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La carrera espacial de los milmillonarios

Este mes, el mundo está mirando con respiración ansiosa mientras Jeff Bezos de Amazon y Richard Branson de Virgin corren hacia la meta en la carrera espacial del siglo XXI. Desde los albores de los tiempos, el ser humano ha mirado hacia el cielo y se iba preguntado: ¿Quién será el primer milmillonario en el espacio? La espera ahora ha acabado.

Jeff Bezos explorando el universo (Crédito de la composición de la imagen: WSWS Media)

No importa que 250 millones de personas más vivan en la pobreza extrema que a principios de 2020, según el Banco Mundial, ni que 1,5 mil millones trabajadores informales que viven en la periferia de la sociedad perdieran la mayor parte de sus ingresos o incluso su totalidad el año pasado. Esta semana, en algún hospital desconocido situado en alguna parte de este planeta, la persona número 4 millones murió de coronavirus.

La pandemia ha mostrado que la clase capitalista es hostil a aprovechar los progresos científicos para satisfacer las necesidades de la especie humana aquí en la Tierra. ¿Qué mejor ocasión para que dos hombres viertan miles de millones de dólares en planes para lanzarse al espacio (en realidad, un vuelo suborbital) para impresionar a los accionistas y divertirse un poco?

Una capa sustancial de la aristocracia financiera está de acuerdo sin ironía. Los mismos tacaños que acaparan su riqueza en refugios fiscales de ultramar para evitar contribuir con los programas sociales se desvivían por superarse el uno al otro en la puja por un boleto en el venidero vuelo espacial para milmillonarios. En una subasta reciente, un pobre diablo pagó $29,7 millones por un pasaje a bordo del vuelo Blue Origin de Bezos.

El Wall Street Journal describió un fascinante momento absolutamente excelente en la sala de subasta: 'La puja se abrió en $4,9 millones y subió rápidamente a $10 millones antes de que cuatro participantes compitieran para subir en última instancia el precio a $28 millones. Una comisión del comprador del 6 por ciento se añade a la puja ganadora, lo que lleva el coste final a $29,7 millones. Blue Origin dijo que 7.600 postores de 159 países se apuntaron al evento'.

El Equipo Bezos y el Equipo Branson están enzarzados en maliciosas críticas mezquinas sobre quién será el primer milmillonario 'de verdad' que salga de la atmósfera. No son precisamente Kennedy y Jrushchov.

Branson se jacta de que partirá antes, pero Bezos dice que Branson es demasiado cobarde para viajar tan lejos como él. Un portavoz de Bezos le dijo al New York Times, 'Le deseamos [a Branson] un vuelo excelente y seguro, pero no van a volar por encima de la línea Karman, y es una experiencia muy distinta'. La línea Karman está situada a 62 millas encima de la Tierra y los científicos la usan para marcar la línea entre la atmósfera de la Tierra y el espacio exterior.

Los trabajadores de Amazon conjeturan mucho sobre por qué Bezos está tan deseoso por ir al espacio. Ahí no hay impuestos, cierto, y dado que un día en la Luna equivale a 27 aquí en la Tierra, ello quiere decir que el turno de 14 horas de un trabajador equivaldría a 380 horas de trabajo, y ¡ve a intentar eso sin una pausa para ir al baño! O a lo mejor Bezos se piensa que si monta una tienda en la cara oculta de la luna ningún molesto periodista podrá exponer las condiciones de maquiladora que existan dentro.

Por otro lado, ¿qué no le gusta a Bezos aquí en la Tierra? Los políticos demócratas y republicanos hacen cola para darle miles de millones en subsidios, y hay cientos de jueces administrativos y médicos dispuestos a ayudar a negarles solicitudes de indemnización a los trabajadores.

