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Perspectiva

Los científicos derrumban la teoría conspirativa del “laboratorio de Wuhan” sobre origen del coronavirus

El miércoles, veintiún expertos destacados sobre los orígenes de las enfermedades infecciosas publicaron un estudio que hunde la teoría conspirativa promovida por el Gobierno de Biden y la prensa estadounidense de que el COVID-19 fue hecho por el hombre.

El virólogo Edward Holmes, conocido por su trabajo en la evolución y aparición de enfermedades infecciosas en la Universidad de Sídney, es uno de los científicos que encabezó un equipo internacional de biólogos que ayudaron a esclarecer los orígenes del virus que causa el COVID-19 en los humanos (foto: Wikipedia)

El estudio fue escrito por un equipo internacional de biólogos y virólogos encabezado por el profesor Edward Holmes de la Universidad de Sídney y el profesor Andrew Rambaut de la Universidad de Edimburgo. Los coautores incluyen a la viróloga Dra. Angela Rasmussen de la Universidad Georgetown y a Kristian G. Andersen, director de Genómica de Enfermedades Infecciosas del Instituto de Investigación Scripps.

El estudio resume la evidencia científica existente sobre los orígenes del virus SARS-CoV-2 que causa el mal de COVID-19, concluyendo que su origen es zoonótico, es decir, una transferencia de una fuente animal a humanos. El estudio, intitulado “Los orígenes del SARS-CoV-2: un resumen crítico”, aparece en el portal Zenodo como una prepublicación.

“Nuestro análisis meticuloso y crítico de los datos disponibles actualmente no ofreció ninguna evidencia para la idea de que el SARS-CoV-2 se originó en un laboratorio”, afirmó Holmes.

“No existe ninguna evidencia de que algún caso temprano tuviera alguna conexión al Instituto de Virología de Wuhan [IVW], a diferencia de los claros vínculos epidemiológicos a los mercados de animales en Wuhan, ni existe evidencia de que el IVW tuviera o estuviera trabajando en un progenitor del SARS-CoV-2 antes de la pandemia”, escribieron los científicos.

En cambio, argumentan de que “existe un cuerpo substancial de evidencia científica que apoya el origen zoonótico del SARS-CoV-2”.

La teoría conspirativa del “laboratorio de Wuhan” fue iniciada en enero de 2020 por el fascista Steve Bannon y un grupo aliado de expatriados chinos derechistas como Miles Guo, quienes alegaron, en las palabras del asesor de Trump, Peter Navarro, que el COVID-19 era un virus “convertido en arma”.

Este año, Nicholas Wade modificó la teoría y le dio una presentación pseudocientífica en un artículo publicado en el Bulletin of Atomic Scientists, donde presentó un relato de que los científicos estadounidenses y chinos crearon el SARS-CoV-2 a través de experimentos de “mejoramiento de funciones” en el Instituto de Virología de Wuhan. Wade es famoso por un libro racista y pseudocientífico publicado en 2014.

El relato de Wade fue acogido por el New York Times, el Washington Post y el Wall Street Journal, los cuales publicaron editoriales o comentarios destacados que citaron a Wade sin explicar su historial. Según Wade, varios importantes científicos de EE.UU., China y otros países colaboraron en investigaciones de “mejoramiento de funciones”, liberaron accidentalmente el virus y encubrieron posteriormente el incidente de forma tan efectiva que hasta el día de hoy no se puede encontrar evidencia de la conspiración.

La teoría del “laboratorio de Wuhan” consiste en apilar conjeturas y pretender que conforman un argumento convincente. La respuesta de los científicos toma cada una de estas especulaciones, de las que no hay pruebas, y explica su imposibilidad.

El documento comienza señalando que se ha demostrado definitivamente que la transferencia de enfermedades animales a los humanos ha causado casi todas las pandemias anteriores. “El SARS-CoV-2 es el noveno coronavirus documentado que infecta a los humanos y el séptimo identificado en los últimos 20 años”, afirma. “Todos los coronavirus humanos anteriores tienen un origen zoonótico, al igual que la gran mayoría de los virus humanos”.

El documento añade: “La aparición del SARS-CoV-2 presenta varias características de estos eventos zoonóticos anteriores. Presenta claras similitudes con el SARS-CoV que se extendió a los humanos en Foshan, provincia de Guangdong, China, en noviembre de 2002, y de nuevo en Guangzhou, provincia de Guangdong, en 2003”.

Los autores señalan además que el virus del SARS-CoV-2 no se parece a ningún virus que pudiera teóricamente utilizarse como “columna vertebral” para crear un nuevo virus. El artículo añade: “En cualquier escenario de una fuga de laboratorio, el SARS-CoV-2 tendría que haber estado presente en un laboratorio antes de la pandemia, pero no existen pruebas que apoyen tal idea y no se ha identificado ninguna secuencia que pudiera haber servido de precursor”.

