industriales y una liquidez saludable a largo plazo, en línea con una fuerte calificación de grado de inversión".

Un cartel fuera de la planta de Volvo en Gante, Bélgica (Crédito: Volvo Trucks)

El cambio de calificación, continúa el comunicado, también fue impulsado por "la fuerte posición de mercado de Volvo y nuestras expectativas de una sólida demanda de los productos y servicios de la compañía apoyada por las tendencias en curso, como la digitalización y la electrificación".

La importante mejora de la calificación se produce durante la tercera semana de la segunda huelga de este año de 2.900 trabajadores de Volvo Trucks en la planta de New River Valley, en el suroeste de Virginia. Los trabajadores han rechazado en dos ocasiones por un abrumador 90-91 por ciento de votos los contratos concesionales alcanzados entre Volvo y el sindicato United Auto Workers (UAW). La oposición a los acuerdos ha sido liderada por el Comité de Base de los Trabajadores de Volvo (VWRFC).

El UAW, en nombre de Volvo, había intentado chantajear a los trabajadores para que aceptaran el segundo acuerdo en las reuniones "municipales" previas a la votación de ratificación, diciéndoles que era lo mejor que podían esperar. Este "mejor" contrato habría incrementado los costes de la atención sanitaria, mantenido el divisivo sistema de salarios y beneficios, mantenido los aumentos de los salarios más altos por debajo de la inflación, introducido un "horario de trabajo alternativo" que abolía la jornada de ocho horas y atacado la atención sanitaria de los jubilados.

La semana pasada, el vicepresidente y director general de la planta de New River Valley, Frank Marchand, reiteró la determinación de Volvo de imponer un contrato que garantice su "competitividad" e incluya "los inevitables aumentos de los costes de la atención sanitaria". Las declaraciones de Marchand formaron parte de un teatral intercambio de cartas entre él y funcionarios del UAW. El UAW se ha negado a revelar a los trabajadores qué es exactamente lo que piensa exigir a la empresa en las conversaciones sobre un tercer contrato —que se reanudarán el miércoles— que difiere de las condiciones que los trabajadores ya han rechazado en dos ocasiones.

El argumento implícito detrás de las afirmaciones tanto de Volvo como del UAW es que simplemente no hay suficiente dinero para satisfacer las demandas de los trabajadores. Sin embargo, la mejora de la calificación confirma aún más que esto no es más que una mentira interesada.

Como señala Fitch, Volvo ha prosperado durante la COVID-19, permaneciendo "bien capitalizada" y con una "rentabilidad resistente a través de la pandemia". Sólo en el primer trimestre de 2021, Volvo registró unos ingresos de explotación de aproximadamente $1.400 millones, frente a los $860 millones del mismo periodo del año anterior.

Señalando algunos de los elementos que impulsan la obtención de beneficios por parte de Volvo con los típicos eufemismos corporativos, la agencia de calificación escribe: "La pronta disciplina de costes y las menores actividades de inversión dieron como resultado un margen EBIT [beneficios antes de intereses e impuestos, una medida de rentabilidad] del 7,6% para 2020, que fue casi el doble de la previsión de Fitch en julio de 2020. Esperamos que el margen EBIT se recupere hasta alrededor del 10% en 2021 y se mantenga en torno al 10%-11% a largo plazo."

Una de las medidas a las que se refiere como "pronta disciplina de costes" fue la medida de Volvo en junio de 2020 de despedir a más de 4.000 de sus trabajadores de cuello blanco a nivel mundial.

Fitch es una de las tres principales agencias de calificación crediticia, junto con Moody's y S&P. Las agencias funcionan como unos de los principales disciplinadores en nombre de Wall Street y la aristocracia financiera, incitando implacablemente a las corporaciones, los gobiernos locales y estatales, e incluso a países enteros a recortar costes y reducir la proporción de riqueza que va a parar a los trabajadores. Las agencias imponen estas exigencias utilizando la amenaza siempre presente de una rebaja de la calificación, que puede elevar el coste de los préstamos a niveles insostenibles.

En nombre de esta aristocracia financiera, Fitch calificó de gasto "equilibrado" de fondos los planes de Volvo de repartir cerca de $5.900 millones en dividendos a los accionistas de la empresa. Como ya informó el WSWS, una parte importante de las acciones de Volvo está en manos de gigantescas empresas de inversión, que se llevarán la mayor parte del reparto de dividendos.

Al mismo tiempo, Fitch señala "retos" y factores que podrían llevar a una rebaja de la calificación de Volvo, como "interrupciones en la cadena de suministro", menores márgenes de flujo de caja y "una posición de deuda neta sostenida en las operaciones industriales".

Aunque Fitch cita explícitamente la actual escasez de semiconductores como fuente de interrupciones en la cadena de suministro, Volvo sabe perfectamente que la agencia de calificación está dispuesta a castigar a la empresa con una rebaja de la calificación en caso de que ésta —y el UAW— no logre contener las huelgas en la planta de New River Valley y rechazar las demandas de los trabajadores de mayores salarios y beneficios.

En otras palabras, los representantes del capital financiero consideran inaceptable cualquier cambio sustancial en la proporción de la riqueza producida por los trabajadores que pase de los accionistas de las empresas a los bolsillos de los trabajadores, ya que viven con el temor constante de que surja un amplio movimiento de la clase obrera que invierta su nivel de vida en declive.

Los trabajadores en huelga de Volvo no se enfrentan simplemente a la crueldad de una empresa individual y a la traición del UAW. Se enfrentan a la clase dominante capitalista, que ejerce una dictadura sobre la vida económica, política y social.

Sin embargo, los trabajadores de Volvo cuentan con poderosos aliados entre la clase obrera a nivel internacional, como lo demuestra de forma inicial el flujo de declaraciones de apoyo a la huelga por parte de trabajadores de países de todo el mundo, a pesar del bloqueo del UAW y de los medios de comunicación sobre el paro.

Para que la huelga se gane, es fundamental que se rompa su aislamiento. Los trabajadores de todas las operaciones de Volvo, incluidas las de Mack Trucks, y otras, deben movilizarse y unirse al Comité de Base de los Trabajadores de Volvo en organizaciones independientes propias, para preparar una amplia contraofensiva en favor de los intereses de los trabajadores y contra las interminables demandas corporativas de sacrificio.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 22 de junio de 2021)

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