De hecho, el propio Bezos explicó de qué va realmente el emprendimiento en una entrevista para la CNBC en 2019:

Mandamos cosas al espacio, pero están todas hechas en la Tierra. Al final será mucho más barato y más simple hacer cosas verdaderamente complicadas, como microprocesadores y todo, en el espacio y entonces enviar esos objetos manufacturados altamente complejos de vuelta a la Tierra, para que no tengamos las grandes fábricas y las industrias que generan contaminación que hacen esas cosas ahora en la Tierra. Y la Tierra puede recalificarse como zona residencial.

Dicho de otra manera, el verdadero deseo de Bezos es construir fábricas en la Luna y en Marte, donde presumiblemente se obligará a vivir a todos los trabajadores, dado que nadie que trabaje para Amazon tendrá el tiempo ni la energía para hacer el viaje de regreso a la Tierra.

Parece que todos los terrícolas están contentos porque Bezos y Branson se vayan del planeta. Más de 150.000 personas firmaron una petición en change.org titulada 'Al proletariado: No permitan que Jeff Bezos vuelva a la Tierra'. Los autores de la petición explican, 'No deberían existir milmillonarios ... en la Tierra, ni en el espacio, pero si ellos escogen el espacio, que se queden ahí'.

Nosotros desde el World Socialist Web Site solo deseamos que haya espacio de más en esas cápsulas espaciales para Henry Kissinger.

Los fantásticos logros científicos de los últimos años, como se expresaron en 'pasos de gigante' tales como el róver en Marte en 2012, solo muestran el potencial para dominar las capacidades tecnológicas e intelectuales de la humanidad para satisfacer las necesidades humanas. El róver 'Curiosidad' todavía está rodando por la superficie de Marte, recolectando datos y muestras que prometen abrir nuevos caminos a la comprensión de nuestro sistema solar. Es un insulto al notable impulso de la humanidad hacia el desarrollo científico que tales progresos se usen ahora, bajo el capitalismo, para satisfacer la megalomanía de dos individuos que transmiten lo que aprenden a los fabricantes de armas y agencias de inteligencia.

Pero hay algo más que megalomanía en el extraño deseo de Bezos y Branson por viajar personalmente al espacio. En su novela de 2016 Zero K, Don DeLillo captura algo de la inestabilidad de un estrato aristocrático que sabe que está destruyendo el planeta y que está sentado sobre un barril de pólvora.

La novela es sobre un anciano gestor de un fondo de cobertura que se une a un grupo elitista de milimillonarios y hombres de Estado que se crionizan, aferrándose a la posibilidad de la vida eterna. Un miembro del grupo explica a los oligarcas que enterrar sus cuerpos congelados en las profundidades de la Tierra los mantendrá en seguridad de las revoluciones, guerras o desastres climáticos, y les permitirá vivir hasta una época en la que puedan gobernar de nuevo:

Su situación, esos pocos de ustedes a punto de emprender el viaje hacia el renacimiento. Ustedes están completamente por fuera de la narrativa de lo que nosotros llamamos historia. Están a punto de convertirse, cada uno de ustedes, en una sola vida en contacto solo consigo mismo. Ese mundo, el único arriba, está perdiéndose para los sistemas. Para las redes transparentes que cierran lentamente el flujo de todos esos aspectos de la naturaleza y el carácter que distinguen a los humanos de los botones del ascensor y los timbres.

Como la aristocracia francesa y la rusa que fueron barridas por las revoluciones de 1789 y 1917, una entera capa social compuesta por los Bezos y Branson creen que forman parte de una categoría de personas que están 'fuera de este mundo'. Sus intereses son directamente hostiles a los de las amplias masas de la población mundial, que abarca a la clase trabajadora, a la que explotan para adquirir su riqueza astronómica. Si Jeff Bezos va al espacio, será solo a costa de los trabajadores de Amazon a los que explotó y pulverizó para sacar ganancias.

Solo el derrocamiento revolucionario del capitalismo puede sacar a parásitos sociales y explotadores como estos de lo alto de las alturas del mando de la economía y aprovechar los inmensos avances tecnológicos de la humanidad para servir los intereses de miles de millones de personas.

(Publicado originalmente en inglés el 7 de julio de 2021)

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