Los científicos señalan que, si bien la investigación sobre “mejoramiento de funciones” suele llevarse a cabo en ratones de laboratorio, el virus no está bien adaptado a los roedores, lo que indica que “es muy poco probable que el SARS-CoV-2 haya sido contraído por trabajadores de laboratorio en el curso de experimentos de patogénesis viral o de mejoramiento de funciones”.

El artículo añade que, “desde su aparición, el SARS-CoV-2 ha experimentado repetidos episodios de mutaciones que han incrementado la aptitud viral”, refutando la afirmación de que el COVID-19 estaba de alguna manera optimizado originalmente para infectar a los humanos. “En su conjunto, estos hallazgos demuestran que no se requirió una 'pre' adaptación humana específica para la aparición o la propagación temprana del SARS-CoV-2, y la afirmación de que el virus ya estaba altamente adaptado al huésped humano... carece de validez”.

Los científicos concluyen: “Como en el caso de la gran mayoría de los virus humanos, la explicación más parsimoniosa del origen del SARS-CoV-2 es que fue un acontecimiento zoonótico... La historia epidemiológica documentada del virus es comparable a la de anteriores brotes de coronavirus asociados a mercados de animales con una vía sencilla de exposición humana”.

Las conclusiones del documento elaborado por algunos de los principales científicos del mundo confirman el análisis realizado por el WSWS, incluso en una serie de tres partes publicada el mes pasado, “Como la ciencia desmiente la ficción derechista de que una 'fuga de laboratorio' en Wuhan es el origen del coronavirus”.

La publicación del documento se produce en el contexto de una importante intensificación de la campaña en los medios de comunicación estadounidenses para culpar a China de la pandemia de COVID-19.

El miércoles, el Washington Post publicó un editorial en el que apoyaba una investigación oficial del Gobierno estadounidense sobre la pandemia. El periódico, que habla en nombre de los sectores dominantes de la clase gobernante estadounidense, dejó claro que el foco de la investigación no debería ser la respuesta criminal del Gobierno estadounidense que provocó cientos de miles de muertes innecesarias, sino que debería ser un esfuerzo por culpar a China de la pandemia.

“La resistencia de China es un obstáculo persistente”, denunció el Post. Alega que el Gobierno chino ha “iniciado una campaña masiva de negación, encubrimiento, desviaciones, demoras y desinformación”.

No, es Washington quien negó la pandemia, la encubrió, demoró y difundió desinformación. Como resultado de las acciones del capitalismo estadounidense, han muerto entre 600.000 y un millón de estadounidenses. Si Washington quiere “sacar lecciones de una catástrofe global”, debería mirarse en el espejo.

A lo largo del último año, los documentales, las investigaciones y los relatos de los testigos han dejado claro que el Gobierno estadounidense encubrió deliberadamente la propagación de la pandemia, permitiendo que se extendiera rápidamente por todo el país y que se enquistara de forma masiva para cuando el público se volvió consciente de los peligros.

A partir de abril de 2020, la Administración de Trump desafió a sus propios expertos en salud pública para reabrir los negocios mientras la pandemia seguía haciendo estragos, una política que continuó y se intensificó bajo Biden.

Con el resurgimiento de la pandemia causada por la variante Delta, los Gobiernos de todo el mundo están intensificando la exigencia de que la población de “vivir con” la pandemia de COVID-19. En el Reino Unido, el Gobierno de Johnson está llevando a cabo abiertamente una política que reconoce que conducirá a un aumento de los casos de COVID-19, hospitalizaciones y muertes. Pero el Gobierno de Johnson solo está expresando en forma más avanzada la política de todo Gobierno capitalista, que pretende sacrificar vidas humanas para proteger las ganancias empresariales.

La teoría del laboratorio de Wuhan nunca ha sido una verdadera “teoría”, en el sentido de una explicación científica basada en pruebas empíricas. Es una “teoría” impulsada por consideraciones puramente políticas: para desviar la atención de los culpables, para justificar la continuación de una política que ha causado millones de muertes y para utilizarse como municiones en el conflicto geopolítico con China.

Pero los esfuerzos para atribuir a China las muertes causadas por la codicia insaciable y las tendencias sociópatas del capitalismo estadounidense serán vistas por el pueblo trabajador en todo el mundo con desprecio. Los trabajadores en EE.UU. e internacionalmente, según entran en lucha para defender sus vidas y medios de vida, culparan a los verdaderos responsables: la clase gobernante y el sistema capitalista que defiende.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 8 de julio de 2021)

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